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lunes, 30 de septiembre de 2019

EL TRABAJO HUMANITARIO DEL EXPLORADOR NANSEN. LOS VENCIDOS, de Robert.Gerwarth

EL TRABAJO HUMANITARIO DEL EXPLORADOR NANSEN. LOS VENCIDOS, de Robert.Gerwarth

    "Dado que muchos de aquellos campos de refugiados muy pronto se vieron desbordados, los Aliados no tuvieron más remedio que internar a los famélicos refugiados rusos a bordo de barcos fondeados en el mar de Mármara. «El buque Wladimir, pensado para transportar a seiscientos pasajeros, actualmente tiene ¡a más de 7000 personas a bordo! —informaba desde Constantinopla un miembro de Cruz Roja Internacional—. La mayoría vive al raso en cubierta, otros en la bodega, donde se están asfixiando.»
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    Como reconocimiento a la magnitud de aquella tragedia humana, la Sociedad de Naciones acabó creando una Alta Comisión para los Refugiados en 1921, con el legendario explorador noruego Fridtjof Nansen como primer director. Nansen se había hecho merecedor del puesto no tanto debido a sus expediciones polares de mediados de la década de 1890, muy divulgadas por la prensa, sino a su experiencia en la repatriación de prisioneros de guerra a partir de 1918. Sin embargo, su logro de mayor relevancia histórica fue un documento de validez legal creado en 1922 como respuesta a la crisis de los refugiados rusos: el Pasaporte Nansen, que hacía posible que las personas apátridas circularan y se instalaran en el extranjero bajo el patrocinio de la Sociedad de Naciones y de la Alta Comisión para los Refugiados."

LOS SOVIÉTICOS EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. YO FUI MINISTRO DE STALIN, de Jesus Hernandez Tomas

LOS SOVIÉTICOS EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. YO FUI MINISTRO DE STALIN, de Jesus Hernandez Tomas

    "...no creo que estará de más conocer este pasaje de la carta de Stalin a Francisco Largo Caballero, en vísperas de que los mismos rusos decretasen su decapitación política. Dice así:

   «Hemos procedido a enviaros un número de nuestros camaradas militares para que se pongan a vuestra disposición. Estos camaradas han recibido las instrucciones de servir con sus consejos en el terreno militar a los jefes militares españoles, cerca de los cuales los podrá usted enviar.

   »Les hemos ordenado categóricamente no perder de vista el hecho de que, a pesar de toda la conciencia de solidaridad de que están penetrados el pueblo español y los pueblos de la URSS, un camarada soviético, siendo un extranjero en España, no puede ser realmente útil más que a condición de atenerse estrictamente a las funciones de un consejero y de consejeros solamente.

   »Pensamos que es precisamente de esta manera como son empleados por usted nuestros camaradas militares.

   »Le rogamos nos informe, en amigo, en qué medida nuestros camaradas militares cumplen con éxito las tareas que ustedes les encargan, porque, bien se entiende, que solamente si usted juzga favorablemente su trabajo será útil permitirles continuar en España.
   
   »Le rogamos igualmente comunicarnos de forma directa y sin ambages vuestra opinión sobre el camarada Rosemberg: ¿el Gobierno español está satisfecho o cree necesario reemplazarle por otro representante?…»

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   Así de complacientes se mostraban Stalin, Molotov y Vorochilov, en su carta a Largo Caballero. Lo que les sobraba de ramplona modestia les faltaba de sinceridad. Los consejeros soviéticos procedían como colonizadores, ignorando y vejando a las autoridades españolas. Los rusos expulsaron a Largo Caballero de la presidencia del Consejo de Ministros; los rusos impusieron a Negrín; los rusos decretaron la caída de Indalecio Prieto del Ministerio de Defensa; los rusos hacían lo que les daba la gana en la policía, en el Ejército y, siempre a través del Partido Comunista de España, en la política general del país; los rusos obstaculizaban o saboteaban las operaciones militares que no convenían al juego de los tahúres del Kremlin; los rusos tenían sus propios Estados Mayores que actuaban por y sobre los Estados Mayores del Ejército de la República; los rusos eran, en general, soberbios y engreídos; los rusos atropellaban el derecho, la ley y la dignidad de los españoles; los rusos jugaban con las entregas de armas y se hacían temer, pues sus enojos repercutían directamente en la marcha de nuestra guerra. Los conceptos de la carta, palabras, palabras… y nada más que palabras."


viernes, 27 de septiembre de 2019

OSADIA, de Hector Mujica

Osadía, de HECTOR MUJICA

Ver no es abrir los ojos,
              es arrojar a un lado el bastón blanco:
                                           osar andar
                                                       sobre el saberse perdido.

LA RESPONSABILIDAD DE LOS INDIFERENTES. TREGUA PARA LA ORQUESTA, de Fania Fenelon

LA RESPONSABILIDAD DE LOS INDIFERENTES. TREGUA PARA LA ORQUESTA, de Fania Fenelon 


"—¡Fania! ¡Las casas, las chimeneas humean!

    Es cierto. Esas humaredas son de personas que viven, se calientan, cocinan, son ligeras, azules y amarillas, muy diferentes de las que emergen de nuestros crematorios, negras como el hollín, espesas como el alquitrán.

    Las gentes se dedican pacíficas a sus ocupaciones, las tiendas tienen escaparates, aunque poco provistos. Nos cruzamos ion algunas personas, no muchas, mujeres, viejecitas que caminan a pasitos cortos, ancianos. Ni un solo joven, chico o chica. ¿Dónde están? ¿En la guerra? Es una ciudad silenciosa, la nieve en la que nos hundimos, ahoga los pasos, los ruidos. Nadie vuelve la cabeza a nuestro paso, nadie nos dirige una mirada, ni curiosa ni hostil, no existimos. ¿Cuándo cesaremos de ser nadie?

    Aquellas gentes que iban y venían, que hacían cosas normales, entraban y salían de sus casas, aquellas mujeres que acudían a efectuar sus compras llevando de la mano a un niño de rosadas mejillas relucientes como manzanas ¿sabían que eran felices? ¿Sabían que para nosotras representaban la vida? ¿Por qué nos negaban una mirada? No podían ignorarnos, sabían de dónde veníamos: los trajes rayados, los Kopftücher que disimulaban nuestros cráneos afeitados, nuestros rostros demacrados, proclamaban nuestro origen. Al pasear no se les prohibía pasar ante el campo de Birkenau, cuyo aspecto siniestro no disimulaba su función. ¿Creían que las cinco chimeneas con sus nauseabundas humaredas eran de la calefacción central? ¿Y qué deseaba yo exactamente? ¿Que aquel pueblecito de cinco o seis mil habitantes se sublevase y su población germana, implantada allí desde la victoria alemana, acudiese a liberar el campo? ¿Por qué habían de sentirse responsables de nosotros? Una ráfaga de violencia hace que la sangre se me suba a la cabeza. ¡Todos son responsables! Todos los hombres lo son, la indiferencia de uno solo es nuestra sentencia de muerte.
Los miro intensamente, no quiero olvidar sus caras de rata. No nos ven. ¡Qué cómodo es eso! No quieren fijarse en nuestros harapos rayados, como tampoco en los Kommandos de las «musulmanas» que atraviesan, despavoridas, su pequeño pueblo tranquilo, escoltadas por los SS y sus perros. Más tarde, cuando termine la guerra, estoy segura que dirán que no «sabían» nada y les creerán."

jueves, 26 de septiembre de 2019

LOS SEAL, VOCACIÓN INNATA. EL ÚLTIMO FRANCOTIRADOR, de Kevin Lacz

LOS SEAL, VOCACIÓN INNATA. EL ÚLTIMO FRANCOTIRADOR, de Kevin Lacz

    "Habrá gente que te diga que los SEAL se hacen. Describirán el BUD/S, contarán que cerca del 80% de los candidatos se rinden o fracasan, e intentarán describir de mil maneras que las fuerzas especiales de la Armada cogen a los hombres más duros y los convierten en SEAL.

    Pero es una gilipollez.

    Un SEAL no se hace. Nace.

    Desde el primer momento en que un candidato pone el pie en la playa de Coronado, o tiene lo que hace falta o no lo tiene. Por mucho que la Armada se empeñe, no hay forma de saber cuál es el factor verdaderamente crucial. La gente que se incorpora a las filas viene de todos los niveles sociales, de todas las regiones del país, con cuerpos y capacidades muy diversos. Aunque algunos son los más rápidos, los más fuertes y los que están en mejor forma, no necesariamente tendrán éxito: la clave del éxito no se puede medir ni en minutos ni en kilos. Los que al final aprueban el curso básico del BUD/S y el avanzado de la Capacitación, y se suman de hecho a los Equipos, poseen una energía intangible y una capacidad de resiliencia que valen mucho más que miles de horas de preparación en cualquier pista o piscina.

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    Los Equipos no «hacen» a un SEAL, pero sí que afinan las capacidades que cada cual posee de entrada. Le despojan de las capas que tapan el instinto asesino que duerme en algún lugar del interior y le enseñan a ser útil. El Equipo cincela y elimina los excesos.

