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viernes, 23 de noviembre de 2012


LOS CAMINOS PERDIDOS DE AFRICA

    Reverte ha conseguido en este libro uno los mejores retratos de personajes y situaciones de entre sus libros. Las particularidades del viaje han conseguido que nos emocionemos cuando el autor lo hace, que nos sorprenda lo mismo que a él, que todo lo que ve parezca real y al alcance de la mano. El secreto está en que no ha sido un viaje cómodo. Viajar por una de las regiones más pobres entre las pobres implica un esfuerzo superior, porque despues de leer el libro parece claro que, en el año 2000 (de enero a marzo), transitar desde Addis Abeba a El Cairo, es decir, cruzar Etiopía, Sudán y un poco de Egipto es montar en la baca de una pick-up y compartir cebollas con una cabra, dormir en jergones sucios y habitaciones pestilentes, comprar un billete para algún sitio y esperar a que se llene el autobus para que salga de una vez, no salir de noche del hotel por temor a las hienas, policias corruptos, hace amistad con gente que padece hambre atrasada, agarrate una buena colitis... Cuando te pasan estas cosas, y no vas tirando el dinero, resulta que te acercas un poco a la vida de esa gente pero de verdad, porque no queda más remedio. No pasa uno haciendo fotos y se vuelve a un lugar más cómodo. Eso, entre la miseria y rodeado de desierto, no existe.

    Entonces, ¿por qué ir hasta allí? Una razón: por la aventura. Otra, por espíritu de superación. Una más: por conocer algo muy diferente a nuestro propio mundo y que puede suponer un descubrimiento que ni sospechamos. Descubrir paisajes fascinantes que no tenemos en otros lugares, o una tradición peculiar y a unas personas que nos sorprenden y que desearíamos no olvidar nunca. Son como grandes tesoros que uno no puede llevarse a casa, y que ya solo pervivien en la memoria.

Este libro va de todo ello, además de las habituales nociones de historia que Reverte nos concede, sobre todo allí donde no pasa nada en su viaje. Es en parte una historia del islamismo y el colonialismo anglosajón. Apuntan algunos toque de historia contemporanea, como los que alumbran a El Cairo, y, cómo no, Reverte persigue a los mitos literarios en sus madigueras: Evelyn Vaugh en Addis Abeba, Agatha Cristie en Asuan, con la Isla de Elefantina frente al hotel donde se alojó.


    Como lugar a destacar en el relatopor el entusiasmo que transmite, esta la región de Nubia, a caballo entre Egipto y Sudan. Gran tradición cultural e insuperable hospitalidad. La primera parte, dedicada a Etiopía, es la más extensa. La menos, la dedicada a Egipto. Otro detalle reseñable para quien quiera ir: Sudan siempre está con algun conflicto armado en su historia, y su burocracia es tan kafkiana en sus tramites como corrupta. Pero Reverte tiene sus antidotos, es un tipo curtido para eso.

    Como en la mayoría de sus libros, reverte va en busca del paisaje, la belleza y la gente común fuera de los circuitos turísticos. No olvida tratar con ironía a los pedantes occidentales que encuentra (y a veces se tropieza), y se distancia de los medios oficiales del pais que le acoge asi como de las aglomeraciones de gente que, guia de viaje en una mano y cámara en otra, se hacina en los lugares típico de turistas. Algunos de los lugares que visita ni aparecen en las guias. Y este es un libro que, sin tener como fin ultimo el posible viaje del propio lector a esos paises, se disfruta enormemente.

Los caminos perdidos de Africa, de Javier Reverte. Editorial Debolsillo, 2003. 289 pag

LOS SIETE PILARES DE LA SABIDURIA

    A quien se adentré en la península arábiga tarde o temprano caera en las redes de este clásico. Un modelo de relato de viaje y aventura por lugares exóticos y en circunstancias extremas: la Primera Guerra Mundial. Creo que la pelicula de David Lean, Lawrence de Arabia, le hace justicia.

    Lawrence (Thomas Edward Lawrence, 1888) escribió una version larga y otra más corta, titulada "Rebelión en el desierto", dificil de localizar, porque se hizo muy famoso a través de su identificación con la causa árabe y eran dos formas distintas de llegar alk público. Su escritura supuso para Lawrence un intento de salir del desanimo en la posguerra, de una crisis personal reivindicandose él y a los que Inglaterra dio de lado en sus aspiraciones tras vencer a los turcos. Porque de eso trata este libro: de vencer a los turcos, descritos como un poder ilegítimo y depravado. El coordina y participa en las misiones de espionaje por las ciudades del imperio otomano, vuela puentes por los aires, descarrila trenes, y sale a uña de camello bajo las balas. No es un militar al uso, es un amateur, todo lo contrario a James Bond aunque compartan nacionalidad. Perspicaz, gran estratega, muy observador del entorno y de la gente, inteligente, entregado en cuerpo y alma a su trabajo, y no va matando a las mujeres con su encanto (tuvo un amante en esos años que le acompañó). Era un tipo con la sensibilidad a flor de piel, al menos cuando lo relata años después. Un tipo con educación británica exquisita de Oxford compartiendo rancho con árabes de todo pelaje. Su gran merito en términos militares fue cortar comunicaciones y no ir de lleno contra los grandes centros de poder turco como Medina. Los dejó aislados en pleno desierto y con una poblacion autoctona a veces hostil.

    El libro también es una muestra de su amistad con Faisal, el futuro primer rey de Irak, de la familia hachemita, entonces jefe de tribu. Le asesoró en la guerra de guerrillas que unificó a las tribus del sur. Primero tomaron el puerto de Weijh, luego Aqaba, Deraa y terminan uniendose con el general Allenby en Damasco. Es un progreso que confirma las espectativas árabes a la vez que la desbandada otomana. 

