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domingo, 8 de diciembre de 2013

VOLCANES DORMIDOS, de Rosa Regas y Pedro Molina Temboruy


los autores
chichicastenango, guatemala
   Viajar por Centroamérica puede ser una empresa estimulante por varias razones que no escaparán a ningún hispanoamericano: los paisajes son estupendos si pensamos tanto en la selva como en los volcanes o la costa. Pero hay otro tipo de paisajes que pueden seducir al viajero que busque algo más, como es el paisaje humano de la multitud de sociedades que pululan en tan angosta franja de tierra: gringos, blancos, mestizos, indios, chinos, negros, emigrantes europeos, etc. En este libro se recogen dos o tres casos puntuales de mezclas sorprendentes en cuanto a su cultura y la historia que la acompaña. Pero hay más paisajes en Centroamérica relacionados con su población, y ese es un paisaje que nuestros autores tienen muy presente: el de las revoluciones y guerras civiles sufridas en cada país y la presencia más o menos velada del vecino del norte que es como un Gran Hermano que todo lo controla para decidir si interviene o no (Canal de Panamá o la Ruta Vanderblit en Nicaragua). Cada estado de la zona tiene su propio curriculum de incidendias que Rosa y Pedro, periodistas y escritores (más conocida la primera), conocen bien porque han tenido la suerte de ir con el viaje preparado, de tener amigos en ese mundillo desde hace tiempo, e ir entrevistando a personas que han sido ministros y personas clave en algún momento de la historias de sus respectivos países (por ejemplo Aristides Royo, expresidente de Panamá o Sergio Ramirez en Nicaragua). Es el año 2003. Por añadir algunos alicientes más del periplo centroamericano, citaré la rica historia anterior a Colón que destilan, y la que vino después, un variopinto traje para naciones jóvenes que parecen no haberlo digerido del todo. Otro rastro común a todos los países es el que dejan los escritores mas significados y que Rosa y Pedro persiguen a través de sus vidas o sus libros.

leon, nicaragua
    El viaje empieza por Guatemala, y como suele ser habitual, apenas se detienen en la capital pero explican el estado de los acuerdos de Paz que van quedando en humo (asesinatos de testigos clave contra el gobierno, las recetas ultraliberales del FMI) y las conclusiones de la Comisión de Esclarecimiento (militares y paramilitares se llevan la palma en los conflictos en cuanto a la brutalidad de sus acciones contra la población y la insurgencia). Visitan la ciudad de Antigua, colonial y más turística, con su referente el volcán de Agua. Aqui enmpiezan a leer el paisaje con uno de los primeros libros de viaje escritos por esos lares: Incidentes de viaje en Centroamerica, Chiapas y Yucatan, del norteamericano JL Stephens. Pese al sometimiento de la población al 5% que detenta el poder y riqueza, Guatemala conserva todo lo que puede su cultura tradicional: 22 lenguas y dialectos de origen maya, diferentes etnias de las cuales visitan a los chiques de Totonicapan y Chichicastenango, los ixil del altiplano. Viajan con Rolando, alguien de la tierra que no lo tiene nada fácil para subsistir. Los americanos enseñaron aquí, como en la Zona del Canal de Panamá, sus tácticas antivietnamitas a los soldados de Rios Montt, para usarlas contra los rebeldes y someter a la población. Los autores tropiezan con pastores evangelistas que dominan los pueblos en los que se instalan, y continúan por la sierra de los Cuchumatanes, Tierra Caliente, Nebaj, Quetzaltenango, el lago Atitlan, Tikal, Yaxhá. Nos relatan una religión popular católica en la que subsiste el sincretismo cristiano/maya y la antigua preferencia por la izquierda de muchos curas. Se cita en ocasiones a Miguel Angel Asturias y otros libros que conocemos son el Popol Vul y el Chilam Balam ("la tristeza entró en nosotros con el cristianismo...")

Antigua, Guatemala

copan, honduras
    Cruzan la frontera salvadoreña y conocen al típico directivo español que llega, joven arrogante, a dirigir la filial de turno (Telefónica esta vez) y no deja de hablar mal del país que lo acoge (¿donde habrá quedado aquel orgullo hispano con la crisis?). No es raro, ya me los he tropezado. Tras otro repaso a la guerra civil y las brutalidades gubernamentales del país de las 14 familias dirigentes y pero también de Farabundo Martí y el arzobispo Romero, visitan ciudades coloniales como San Miguel, San Vicente o Suchitoto. Las maras, la polarización social o el caso concreto del poeta Roque Dalton o el de la comandante "Ana María" son historias que les cuentan casi de primera mano. Acaban la visita con el volcán Izalco, el suburbio de Santa Tecla y el Parque Nacional de Cerro Verde. La lectura de este capitulo también es agridulce.