    Lo llamamos «hermandad» porque las experiencias forjan lazos de unión, pero también porque somos una familia de hombres separados de todos los demás. Nuestro espíritu guerrero innato nos une. En el nivel más básico y primario, estamos cortados por el mismo patrón."

ORDESA, de Manuel Vilas

ORDESA, de Manuel Vilas

    "Ojalá pudiera medirse el dolor humano con números claros y no con palabras inciertas. Ojalá hubiera una forma de saber cuánto hemos sufrido, y que el dolor tuviera materia y medición. Todo hombre acaba un día u otro enfrentándose a la ingravidez de su paso por el mundo. Hay seres humanos que pueden soportarlo, yo nunca lo soportaré."

miércoles, 25 de septiembre de 2019

D'ANNUNZIO Y LA MARCHA SOBRE FIUME. LOS VENCIDOS, de Robert Gerwarth

EL PREMIO NOBEL DE LITERATURA D'ANNUNZIO Y LA MARCHA SOBRE FIUME. LOS VENCIDOS, de Robert Gerwarth 

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    "...Después de la guerra, D’Annunzio, como muchos otros veteranos, esperaba que Italia fuera recompensada por sus sacrificios. Pero a raíz del llamamiento público de Woodrow Wilson a los italianos para que suavizaran sus exigencias territoriales en abril de 1919, en el Ejército se difundió el rumor de que el Gobierno de Roma estaba a punto de ceder a la presión estadounidense. Aquella sospecha se vio ulteriormente reafirmada cuando, el 23 de junio de 1919, el economista Francesco Saverio Nitti, líder del ala radical del Partido Liberal, sustituyó a Orlando como primer ministro tras la destitución de éste. El nombramiento de Nitti fue especialmente bien acogido por las demás delegaciones de las grandes potencias en París, que le consideraban una persona más razonable que Orlando. Pero iban a llevarse una decepción. Ante la presión de la opinión pública, y sobre todo de la derecha, Nitti y su Gobierno se negaron a renunciar a su reivindicación sobre Fiume. Sin embargo, la derecha nacionalista seguía sin estar convencida de que Nitti pudiera zanjar satisfactoriamente la cuestión de Fiume.

Resultado de imagen de D'ANNUNZIO Y LA MARCHA SOBRE FIUM    Y entonces D’Annunzio decidió actuar. El 11 de septiembre inició su famosa «Marcha sobre Fiume» desde Ronchi dei Legionari (Ronke), a aproximadamente 300 kilómetros de distancia al noroeste. Contaba con menos de doscientos soldados, pero en seguida se le sumaron más. Cuando D’Annunzio llegó a las afueras de Fiume a bordo de un Fiat de color rojo vivo, su ejército había aumentado hasta los 2000 hombres, en su mayoría antiguos miembros de las tropas de choque, los arditi. La guarnición multinacional de los ejércitos aliados que custodiaba la ciudad, formada mayoritariamente por soldados italianos, entregó el poder a D’Annunzio sin disparar ni un solo tiro.
    A lo largo de los quince meses siguientes, D’Annunzio gobernó como líder indiscutible (Duce) de lo que había pasado a llamarse Regencia de Carnaro, y que contaba con su propia constitución y su propia moneda. El propio D’Annunzio no era un fascista en ningún sentido relevante, y Fiume siempre fue un lugar asombrosamente no violento para los estándares de la época, pero la nueva ciudad-Estado iba a convertirse en un punto de referencia crucial para los nacionalistas italianos. Mussolini, que en un primer momento se mostró cauto respecto a la aventura de Fiume, posteriormente iba a nutrirse profusamente de los experimentos y rituales políticos de D’Annunzio, ya que imitó algunos elementos de su nacionalismo imperial y secular, y gestos simbólicos (como la Marcha sobre Roma, que en parte se inspiraba en la Marcha sobre Fiume de D’Annunzio).
Resultado de imagen de D'ANNUNZIO Y LA MARCHA SOBRE FIUM    A lo largo de la existencia de la Regencia de Carnaro, el Gobierno de Roma intentó poner fin al poder de D’Annunzio por el procedimiento de mantener un bloqueo naval contra Fiume. Pero el Gobierno italiano siempre rehuyó una ofensiva militar directa contra Fiume, en parte porque temía una probable reacción violenta de los nacionalistas alentada por la simpatía generalizada hacia la insubordinación de D’Annunzio. Roma se decidió a actuar tan sólo en diciembre de 1920, poco después de firmar el Tratado de Rapallo (que convertía a Fiume en un Estado libre). El día de Nochebuena, tras un bombardeo naval italiano, D’Annunzio y sus seguidores rindieron la ciudad. Sin embargo, incluso después de que D’Annunzio se retirara a una villa a orillas del lago de Garda, su legado político subsistió, y Fiume siguió figurando en la agenda de los nacionalistas. Mussolini, que en público ensalzaba la «actitud desafiante» de D’Annunzio, y que imitó su estilo populista, muy pronto revocó algunos puntos del Tratado de Rapallo, y la ciudad volvió a formar parte de Italia desde septiembre de 1923 en adelante."

martes, 24 de septiembre de 2019

LA VIEJA MAFIA. BIOGRAFÍA DEL HIJO CAMBIADO, de Andrea Camilleri

LA VIEJA MAFIA. BIOGRAFÍA DEL HIJO CAMBIADO, de Andrea Camilleri

    "...Mencionar un asunto de mafia dentro de un salón de personas «civilizadas» equivalía, en cuanto a mal gusto, a hablar de un dolor de tripas durante un almuerzo de gala. 
    «Cosas de ellos», por lo tanto, y como tales debían continuar.
    Aparentemente sin embargo. 
    Porque la mayor parte, o casi, de aquellas llamadas personas de bien, si ante un problema que les pudiese parecer a primera vista irresoluble por vía legal, tenía necesidad de soluciones poco ortodoxas, no manifestaba escrúpulo alguno en recurrir, a través de amigos de los amigos, al apoyo y a la ayuda de algún mafioso local, por lo demás bien conocido en cuanto tal por el nombre, el apellido y las señas. 
    La mafia pues, ostentosa e hipócritamente ignorada en público, era, en ciertas especiales ocasiones de carácter privado, activada y utilizada. No quiere decirse que estas particulares mediaciones acabasen siempre mal, con disparos y asesinatos: bastante a menudo el mediador mafioso «razonaba» con las dos partes y el poder que tenía detrás hacía a veces que el perdedor, aquel que en el acuerdo acababa por someterse, se inclinase ante aquella ley no escrita, pero ciertamente más respetada que el pronunciamiento de un juez conciliador. 
    Naturalmente la mafia, una vez realizada la intervención requerida y llevado el asunto a buen fin, presentaba la factura nunca cuantificada en dinero, sino en favores, votos y privilegios. Una trama perversa."

LA ORACIÓN DEL PROXENETA. PIMP, de Iceberg Slim

LA ORACIÓN DEL PROXENETA. PIMP, de Iceberg Slim

    "En la celda me pregunté muchas veces, por qué, si existía, podía dejar que el Mudo acabara con Oscar, que tanto le amaba. Por entonces me decía a mí mismo que cabía la posibilidad de que tuviera planes complejos a largo plazo. Sí, puede que hasta tenga razones divinas para permitir que, en el Sur, los blancos se cepillen a los negros. 
    ¡Puede que una mañana al amanecer todos los negros canten Aleluya! Los burócratas blancos de Dios cortarán la cinta roja. Dios se subirá las mangas. Destruirá la alambrada invisible. Exterminará a todas las ratas de los guetos negros, llenará todas las barrigas negras y convencerá a los blancos de que los putos negros también son hijos suyos.

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    Ahora no podía esperar. Estuviera o no allí, por si acaso, miré hacia el cielo. Era la primera vez que rezaba desde lo de aquel rata de Steve, ahora sé que lo único que estaba haciendo era desahogar el miedo. Le dije: 

    —Señor, si estás ahí arriba, ya sabes que soy negro y sabrás lo que pienso. Señor, si en verdad la Biblia es tu libro divino, entonces ya sé que ser chulo es pecado. Si estás ahí arriba y me escuchas, sabrás que no pretendo engañarte. Señor, no te pido que bendigas mi oficio de chulo. No soy tan estúpido. Señor, sé que no eres negro. Sin embargo, seguro que sabes, si es que estás ahí arriba, lo que supone ser negro aquí abajo. Todos estos blancos están pegándose la gran vida, comiéndose toda la chicha. Pues bien, quiero un poco de esa vida y también de esa chicha. 

    »No quiero ser atracador ni camello. Y por mis muertos que tampoco pienso ser portero ni lavaplatos. Sólo quiero ser chulo y punto. No es tan malo, al fin y al cabo las putas están podridas. Además, no tengo intención de cargármelas ni de volverlas locas, ni nada de eso. Sólo quiero vivir un poco a costa de ellas, al genuino estilo blanco. 