    Parece ser que Lawrence sabia, o sospechaba, desde el principio de su misión que los ingleses nunca les concederían la independencia, y aun así los animó a la guerra. Siempre tuvo esa culpa dentro, y tal vez por eso puso un precio a su libro que no cubria los gastos, para no quedar como un arribista con ganas de lucro a costa de la causa árabe.

    Tres vídeos sobre la vida del héroes  son consecutivos, en los que entendemos el mundo en el que encajaba el libro:

    


    En definitiva, un clásico libro de aventuras para conocer el pasado reciente de oriente medio y el origen de tamaño lío allí montado por obra y gracia del colonialismo.

Los siete pilares de la sabiduría, de Lawrence de Arabia. Ediciones B, S.A., junio 1997. 880 paginas

CALLE AMAZONAS

    ¿Puedes imaginarte el amazonas como una extensión de asfalto y cemento? Sin selva, con un rio sin magia, aguantando chaparrones y calor bajo un paraguas. Con españoles, chinos, gringos, portugueses, brasileños... y algun nativo de la jungla.

    Eso, a primera vista, es también Calle Amazonas: el progreso y la civilización cargándose nuestra mítica imagen de la selva virgen. Porque el autor ha planteado una visión urbana del amazonas. Una que existe y que, no cabe duda, cualquiera se va a encontrar allí dentro.

    El viaje correspondió a los 3 meses de primavera del 2008, de Manaos a Belem do Pará. Bernardo ha vivido años en Brasil. Evoca la historia de los lugares por los que pasa (Manaos en 1907 era más caro que New York), o las peliculas que la describieron (Fitzcarraldo, o Aguirre, la colera de Dios), o los libros que mejor la atraparon entre sus páginas (Macunaima, de Mario de Andrade, de 1927). Nos encontraremos en Maues, la tierra de la guaraná, con la música brega y el río Negro en gabarra. Prestará sus páginas al obispo Pedro Casaldáliga o a comunidades del rio.

    Uno de los mejores momentos es entrar en la tierra de los Sateré Mawé, y la pérdida galopante en los jóvenes de sus costumbres hasta el extremo de no sentirse indígenas. Cuando se visten de indígenes para los turistas, se disfrazan de lo que ya no son. Los líderes de la comunidad, en contraste, recelan de todo blanco. Ahí están las carreteras ilegales y legales, la curiosa historia de Fordlandia y Belterra y el magnate Ford. Y los descendientes de los esclavos, el mestizaje (el caboclo), los kilombos, e incluso un incursión del autor con la policia a un rancho para liberar a esclavos durante el viaje.


    Ya cerca del Atlántico, en el estado de Amapa, el autor constata la tirria brasileña contra la Guayana Francesa porque tienen todo lo que ellos desean. Un lugar con minas de oro ilegales, y extracción ilegal de uranio. Es una babel de culturas en la selva: alemanes, gallegos, sefardies, libaneses... Con una religión muy original, los orixas, dioses de origen africano. El autor asiste al trabajo de un medium.

    En definitiva, un viaje honesto y desmitificador si es que uno piensa revivir los mitos de Orellana o tantos otros ilustres. Esta lleno de amazonia actual, de realismo, de contradicciones. Lo más espeso del libro son las propias impresiones del autor, donde embarra el discurso en sensaciones difusas.

Calle Amazonas, de Bernardo Gutierrez, Editorial Altair, coleccion Heterodoxos, 2010, 193 páginas

LAS REINAS DE AFRICA


    Tenemos un buen puñado de mujeres con algún tipo de relacion con Africa. Cada una ha descubierto Africa a su manera, cargando con su historia personal, sus dificultades, su familia o la ayuda que pudieron obtener. Cada mujer es una visión distinta de la aventura cuando Africa estaba por descubrir. Podemos decir que en general las biografias abarcan de 1850 a 1950 a grosso modo.

    La autora ha escrito una entretenida enciclopedia del tema, cuando el tema son unas mujeres inimitables.

    Tenemos a Mary Livingstone, la mujer del famoso Dr. Livingstone, llena de abnegación y coraje, y de hijos en medio del peligro. Se volvió alcoholica en Gran Bretaña y sorda de tanta quinina contra la malaria, con sentimientos de culpa y depresión. Ella y su marido se sintieron africanos en el mejor de los sentidos.

alexine tinne
    Mary Slessor se ganó a los nativos más violentos de la costa occidental compartiendo la vida con ellos. Nombrada viceconsul por el gobierno británico, impartía justicia acompañada de su cesto de ropa para remendar o su labor de punto. Valoraba la cultura de los nativos sin necesidad de occidentalizarlos.

    El caso de la española Lady Smith es solo el de la esposa de quien llegó a ser gobernador de Ciudad del Cabo.

    Isabel de Urquiola fue la esposa de Manuel de Iradier, un vasco en la isla Elobey, frente a la desembocadura del río Muni, en contacto con los canibales fangs. Un fracaso de expedición que también acabó con su matrimonio.

karen von blixen
    Están May French Sheldon al servicio del rey belga en el Congo, y Alexine Tine, un caso muy extravagante de mujer rica viajando con el piano de cola, champán y sus perros de compañía para descubrir las fuentes del Nilo. Solo halló los mercados de negros para vender y dejó a un montón de sus compañeros de viaje enterrados en el camino por culpa de las enfermedades.

bror von blixen
    Mary Kingsley fue la primera blanca que muchos negros vieron en la costa occidental y el interior africano. Vestida con faldas hasta los tobillos y camisa blanca hasta el cuello, sin perdonar el té, se metió sola en las profundidades de la selva. Comerció con blancos y negros para subsistir. Poco amiga de misioneros, se hizo respetar por todos y se interesó por la cultura de los negros, con los que se integró. Trabajando en la guerra de los boers como enfermera, murio de tifus.

