ERASE UNA VEZ EL SEXTO GRADO, de George Livanos
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ricardo cassin |
Si hubiera que hablar del escalador Ricardo Cassin, se podría escribir un libro mejor que este. Si algo tiene la biografía de Livanos, es que añade épica a la propia de Cassin, y eso no da un buen resultado. No por ello dejamos de enterarnos de la vida de Cassin, un italiano que murió a los 100 años en el 2009. Mucho vio en ese periodo porque la historia no da tiempo a recuperarse de un lío gordo y ya se está metiendo en otro. Y lo mismo ocurre con la escalada, el atraviesa el periodo más clásico de la escalada (la de los Piaz, Lochmatter, etc), la época en que se reinventa el mosquetón para uso de escaladores, y lo mismo pasó con la reinvención del Prusik... el libro se recrea en estos aspectos de la escalada, los inventos y otros temas que retienen demasiado la biografía. Porque este es el defecto del libro (a mi entender): a veces lo que menos importa es Cassin, sustituido por las opiniones entorno a temas que no dejan de ser distracciones del asunto (los materiales como la suela vibram inventada en 1936, criticas a A. Charlet o los grados de dificultad añadidos con los años) , además de ensalzar demasiado al amigo (hasta un punto sonrojante) sin hacer la más mínima crítica a sus escaladas. Porque no todas salieron bien, como es de esperar, y el caso palmario es cuando asciende al Badile.
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george livanos y sonia |
Cassin nació en la zona del Friul y se hizo herrero; se desplazó a Lecco para ganarse la vida en el seno de una familia muy humilde. Allí hay montañas, y el empezó a conocerlas en la Grigna. Le gustó tanto que abandonó el boxeo e inició la sección de montaña del club Nuova Italia, imbuidos un poco del ambiente fascista de la época. El autor describe la bizarría con que se tomaban estas escaladas a la Corna di Medale. El siguiente paso es acudir a la llamada de los Dolomitas y conocer a la figura italiana del momento, Comici. La escalada que practican es la de tracción sobre los clavos y usando la brida en los salientes, pero si podían, también escalaban en libre. En una tercera vuelta a los dolomitas, conseguirá la Cimone della Bagozza.
"Se tiene la impresión de que solo un milagro autoriza la presencia del hombre en estas paredes y le impide ser aspirado por este vacío inimaginable"
En 1934 hace la primera ascensión a la Picolisima de las Tre Cima di Lavaredo. Tambien la Torre Trieste:
"A tres días de luz y fuego les suceden unas sensaciones paradisiacas: la cima es un islote solitario en pleno cielo, una pequeña meseta con un poco de hierba acariciada por una pequeña brisa, y un gran bloque para descansar a su sombra"
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grandes jorases |
Sube por vez primera la cara oeste del Piz Badile en 1937, en la que uno de sus compañeros muere por querer ser los primeros en unas condiciones climatológicas dantescas. Aqui no hay ni una leve critica a esto, como si fueran daños colaterales o gajes del oficio. Da la sensación de haber subido con un sentido vanal de la existencia. Sube la norte de los Drus, y logra la cima Ovest de Lavaredo con Ratti. Son en muchos casos no solo primeras ascensiones, sino que él y otros muchos van a la caza de ellas intentando que nadie se les adelante, y eso lo cuenta muy bien el libro. En este ultimo caso Comici se había retirado sin lograrlo, y ellos tienen que saltar para arriba con mal tiempo para que no se les adelanten, y dejar una fina cuerda colgada hasta el suelo por si se les acaba el material y el tío del refugio tiene que proporcionarles algo. En esos años, los desplomes y techo se rodean, no se superan directamente.
Cuando Harrier, Heckmaier y los otros logran el Eiger, se han adelantado unos pocos días al intento de Cassin. Pasados unos días de enfado, alguien le señaló una postal con otra bonita pared, el Espolón Walker en los Grandes Jorases. Acompañado de Esposito y Tizzoni llegó a la cima en los primeros dias de agosto de 1938 con un tiempo tan malo que debieron vivaquear en la cima.
Después vinieron dos primeras: el Spigolo de los Golem y la Aguja Leschaux. Pero la II Guerra Mundial cortaría su progresion alpina, y se metió en la resistencia antifascista, donde murieron muchos de sus amigos. Al acabar la contienda es elegido presidente de la CAI de Lecco y funda el famoso grupo de las Arañas de Lecco, También estableció una tienda de material deportivo para ganarse la vida con su apellido como marca.
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bonatti y cassin |
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cassin |
En 1953 participa en una expedición que evalúe la forma de subir el K2, pero no volverá a la expedición que lo conquistará (otra digresión del autor contra Desio) un año después. Sin embargo en 1958 volvió al Baltoro para diriguir la expedicion al Gasherbrum IV, coronada con exito por Bonatti y Mauri. Mientras, él pateó hasta los 7300m del GIII. En 1961 comandó otra expedición al Denali en la que Canali hizo cima por la inédita cara sur, y en 1969, con 60 años, toda la expedición al Jirishanca, de 6094m llamado el Cervino del Perú, hizo cima con él de jefe de expedición.
En 1975, en un equipo que incluía a Mesner, intentaron la cara sur del Lhotse, habitualmente barrida por avalanchas. Era el reto alpino de la época. Una de esas avalanchas es la que barrió el campo base y los devolvió a casa.
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ruta cassin-ratti a la cima ovest de lavaredo |
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ruta cassin al denali |
Visto además el protagonismo del autor, George Livanos, en la biografía, cabe preguntarse quén demonios es: llamado "El griego" por sus orígenes, este marselles era el compañero de grandes escaladores de su época como Herzog, Lionel Terray, Rebufat, Barbier, Solda, Stenico, etc. Un tipo que se movía por medios de transporte publico para ir a los Alpes o Dolomitas, o con la vespa suya para ir al Vercors. Un escalador que aprovechaba los fines de semana y las vacaciones con Sonia, su mujer. Se le recuerda como uno de los buenos.
En definitiva, para los fervorosos amantes de la escalada será un buen libro sobre Cassin con digresiones y apasionada admiración del autor, pero para los más críticos, entre los que me incluyo, sobra Livanos y falta Cassin: no sabemos nada del hombre fuera de la pared, faltan muchos detalles de su actividad tras la II Guerra Mundial, ya que toda la información es en conjunto muy escueta para un hombre que escaló hasta los 80 años. Además, uno piensa que compra un libro sobre Cassin, incluidas sus opiniones, no sobre las de Livanos.
CASSIN. ERASE UNA VEZ EL SEXTO GRADO. de George Livanos, en Rodes Edicions, 1987. Con 198 páginas