    »Así pues, Señor, si estás escuchándome ahí arriba, hazme un favor. No dejes que la palme antes de que pueda disfrutar algo de esta vida y ser alguien en el mundo de los blancos. Después de eso no me importa lo que pase."

domingo, 22 de septiembre de 2019

EL CHURCHILL MAS ANTISEMITA. LOS VENCIDOS, de Robert Gerwarth

EL CHURCHILL MAS ANTISEMITA. LOS VENCIDOS, de Robert Gerwarth 

Resultado de imagen de churchill    "Desde los tiempos de Spartacus-Weishaupt hasta los de Karl Marx, hasta llegar a Trotski (Rusia), Béla Kun (Hungría), Rosa Luxemburgo (Alemania) y Emma Goldman (Estados Unidos), esta conspiración revolucionaria a escala mundial para el derrocamiento de la civilización y para la reorganización de la sociedad sobre la base de la atrofia, de la malevolencia envidiosa y de una igualdad imposible ha ido creciendo sin cesar. […] Ha sido la fuente principal de todos y cada uno de los movimientos subversivos durante el siglo  XIX; y ahora, por fin, este hatajo de personalidades extraordinarias procedentes de los bajos fondos de las grandes ciudades de Europa y Estados Unidos tiene agarrado del pelo al pueblo ruso y prácticamente se ha convertido en el amo indiscutible de su enorme imperio. No hace falta exagerar el papel desempeñado por estos judíos internacionales y en su inmensa mayoría ateos en la creación del bolchevismo y en la materialización real de la Revolución rusa. Con toda seguridad es el papel más importante; probablemente tiene más relevancia que todos los demás."

viernes, 20 de septiembre de 2019

LA RELACIÓN BEATLES--ROLLING STONES. VIDA, de Keith Richards

LA RELACIÓN BEATLES--ROLLING STONES. VIDA, de Keith Richards 

    "Además teníamos montada una especie de sociedad de admiración mutua: Mick y yo admirábamos sus armonías y su capacidad para componer, y ellos nos admiraban por nuestra libertad de movimientos y nuestra imagen, y querían unirse a nuestro rollo. La verdad es que la relación con los Beatles fue siempre muy buena y a la vez muy astutamente planteada, porque en esos días los singles salían cada seis u ocho semanas y tratábamos de organizamos para no coincidir. Recuerdo a John Lennon llamando para decir: 
—Nosotros todavía no hemos acabado de mezclar.
—Pues nosotros tenemos uno listo ya. 
— Entonces salid vosotros primero."

HEMINGWAY, ENLACE CON LOS SOVIÉTICOS. EL CASO ORLOV, de de Boris Volodarsky

HEMINGWAY, ENLACE CON LOS SOVIÉTICOS. EL CASO ORLOV, de Boris Volodarsky

Resultado de imagen de HEMINGWAY en españa    "Durante las largas conversaciones con su último guardaespaldas del FBI, el austríaco Edward Gazur, Orlov dijo que conoció a Ernest Hemingway en el hotel Gaylord, donde el escritor estaba acompañado por su amante y futura tercera esposa, Martha Gellhorn, que trabajaba para el famoso Collier’s Weekly. Junto con Eitingon y Gustav Regler, entonces comisario político de la XII Brigada Internacional, Hemingway visitó un campo de entrenamiento de guerrillas en Benimamet, a unos seis kilómetros al norte del centro de Valencia. Existen pruebas sólidas de que, durante sus viajes por España, Hemingway conoció a Regler, al cineasta holandés Joris Ivens, Fischer, Ehrenburg, Koltsov, así como a muchos otros a los que mencionó más adelante en sus textos, pero no decía ni una palabra de Orlov.

Resultado de imagen de HEMINGWAY en españa    Qué extraño: o bien insinuó que el escritor estadounidense nunca lo conoció, lo que parece dudoso, o que por algún motivo decidió no mencionar haber tenido contacto con el NKVD. En un ensayo poco conocido de Hemingway, The Denunciation (1938), que no sería publicado hasta 1969 y que muchos estudiosos consideran autobiográfico, el autor también insinuaba que el contacto con el mundo clandestino le parecía bastante tóxico. Dado que el interés era obviamente mutuo, resulta difícil imaginar que no hubiera un acercamiento a Hemingway.
    Al parecer Hemingway no fue reclutado en España, pero el papel del autor en los acontecimientos españoles probablemente justifique un breve resumen de sus contactos con el servicio de inteligencia soviético y... las autoridades estadounidenses. A principios de 1941 él y Martha Gellhorn se estaban preparando para irse a China, pues ambos tenían encargos asegurados de varias publicaciones de Estados Unidos. Antes de irse, Hemingway conoció a Harry Dexter White, jefe de la División Monetaria del Departamento de Tesorería de Estados Unidos, que más tarde fue identificado en los documentos de Venona como la fuente del NKVD cuyo nombre en clave era «Abogado» o «Jurista». White le pidió que informara en secreto acerca de las relaciones entre los comunistas chinos y el Kuomintang. Hemingway aceptó (aparentemente sin saber que aparte de ser un oficial de alto rango de Estados Unidos, White también era una fuente para los soviéticos). Sin embargo, el burócrata de la Casa Blanca no era el único empleado del Gobierno con el que Hemingway logró mantener un contacto clandestino. En otoño de 1940 Hemingway también se reunió con representantes del servicio de inteligencia soviético, tal y como Jacob Golos (nombre en clave «Sound»), el residente ilegal del NKVD en Nueva York (que ayudó a Orlov a obtener un pasaporte estadounidense auténtico en 1932), informó a la sede central: «Hace unos días descubrí que Ernest Hemingway iba a viajar a China vía la Unión Soviética. Puede que solicite un visado de entrada a la Unión Soviética. Estuvo solo un día en Nueva York y no pude reunirme con él. Quedamos que nuestra gente se reuniría con él en China ... debemos intentar encontrarnos con él en China o en la Unión Soviética utilizando la contraseña acordada con él previamente. Estoy seguro de que colaborará con nosotros y hará todo lo que esté en su mano». Golos no mencionó quién preparó el pasaporte y la señal de reconocimiento material que Hemingway entregó.
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    Hemingway y Gellhorn estuvieron en China entre enero y mayo de 1941, y durante ese período ningún representante soviético se puso en contacto con él, pero durante su odisea por el Extremo Oriente Hemingway conoció a Lauchlin Currie en una cena en Hong Kong (otra espía soviética cuyo nombre en clave era «Page»), que era agregada de la Casa Blanca en una misión en China, entrevistó al líder nacionalista de China Chiang Kai-shek y su esposa, y se reunió en secreto con el líder comunista Zhou Enlai. Según las últimas investigaciones, al regresar a Estados Unidos Hemingway escribió informes para Harry White y se reunió con un oficial de la Oficina de Inteligencia Naval (ONI).

    Entretanto, Hemingway recibió el nombre en clave de «Argo» para el NKVD y en noviembre de 1941 la oficina central dio las siguientes instrucciones a la estación del NKVD en Nueva York: «Buscadle una ocasión para que viaje al extranjero a países que sean de nuestro interés». Hemingway se reunió con oficiales del NKVD cuatro veces más, y Moscú seguía albergando esperanzas. El informe del fichero dice en parte: «Nuestras reuniones con “Argo” en Londres y La Habana se celebraron con el fin de estudiarlo y determinar su potencial para nuestra labor. Durante todo el período de contacto con nosotros “Argo” no nos proporcionó información política, a pesar de que en repetidas ocasiones expresó su deseo y voluntad de ayudarnos. “Argo” no ha sido estudiado con detenimiento y está sin verificar. Tenemos una contraseña material para reanudar los vínculos con “Argo”».

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    En julio de 1950 el Centro continuaba en su empeño de utilizar su célebre contacto y escribió a la estación de Washington: «Les recomendamos que “Argo” fuera reclutado para nuestra labor por motivos ideológicos en 1941 por “Sound”... tenemos una señal material de reconocimiento para reanudar los vínculos con “Argo”, que les enviaremos en caso de que surja la necesidad». Sin embargo, en otoño Moscú recibió un informe de que «supuestamente apoya a los trotskistas y ha atacado a la Unión Soviética en sus artículos y panfletos». Aquello supuso el fin del agente «Argo».
    Gustav Regler, el novelista alemán que llegó a Madrid en octubre de 1936 como voluntario de las Brigadas Internacionales, se convirtió en comisario y acompañó a Hemingway a la base de entrenamiento de guerrillas en Benimamet, donde conoció a corresponsales estadounidenses a través de sus contactos con Ilse Kulcsar y Arturo Barea. Regler y Hemingway se hicieron tan amigos que en 1940 Hemingway, junto con otro periodista americano, Jay Allen, y Eleanor Roosevelt intentó ayudar a Regler a huir de Francia, donde lo habían llevado a un campo de concentración. Regler dedicó su novela The Great Crusade a Jay Allen en 1940. Allen escribió en una carta a un amigo: «Me alegro mucho de que encontraras tiempo para leer el libro de Regler. No nos defraudó. Además es un libro auténtico, y hay muy pocos libros auténticos. El de Hemingway también lo es. También es un libro milagroso. Así era España». Como cabía esperar, en sus conversaciones con Gazur, Orlov acusaba a Regler de colaborar con el NKVD y decía que uno de sus oficiales a cargo de las BI le informó de que «Regler se mostraba cooperativo». Durante una de las breves sesiones en las que se comentó muy seriamente su deportación de Estados Unidos, Orlov también acusó a Louis Fischer de haber sido agente de espionaje. Tal y como hemos mencionado, los ficheros del KGB revelan que no es cierto."

miércoles, 18 de septiembre de 2019

EL VIENTO DE LAS MONTAÑAS. EL CAMINANTE, de Herman Hesse

EL VIENTO DE LAS MONTAÑAS. EL CAMINANTE, de Herman Hesse 

    "Desde las montañas sopla una húmeda ráfaga; al otro lado, azules y celestes islas contemplan nuestras tierras. Bajo aquellos cielos seré feliz a menudo, y también a menudo sentiré la nostalgia del hogar. El perfecto representante de mi especie, el vagabundo puro, no debería conocer esta nostalgia. Yo la conozco, no soy perfecto, y tampoco pretendo serlo. Quiero saborear mi nostalgia como saboreo a mis amigos.