    Hablar de Karen Blixen es hablar de Memorias de Africa y de la Kenia británica, un lugar con gran liberalidad de costumbres y con la fiebre de los safaris atrayendo gente. Su vida fue menos romantica que la del personaje del libro, Isak Dinesen, pero si se sintio defraudada por su marido, su amante y la sociedad colonial. Lo unico que no le defraudó fueron el paisaje y los masais. Apasionada de matar todo lo que se moviera ante el cañón de su rifle.

    Beryl Markham fue otra atipica mujer, menos aristocrata que la anterior, con la que compartio amante. Fue piloto profesional y con una vida indómita desde cualquier punto de vista.

    En cambio, de Delia Akeley se puede decir que su pasión por matar animales en la sabana o en la jungla obedecía al encargo de los museos de historia natural por exponer ejemplares disecados. De las pocas mujeres en conseguir por si sola que le encargaran expediciones costosas. Contactó a tribus de pigmeos desconocidas hasta entonces.

    El caso de Osa Johnson es peculiar porque además de cazadora era documentalista con su esposo. Buscaban inmortalizar animales y la cultura de los nativos antes de que unos y otros sucumbieran a la presión del hombre blanco. Lugares como el Serengueti o el Lago Paraiso en Abisinia, llenos de belleza, fueron dados a conocer en los cines de America por primera vez gracias a sus películas. Pero da la sensación de que con sus desmesuradas expediciones se encargaban de destruir aquello que admiraban.


"He mirado a los leones a los ojos y he dormido bajo la Cruz del Sur, y he visto incendiarse la hierba en las grandes praderas, que se cubren de fina hierba verde después de las lluvias, he sido amiga de los somalíes, kikuyus y masais, he volado sobre las colinas de Ngong... nunca estaré a Africa lo suficientemente agradecida por lo mucho que me ha dado". KAREN BLIXEN.
Algo parecido querríamos decir todos al final de nuestras vidas.

Las reinas de Africa, de Cristina Morató. Random House Mondadori, colección deBolsillo, 2003. 350 páginas con ilustraciones

EN SIBERIA, de Colin Thubron

kremlin de tobolsk
   Pocas veces encuentro un libro de viajes en el que el autor no se situe como protagonista junto al escenario que visita. En el caso de Thubron, su plan es atravesar Siberia de parte a parte aprovechando el Transiberiano y otros medios con la ventaja de ser su segundo viaje al lugar. Su verdadero obejtivo, ceder la voz a los personajes que se encuentra por el camino, dandoles una voz singular, nunca en función de lo que el autor desea escuchar. Ellos hablan, habla el paisaje, Thubron escucha. Una rara cualidad. Lo normal es encontrar a guiris de viaje dispuestos a hacerse las fotos enrolladas, confirmar sus topicos, dar por valido todo lo que ve, y dejarse dar jabon por todos aquellos que se topa.



lago baikal

     El viaje comienza en los Urales: Yekaterinburgo, Tobolsk, Vorkuta abren la puerta a la historia reciente de Rusia. Gente concreta que tiene alguna relacion con Rasputin, la     extinción de los Romanov en el sotano de una casa, los campos de trabajo de la NKVD. Ya sea por comunistas o zaristas, Thubron atraviesa zonas donde todavia, en la Rusia de Putin, ver a un extranjero por las calles es noticia. Siberia estuvo siempre cerrada a la injerencia exterior. Si algo certifica el viaje, es el colapso social que experimentan los centros urbanos: sin trabajo, sin subsidios, y la iglesia como ultimo recurso cuando el estado abandona a la gente en el proyecto que empezó en los años 20.
lago baikal

    Novosibirsk, la ciudad mas grande de Siberia, sobre el rio Obi, tan contaminado que a veces no se hiela en invierno. En Arkadeingorodok encuentra a cientificos surrealistas. En el s. XIX los rusos empezaron a saquear el territorio con legiones de funcionarios y Thubron se interna en esos lugares apartados. Alli se preserva el espiritu ruso frente a la rápida occidentalización de las formas de vida (estamos en 1998). Para muchos, es el primer extranjero que conocen en su vida. El vodka amargando vidas, la tundra vacia, el permafrost... El vacio del paisaje es simbolo del vacio ideologico, de la desintegracion de la sociedad, de la soledad de sus habitantes.
Oimyakon

    Vemos como se suceden ante nuestras miradas personajes inauditos: el lago Baikal, Irkutsk, Oimyakon (el lugar mas frio del planeta), locas, marineros, budistas, gitanos, borrachos, cazadores descendientes de cosacos, ingenieros, parados,... endemismos del pais mientras se acerca al Pacífico. La república de Sakha o la inmensidad de la India ocupada por solo un millon de habitantes que vivió su particular fiebre del oro a la cosaca. Gente a la caza de una esperanza o gente llena de rencor hacia lo americano o lo britanico. En la frontera oriental, odio a lo chino. Gente que busca su identidad retornando a unos origenes que la URSS se encargó de destruir: religion, zarismo, chamanismo.



    Un video sobre las deportaciones al gulag de Kolima

    Se desvia una vez más de su ruta para subir a Kolima, al gulag donde la legalidad soviética se suspendía para concentrar todos los horrores de la represión humana. Le acompaña un buen conocedor del lugar, un territorio que emana radiacion de uranio de forma natural. Aqui el autor describe otro feroz corazón de las tinieblas del s XX.



    Un video sobre kolima, bastante básico.