lago nicaragua  o cocibolca

    En Honduras el mencionado Stephens se maravilló con Copan. A nuestro autores les entusiasma, incluida la historia de cómo un un matemático soviético empezó a comprender qué significaba lo escrito en las paredes de los monumentos, así como la historia de los garifumas de la costa o los misquitos. Aqui las playas están menos saturadas y las disfrutan. Otro recuerdo es la Guerra del Futbol, una historia contada por Kapucinski en su día y que seria de risa sino fuera por los muertos. Aquí no hubo guerrillas, sino la contra nicaragüense. 

El Volcán de Izalco es el más joven de los volcanes de El Salvador
    En Nicaragua se rodean de desencantados de la política y hacia Daniel Ortega. En este capitulo nos cuentan sus antiguos compañeros de lucha cómo ven la situación, y cuando salen de Managua comparan dos ciudades de gran belleza, Leon y Granada, y la relación con Ruben Dario. Otro lugar para el recuerdo es la isla Ometepe en el lago Nicaragua, momento para evocar los 12 años de Ernesto Cardenal en Macarrón, una de las islas Solentimane. Hablar de ello es hablar de la Teología de la Liberación, pero también de los tiburones toro que frecuentan las aguas. Recorren el río San Juan, y recuerdan la famosa Ruta del Transito para que los norteamericanos como Mark Twain llegaran a California.

Parque Nacional Tortuguero (Costa Rica)
    El desprecio marca el paso a Costa Rica, donde los ticas no reparten demasiadas simpatías con los nicos. Tienen una economía más solvente que el resto, llevan más de 100 celebrando elecciones, tienen un país volcado en el turismo ecológico, incluso un café con denominación de origen, y una gran biodiversidad... Visitan la península Nicoya, parques nacionales, Tortuguero, los volcanes Poas, Irazú y Arenal y visitan a uno de los escritores más conocidos, Jose León Sanchez. Conocen ese tramo caribeño con el libro de Yazmin Ross y Luciano Capelli ("Pasion por el Caribe") bajo le brazo. Cuando llegan a Limón, es el momento de saber qué hicieron los norteamericanos en el país de la mano de la multinacional bananera United Fruit y quién fue Markus Garvey. El pueblo curioso que toca ahora es Bibrí.
Portobelo, Panamá

    Por fin llega Panamá, otro estado con los americanos de por medio a raíz del Canal (en el que trabajó Paul Gauguin), devuelto poco antes del viaje de los autores, y de la invasión y captura del general Noriega. Los autores resaltan dos aspectos más: el uso de banderas de conveniencia del país para buques de mala fama y la millonada de dolares cobijados en sus cuentas que no se corresponde en absoluto con la poca población ni con los recursos de la gente. Pero Panamá mantiene una bella capital y las expectativas creadas sobre los indios cunas en las islas de San Blas, apartadas del gobierno pero no del negocio turístico. Y por supuesto, está el general Torrijos en la historia reciente como un tamiz que filtra la experiencia de los autores y el trato con sus guias en Panamá.  Otro personajes que desfilan son el pirata Drake, atraido por el oro en el Camino de las Cruces rumbo a España, y Graham Green, atraido por Omar Torrijos.
guatemala


    Volcanes dormidos es un libro de lectura fácil y entretenida, realmente ambicioso por la cantidad de temas que toca (todos esenciales) y porque, pese a lo pequeños que son los estados, han proporcionado muchos titulares al mundo y demasiado cruentos la mayoría de las veces. Para cualquiera que desee viajar a esta región del mundo puede ser una muy buena introducción. Sin embargo, tres meses de viaje como estuvieron los autores se antoja poco tiempo para ahondar en cada país. Habrá quien eche de menos más rutas en la naturaleza, mas contacto con la gente de la calle, o le agradará tal vez que una gran parte del libro se ocupe de historias del pasado. En cualquier caso, el interés que suscita la lectura de este libro nos impulsa a ahondar más en la realidad de Centroamérica y no quedarse arrinconado pensando que todo lo que hay que contar de los paisajes de Centroamérica cabe en la burbuja de un resort para clientes con pulsera.