    Este viento hacia el que trepo tiene una maravillosa fragancia de lejanía y de otro mundo, de aguas divisorias y fronteras lingüísticas, de sur y de montañas. Está lleno de promesas."

LA REVOLUCIÓN DE 1934 EN EUSKADI. TRES PERIODISTAS EN LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS. CRÓNICAS, de Josep Pla

LA REVOLUCIÓN DE 1934 EN EUSKADI. TRES PERIODISTAS EN LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS. CRÓNICAS, de Josep Pla

    "Es triste tener que decirlo y recordarlo. Se han quemado iglesias y asesinado sacerdotes; ha habido muertos y heridos en Eibar, en Pasajes, en todos los puntos de concentración social del país. Se ha asesinado a los señores Larrañaga y Oreja Elósegui. En Bilbao ha habido momentos desagradabilísimos. El asalto y saqueo a las tiendas y comercios de Sestao asciende a más de seiscientas mil pesetas. Ha sido quemado el Palacio Salazar de Bermeo. En comparación con lo que ha pasado en Asturias, esto, ciertamente, es poco. Pero que todo esto haya podido hacerse y llevarse a cabo flirteando con un partido católico, capitalista, tradicionalista y contrario a la violencia, pasa realmente de la raya.

Resultado de imagen de JOSEP PLA, Tres periodistas en la revolución de Asturias    La situación del País Vasco no está, en el momento de escribir estas líneas, definitivamente solucionada. Aún hay ciertos pueblos de la zona minera —como Somorrostro— donde las cosas no están claras. Es una cuestión de tiempo. La aviación sobrevuela estos pueblos lanzando propaganda. Este país reúne —tanto como Asturias— condiciones geográficas magníficas para la guerra social o civil y sobre todo para la resistencia. La gente tiene siempre el recurso de echarse al monte y sobrevivir con pocas dificultades. Para un conocedor del país, no hay aviación, ni artillería, ni regimientos de muchachos, naturalmente poco fogueados, que valgan. La estrechura de los valles, la dificultad que encuentran las masas de tropa para maniobrar en ellos, la dificultad de los aviones para volar bajo a causa de la orografía del país, hacen que nos encontremos, en el año 1934 de este siglo, aproximadamente igual para estos efectos que hace un siglo. Pese al aspecto de confort exterior, vivimos rozando la posibilidad de la guerra civil. En Asturias hemos vivido durante muchos días las escenas de la guerra civil. En el País Vasco, porque Dios ha querido, nos hemos ahorrado la repetición de las escenas antiguas y si la gente no se ha echado al campo ha sido por un puro azar favorable. Es porque persiste en nuestro país el primitivismo más puro y más peligroso cubierto completamente por una costra de civilización superpuesta, que resulta extraño que los políticos no comprendan la gravedad de las posiciones frívolas, demagógicas y pseudohumanitarias.
(La Veu de Catalunya, 23/X/1934)"

martes, 17 de septiembre de 2019

ALPINISMO MODERNO. LOS CONQUISTADORES DE LO INUTIL, de Lionel Terray

ALPINISMO MODERNO. LOS CONQUISTADORES DE LO INUTIL, de Lionel Terray

    "Los progresos de la técnica, el perfeccionamiento del material y la mejora de los métodos de entrenamiento habían hecho demasiado eficaz al escalador; comprendí claramente que también en este campo la técnica estaba a punto de matar la aventura. Me pareció que para quienes buscan un modo de realizarse en el combate entre el hombre y la montaña ya no quedaría otra solución que tomar el camino desesperado de la escalada solitaria y la ascensión invernal."


LLEGAR AL PÚBLICO. CARTAS A UN BUSCADOR DE SI MISMO, de H. D. Thoreau

LLEGAR AL PÚBLICO.  CARTAS A UN BUSCADOR DE SI MISMO, de H. D. Thoreau

    "...tengo entonces razones para suponer que he llegado a aquello que realmente concierne al hombre, y para creer que cuando un hombre se dirige a otro no lo hace en un ejercicio fútil."

LA IMPORTANCIA DE LOS SIMBOLOS POLITICOS. STASILAND, de Ana Funder

LA IMPORTANCIA DE LOS SIMBOLOS POLITICOS. STASILAND, de Ana Funder 

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    "—¡Quién hubiera pensado que podían llegar a construir un Muro! ¡Eso también era imposible! Y al final, ¡quién hubiera pensado que podría caer! ¡Eso también era imposible! Aquí la gente habla del «Mauer im Kopf» o el Muro en la cabeza. Yo creía que era solo una forma rápida de referirse a cómo los alemanes siguen definiéndose como orientales y occidentales, pero ahora lo veo en un sentido más literal: tanto el Muro como las razones por las que se levantó siguen existiendo. El Muro persiste en la mente de los hombres de la Stasi como algo que desean que algún día vuelva pero también en la de sus víctimas, como una posibilidad paralizante."

lunes, 16 de septiembre de 2019

¿EL ORIGEN DE LOS ACTUALES PARTIDOS NEONAZIS DE ALEMANIA? STASILAND, de Ana Fulder

¿EL ORIGEN DE LOS ACTUALES PARTIDOS NEONAZIS DE ALEMANIA? STASILAND, de Ana Fulder 

Resultado de imagen de rda alemania    "Los rusos, que habían rechazado el capital estadounidense, saquearon la producción de Alemania del Este en beneficio propio. Destriparon las fábricas para llevarse maquinaria y equipamiento que luego mandaron a la URSS. Al mismo tiempo, desplegaron una retórica de «hermanamiento comunista» con los alemanes orientales, a los que habían «liberado» del fascismo. Fueran cuales fuesen sus historias personales y sus filiaciones individuales, las gentes que vivían en esta zona tuvieron que pasar de ser nazis (al menos, retóricamente) un día, a comunistas y hermanos del antiguo enemigo al día siguiente. Y casi de la noche a la mañana los alemanes de los estados orientales se declararon, o fueron declarados, inocentes del nazismo. Parecía como si ahora creyesen que los nazis habían venido y habían vuelto de las regiones occidentales de Alemania, que eran gente ajena a ellos, lo que de ningún modo era cierto. Se rehízo la Historia con tanta rapidez, y con tal éxito, que se puede afirmar sin faltar a la verdad que los orientales no se sentían, y siguen sin sentirse, como los alemanes responsables del régimen de Hitler. Este truco de magia histórica debería figurar entre las maniobras más extraordinarias de inocencia del siglo pasado. Una vez vi en Dresde, en un puente azul sobre el río Elba, una placa que conmemoraba la liberación de los alemanes orientales de los opresores nazis por parte de sus hermanos rusos. Me quedé mirándola un buen rato; era un pequeño objeto que había perdido el brillo por la suciedad del aire. Me pregunté si la habrían puesto justo después de que los rusos entraran en una Alemania vencida o si tuvo que pasar algo de tiempo antes de empezar a reescribir las cosas."
Nace el día, de HECTOR MUJICA
Nace el día
bajo un cielo despejado,
    la claridad en la que todo
    se muestra,
    lo que hacia ella brota
                                         y lo que su misma luz marchita.
Todo nacer pide desnudez,
                                            como la pide el amor,
                                                                              como la regala la muerte.