    A diferencia con algunos afamados escritores de viajes de moda, que  buscan unas respuestas concretas a sus inquietudes (y eso es lo que reciben), y se sabe ya sin acabar sus libros cómo se van a deslizar hacia el final; si muchos escritores refuerzan algunos tópicos de ciertos lugares sin ver el reverso de nada, con Thubron tenemos la suerte de encontrarnos la sorpresa a la vuelta de la esquina, con vidas inéditas, aunque con menos lirismo en sus descripciones.  Hay historia de los lugares, pero no constituyen clases de historia, hay impresiones del autor, pero lo importante es el lugar, no él. El libro de Thubron tiene casi el aura del reportaje y de un relato coral.

EN SIBERIA, de Colin Thubron, de 1999. En la Editorial RBA Libros, 375 páginas

ENTRE LOS CREYENTES

   Entiendo que a algunos escritores no les caiga bien Naipaul como escritor: el tío, para bien o para mal se moja, se arriesga. Es lo que hizo en los últimos 70 y primeros años 80 con este libro. Incomoda a los que piensan en un mensaje facilón e igualitario. Pero cuando una persona se va a interrogar a los protagonistas del islamismo más ferviente y conflictivo de algunos paises que, desde entonces, no cesan de salir en prensa y TV, lugares de endemicos alborotos sociales (la última, por la pelicula sobre Mahoma, pero tambien por Al Qaeda, los islamistas radicales de la Primavera Arabe, los Hermanos Musulmanes en Egipto o la fatua contra Salman Rushdie), creo que merece atención y respeto. Una lectura crítica.

    El viaje está en visitar Iran, Pakistan, Indonesia y Malasia. La aventura, hacer lo que para muchos se nos antojaria imposible: busca a ayatolas, directores de periodicos, profesores de colegios islamistas, estudiantes de universidades coránicas, gente de la calle estrechamente vinculada a posturas radicales del islam, presentandose como un no creyente que quiere conocer en que consiste su fe y como pretende vertebrar a las sociedades empobrecidas a las que pertenecen, dañadas por guerras, enfrentadas entre sus facciones religiosas y etnicas. Intentar comprender por qué es tan fuerte su rechazo a occidente y no solo a EEUU, y no haber ido solo a hacer turismo lo creo un esfuerzo digno de mencion. Aqui nos conformamos con lo que dicen las noticias.

    Llega a Iran poco después de hacerlo Jomeini. Teheran es más un tropiezo en el desierto más que un encuentro por lo incomprensible. Encuentra una fe chii llena de contradicciones en la practica. Viaja a la ciudad de Quom, epicentro de la revolucion, para entrevistarse con mullahs y ayatolas, calibrar el tipo de personas que hay tras la máscara de oficialismo religioso, pero le resulta casi imposible. Naipaul no puede penetrar en un mundo que no es el suyo, pero tampoco el de muchos iranies del momento: la revolucion impone la despersonalizacion. La rica cultura persa, preislamica, es ahogada en la calle por los Guardianes de la Revolucion fusil en mano. El antiguo Sha, su mal gobierno proocidental, lo justifica todo. En eso consiste el viaje del autor, en verlo para contarlo por cuanto real y dificilmente accesible al publico. 

    En Pakistan Naipaul comienza a estar curado de espanto: la oposicion entre fe y razón, entre religión y ciencia no le pilla de sorpresa. Es un estado fallido en su pretension inicial, cuando se independizó de la India, de ser un estado islámico modélico. Un taxista le guia por Karachi. Un funcionario le lleva al interior del país, visitando enclaves con modos de vida medievales, gobernados por profetas y teológos que viven mejor contra occidente que con él en paz. Ante la perplejidad mostrada por Naipaul solo les cabe señalar que, como no tiene fe, no puede entender los beneficios de la aplicación exacta del Coran sobre el orden social. Pero hasta el funcionario sabe que es un atraso vivir como hace cientos de años sin querer renunciar a los beneficios tecnológicos de occidente. Para ellos occidente esta enfermo, pero no dejan de mandar a sus hijos a estudiar una carrera en EEUU si pueden. Naipaul añade dos encuentros positivos: una charla con un médico de Rawalpindi y el viaje a Peshawar y valle del Kaghan, cerca del Himalaya. En el Punjab conoce a la secta de los ahmadies.

    Saltamos a Malasia, donde se emplaza con una especie de musulmán en estilo cuaquero pero viviendo en Kuala Lumpur. Le simpatizan esas contradicciones de vivir en el primer mundo intentando preservar el mundo rural y las aldeas. Para los jóvenes musulmanes malayos la occidentalización es un problema, junto a la convivencia con hindues y chinos asentados y que sienten les roban su identidad.

    El último país del periplo es Indonesia, un país con 300 años de ocupación holandesa que es una herida mal cerrada. Encuentra musulmanes que reconocen su sincretismo con el cristianismo y el hinduismo. Pero otra vez, su identidad como nación islámica se ve relegada a las zonas rurales, donde también se sienten inviables frente al futuro.

    Al final del libro Naipaul vuelve a Pakistan en plena ola represora con castigos públicos y la Embajada  de EEUU en Teheran ocupada por los estudiantes de la Revolución. ¿Habla de todo el Islam a lo largo del libro? No, solo de la parte más televisiva de él, la que sale en las páginas de Internacionales y de sucesos, pero que a veces también forma parte de la clase dirigente de un pais. De pocos paises.

ENTRE LOS CREYENTES, de V. S. Naipaul, 1981, Ed. Random House Mondadori, en la Editorial deBolsillo, 511 pag.