    VOLCANES DORMIDOS, de Rosa Regás y Pedro Molina Temboruy, Ediciones B para el sello Zeta Bolsillo, mayo 2009. Escrito en 2005. Unas 285 páginas.

lunes, 25 de noviembre de 2013

ERASE UNA VEZ EL SEXTO GRADO, de George Livanos


ricardo cassin

    Si hubiera que hablar del escalador Ricardo Cassin, se podría escribir un libro mejor que este. Si algo tiene la biografía de Livanos, es que añade épica a la propia de Cassin, y eso no da un buen resultado. No por ello dejamos de enterarnos de la vida de Cassin, un italiano que murió a los 100 años en el 2009. Mucho vio en ese periodo porque la historia no da tiempo a recuperarse de un lío gordo y ya se está metiendo en otro. Y lo mismo ocurre con la escalada, el atraviesa el periodo más clásico de la escalada (la de los Piaz, Lochmatter, etc), la época en que se reinventa el mosquetón para uso de escaladores, y lo mismo pasó con la reinvención del Prusik... el libro se recrea en estos aspectos de la escalada, los inventos y otros temas que retienen demasiado la biografía. Porque este es el defecto del libro (a mi entender): a veces lo que menos importa es Cassin, sustituido por las opiniones entorno a temas que no dejan de ser distracciones del asunto (los materiales como la suela vibram inventada en 1936, criticas a A. Charlet o los grados de dificultad añadidos con los años) , además de ensalzar demasiado al amigo (hasta un punto sonrojante) sin hacer la más mínima crítica a sus escaladas. Porque no todas salieron bien, como es de esperar, y el caso palmario es cuando asciende al Badile.

george livanos y sonia

    Cassin nació en la zona del Friul y se hizo herrero; se desplazó a Lecco para ganarse la vida en el seno de una familia muy humilde. Allí hay montañas, y el empezó a conocerlas en la Grigna. Le gustó tanto que abandonó el boxeo e inició la sección de montaña del club Nuova Italia, imbuidos un poco del ambiente fascista de la época. El autor describe la bizarría con que se tomaban estas escaladas a la Corna di Medale. El siguiente paso es acudir a la llamada de los Dolomitas y conocer a la figura italiana del momento, Comici. La escalada que practican es la de tracción sobre los clavos y usando la brida en los salientes, pero si podían, también escalaban en libre. En una tercera vuelta a los dolomitas, conseguirá la Cimone della Bagozza.

    "Se tiene la impresión de que solo un milagro autoriza la presencia del hombre en estas paredes y le impide ser aspirado por este vacío inimaginable"

    En 1934 hace la primera ascensión a la Picolisima de las Tre Cima di Lavaredo. Tambien la Torre Trieste:

    "A tres días de luz y fuego les suceden unas sensaciones paradisiacas: la cima es un islote solitario en pleno cielo, una pequeña meseta con un poco de hierba acariciada por una pequeña brisa, y un gran bloque para descansar a su sombra"
 
grandes jorases
    Sube por vez primera la cara oeste del Piz Badile en 1937, en la que uno de sus compañeros muere por querer ser los primeros en unas condiciones climatológicas dantescas. Aqui no hay ni una leve critica a esto, como si fueran daños colaterales o gajes del oficio. Da la sensación de haber subido con un sentido vanal de la existencia. Sube la norte de los Drus, y logra la cima Ovest de Lavaredo con Ratti. Son en muchos casos no solo primeras ascensiones, sino que él y otros muchos van a la caza de ellas intentando que nadie se les adelante, y eso lo cuenta muy bien el libro. En este ultimo caso Comici se había retirado sin lograrlo, y ellos tienen que saltar para arriba con mal tiempo para que no se les adelanten, y dejar una fina cuerda colgada hasta el suelo por si se les acaba el material y el tío del refugio tiene que proporcionarles algo. En esos años, los desplomes y techo se rodean, no se superan directamente.


    Cuando Harrier, Heckmaier y los otros logran el Eiger, se han adelantado unos pocos días al intento de Cassin. Pasados unos días de enfado, alguien le señaló una postal con otra bonita pared, el Espolón Walker en los Grandes Jorases. Acompañado de Esposito y Tizzoni llegó a la cima en los primeros dias de agosto de 1938 con un tiempo tan malo que debieron vivaquear en la cima.


    Después vinieron dos primeras: el Spigolo de los Golem y la Aguja Leschaux. Pero la II Guerra Mundial cortaría su progresion alpina, y se metió en la resistencia antifascista, donde murieron muchos de sus amigos. Al acabar la contienda es elegido presidente de la CAI de Lecco y funda el famoso grupo de las Arañas de Lecco, También estableció una tienda de material deportivo para ganarse la vida con su apellido como marca.
bonatti y cassin


cassin
    En 1953 participa en una expedición que evalúe la forma de subir el K2, pero no volverá a la expedición que lo conquistará (otra digresión del autor contra Desio) un año después. Sin embargo en 1958 volvió al Baltoro para diriguir la expedicion al Gasherbrum IV, coronada con exito por Bonatti y Mauri. Mientras, él pateó hasta los 7300m del GIII. En 1961 comandó otra expedición al Denali en la que Canali hizo cima por la inédita cara sur, y en 1969, con 60 años, toda la expedición al Jirishanca, de 6094m llamado el Cervino del Perú, hizo cima con él de jefe de expedición.