domingo, 15 de septiembre de 2019

LOS POLITICOS DISTORSIONAN EL LENGUAJE. EL ESTABLISHMENT, de Owen Jones

LOS POLITICOS DISTORSIONAN EL LENGUAJE. EL ESTABLISHMENT, de Owen Jones

Resultado de imagen de parlamento ingles    "El lenguaje es una herramienta crucial para marginar la disensión política. Antaño reforma era un término que se asociaba con la izquierda. La fundación del National Health Service, por ejemplo, la sanidad pública británica, se podía considerar una tremenda reforma. Ahora, en Cambio, reforma suele usarse como nombre en clave para referirse a la clase de políticas que promueve el Establishment, tales como la privatización, el desatar las fuerzas del mercado en los servicios públicos y replegar todavía más las fronteras del Estado. De esta manera, a los opositores de las reformas se les puede representar como si fueran ellos los verdaderos reaccionarios: personas pusilánimes que obstaculizan con su actitud cualquier cambio. Cuando estaba en la oposición, el líder conservador David Cameron solía criticar a Gordon Brown por ser un «obstáculo a las reformas», basándose en que su adversario supuestamente se oponía al plan blairista de aumentar la participación de las compañías privadas en los servicios públicos. Progreso es otro de esos términos que han sido incautados, igual que modernización. «Ir hacia delante y no hacia atrás» era uno de los lugares comunes favoritos del nuevo laborismo, a menudo usado para representar el contraste éntre ellos y una supuesta izquierda que miraba al pasado. Cuando Blair introdujo la expresión fuerzas conservadoras en el léxico político de finales de los años ochenta, la usaba, por lo general, contra los sindicatos y los trabajadores del sector público que se oponían a las políticas que guiaba el mercado. La expresión intereses creados también suele usarse de forma habitual para describir a los sindicatos y a los trabajadores, nunca a los titanes corporativos. Decisiones difíciles también es un elemento habitual en el vocabulario del Establishment, y suele aludir a políticas que reducen el nivel de vida de los demás, o bien que resultan duras para todo el mundo salvo para los políticos, y que implican que los adversarios son débiles o cobardes. El uso incansable de estos términos les da a las ideas del régimen neoliberal un aire progresista, como si mirara al futuro. Es tremendamente irónico, teniendo en cuenta lo reaccionarias que eran las ideas de los escuderos originales, que defendían abiertamente un retorno a la economía liberal clásica y una era libre de (lo que ellos consideraban) la corrupción de la intervención estatal."

sábado, 14 de septiembre de 2019

NIÑA PASTORI

     «...los paisajes más bellos viven en la mente de los ciegos, y la esperanza más fuerte surge de los que no tienen remedio...»

UN SOLDADO SIEMPRE VE CUANDO LLEGA EL FINAL. TEMPESTADES DE ACERO, de Ernst Junger

UN SOLDADO SIEMPRE VE CUANDO LLEGA EL FINAL. TEMPESTADES DE ACERO, de Ernst Junger

    "...Se nos advirtió que el enemigo podía atacarnos con los nuevos tanques, rápidos y manejables.

    Distribuí a mi compañía en orden de combate dentro de un pequeño huerto de legumbres. De pie bajo un manzano dirigí unas palabras a mis hombres, que me rodeaban en semicírculo. Los rostros aparecían serios y viriles. No era mucho lo que había que decir. Todos habían llegado a ver con claridad por aquellos días que íbamos cuesta abajo; en todo ejército existe, además de la unidad de las armas, también una unidad moral, y ésta es la única que explica aquella unanimidad de criterio. El enemigo exhibía en cada nuevo ataque armas cada vez más poderosas; sus golpes empezaban a ser más rápidos y violentos. Todo el mundo sabía que no podíamos vencer. Pero plantaríamos cara al enemigo."

viernes, 13 de septiembre de 2019

YO FUI MINISTRO DE STALIN, de Jesus Hernandez Tomas

YO FUI MINISTRO DE STALIN, de Jesus Hernandez Tomas

    "Abordamos el coche, que partió veloz por las calles convertidas en campamentos. En aquella tarde caliente de julio, Madrid tenía una alegría de cartucheras relucientes, de bayonetas, de sables, de pistolas. Miles de muchachos y muchachas, con el mono azul de los milicianos y con los primeros fusiles en las manos, ¡fusiles conquistados al enemigo en el Cuartel de la Montaña! Instructores espontáneos enseñaban a los jóvenes el manejo de los máuseres. Pasó una camioneta llena de gente enardecida que entonaba las primeras canciones de guerra. Llevaban una bandera republicana desplegada como la vela de un barco.

—¿A dónde van? —preguntó Cimorra.

—A la Sierra —contestó Mena.

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«A la Sierra —pensé yo—. A tapar con su carne joven las brechas por donde se vuelca el fuego que va a devorar a España».

    El cuartel del Quinto Regimiento había sido sede de un antiguo convento. Ahora se respiraba allí otra devoción. Tan mística la una como la otra. Antes enseñaban allí a bien morir; ahora, a matar bien. De ese cuartel saldrían los primeros capitanes del pueblo y las primeras compañías militarizadas a las que la lira del poeta cantaría:

    «Las compañías de acero Cantando a la muerte van…»

—¡Hola, De Pablo!

—Salud, Hernández.
—¿Qué noticias tenemos? —pregunté.
—Las más graves son las de Somosierra. El general Mola se acerca con mucha fuerza.
—¿Hay con qué contenerlo?
—Sí y no. Hombres y corazón tenemos de sobra. Pero nos faltan mandos militares y armas, sobre todo armas —recalcó De Pablo, instructor sindical de origen rumano que se hallaba en España y que fue el primer voluntario internacional que se sumó a nuestra lucha."

A PUNTO DE MORIR. EL ÚLTIMO FRANCOTIRADOR, de Kevin Lacz

A PUNTO DE MORIR. EL ÚLTIMO FRANCOTIRADOR, de Kevin Lacz 

    "Después de que el muecín llamara a la oración, en las calles, como de costumbre, empezaba a haber movimiento. Cuando una familia no sale de su casa por la mañana, los vecinos ya saben que pasa algo. El lenguaje corporal de las calles prestaba una gran atención a los combates. Las mujeres de la vecindad que lanzaban el agua de fregar —o lo que sea que lancen a la calle— miraban hacia nuestro edificio. Bastaba con leer las pistas no verbales para completar el diálogo de aquellas mujeres: «¿Por qué no ha salido hoy Hiba (o Mohamed)? Si siempre sale…». Por supuesto, ya saben que es porque los estadounidenses estamos allí.

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    Vi a varios «curiosos» —muyas que examinaban nuestra posición— y no pararon de llegar al cruce coches que dejaban a un hombre en edad militar y recogían a otro. Todo lo que veía a través de la mira era sospechoso. Todo es sospechoso, en realidad, cuando te encuentras en la madriguera del enemigo. Pasado un rato, el bullicio se apagó y volvió la calma. La gente empezó a evaporarse de las calles. Comprendí que estaba a punto de pasar algo.
Pasó enseguida. Un cohete golpeó contra la pared del edificio, cerca de la posición de Dale. La intensa explosión hizo que los dientes me castañetearan y los oídos me pitaran con fuerza. La conmoción me dejó fuera de juego durante un segundo o dos, en los que no pude buscar desde dónde disparaban. De pronto me encontré entre una lluvia de balas. Podía oír la ametralladora y acto seguido notar cómo las balas me pasaban, como un látigo, cerca de la cabeza. La ventana estaba quedando hecha trizas. Con el corazón a mil intenté decidir si era mejor aguantar la posición o bien ponerme a cubierto. En unos pocos segundos había pasado de sentirme como el amo del zoo que contempla a los animales en sus jaulas, a ser la principal atracción del parque.

    Me escabullí hacia la izquierda tirando de la Mk 11 hacia mí y lanzándome de cabeza hacia la esquina de la habitación, hacia las diez, con la esperanza de que la pared fuera lo bastante gruesa para frenar las balas de 7,62. Casi en el mismo instante en el que me eché a un lado, una ronda cosió a balazos la silla en la que había estado sentado.

    Si no me hubiera apartado, estaría muerto.

—Dauber, ¿estás bien? —gritó Luke desde la otra habitación.

—¡Estoy bien! ¡Aquí sigo!

    Esperé a tener una ocasión para devolver el fuego, pero estaba atrapado. Antes de que pudiera pensar seriamente sobre lo cerca que había estado de morir, otro cohete impactó junto a la ventana. El estallido fue tan brutal y ensordecedor que pareció tragarse todo el aire de la habitación. Al cabo de unos pocos segundos contemplé el hueco irregular que había sido la ventana y me quedé allí quieto, como maniatado. Estaba acorralado, el fuego enemigo me impedía intervenir. No podía hacer nada. Las balas silbaban por todas partes y hacían saltar el yeso de las paredes. Era una sensación a la que no estaba nada acostumbrado, y que no me gustaba. El instinto me impelía a levantarme otra vez y abrir fuego, pero la lluvia de balas no cejaba. Lo único que podía hacer era seguir con la cabeza gacha y esperar.

    Luke se acercó a rastras por el pasillo, para comprobar cómo estaba; como siempre, iba muy bien protegido con el casco y el chaleco antibalas.

—Dauber, ¿qué hay?

    Señalé hacia la ventana, la mesa, la silla.

—Creo que me han disparado —dije, intentando tomarme a risa el ejercicio de huida y evasión con el que acababa de librarme de la Parca.

—Ya veo. Bueno, ahora a por ellos —dijo Luke.

—Así será —dije—. Por suerte el puto cohete no ha entrado en la habitación.