EN BUSCA DEL DOCTOR LIVINGSTONE


    Este es uno de esos clásicos que crean escuela y afición por viajar. Escrito en 1872, dio noticia global en su tiempo de un rincón del mundo que solo recorrian los árabes para abastecer el mercado de esclavos en las naciones bañadas por el Indico. La política antiesclavista de los británicos concedía un punto de interés a la opinión publica de la metrópoli ante estos atropellos, pero es el New York Herald quien envia a Stanley a buscar al famoso misionero escocés en medio de la aventura.

    Stanley recala en Zanzibar, donde se concentraba el comercio de cualquier tipo en el area central del continente. El nuevo capitalismo sin fronteras éticas es una versión económica del determinismo biológico de Darwin donde el pez grande se come al chico, y esa va a ser la actitud del periodista a lo largo de los meses, con su material expedicionario y más de 190 hombres, entre soldados y porteadores. Como cualquier extranjero, Stanley se queja de que por cada reyezuelo que se topa, debe aflojar una buena cantidad de tela, que es la moneda al uso (de ahi la famosa expresión "soltar la tela", o "es el que corta la tela"). Pero es que es un guiri, imagino que colorado como un cangrejo. Empieza su camino desde Bagamoyo hacia el interior del continente con la muerte de los caballos por la mosca tse-tse, el ataque de las fiebres, la espantosa estación de las lluvias y las batallas campales en las que se mezcla. Escarmentado de la experiencia, debera ingeniarselas para rodear las zonas de conflicto tribal o atravesar el territorio de jefes codiciosos con rapidez y sigilo.

    La caravana avanzaba en 3 grupos, compraba viveres por el camino, y muchos de sus hombres desertaban con sus fardos. Stanley deplora del negro la codicia, y no duda en apalear a su jefe de porteadores o encadenarlos con argollas si es necesario. Recae varias veces enfermo de malaria.

    La narración es fluida, cuenta su asombro ante la belleza del paisaje, la mania de dispararle a todo lo que se menea y como se las tiene con sus hombres cuando le fallan hasta el punto de plantarles el cañon de la escopeta en la cara. Porque él es el jefe, la parte contratante que exige y negocia. Las frases son lapidarias, varias veces supremacistas:

    "... No retroceda delante de estos árabes; recuerde que pertenece a la raza blanca." (pag 72).

    "No podia mirar aquellas banderas sin enorgullecerme (la britanica y la de EEUU), al ver  las dos naciones anglosajonas representadas en aquel mar interior, frente a una naturaleza primitiva y a unos pueblos enteramente salvajes" (Pag 248).


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    Pero asi se las gastaban en aquellos años. Observa como solo alli por donde ya pasaron los esclavistas antes, los nativos los reciben con mucho recelo. Stanley los describe, pero solo se relaciona con los musulmanes hasta que llega al lago Tanganika, en cuyas orillas hay una poblacion, Ujiji, en donde podra decir por fin aquello de "El doctor Livingstone, supongo", mientras esta rodeado solo por negros en miles de kilometros a la redonda. La admiración por él parece sincera, es el unico con quien no se cree superior ni trata con altaneria. Como no hay en esos años aventurero sin su descubrimiento bajo el brazo, se fueron al norte del lago Tanganika en canoa. Estuvieron juntos 4 meses. Cuando Stanley lo encontró, Livingstone estaba viviendo de la caridad de la población, sin medios para viajar y deprimido. La prensa mundial se habia inventado a un heroe misogino, que huia de la civilización, un tipo de explorador formidable dominando a los salvajes, pero el que halla el periodista es un hombre sabio, entrado en años, humilde y agradecido a los africanos, y con ganas de culminar sus proyectos.

    La Sociedad Geográfica Británica no quiso reconocer el auxilio que Stanley le prestó. El 6 de mayo de 1872 Stanley regresa a Bagamayo, frente a Zanzibar, y el libro se diluye al final en una dura diatriba con los engolados exploradores de salón de Londres. Curioso el manejo de la figura de Livingstone por parte de la prensa de la época sin conocerlo de verdad.

   
   El primer vídeo ilustra los hechos contados en el libro, el segundo muestra unos grabados de Stanley.


EN BUSCA DEL DOCTOR LIVINGSTONE, de Henry Stanley. Ed Martnez Roca, 337 pag

UN HOMBRE PARA TODOS LOS TIEMPOS

¿Podemos imaginar todavia a un hombre visitando lugares inexplorados de la tierra, conociendo a gente de la que no se conocia su exitencia? Eso sería como visitar otro planeta. Pero en éste, eso le paso a James Cook.

    Tal vez por una malsana rivalidad historica, la figura de James Cook no haya tenido mucha significacion en la peninsula, pero es sin duda uno de esos hombres cuya personalidad y logros lo hacen merecedor de ser universal, aun a costa de los británicos, quienes lo tienen como un icono más de su apolillado Imperio. Rompe muchos moldes: hijo de humildes aparceros, acaba siendo más prestigioso que los señores aun feudales para quienes trabajó: rompió con un destino previsible. Los lores del Almirantazgo se apoyaron enseguida en su persona para llevar a cabo proyectos que no habria sido facil encargar a otros de su época para sentar las bases geopolíticas de un imperio en ultramar: rompió con las prácticas seculares de navegación adoptando avances tecnologicos.

