AUTOBIOGRAFIA, de Henry M. Stanley
Ya hablamos de otro libro de Stanley, aquel en el que sale a la búsqueda de Livingstone en el corazón de África y le saluda con "¿El doctor Livingstone, supongo?". En este otro libro, su autobiografía, digamos que hace un barrido de principio a fin de su existencia, nada monótona por supuesto. Y es que los personajes decimononos es lo que tienen: todavía tienen un gran recorrido por delante para definir la tierra como la conocemos, la novela, la economía, etc. Y en ese sentido, Stanley tiene algo que decir a lo largo de sus 63 años de vida.
El libro, por otra parte, es una amalgama de sus diarios, de sus libros y de los recuerdos de su viuda. Asi que es su esposa en realidad quien da por concluida, con su participación en el libro, el esfuerzo de Henry por justificarse. Pero si Stanley es un hombre un éxito apabullante, que se codea con todos los estratos sociales desde reyes a esclavos, pasando por pachás, generales, piratas, obreros, diputados ingleses, periodistas, etc, si Stanley es un hombre cuya opinión importa incluso a nivel mundial, ¿de que debía justificarse? Tal vez de las denuncias sobre los desmanes de los belgas en el Congo, tal vez de no hacer lo suficiente por el destino de los negros, tal vez de denuncias de enriquecerse expoliando los recursos de los legítimos habitantes, por participar en el reparto de Africa por parte de las potencias coloniales... En cualquier caso, Stanley cuenta la versión de lo que hizo, de por qué lo hizo y despeja algunos de esos balones, así como pone el dedo acusador en otros actores. Muchas veces lamenta la indecisión de Inglaterra a la hora de implicarse en el continente porque realmente cree en la visión civilizadora del Imperio frente a, principalmente, las ambiciones alemanas.
Stanley 1877 |
Stanley y Livingstone |
"Una vez dentro, los ancianos son sometidos a reglas severas y trabajos sin provecho, mientras que los menores son castigados y disciplinados de una manera contraria a la justicia y la caridad. Para el anciano es una casa de muerte lenta, para el joven es una casa de tortura. Los pobres son los fracasos de la sociedad y se les destina al asilo para que pasen allí el resto de su miserable existencia., deshilando cuerdas viejas para el calafateo de embarcaciones" (En referencia al Asilo de Pobres de la Union de Saint Asaph, 1847)
Stanley y esposa |
"La soledad es algo terrible, especialmente cuando me acuerdo de mis hijos. He perdido mucha de mi felicidad, lo sé, a causa de este peregrinar mio lejos de ellos. Es como si hubiera nacido en el exilio;..."
No merece la pena contar lo que pasa en el libro: es largo y extenso, muy variado. Siendo un libro de aventura, contarlas es quitarle interés al libro, y esta reseña es solo una opinion, y lo mejor es leer el libro. Es preferible no saber de qué va el libro y no perder asi las expectativas (para saber la vida y milagros un vistazo a wikipedia es suficiente). Lo bueno del asunto es que nos lo cuente Stanley, y que nos dejemos sorprender, que nos enganche. El libro tiene un defecto a la hora de leerlo y es que a veces no se lee con igual ritmo narrativo: cuando es el estilo en primera persona de Stanley en una narración de una aventura, el libro es muy entretenido (sale el periodista inspirado), pero esas fases de la vida de Stanley narradas con trozos de sus diarios o los recuerdos de su viuda se hacen plumbeos. Pero, con todo, es una narración tan emocionante que merece la pena leer: las descripciones de Africa son extraordinarias. También es un documento de primera mano, a fin de cuentas, de los valores que prevalecían hace 110 años para justificar el colonialismo en Africa. Se afana mucho en defenderse como moderador entre blancos y negros, en defender la vida de los negros frente a los esclavistas arabes, incluso afea las matanzas de animales de la sabana por placer, etc. Habia muchas voces en su tiempo que lo acusaron de lo contrario, y esas voces debian tener una replica incluso despues de fallecer.
Estatua en Debling, Gales, donde nacio |
Tumba de Stanley en Pirbright, Inglaterra. |
AUTOBIOGRAFIA, Henry M. Stanley. Ediciones B 2008, unas 800 paginas