    Bob logró llegar hasta una ventana desde la que podía abrir fuego limpiamente, y, pasados unos diez minutos, todo volvió a la calma. Yo me tomé otro momento para reconocer que había estado a punto de palmarla, y luego pasé a otras ideas. Las balas que habían destrozado la mesa y la silla en las que estaba me habían pasado increíblemente cerca, y me encontré preguntándome: ¿cómo de cerca está un cerca? En mi cabeza, había ido de poco. Pero me acordé de uno de los lemas que nos repetimos en las fuerzas armadas: «Cerca solo vale para las granadas». Las balas habían pasado cerca, pero habían fallado su diana.
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No logro imaginar qué debieron pasar los soldados de la segunda guerra mundial cuando todo lo que podían hacer era sentarse en la trinchera y esperar a que la artillería acabara de barrer la zona. Ramadi no era la Europa en guerra, pero todo combatiente, para ser de veras eficaz en la batalla, debe pasar por un proceso de aprendizaje. Incluso los hombres rana, por «Grandes y Duros» que seamos, debemos saber cuándo es necesario ponerse a cubierto. No todo se puede resolver echándole huevos, hay veces en las que no se puede hacer más que seguir con vida para volver al combate mañana. Pensé en el cartel que había visto en mis primeros días en Irak: «LA AUTOSUFICIENCIA MATA». Odiaba tener que admitirlo, pero habíamos ido cayendo en la autosuficiencia. Pensé en el contraste que había entre la euforia de la semana anterior, cuando rescatamos al rehén, y estar a punto de morir en un escondrijo.

    Lentamente, guardé la gorra de los Boston Red Sox en la mochila. En más de una de las sesiones de vigilancia, había empezado a usar en vez del casco mi gorra de la «B», con estampado de camuflaje. Aun a regañadientes, tenía que admitir que, en mitad del territorio muya, eso me iba a proteger poco la mollera. Me abroché el casco al cuello y me volví a poner el correaje. Me había habituado a sentarme en mi escondite sin correaje, por culpa del calor. ¡En fin! Tocaba ponérselo otra vez. No me volverían a pillar con los pantalones bajados. Tendría todos los pertrechos a mano, listo para echarme a correr en cualquier momento con todo lo necesario. Ramadi no me iba a matar. No le iba a dar esa alegría. Me puse en pie y cogí un pellizco de tabaco. Moví la mesa, aparté la silla y volví a coger el arma, porque eso es lo que hacemos los SEAL.

    Marc se acercó a la habitación.

—Joder, tío, los muyas no han dejado nada en pie.

—Pues sí, ¿quién iba decirlo? Parece que hasta saben disparar."

jueves, 12 de septiembre de 2019

LAS CONVICCIONES DE LOS REVOLUCIONARIOS. TRES PERIODISTA EN LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS. OCTUBRE ROJO EN ASTURIAS,de José Díaz Fernández

LAS CONVICCIONES DE LOS REVOLUCIONARIOS. TRES PERIODISTA EN LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS. OCTUBRE ROJO EN ASTURIAS,de José Díaz Fernández 

Imagen relacionada"Se había hecho un verdadero derroche de municiones. Como la revolución había carecido desde el primer momento de una concepción técnica, militar, y había estado encomendada solamente al valor personal y a la audacia de los obreros, estos desconocían el valor de las municiones. La toma de la fábrica de la Vega les había alucinado; creían que aquellos pertrechos no se acababan nunca; que los barcos de guerra sublevados llegarían de un momento a otro con refuerzos; que Rusia enviaba su flota hasta las costas cantábricas para ayudar en la epopeya de los montañeses asturianos. Almas simples y encendidas, los rumores más absurdos bastaban para avivarles el fuego de la fe y el fervor de la lucha. Pensaban que un poder misterioso obraba casi milagrosamente en aquellas jornadas. El impulso que a ellos les llevaba a morir por las ideas, creían que tenía suficiente fuerza para obrar en todos los actos de la revolución. En una palabra, confiaban en el poder y la fuerza de su clase, tal como la habían exaltado sus propagandistas en discursos y proclamas."

miércoles, 11 de septiembre de 2019

CARTA DE G. O. BLAKE A H. D. THOREAU

CARTA DE G. O. BLAKE A THOREAU

Resultado de imagen de THOREAU    "...Si comprendo correctamente, el significado de su vida es el siguiente: querría separarse de la sociedad, del sortilegio de las instituciones, de los usos, de los conformismos, de tal modo que pueda llevar una vida simple y nueva. Antes que infundir una nueva vida a las viejas maneras, tendrá una vida nueva por fuera y por dentro. Hay algo de sublime para mí en esta actitud, de la cual yo mismo estoy muy lejos.
    Hábleme en esta hora, ya que es solicitado…


    Lo venero porque se abstiene de la acción, y abre su alma con el objetivo de poder ser. En mitad de un mundo de actores bulliciosos y superficiales, es noble hacerse a un lado y decir: «Simplemente quiero ser». Si pudiese plantarme enseguida sobre la verdad, reduciendo al mínimo mis necesidades, me vería inmediatamente más cerca de la naturaleza, más cerca de mis compañeros… y la vida sería infinitamente más rica. Pero ¡heme aquí!, temblando en la orilla…"

martes, 10 de septiembre de 2019

AME LO QUE HAGA. CARTAS A UN BUSCADOR DE SI MISMO, de H. D. Thoreau

AME LO QUE HAGA. CARTAS A UN BUSCADOR DE SI MISMO,  de H. D. Thoreau 

    "...Haga lo que ame. Conozca bien de qué está hecho, roa sus propios huesos, entiérrelos y desentiérrelos para roerlos de nuevo. No sea demasiado moral. Sería como hacer trampas con uno mismo. Sitúese por encima de los principios morales. No sea simplemente bueno, sea bueno por algo. Todas las fábulas tienen su moraleja, pero a los inocentes lo que les gusta es escuchar la historia.

    No permita que nada se interponga entre usted y la luz. Respete a los hombres solo como hermanos..."

LAS ULTIMAS ESPERANZAS DEL FURHER. PILOTO DE STUKAS, de Ulrich Rudel

LAS ULTIMAS ESPERANZAS DEL FURHER. PILOTO DE STUKAS, de Ulrich Rudel

    "El 19 de abril, un nuevo telegrama me convoca en la Cancillería. Ya no resulta ahora tan fácil trasladarse a la capital saliendo de Checoslovaquia. Los rusos y los americanos están a punto de juntarse en varías lugares. El cielo está lleno de aviones, pero no alemanes. Llego a la Cancillería y desciendo al vestíbulo del refugio del Führer. La gente allí conserva su calma y confianza; se trata en su mayoría de militares que trabajan en las operaciones en curso y en las proyectadas. En el exterior estallan las bombas de una tonelada lanzadas por los «Mosquitos» en el centro de la ciudad.
Resultado de imagen de Ulrich RudelHacia las veintitrés horas me encuentro ante el jefe supremo de la Wehrmacht. Me doy cuenta en seguida que va a tratarse de nuevo de la misión que ya he rechazado. El Führer tiene la costumbre de dejar venir las cosas de muy lejos, de no abordar nunca de frente ningún asunto. Sigue siendo así también esta noche. Para empezar y durante una media hora, me expone la importancia que la técnica ha tomado en el curso de los siglos, diciéndome que nosotros llevarnos un adelanto considerable que nos es necesario mantener y que puede cambiar aún la situación a nuestro favor. Todo el mundo —me dice— siente temor de la técnica y de la ciencia alemanas. Me enseña algunos informes que indican la intención de los aliados de prepararse ya a disputarse entre ellos a nuestros técnicos y a nuestros sabios. Otra vez quedo maravillado por su memoria para las cifras y por sus conocimientos en el campo de la técnica. Tengo actualmente en mi activo alrededor de seis mil horas de vuelo y todos los tipos de avión me son familiares; sin embargo, no hay nada que él no me sepa explicar con gran conocimiento de causa y que no proponga alguna modificación interesante. Su estado físico no es ciertamente tan bueno como hace tres o cuatro meses. Sus ojos tienen un brillo enfermizo. El coronel von Below me dice que Hitler no ha dormido, por así decirlo, desde hace ocho semanas. Las reuniones se suceden sin descanso. El temblor de su mano ha aumentado sensiblemente y se remonta al atentado del 20 de julio. Me doy cuenta, además, que durante el curso de este largo debate se repite frecuentemente, cosa que antes no hacía. Sus palabras son claramente pensadas y resueltas.

    Al terminar su larga introducción, el Führer llega al tema que ya preveía. Me hace una nueva exposición de los argumentos del otro día y dice para terminar:

—Es mi deseo que esta difícil misión sea aceptada por usted, que lleva la más alta condecoración alemana concedida al valor.