    Sin duda que esto da una idea de que Cook merece una atención mayor que la que ofrece este libro de Vanessa Colingridge, pero como obra divulgativa cumple su función en cuanto a la fluida exposición de los hechos, el acercamiento que intenta al hombre que esta dentro del personaje (su mujer quemó las cartas que le habia dirigido al conocer su muerte) y, en menor medida. a las visicitudes de su antepasado, otro Colingridge. George Colingridge hizo fortuna en muchos paises con su oficio de grabador pero se apasionó con un conjunto de mapas del s XVI sobre Australia y los mares del sur que lo entroncan con las idas y venidas del capitan en el s XVIII, y de ahí su pertinencia en un libro sobre Cook. Creo que al acabar el libro, da otra perspectiva de la biografia entre las muchas que deben pulular por el mundo, al dejar en el aire una pregunta: cuando Cook señalaba por donde ir o descubrió nuevas islas, ¿sabia de ante mano lo que iba a encontrar?

    Lo encontramos en el ambiento cuaquero de Whitby en 1749 de aprendiz en barcos de carga de carbon. En 1752 aprueba el examen de piloto y tres años despues se enrola en la Marina Real, justo cuando empieza la Guerra de los Siete Años entre Francia y Gran Bretaña, momento en que se asientan las bases del Imperio y la sociedad industrial se abre paso con el nacimiento del capitalismo. Es el momento sacar frutos a la Ilustración. En 1757 está cazando barcos franceses por el Canal de la Mancha y en 1758 marcha a la desembocadura del río San Lorenzo, en Canadá, para echar de alli a los franceses. Pocos años después los norteamericanos les echarán a ellos. Alli se dedica sobre todo a cartografiar con exactitud. entre otras zonas, las costas de Terranova, un importante enclave geoestrategico con bancos de pesca. Las mediciones hasta entonces no eran sino estimaciones, por lo que la apropiación de recursos y riquezas era motivo de conflictos y disputas. Con Cook, y su uso de nuevos metodos topográficos, llevó la precisión al mapa donde ubicar las cosas de este mundo.

    Aquello le valió ser contratado para lo que sería un viaje de I+D actual: los Mares del Sur, ver lo que hay, y ver qué se puede aprovechar. El primer viaje (1768-71), con motivo del tránsito de Venus que debe ser medido en las islas Tahiti (era un buen astrónomo, como cualquier buen marino), sirvió de modélica navegación para los futuros marinos británicos: minimizó la perdida de hombres, trató de forma humana a los aborigenes, salvó por los pelos la Gran Barrera de Coral y sus ganas de saber qué había más allá, donde siempre había vagos o fantasiosos informes, fueron el reflejo para otros capitanes con ganas de dejar huella en la historia. Unas ganas mayores que cualquier dificultad del género que fuera, y el libro es una bonita narración de como las superó.

    El segundo viaje (1772-75) es parecido porque también se le ordena descubrir un supuesto continente austral y ensayar innovadores instumentos nauticos, como el cronómetro K1. Lo que sí casi descubre es la Antártida. En el tercero (1776-79) debe buscar un paso al norte de América, por el Artico, que conecte Europa con Asia y las islas del Pacífico, cosa que no logró. Es en este viaje donde la autora nos descubre a un capitan en total decadencia, sin ascendiente sobre sus hombres, tomando malas decisiones, incluso la que le llevó a la muerte en las islas Hawai que él descubrió, tras un montón de encontronazos con los isleños. Unas circunstancias que en los anteriores viajes se habia cuidado de sortear pero que aqui le llevaron a morir como Magallanes, en la playa, con la duda de si abandonado por alguno de los suyos, pero además chamuscado y tal vez, engullido hasta el hueso en alguno de sus trozos.

    Alguno de los aciertos de la autora han sido traer a este libro las versiones de otros compañeros de Cook, anotar trozos de su diario e informarnos de otros navegantes igual de valerosos cuyos logros tal vez no sean tan reconocidos, pero que ya vieron algunos de los escenarios del Cook (como Australia) antes que él: holandeses, españoles, franceses y lusos. En contra de la visión de la autora, decir que parece medir los logros de la humanidad con la medida de los logros británicos: si ellos no fueron los primeros en todo, anduvieron cerca (véase el subtitulo del libro).

     Memorables paginas son el paso laberíntico de las barreras de coral al norte de Australia (debe aprovechar el impulso de una ola para atravesar un estrecho pasillo en la barrera mientras tienen un montón de vias de agua y se hunden poco a poco), o cuando los tiburones muerden remos y el timón de las embarcaciones ante los asustados marineros, o las puñaladas en el cuerpo de Cook, caido ya en el agua de Kealakekua Bay, un 14 de febrero de 1779.

    En realidad, este es un libro lleno de matices y de ideas para reflexionar sobre qué es la exploración. La vida de Cook está llena de aventuras y contrastes dignos de reseña.

El capitán Cook, el mayor explorador de todos los tiempos, de Vanessa Collingridge,    483 pg de lectura.  Ediciones Martinez Roca, colección Booket, 2004

SAGA DE LOS GROENLANDESES / SAGA DE ERICK EL ROJO. Autor anónimo.

¿Por qué una historia escrita en el año 1200, del que se conservan manuscritos del s XIV y que cuenta sucesos del siglo IX, merece ser leída? Porque narra sucesos extraordinarios, porque sus protagonistas son gente endurecida y valiosa, y porque está bien escrita incluso para lectores del siglo XXI. En definitiva un libro de viajes marítimos y aventuras muy diferente a los habituales. Original y básicamente verdadero.

    Los vikingos eran aventureros profesionales. Que eran gente indómita, individualista, valiente, dada a agrandar su fama entre la población, y pendenciera, es algo que suponemos. Que eran más refinados y cultos, laboriosos y comerciantes antes que bandidos, no entra en nuestros estereotipos. Su literatura deslumbra estos últimos años a quienes se acercan a ella con ese mismo espitiru: valiente y sin complejos. Como en cualquier género, los mejores de estos libros, basados en relatos orales incluso con más de 1000 años, cuentan notables historias bastante fieles a la Historia que son capaces de atrapar al lector más escéptico y banal. La acción es intensa, los personajes sencillos pero bien ensamblados, los sentimientos sobrios pero auténticos, la cultura que destilan llena de ramalazos precristianos y germánicos, algo desconocido en nuestras latitudes. Esa novedad juega a su favor también. Las mejores sagas se han comparado a veces con reportajes por su concisión, realismo y modernidad de lenguaje, virtudes raras en la Edad Media.