    En 1975, en un equipo que incluía a Mesner, intentaron la cara sur del Lhotse, habitualmente barrida por avalanchas. Era el reto alpino de la época. Una de esas avalanchas es la que barrió el campo base y los devolvió a casa. 
ruta cassin-ratti a la cima ovest de lavaredo
ruta cassin al denali


    Visto además el protagonismo del autor, George Livanos, en la biografía, cabe preguntarse quén demonios es: llamado "El griego" por sus orígenes, este marselles era el compañero de grandes escaladores de su época como Herzog, Lionel Terray, Rebufat, Barbier, Solda, Stenico, etc. Un tipo que se movía por medios de transporte publico para ir a los Alpes o Dolomitas, o con la vespa suya para ir al Vercors. Un escalador que aprovechaba los fines de semana y las vacaciones con Sonia, su mujer. Se le recuerda como uno de los buenos.

    En definitiva, para los fervorosos amantes de la escalada será un buen libro sobre Cassin con digresiones y apasionada admiración del autor, pero para los más críticos, entre los que me incluyo, sobra Livanos y falta Cassin: no sabemos nada del hombre fuera de la pared, faltan muchos detalles de su actividad tras la II Guerra Mundial, ya que toda la información es en conjunto muy escueta para un hombre que escaló hasta los 80 años. Además, uno piensa que compra un libro sobre Cassin, incluidas sus opiniones, no sobre las de Livanos.

    Una semblanza con todos los hitos de Cassin esta en el enlace siguiente: A los cien años de edad fallece Ricardo Cassin

CASSIN. ERASE UNA VEZ EL SEXTO GRADO. de George Livanos, en Rodes Edicions, 1987. Con 198 páginas

lunes, 11 de noviembre de 2013

TIERRA DORADA, de Norman Lewis


    Acabada la Segunda Guerra Mundial, el planeta fue repartido en zonas de influencia, básicamente dos, la americana y la soviética. Sin embargo, Lewis, un tipo que había estado en los servicios de inteligencia británicos, sabía que la influencia china, a partir de 1949, también era otra vital importancia para los países limítrofes. Hoy nadie duda de ello, pero en el año 1951 Lewis decide que si va a caer un telón de acero amarillo en esa región del mundo, tiene que darse prisa para ir cuanto antes y contarnos lo que se ve y lo que se escucha en Birmania, hoy Myanmar.

    El viaje de Lewis, hace 60 años, es de los más incómodos que uno pueda vivir sin jugarse el pellejo por ello: las infraestructuras modernas del país son inexistentes, la carreteras son patatales, los camiones y autobuses no valdrían ni para piezas, el hospedaje es en casas particulares muy particulares, quedan prisioneros japoneses penando en cárceles por sus atrocidades, hay campos minados, guerrillas de las etnias shan, mon y karen dedicadas a espantar toda intromisión foránea en sus cotos paramilitares,... Con decir que un tipo tan bregado como él estuvo a punto de tirar la toalla durante las primeras semanas de viaje, uno supondrá que moverse libremente por el país fue un intentó muy difícil, audaz, pero superado. Duró tres meses.


    "La perspectiva de viajar por mar a Mergui a bordo del vapor hacia ejercer mi imaginación... Navíos como este solían comandarlos marineros empíricos, capitanes que se perdían cuando no tenían a la vista puntos de referencia conocidos en la costa. Eran casi tan inútiles como los barcos que pilotaban, bebían como esponjas, incurrían en obsesiones religiosas y se sumían en largos periodos de ligera demencia en los que eran capaces de merodear desnudos por el puente de mando"
    Nada más aterrizar en Rangun (ahora Yangon), Lewis comprende que hay muchas otras influencias a parte de la comunista capaces de desvirtuar la cultura birmana: la huella británica se nota demasiado en una sociedad clasista, cuyos dirigentes se comparan con los ingleses de la época colonial. Así es como ven los birmanos a Lewis, y como le quieren tratar las autoridades del país, protegiéndolo con militares, obligándole a viajar con infinidad de permisos visados porque acceder a determinadas regiones es complicado. Pero él huye de todos y opta por viajar con la gente común, comer con ellos, dormir como lo hacen ellos, intentar enterarse de lo que de verdad les pasa, lo que sienten, lo que piensan, sin trabas, con los amigos que hace por el camino, sin pasar por ninguna ventanilla. Contarnos su visita a las pagodas de Sule y de Shwedagon, o un rato en el teatro tradicional pwe esta bien pero no es a lo que Lewis fue a Birmania. Prefiere contarnos cómo viven el budismo.