    Otra vez rechazo esta misión, dando las mismas razones que la vez anterior. La situación se ha agravado aún más considerablemente y subrayo que los dos frentes no van a tardar en unirse en el centro de Alemania, cortando a ésta en dos partes que se verán obligados en adelante a luchar independientemente. La misión que quiere encomendarme sólo podría llevarse a cabo en la parte del Norte, donde se hallan concentrados todos los aviones de reacción. Resulta interesante conocer que hay un total de 180 entre cazas y bombarderos. En el frente, desde hace tiempo, luchamos en el aire uno contra veinte. Los aparatos de reacción que necesitan pistas de vuelo muy grandes no pueden utilizar más que un pequeño número de aeródromos en la parte Norte del país. A causa de su situación, estos aeródromos van a ser sometidos, de día y de noche, a una granizada de bombas, y en muy poco tiempo, desde el punto de vista técnico; no quedaría uno utilizable. Es, por tanto, imposible esperar obtener el dominio del aire en la zona del ejército de Wenck y la catástrofe es inevitable porque este ejército no podrá aprovisionarse ni lanzarse a la ofensiva. Sé, por mis contactos personales con el general Wenck, que es imprescindible contar en Su proyecto con la promesa de que conseguiría limpiar el cielo encima de él como tan a menudo lo he hecho en Rusia.

    Pero esta vez no puedo darle esa promesa y debo mantener mi negativa. Compruebo una vez más que Hitler deja expresar libremente su opinión a todos aquellos que él considera dispuestos a darlo todo por la causa general y que acepta revisar sus propias ideas de acuerdo con las de ellos; en cambio, no cree más en aquellos que le han engañado o decepcionado otras veces.

    No quiere aceptar como un hecho cierto mi teoría de la separación de Alemania en dos mitades. Los generales con mando en estos sectores le han afirmado que pueden resistir en los actuales frentes, es decir, en el Elba, al Oeste, y en el Oder, el Neisse y los Sudetes, en el Este. Yo no dudo que nuestros soldados que defienden el suelo patrio sean capaces de las mayores hazañas; sin embargo —le digo— creo que una fuerte concentración rusa conseguirá romper el frente en cualquiera de sus puntos y con ello se producirá la unión con los aliados. Cito varios ejemplos del frente oriental en el curso de los últimos años. Los rusos no han cesado de lanzar tanques a la batalla; si no eran suficientes tres divisiones blindadas, lanzaban diez a la lucha. Al precio de enormes pérdidas en hombres y material conseguían avanzar sin que nadie pudiera impedirlo. La única interrogante era si sus recursos, en todo, se agotarían antes de que Alemania quedase fuera de combate. Pero no pueden agotarse dada la ayuda enorme proporcionada por el Occidente. Desde el punto de vista puramente militar, podíamos considerar haber obtenido verdaderos éxitos defensivos al no ceder terreno a los rojos más que a costa de causarles unas pérdidas considerablemente superiores a las nuestras. Poco importaba que nuestros adversarios ridiculizasen estos éxitos; sabíamos con certeza que lo eran verdaderamente. Pero en el momento actual ya no puede pensarse en ceder un palmo de terreno, ya que los rusos no tienen más que unos pocos kilómetros que recorrer para efectuar su unión con los aliados occidentales. Estos han asumido una pesada responsabilidad —que quizá gravite sobre ellos durante siglos— al debilitar Alemania y reforzar proporcionalmente Rusia. Al terminar la entrevista, digo al Führer lo siguiente:

—En mi opinión, es imposible terminar victoriosamente la guerra en los dos frentes, pero podríamos hacerlo en uno o en otro si conseguimos llevar a término un armisticio con uno de los dos bandos.

    El Führer me contesta con una sonrisa un poco cansada:

—Es muy fácil de decir. Trato sin reposo, desde 1943, de obtener la paz, pero los aliados no quieren oír nada de ello y exigen la capitulación incondicional de nuestra parte. Naturalmente, mi destino personal no entra en juego, pero cualquier hombre sensato comprenderá que no puedo aceptar tal capitulación para el pueblo alemán. Existen aún conversaciones en curso, pero no creo ya que tengan éxito. Por esto necesitamos absolutamente remontar la crisis actual para que ciertas armas decisivas puedan darnos aún la victoria.

Resultado de imagen de Ulrich Rudel    Después de intercambiar algunas consideraciones sobre la situación del ejército de Schoerner, me dice que va a esperar algunos días para ver si la situación evoluciona como él espera o si mis temores se realizan. En el primer caso me llamará de nuevo a Berlín para encargarme definitivamente de la misión proyectada para mí. Hacia la una de la madrugada abandono el refugio del Führer, El vestíbulo está lleno de personalidades que quieren ser los primeros en felicitarle por su nuevo aniversario.
(...)
    La noticia de la muerte del jefe del Estado, comandante supremo de la Wehrmacht, causa una impresión profunda en nuestras tropas. Pero las hordas rojas siguen asolando nuestra Patria y es necesario continuar la lucha. No rendiremos nuestras armas hasta tanto nuestros jefes no lo ordenen. Nuestro juramento de fidelidad lo exige igual que la terrible suerte que nos espera si capitulamos sin condiciones, como el enemigo quiere. Estamos, asimismo, ligados al destino de Alemania, que, colocada en el centro de Europa, ha sido durante siglos el bastión que se enfrentaba a las masas asiáticas. Si Europa no lo comprende, si no lo desea, o si nos contesta con indiferencia, con hostilidad, ¡esto no cambia nada nuestro deber hacia ella! En el peligroso período que se presenta, queremos tener el derecho a llevar erguida la cabeza ante la Historia.

    El frente oriental y el occidental se acercan más y más. La disciplina de mis hombres sigue siendo admirable, tan perfecta como en el primer día de la guerra. Estoy orgulloso El peor castigo para mis oficiales es, como anteriormente, que no les deje participar en un servicio. Yo sigo teniendo algunas dificultades con mí muñón. Mis mecánicos me han fabricado un aparato de metal ligero que va sujeto por debajo de la rodilla; a cada presión, es decir, todas las veces que tengo que apoyar a la derecha, desgarra la piel que está reconstituyéndose. Me origina una verdadera herida,."

lunes, 9 de septiembre de 2019

CARTAS A UN BUSCADOR DE SI MISMO, 9 DE AGOSTO DE 1850, de H. D. Thoreau

CARTAS A UN BUSCADOR DE SI MISMO, 9 DE AGOSTO DE 1850, de H. D. Thoreau

    "...Los pensamientos marcan las épocas de nuestras vidas: todo lo demás es el diario de los vientos que soplaban mientras estábamos aquí."

EXNAZIS OCUPAN ALTOS CARGOS EN LA RDA Y RFA. EL HOMBRE SIN ROSTRO, de Markus Wolf

EXNAZIS OCUPAN ALTOS CARGOS EN LA RDA Y RFA. EL HOMBRE SIN ROSTRO, de Markus Wolf 

Hans Globke, Deutscher Politiker und Jurist.  Ministerialrat im Reichsinnenministerium (1932-1945), Staatssekretär im Bundeskanzleramt (1953-63) Aufnahmedatum: 1940Inventar-Nr .: Or 4326-3Systematik: Personen / Politiker / Deutschland / Globke / Porträts
Hans Globke
    "...En las fuerzas armadas de Alemania Occidental y en la burocracia estatal, los fieles servidores del Tercer Reich de nuevo ocuparon altos cargos, y ex oficiales nazis dirigían la organización de Gehlen. El nombre de Hans Globke, uno de los consejeros más cercanos a Adenauer, y en definitiva secretario de Estado en la oficina del canciller, se convirtió en sinónimo de este tipo de infiltración. Globke había sido un funcionario de elevada jerarquía en el Ministerio del Interior de Hitler, y había redactado un autorizado comentario acerca de las leyes raciales de Nuremberg, que legitimó la discriminación violenta, y finalmente condujo a la Solución Final de los nazis. Globke sería el secretario de Estado de Adenauer durante diez años."
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Hans Globke y Adenauer, canciller aleman de la posguerra

miércoles, 4 de septiembre de 2019

EL CHEQUISTA ORLOV CONTRA LA REPÚBLICA. YO FUI MINISTRO DE STALIN, de Jesus Hernandez Tomas

EL CHEQUISTA ORLOV CONTRA LA REPÚBLICA. YO FUI MINISTRO DE STALIN, de Jesus Hernandez Tomas

