LA CUERDA INVISIBLE, de Erich Hackl
Esta es la historia de Reinhold Duschka, un herrero y alpinista vienés, contada a través de las personas que mas lo conocieron. Principalmente una mujer, Regina, y su hija Lucía, judías ellas, cuando la vida se les complica con la llegada de los nazis al poder en Austria. Eso generó con los años, pese a las propias reticencias de Reinhold, que el gobierno austriaco lo conmemorara y que se lo declarara Justo entre las Naciones por Israel.
El caso es que Regina, desde antes de la llegada al poder de Hitler, era comunista, y su círculo de amigos también. El autor reconstruye esa época, introduce a Reinhold en ese ambiente. Con la llegada de los nazis al gobierno de Austria empiezan sus problemas, y es en 1941 cuando él se juega la vida escondiendo a madre e hija en su taller de herrero primero y en una bajera después. Entra dentro del género de judíos en la II Guerra Mundial. Los miedos, las suertes, los registros y las delaciones. Los bombardeos aliados. Todo bajo el recuerdo en tercera persona de Lucía que, por momentos, puede acabar en primera. Eran sus años de la niñez a la adolescencia. Le vino la primera regla, perdió el habla, y llegaron los rusos al final. Ese fue el momento de la liberación.
Pero también hablan de él otras personas pasada la guerra: un ayudante de taller y compañero de escalada, su propia hija y su nieto. Su hija se enteró por otros.
El estilo de la narración es la de ir tirando del hilo de los recuerdos, pero con ciertas peculiaridades. Primero, que el autor interpreta con escenas imaginarias los escasos datos que alguien aporta, a veces vagamente. El segundo aspecto es que, para haber muerto en 1993 (nació con el siglo), a Reinhold nunca le interesó el andar colgandose medallas con lo que hizo en el pasado. Eso fue algo que otros sacaron a la luz y las distinciones llegaron cuando otros las pidieron para él. Incluso sus logros deportivos pudieron pasar desapercibidos. De el directamente no hay nada contado.
Como lector, me queda de nuevo la inquietante interrogante acerca de la muy deficiente desnazificacion de la gente común en Austria en los años inmediatamente posteriores al final de la guerra. Otra vez me llevo esa sensación al cerrar la última página de un libro sobre estos temas.
El titulo del libro hace referencia a la responsabilidad que adquires sobre las personas con las que voluntariamente te unes en una cordada. En este caso era un compromiso que debia pasar oculto a ojos de extraños, obviamente. Sin embargo, el ejemplo de Reinhold me parece poderoso: a muchos de nosotros nos encanta ser señalados como montañeros, alpinistas, etc. Nos encanta colgarnos medallas a la minima oportunidad aun cuando aquello que hicimos esta ya mas visto que el sol de la mañana. Se nos llena la boca incluso de encontrar sentido a la vida a traves de nuestra actividad en la naturaleza, sobre todo entre montañas. Pero cuando ves a personas como Reinhold, que cumple mas alla de lo estipulado en la vida y no se cuelga medallas, cuando ves su respeto hacia las personas que aprende, con los años y las circunstancias, a llevar hasta el extremo si es preciso, y lees esa actitud civica que intenta seguir con su vida normal despues de la guerra, creo estar entonces ante un buen montañero de verdad, que no solo vale para subir montañas sino que las sube sin creerse mas importante de lo que es por hacerlo, que no lo hace para lucirse o le pasen la mano por el hombro. Que es de los pocos que leo cada dia que ha llevado esos valores a la vida. Que no pretende ser mas de lo que es, porque no le hace falta mentir, ni aparentar, ni liderar nada. La modestia de este hombre no tendria cabida en nuestras redes sociales. Modestia y redes sociales: yo no he visto esas dos palabras juntas en mi vida. Modestia y medios de comunicacion, tampoco. Mas bien te animan a ser lo contrario, confesemoslo.
Tal y como Reinhold quiso, su recuerdo queda sellado con la modestia de un hombre que no se consideraba por encima de nadie, pero tampoco por debajo. Queda claro que no siempre estuvo a la altura de algunas circunstancias que se le presentaron en la vida, pero pudo morir en paz mucho más justificadamente que tantos otros de su generación. De hecho, como pequeñas pinceladas, en esta historia de resistencia contra el poder nazi aparecen otras pequeñas resistencias ejercidas por gente gris, común. La suma de todas ellas es la que cuenta cuenta. Es otra lectura añadida del libro.
Es una historia modesta y humilde solo por la actitud de ser un hombre que no andaba sacando pecho cuando podía. Una historia suya, pero también de otros, los que han hecho el esfuerzo de que no se olvidara.
Una historia mínima, pero grande.
Un enlace para los más interesados aquí: https://theobjective.com/cultura/2022-02-22/reinhold-duschka-erich-hackl/