    "Todo se había decidido y establecido 2000 años antes de forma definitiva. Ninguna pregunta se había quedado sin respuesta. Todo estaba escrito en Las Tres Cestas de la Ley, sus crónicas y subcrónicas, diseccionadas y clasificadas más allá de toda controversia: las 7 cualidades, las 5 virtudes, las 6 máculas, los 8 peligros, las 96 enfermedades, los 10 castigos, los 32 resultados del karma. Aunque Birmania era una nación joven, había heredado una civilización con las arterias endurecidas de la senilidad."

    Lewis es un escritor que viaja y se interroga por lo que ve y le llama la atención. Si obtiene una idea negativa, también la cuenta.

    El relato no despega realmente hasta que no sale de Rangun y visita las tierras del sur, hacia Mergui, en un ferry donde las mesas se ocupan a la hora de cenar por clases sociales estrictas. Un viejo abogado, U Tun Win, será de los que le ayuden a interpretar lo que ve y a guiar sus pasos hacia lo que busca: contarnos una vida cotidiana en proceso de extinción. Muchas veces estos amigos quieren mostrarle monumentos, edificios oficiales, etc, pero él tuerce entonces el gesto y se va a descubrir la trastienda de todo lo que le enseñan. Eso les desconcierta. Por ejemplo, descubre que en ese momento son los hindúes los dueños de las finanzas del país con sus préstamos a los tenderos y agricultores. Solo profundizando en estas relaciones se llega a escuchar las amargas quejas que ocupaban a los birmanos en la vida real, no la turística.


    "Le pregunté a Tin Maung si creía que podía hacerles una fotografía, él se acercó a ellos y, a mi entender, con excesiva formalidad, preguntó por el cabeza de familia. Mantuvieron una larga discusión seguida de un rechazo... Tin Maug dijo: No se niegan por timidez, sino por superstición. Más tarde, cuando yo creía que ya había olvidado el incidente, añadió: Nuestras mentes deben adaptarse a las condiciones medievales, que son variables.
    Allí, en Kyaukme, habia un leproso sin piernas que se apoyaba en las caderas y llevaba almohadillas en las manos. Un niño le ayudó con ternura a cruzar el mercado rodeándole el cuello con un brazo. Por la experiencia en Mandalay, deduje que aquel niño se encontraba en las primeras fases de la lepra."

templo en bagan
    Lewis no olvida otros detalles de la vida rural, como la recogida de nidos de vencejos para comer y otras costumbres culinarias, las relaciones maritales tan extrañas para los occidentales o las fiestas de ingreso a un monasterio budista. Llegado a Mandalay en avión, vuelven a intentar aislarlo de la realidad por simple deferencia a la diferencia de clases victoriana que los birmanos aprendieron durante la colonización. Visita la pagoda de Arakan, pero también la leprosería, donde las monjas ejercen el proselitismo disfrazado de caridad. Más allá de todo ello, la historia de Mandalay es muy interesante. En Taungbyon nos hablará del panteón de los dioses nat y de otra de la infinidad de pagodas que encuentra, la de Anawrahta. De camino a Lashio se topa con una princesa de la antigua realeza, pero uno de los puntos fuertes del libro son las peripecias del autor por los caminos birmanos en autos destartalados porque lo hace con infinita paciencia y mucho humor. Otro seria la descripción de los guerreros shan y su cultura. El viaje por el norte le lleva aun tiro de piedra con la frontera china. Nos habla del mito del elefante blanco, algo que aun puedes encontrar en blogs sobre política actual de la Junta Militar en Myanmar. Montado en un camión en lo más alto del montón de patatas, escucha las historias de como huyeron miles de ellos de la invasión japonesa. Contempla las peleas de búfalos, y baja a Mandalay en barco por un rio en el que encuentra el monasterios de Kyaukmyaung donde amaestran a los peces. Tras otros desastrosos camiones y trenes, aliñados con disparos de la guerrilla, llega de vuelta a Rangun, a punto para la fiesta de la luna llena de Tabaung y para ver algo que le deja boquiabierto por su belleza: la pagoda de Shwedagn.

