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martes, 20 de noviembre de 2012

LOS RUGIENTES 40º: LA VENDÉE GLOBE




    Imaginemos olas del tamaño de un edificio de 5 pisos, con la consistencia del hormigón, que se desplaza a 40 nudos por hora y te cae encima. Tu barco, de la clase Open 60, 18 metro de eslora, vuelca y pierde el mástil,  pero tienes suerte: es de los que se enderezan lentamente. No obstante, la cubierta queda al nivel del agua. Lanzas las balizas que emiten señales de ayuda vía satélite, sientes que pierdes calor corporal a pasos agigantados, y las turbonadas son tan violentas que debes atarte para que no te arrastren las olas y te ahogues. Te has metido en una carrera de 24000 millas náuticas, las estas pasando canutas, y el próximo barco que venga en tu ayuda tardará 4 días al menos.  Ah, y estás solo. Y si hubieras entrado en un puerto o recibido ayuda estarías descalificado. A veces el barco no se endereza y se queda boca abajo, y hay que atarse al timón y rezar para que los aviones de las fuerzas aéreas australianas o chilenas consigan localizarte y echarte balsas de emergencia, cosa nada fácil en tempestades de fuerza doce. Eso es, también, la Vendée Globe. Eso ocurrió en la edición del 1996-97. Salieron 16, muy pronto fueron cayendo como moscas hasta llegar  a la linea de meta como competidores solo 6, alguno meses después del primero, alguno descalificado un día antes de llegar a meta, otro teniendo que operarse él mismo el brazo (toda una aventura en sí), con rastreos de compañeros perdidos, salvamentos casi milagrosos, un dedo perdido, Roufs desaparecido... Pero aun hay más: vientos de 70 nudos que te caen súbitamente. Perdidas de quillas, vías de agua, quedarse sin radio, sin radar, sin piloto automático, el barco que vuelca cada media hora (la gran diferencia entre monocascos y multicascos), la navegación acaba siendo cosa de supervivencia física y mental. Es el culto al riesgo.




    "Bajo los 40º sur no hay ley, bajo los 50º sur no hay Dios"



    Otro de los grandes momentos del libro es el rescate de Dinelli por Goss: aquello causó tal furor entre el público que le fue concedida la Legión de Honor por el presidente francés.


    Este libro me ha supuesto una autentica revelación, será que soy hombre de secano. Pero en otros países y  no solo en Francia, la vela, la Vendée Globe es una aventura muy seguida. Se celebra cada 4 años, y este año toca, ahora mismo están navegando. El libro parece tener un carácter divulgativo de la competición que nos acerca a los 3 meses y pico que suele durar. Entabla conversaciones con los participantes antes y después, conoce a los patrones. El autor practica la vela, sabe donde mitificar y desmitificar, aunque no deja de confesar su admiración por una carrera que sale de Les Sables d'Olonne y vuelve allí tras circunnavegar la Antartida por un territorio oceánico tan salvaje que apenas lo navega nadie. Tanto por la selección de participantes, como por la tecnología, la preparación y lo extremos de las situaciones por las que pasan, es comparable a subir el más arduo ochomil o a una competición de Fórmula 1.

    "Sientes que estás en medio de una soledad salvaje"

    Este video es la otra parte de la carrera, la del bussines:




    El autor, Derek Lundy, nos lleva por una montaña rusa de sensaciones, unos capítulos a asistimos la calma chica en las cercanías del Ecuador y después entramos en fases explicativas de lo que es navegar a vela, los antecedentes de la carrera, la preparación que conlleva. Pero el plato fuerte es siempre el montón de días que se tiran en el Océano Sur, por debajo de los 40º latitud sur, un lugar del planeta donde solo los astronautas están más lejos de tierra firme que ellos. Sentimientos de soledad, de miedo, la enfermedad, barcos que vuelcan... se agradece que no se recree en sucesos trágicos o espeluznantes, en agonías narrativas como las de Joe Simpson en Tocando el vacío.

    "Disfruté de estos últimos momentos en el mar en comunión con mi barco" Moitessier.




    Uno de los momentos memorables para cada participante es la superación de uno de los tres cabos que se superan en la regata, el Cabo de Hornos. Ahí es cuando se ponían un pendiente en la oreja antiguamente, la del lado por el que lo superaba.

    Tengo miedo, pero también unas enormes ganas de hacerlo. Porque me gusta navegar sola. Y la vela es para mi algo más, una forma de vida, hacer de ella una aventura. Y la mayor de ellas es esta, la Vendée Globe, dijo Chabaud.




    Porque fuera del Océano Sur, las condiciones son más benignas y se pueden disfrutar, y el hecho de navegar a vela es una autentica satisfacción que supone mucho para estos hombres. Como profesionales, se convierten en hombres de negocios que se venden para obtener financiación, pero lo que se sienten es hombres (o mujeres) de mar. Esa es su vida. Y este es un gran libro.

    "He seguido mi propio camino siendo fiel a mi misma. Si alcanzas tu objetivo, sientes una gran satisfacción, y ese sentimiento es una de las cosas mejores que se pueden tener en la vida. Un sentimiento que permanece siempre, dijo Chabaud.

MAR REMOTO, de Derek Lundy, en Ed. Peninsula, primera edicion de enro del 2001 sobre un libro editado en 1998. Colección Altair Viajes, 336 pgs
    

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