    Las dos sagas comparten personajes islandeses. Son los europeos que llegan por primera vez a Groenlandia y después a Vinland, en la costa noroeste de Norteamérica. Y se suceden muchas aventuras: descripción de la costa del Labrador, refriegas con indios nativos, epidemias que asolan las colonias groenlandesas y las frecuentes disputas internas entre los propios vikingos que conllevan asesinatos y posteriores venganzas.

    No hay que temer encontrar en las primeras sagas las batallitas de heroes tipo Conan ni bravuconadas mediavales. Esas vendran en siglos posteriores por influencia francesa y latina básicamente. Estos personajes luchan por su vida y sus objetivos sin grandes alardes. El autor de las sagas sabe que son gajes del oficio vikingo el ganar, el fracasar y el morir. Las muchas idas y venidas entre Islandia, Groenlandia y Vinland no dan tregua a la acción.

    Realmente, para no conceder sentimentalismo alguno a los hechos, sorprende y conmueve a la vez la fuerza interior de aquellos hombres libres para enfrentarse a sus miedos y a lo desconocido. Capaces de fiarse de las noticias que sembraron marineros precedentes, siempre en busca de productos que intercambiar, y de estar muy seguros de sus habilidades en el mar, de la construcción de barcos (los mejores de su época), y de sobrevivir a regiones del mundo inhóspitas. Suena a siglo XX, pero es el siglo IX, y sin internet.

    ¿Burdos los vikingos? ¿Salvajes, atrasados? No más que los otros pueblos de su época. Más bien su historia es toda una lección de ambición y prosperidad durante dos siglos. Y los personajes de estas sagas son su descubrimiento.

Saga de los Groenlandeses, Saga de Erick el Rojo. Ediciones Siruela, 130 páginas, cuenta con ameno y conveniente prólogo. Primera edición 1983, yo cuento con la 5ª de 1993 aunque ha habido posteriores.

miércoles, 21 de noviembre de 2012


UN CAMINO EN EL MUNDO   

    Hablamos en esta ocasión de un libro súmamente inteligente. Aunque escrito en 1994, es una obra imperecedera como pocas, cosa extraña en la literatura de viajes. Porque trata de eso, de viajes y mucho más: de la idiosincrasia de la isla caribeña de Trinidad, de los origenes de la comunidad indú en esa isla, del colonialismo caribeño y africano básicamente anglosajón. De estar alejados de cualquier punto de inetrés en el mundo.

    El libro no sigue una historia concreta sino que cada uno de sus capitulos nos desarrolla diferentes argumentos: su infancia y adolescencia en la isla del caribe de Trinidad, los corsarios ingleses en el Orinoco (dejandose a un tal Jack Sparrow perdido en la selva), viajes por Africa en pleno proceso postcolonial, la metropoli londinense... En realidad toda una amalgama en varios escenarios (India, Trinidad, Africa, Caribe) para explicarnos que la busqueda de identidad de la isla es la del propio narrador. Los personajes pueblan varios capítulos, pero parecen perdidos en sus conversaciones y buscando su propia identidad. Transmiten desasosiego y fracaso en ese viaje. Y es que descubrimos a hindues fuera de la India, a una administración casi anglosajona que rompió con Londres solo de derecho, no de hecho, y a unos antillanos mirando más a Europa que a su propio continente.

     Es un libro para aprender a mirar un mundo extraño, no tanto un libro de aventuras de viaje. La impresión de lo que ve el narrador, y lo que va comprendiendo en su viaje por distintos escenarios es lo que se aprende de este libro tan comlejo y rico en matices.

    El autor, V. S. Naipaul, es Premio Nobel de Literatura 2001, y uno de los más celebrados. La suya es una mirada extrañada y complice hacia el mundo. Original, una narración en el límite entre la realidad y la ficción. Todo un placer aunque no viajes, porque el libro es un movimiento constante. Una gran experiencia con un título espléndido.

Un camino en el mundo, V. S. Naipaul. Escrito en 1994. Editorial Debolsillo, primera edicion 2005, 382 pag

CHO OYU

¡¡¡¡¡Te vas a perder un gran libro!!!!! Es muy dificil de localizar, esperemos que alguien lo reedite: merece mucho la pena. ¿Por qué? Ya no se encuentran fácilmente  libros de montaña en los que prime el compañerismo entre los integrantes de una expedición tanto como el éxito que buscan. Ese fue el rasgo distintivo de la primera ascensión al Cho Oyu (1954), el ochomil que subieron Tichy y sus amigos un año después de la ascensión al Everest. Por eso, si tienes la oportunidad de comprarlo en algun mercadillo como hice yo hace años, en eBay o en alguna biblioteca pública, hazte con el. Un libro refrescante, sin divos de la montaña, sino el placer de asumir un reto precioso entre amigos.

    Para empezar no es una expedición con las instituciones de un pais respaldándola, ni la organización que elaboró Tichy era semi-militar, características de propias de su época. Simplemente, se apañaron. Todos ellos venían de hacer seismiles sin pisar todavia en el Himalaya. Se juntaron el autor como lider más dos austriacos, Sepp Jochler y Helmut Heuberger. Con ellos, 7 sherpas. Uno de los atractivos del libro es lo bien que cuenta las relacciones que se establecen entre todos ellos, con la peculiaridades de cada uno dentro de la expedición, desde la misma salida de Katmandu.