    En definitiva, TIERRA DORADA es un ejemplo de literatura de viaje, de actitud hacia mundos en peligro de extinción. Y de buena escritura, la que no olvida el placer de leer un texto bien escrito. Posteriormente he leído otros relatos de viajeros actuales por la región con el fin de contrastar, y la diferencia de todos ellos con Lewis está en que mientras él trata de comprender, de aprender in situ y con cierto riesgo personal (pasa algunos días de fiebre por la malaria en plena selva sin ayuda, tiroteos, etc), encontramos otros relatos, generalmente posteriores, en los que es difícil salirte del circuito para turistas y es difícil ver algo más de la progresiva universalización de las costumbres que impone la economía de mercado. Ahora se trata de conectar con la gente en un punto intermedio entre dos civilizaciones. Para Lewis el viaje es llegar a la otra civilización sin que se moviera de su punto de origen porque prefiere desplazarse él aunque sea incómodo. Leyendo relatos como este, uno comprende que la mayoría no pasamos de turistas.

TIERRA DORADA,de Norman Lewis, en Editorial Altair, colección Heterodoxos, año 2009. Son 325 páginas con 17 fotografías del autor en blanco y negro.

jueves, 17 de octubre de 2013

CARTAS DE UNA PIONERA, de Elinore Pruitt Stewart



elinore pruitt stewart
    Si hubiera que premiar a una persona por su vitalidad frente a las adversidades, Elinore se llevaría el primer premio. La colección de cartas que escribió entre 1909 y 1913 a su antigua patrona y amiga Coney fue publicada como libro por lo ameno de la narración, plagadas de aventuras en las tierras por colonizar de Wyoming. Una narración llena de descripciones acertadas de tipos humanos, de humor, de exotismo para muchas personas de una condición social diferente a la de Elinore. En definitiva, de mostrar como vivían los colonos, los hombres de la frontera en su tiempo. La editorial nos pone en situación con un estupendo prólogo acerca de quien era anteriormente Elinore Pruitt en Denver, ultimo lugar de procedencia antes de dirigirse a Green River, la ciudad más cercana al empleo que adquirió de gobernanta de la casa del señor Stewart. También adquirió un terreno del gobierno para levantar su propio rancho pegado al del terrateniente Stewart. Al poco tiempo se casarían y tendrían hijos. Ella aportaba una hija de otra relación anterior, pero con los años tuvo más; algunos se morían, otros crecían y se hacían mayores. Porque sin duda admira de esta mujer su optimismo a prueba de sinsabores, de dolores, de problemas y de un futuro que solo ella iba aclarando con el trabajo en la granja y la preocupación por sus conciudadanos.

elinore y su marido clyde stewart
    Una de los detalles gratificantes de las cartas es el empleo de un lenguaje llano, directo, colorido en las descripciones y plagado de una amable predisposición hacia todo el mundo. Un lenguaje cercano a la oralidad, pero muy bien pensado de principio a fin. Parece que estuvieras viendo la belleza del lugar, o codeándote con sus propios vecinos:
    "Fuimos en el trineo de carreta. Trotamos un rato a ritmo tranquilo por si se fatigaban las bestias y a cada rato nos pasaba una comitiva achispada que chillaba como los comanches y nos dejaba la cara llena de nieve"
     "Aqui solo hay 3 estaciones, invierno, julio y agosto"
    
    La vida sencilla de la gente que no se tiene más que a sí misma:
    "Tiene un tronco de leña que encontró en la herrería al que llama 'querido bebe'. Un radio de rueda de diligencia 'pequeña Margaret" y una estaca de barril es 'el pequeño y malvado Johnny'" (referido a los juguetes de su hija).
   
    La preocupación por la gente:
elinore segando
    "Si supiera las penurias que pasan estos pobres hombres. Van en pareja y a veces no ven otra alma durante meses y rara vez una mujer..."
    "Cuando lei lo mal que lo pasan los pobres de Denver me entraron ganas de animarles a todos a que salgan de allí y registren la propiedad de alguna tierra. Me entusiasma ver cómo las mujeres se animan a la vida de la hacienda..." Elinore conocía de sobra la miseria de los obreros en las ciudades, llevando vidas sin ningún horizonte ni futuro que no sea trabajar para beneficio de otro a cambio de un salario miserable.
    



Green River 1871. Wyoming
    Viajar en carreta por valles sin camino es para ella otra fuente de placer y aventura. Parece que saliera en el 4x4 de la época y nos sacara fotos descritas con palabras de la singularidad de las montañas, de los bosques de pinos, de los ríos en los que pesca, de las abundantes nevadas que transforman la belleza del paisaje y convierten las carretas en trineos. Disfruta de los fuegos a la noche, del aroma a tierra mojada, de las miriadas de estrellas en una amplia bóveda celeste. No le importa demasiado si se pierde por el camino, acaba encontrando una cabaña con alguna familia inmigrante que se gana oscuramente la vida entre vacas, ovejas y pavos, perdida en las Wind River Mountains, como por ejemplo el vaquero Zebulon Pike, de quien poco a poco conoceremos su baldada vida. O la familia de mormones, cuyas esposas e hijos habían sido abandonados a su suerte en una antigua serrería mientras sus maridos estaban ganando unos dolares de asalariados por el día y perdiéndolos en whisky y juego al caer la noche. Lo mismo encuentra al viejo diablo Hiram K. Hull (todo un vaquero a la antigua usanza) que prepara una boda en cuestión de horas. Describe a todos por lo que son pero sin despojarlos de su humanidad, con una entrañable mirada de bondad hacia todos:
Green River 1880
    "Clyde (su marido) había contratado a un afrontador, lo llaman así porque afronta todo tipo de tareas, sepa o no como realizarlas"
    "... pero la señora O'Shaughnessy se cree un buen partido para cualquier hombre, así que paro el carro y el hombre se montó".
    
    Incluso al conocer a la segunda esposa de un obispo mormón (era 1913 y la poligamia estaba penada legalmente desde 1890), no puede evitar sentir más pena que rabia por las condiciones que denuncia.
    
Green River 1927
    No faltan los encuentros con bandidos, algún que otro disparo suelto en la noche, las operaciones quirúrgicas entre vecinos (qué valor!!!) o el socorro a quien tiene un problema, grande o pequeño. Un detalle curioso ha sido la inclusión de una carta escrita por la hija de Elinore, Jerrine, en que que se han conservado todas las faltas ortográficas. Sin duda su madre también procuró hacerse con la cultura de su tiempo y las cartas están glosadas con personajes de muchas novelas populares de la época.



Green River actual

    En todo caso, el ejemplo de la mujer made self, de individuo de la frontera donde todo está por hacer: "Cuando vine me dijeron que no sería capaz ni de cultivar frijoles comunes, pero lo intenté y lo conseguí... A muchos de mis vecinos les fue mejor que a mí, y aunque se de mucha gente que no hubiera apostado mucho por mí, lo he conseguido. He probado todo tipo de labores que este rancho necesita, y puedo hacerlas todas... Me encanta experimentar, trabajar y demostrar cosas, así que para esta vida de rancho, con todas sus asperezas, es para lo que valgo."

casa de elinore y stewart
    Elinore se tomó este viaje desde el sur de sus orígenes como una aventura en la que se jugaba el ser o no ser. Decidió que esta aventura fuese su vida, y que lo primero era tomar el timón de ella y encauzarla sin miedo hacia donde realmente podía hacia hacerlo. Parece que cumplió las expectativas, porque así se la recuerda desde entonces. Con los años, en 1927 tuvo un accidente con una segadora y murió en Rocks Springs, Wyoming, en 1933, de sus secuelas. Aun tiene otro libro, Letters on an Elk Hunt, y existe una película de 1979 sobre ella titulada Heartland. Ahora tienes la oportunidad de hacerte con esta delicia de libro y sentir que otras vidas han sido posibles.

CARTAS DE UNA PIONERA, de Elinore Pruitt Stewart. Originalmente publicado en 1914. En esta edición de Hoja de Lata, mayo de 2013, y son 204 páginas  
las wind river mountains de wyoming
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jueves, 10 de octubre de 2013

ROYAL ROBBINS. EL ESPÍRITU DE UNA ÉPOCA, de Pat Ament




royal robbins

    Un caso curioso es este de hoy en torno a la figura de un escalador de reconocido prestigio a nivel mundial, Royal Robbins, en un libro escrito por un amigo suyo. Curioso por varios motivos, pero principalmente porque conozco a más de uno que, pese a la genialidad del sujeto para escalar lo inimaginable en su momento, lo hubiera mandado al diablo con solo lo arrogante que podía llegar a ser el tipo con sus amigos (no digamos ya con quienes no lo eran). 

yosemite falls
    Royal Robbins nació en 1935 y en el momento en que se editó el presente libro vivía en la localidad californiana de Modesto una vida apacible y dedicada a su empresa de ropa de montaña. El libro abarca desde una infancia nada afortunada hasta ese momento, y cuenta su total fascinación y entrega por la escalada de grandes paredes empezando por las de Yosemite y ampliando su circulo de acción a otras de California, de otros estados de la Unión, así como de los Alpes y de Gran Bretaña. Sin embargo, la edad pasa factura también al empuje y carisma de uno de los mejores escaladores de todos los tiempos, en forma de una artritis en una mano, de manera que a finales de la década de los 70 se introdujo en el mundo de los descensos de aguas bravas: ríos de violento cauce, atrapados en valles de difícil acceso, se volvieron la segunda pasión de este hombre admirado por sus coetáneos. Como no podía ser menos, también, el rafting le llevó a hacer primeros descensos en muchos ríos y a practicarlo en otros países como Chile.
cathedral peak, yosemite