    Hay también un interés evidente de Tichy por descubrir el Nepal rural y profundo que atraviesa hasta internarse en el Cho Oyu (monasterio de Seta, de Ringmo, los coolies,), el de las personas antes de la invasion turística. Tichy no espera al Cho Oyu para contarnos ya las vicisitudes del viaje con humor. Lo bueno es que cuenta las que él vive, como la vez en que descubren a lo lejos la cima del Everest, o cuando pierden a un porteador u otro les roba, o la pelea a pedradas de Namche Bazar: parece que Tichy los conociera uno a uno.

    Otro de los grandes alicientes es descubrir con Tichy cómo se descubre la ruta de ascensión más fácil de esta montaña. Recordar que pisaba terreno virgen de presencia humana: las dudas frente a lo que ve son constantes, ¿cómo tomar entonces la mejor decisión?

    Al final, solo lograrán la cumbre al segundo intento, Jochler, Tichy y un sherpa, Pasang. Entre medias, un potente huracán que los bajó del campamento IV con Tichy y sus manos congeladas, justo cuando estaban en la noche previa a atacar la cumbre. Y también una expedición suiza llegada para disputarles la cima. A Tichy, con sus manos, han de atarle el calzado, muestra del compañerismo y la relativa dificultad de la ascensión. Sin duda un relato muy rico en detalles como la convivencia entre la gente de la expedición, la cultura sherpa, las anteriores expediciones por la zona, el yeti (Tichy creia en él) o las experiencias en la zona de la muerte.



    "Mi plan del Cho Oyu no surgió de un indeclinable deseo de subir un ocho mil. Durante los largos preparativos no pasó por mi mente el que la cumbre pudiera proporcionarme un placer singular. Tampoco fue vanidad lo que me trajo hasta aquí, sino toda una cadena casual de consideraciones.
    Al contemplar ahora el dilatado cielo del Tibet, convirtiose todo esto de repente en algo distinto. Deseaba meterme dentro de aquel cielo que, habiéndonos excluidos tal vez de sus intimas esencias, nos toleraba tan solo a su lado; anhelaba acercarme a él, después de tantos años de haberme atraido sin decepcionarme jamás..."

    "De pronto, nos encontramos con una visión ilimitada: hemos llegado a la cumbre.
    Pasang se acerca a nosotros. Su piolet está clavado en la nieve y en él ondean las banderas de Nepal, Austria y la India. A pesar de que soy poco amigo de banderas, los símbolos de mi patria y de los dos paises a los que tanto amo y tanto debo, hacen que se me humedezcan mis ojos. Son las tres de la tarde del 19 de octubre de 1954.
    Pasang me abraza. Por sus mejillas resbalan unas lágrimas, y el fuerte viento se las lleva al infinito, convertidas en cristalitos de hielo. La cumbre significa para él mucho más que para nosotros.
    -¡La cumbre, sahib, la cumbre!




Cho Oyu, de Herbert Tichy, Grupo Editorial Ceac, Colección Timun Mas-Caravanserai, 1997, 277 pag con fotos

LAS COLUMNAS DE HERCULES, de Paul Theroux

    A mediados de los 90, este conocido periodista y escritor (mucho más entonces que ahora) salió de su norteamerica natal y recaló en Gibraltar, al lado de una de las columnas de Hercules. Su objetivo era contar en este libro su viaje, hecho en dos momentos, en torno al mar Mediterraneo. En cada región que atraviesa, en cada isla de las que visita, corteja el paisaje, respira el ambiente de los conglomerados urbanos que recorre en tren, ferry o autobús  Sus reflexiones sobre nuestro país en pleno auge del ladrillo costero y cierto encuentro con la Guardia Civil son algo tópicas, pero creo que ciertas. En los países por los que transita, siempre fuera de temporada turística, parece que no todo lo que ve y escucha le invita a explayarse por igual. En cualquier caso merecen la pena sus referencias a lugares como Albania (una vida postcomunista que atrasó a toda una sociedad a niveles miserables), a Sicilia y la suciedad de las playas, la gente tan especial que encuentra en el Chipre dividido. Por otros lugares pasa sin pena ni gloria, amen de que no visita Libia ni Argel porque no se atreve como norteamericano a entrar en contacto con regímenes políticos difíciles en 1994.

    En Egipto visita a Naguib Mahfuz, y en Tanger a Paul Bowles. Decir con esto que, además de alentarle lo cultural del viaje, se aprecia en Theroux un intento por ser el turista que no va a lugares típicos en la típica época del año con el aire de no enterarse de nada. Pero como pasa muchas veces, tamaño viaje supone tiempo para profundizar. Y eso el autor no lo hace.

    Su mirada es la del turista observador que apenas se detiene, lo cual le hace ser inevitablemente parcial, sensación atenuada la ironía  leve pero continua. Por otro lado, las cosas han cambiado tanto para la mayoría de esas sociedades (crisis griega, primavera árabe  crisis española, crisis, crisis, crisis) que volver a pasar por los mismos sitios puede no ser lo mismo tras casi 20 años. Lo leí en 2011, después de conocer algunos de los lugares que describe, y algunos me parecieron comentarios flojos. El busca ser otro de los escritores, los cita, que a lo largo de los años sucumbieron al poder del Mediterráneo. Busca esa mirada.

    El libro acaba junto a la otra columna de Hércules, en Tanger.

    No es el mejor libro de Theroux en absoluto, pero parece sincero con lo que ve. El resto es inventar.

Las columnas de Hércules, de Paul Theroux, Ed. Punto de Lectura, 2010. 740 pags.