    ¿Qué hace singular este libro? El carácter especial de Royal Robbins. Un tipo aventurero desde muy joven (se metía en trenes de mercancías para viajar, saltaba de vagón en vagón... ¡¡¡¡e incluso cambiaba de trenes en marcha!!!!). Paso por los Scouts, fue miembro del Sierra Club de Sierra Nevada (la cordillera californiana) y en esas experiencias comprendió donde tenía un campo exclusivo para desarrollarse como persona, descubrir su carácter, saber quién era no solo a los ojos de los demás sino también mirándose a sí mismo. Con 18 años ya está abriendo vías de máxima dificultad en la época de los buriles y los tacos de madera para escalar, la época de pasarse montones de días colgado al costado vertical de la montaña para dominarla de abajo hasta arriba.. Para él la escalada significaba "la lucha del hombre contra sus propios miedos y debilidades". Ser de los mejores le confirió también un aire elitista y desafiante hacia el resto de escaladores, y su interés por la música clásica y la literatura, por expresarse bien en todo momento, le granjeó también la fama de ser difícil de trato y bastante estirado. Pero allí estaba él, con su legión de amigos y seguidores, para hacer primeras ascensiones en paredes de cientos de metros que nadie había escalado, o para liberarlas de buriles y cuerdas fijas, para decirles a todos que donde habían ascendido con docenas de clavos el lo hacia con muy pocos, y que le gustaban más los fisureros, o incluso la escalada libre. Su nombre va impreso con la historia del Half Dome, el Capitan, el Sentinel, el Tahquitz Rock, Middle Cathedral Rock....

royal y liz
    "Royal era un auténtico solitario. La gente se pensaba que era porque se consideraba a sí mismo un buen escalador o algo así, pero lo cierto es que se trataba de una esquivez que Royal había adquirido cuando niño. No tenía nada que ver con la escalada, pero ser reservado a algunas personas les resultaba insultante".
monte hooker

    De entre los grupos de amigos que iban a Yosemite a escalar, ellos hicieron famoso el Campo 4 como centro de operaciones.

    "La mayoría de los avances importantes vinieron de Royal Robbins,... Escalar con él era casi como subir con trampa. Si algo se torcía, todo lo que había que hacer era dejarle a él de primero".

Royal Robbins,años 90

    La lista de montañas escaladas es interminable: las Needles, Shiprock, Eldorado Canyon, Hooker, el Pilar de los Drus, Dolomitas, Calanques, etc. Por las descripciones de estas escaladas, descubrimos que estas hazañas, temeridades para el común de los mortales pero no tanto para él, eran el diván del psicoanalista: allí descubría sus miedos y los superaba con motivación y estudio de la pared, allí encontraba las dimensiones de sus limites y la forma de romperlos y colocarlos más lejos. La escalada le hacia ser consciente de las facultades que poseía y mejorarlas no solo en el plano físico sino, sobre todo, en el plano mental, en ese control de las emociones, de las ideas, de lo que se puede hacer y lo que no de verdad. Y esta lección la aplica en la escalada como otros la aplican en otras actividades de la vida. Tal vez sea esto lo mejor del libro, ya que no se libra al protagonista de sus defectos también. Y si por algo el libro tiene el subtitulo de "El espíritu de una época", se debe a que estos logros fueron reconocidos por amigos, admiradores y muchos adversarios. Porque los años también trajeron más mesura al carácter irritante de este hombre. Otro de los aciertos del autor, Pat Ament, es resaltar por qué el espíritu de aquella época es sustancialmente diferente al de la nuestra en dos sentidos: la aventura y los valores éticos que la empujan.


salathé wall, yosemite


salathé wall, yosemite. Año 2003
    El libro rebosa la admiración que pone un alumno sobre el hombre que también le enseñó una forma de plantearse la escalada como una forma de posicionarse en el mundo, de entenderlo y de entenderse a sí mismo. La audacia es mucho más que temeridad.

ROYAL ROBBINS, EL ESPITIRU DE UNA EPOCA, de Pat Ament. Editado en 1998. Para la Editorial Desnivel, la primera edición es de 2003. Un libro con muchas fotos en blanco y negro y 330 páginas