"Con la desenvoltura de los hombres que están habituados a que se les tema o respete, me alargó la mano a modo de saludo y tomó asiento con familiar naturalidad.
—Camarada Hernández, usted ha entorpecido esta madrugada nuestro trabajo —comenzó a decir con tono de admonición.
—Perdóneme, amigo Orlov, pero no sabía de qué se trataba… y aún no lo sé.
—Pero usted sí sabía que era nuestro servicio el que pedía las órdenes de detención —dijo en tono inquisitivo.
—Sabía que era usted uno de los que lo pedían, pero lo que no sabía era por qué y contra quien se pedían esas órdenes, que además debería ignorar el ministro.
—Hace tiempo que «Marcos» (Slutsky) me informó que usted se hallaba al corriente de nuestro trabajo y que estaba dispuesto a obviarnos dificultades oficiales.
—«Marcos» me habló de una trama de espionaje y le ofrecí, si era necesario, llevar el caso al seno del Consejo de Ministros. Eso fue todo.
Orlov me miró con cierto aire de ironía y mientras encendía y apagaba un bonito encendedor, me espetó:
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El autor
—¿Cómo dice?… ¿El Gobierno?… Precisamente se trata de lo contrario. El Gobierno no debe saber ni una palabra hasta que todo esté consumado.
—¿Pero de qué se trata? —pregunté.
Orlov calló un momento. Encendí un cigarrillo y me dispuse a escuchar.
—¿Forma usted parte de nuestro servicio? —me preguntó.
—No.
Orlov hizo un gesto de extrañeza.
Insistí:
—Ni ahora ni nunca.
Orlov encendía y apagaba su encendedor.
—Creí que era uno de los nuestros… Pero es igual —dijo entre dientes.
Y comenzó a narrar:
—«… Desde hacía tiempo venían siguiendo la pista a una red de espionaje falangista… Los elementos del POUM estaban mezclados en ella. Se habían practicado centenares de detenciones… El más importante de los detenidos, un ingeniero llamado Golfín… había confesado todo… Nin estaba seriamente comprometido… Gorkín… Andrade… Gironella, Arquer… Toda la banda trotskista… Un tal Roca actuaba de enlace entre el POUM y los falangistas en Perpignan… Una maleta llena de documentos había sido capturada en Gerona a un tal Riera… También el dueño de un hotel apellidado Dalmáu estaba convicto y confeso… Todo estaba preparado para dar el golpe… Yo lo había dificultado… El Gobierno no debería saber nada… Tampoco el ministro»…
—Dígame Orlov, ¿de qué proviene el temor a que intervenga el Gobierno?
—El enemigo está en todas partes —respondió secamente.
Y con propósito de aclarar:
—Desde el principio nos hemos negado a que intervenga la policía oficial.
—Pero el Gobierno no puede ser ajeno a un asunto de esa envergadura —dije.
—Zugazagoitia es amigo personal de algunos de los que hay que detener —replicó.
—Presentándole todas esas pruebas…
—No haría nada —atajó Orlov—. Es bastante anticomunista.
—En este caso, se trata de luchar contra el enemigo y no de complacer a los comunistas.
—Correríamos el riesgo de echarlo todo a rodar —insistió Orlov.
—De cualquier forma él tendrá que intervenir, y siempre será mejor prevenirle que sorprenderle.
—Yo sé lo que digo Hernández.
—Y yo lo que me hago —contesté.
—Ahora es el momento ideal para descargar un golpe aniquilador sobre esa banda de contrarrevolucionarios. Les tenemos agarrados por el cuello —dijo con suficiencia.
—No dudo de que los tendrán agarrados por el cuello, pero creo que toda esta historia terminará en un formidable escándalo político.
Orlov me miró con aire de no poca sorpresa. Su encendedor chispeaba pero ya no encendía.
—¿Cómo dice?… ¿qué no cree en historias?
—No es eso exactamente, pero casi es lo que estoy pensando —afirmé.
—Tenemos una montaña de pruebas, de pruebas aplastantes.
—¿Me permite ser sincero Orlov?
El gesto de Orlov se había endurecido. Mirándole fijamente a los ojos arriesgué la idea que me estaba bullendo en la cabeza.
—Tengo la impresión de que todas esas pruebas son un fotomontaje hábilmente preparado, pero dudo que resistan la prueba de un tribunal legal.
—Tenemos el plano milimetrado que señala los emplazamientos militares de Madrid, reconocido por su autor, Golfín. En ese plano hay un mensaje escrito con tinta simpática y dirigido a Franco. ¿Sabe usted por quién está firmado ese mensaje? —me preguntó en tono de triunfo—. ¡Por Andrés Nin! —exclamó.
Solté una carcajada espontánea, natural.
—¿De qué se ríe? —preguntó amoscado.
—¡Calle usted, hombre! Por favor no cuenten por ahí ese disparate, pues la gente se va a reír de buena gana. En todo el país no encontrarán un solo ciudadano capaz de creer a Nin tan idiota como para escribir mensajes a Franco en tinta simpática… en la era de la radio.
—¿No lo cree? —preguntó iracundo.
—No.
—¿Entonces supone que es todo mentira?
—Todo no —contesté fríamente—. Creo que existe el plano, que existe Golfín, que tienen declaraciones, creo todo lo divino y lo humano. Lo que no puedo creer es esa simpleza del mensaje.
—¡Es de Nin! —rugió enojado Orlov.
—No lo creo —insistí serenamente.
—¿No cree que Nin es un trotskista contrarrevolucionario, espía, agente de Franco?
—Sea lo que fuere, lo único que no es, porque lo conozco, ningún idiota. A todos ellos, a Nin, Andrade, Gorkín, Maurin y a los demás les he tratado más o menos, y no les creo capaces de tal estupidez.
—¡Pero si tenemos montañas de papeles y documentos firmados y sellados por el POUM! —gritó colérico.
—Así lo creo menos.
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Andres Nin
Orlov hizo un gesto de impaciencia.
—Amigo Orlov —dije— hablemos seriamente. Ustedes quieren hacer un gran proceso con los trotskistas en España, como una demostración de la razón que han tenido para fusilar a la oposición en la URSS Conozco el artículo de «Pravda» de hace ya casi dos meses en el que anunciaba que la «purga» iniciada en España sería desarrollada con la misma energía con que se ha ejecutado en la Unión Soviética. Comprendo, pues, perfectamente, su interés. Pero no nos compliquen la vida, que bastante complicada la tenemos. Si quieren podremos dedicar una página especial todos los días en nuestros periódicos denunciándoles como a una banda de enemigos del pueblo, pero no monten espectáculos truculentos, porque no se los va a creer ni Dios.
—¡Pero si tenemos las pruebas! —clamaba Orlov.
—Por lo que conozco del «aparato» de ustedes los sé capaces de fabricar dólares con papel de estraza.
—Eso es una majadería… y una opinión inadmisible —barbotó Orlov, notoriamente enojado y molesto.
—Si le molesta… no he dicho nada —aclaré irónico.
—Usted ha dicho y está diciendo cosas muy graves —amenazó.
—Usted es un especialista en cuestiones de espionaje y contraespionaje. ¿Qué haría con un agente que le trasmitiera partes de máxima gravedad escritos en papel de oficio, firmados con su nombre y, por si fuera poco, avalados con un cuño que dijera GPU?
Me miró un tanto perplejo. Reaccionando contestó:
—Ellos no tienen nuestra técnica, ni nuestra experiencia.
—Casi todos ellos conocen el trabajo ilegal y han vivido la época clandestina del Partido Comunista. Si hubieran cometido una indiscreción tan simple como la de firmar con su nombre un comunicado intrascendente, los hubiéramos expulsado por provocadores, o por imbéciles. ¿Cómo quiere que me crea que en plena guerra van a firmar documentos de espionaje dirigidos a Franco?
—Tenemos los testimonios y las declaraciones de los mismos detenidos —replicó.
—Si han logrado esas confesiones, para mí tendrán más valor «legal», cualquiera que haya sido el modo de obtenerlas, que los documentos escritos, firmados y sellados.
—Todos esos documentos y todas las declaraciones irán al proceso y serán motivos y pruebas para ahorcarles a todos.
—De cualquier manera, insisto en que el procedimiento está en recabar del ministro las órdenes para terminar ese trabajo. Si para eso me necesitan estoy a su disposición.
—Por ese camino lo echaremos todo a perder —gruñó malhumorado.
Resultado de imagen de Aleksandr Mijáilovich Orlov, la policía secreta soviética
Orlov, Kirov, Stalin
—Por el que ustedes quieren sólo se logrará el escándalo que dañará a nuestro Partido… que bastante maltratado está ya.
—Usted se comprometió a ayudarnos —dijo despechado.
—Dispuesto estoy —declaré.
—No hay necesidad de continuar —declaró Orlov—. Hablaré con José Díaz.
—Me parece correcto —dije con ánimo de irritarle— que el secretario de nuestro Partido sepa lo que se hace en España.
Orlov se levantó y guardándose el encendedor no vio o fingió no ver que le tendía la mano en señal de despedida.
Una inclinación de cabeza por todo saludo y salió con el rostro ensombrecido.
«Todos son iguales» —me dije viéndole salir estirado y elegante—. «En el fondo y en la superficie nos desprecian y tratan de humillarnos. Actúan como en país conquistado y se conducen como señores ante sus criados».
Años después, en la URSS, había de conocer y tratar de cerca a no pocos de estos tipos. Son funcionarios de una mentalidad y formación especial. Fríos, crueles, sin alma. Su espíritu de Cuerpo les lleva a sospechar, a sospechar de todo y de todos, hasta de su padre y de su madre a los que pegarían un tiro en la nuca con la mayor naturalidad, en cumplimiento de su misión. Viven constantemente alerta y recelando de cuantos les rodean. El jefe no sabe si el subalterno es el confidente de confianza del escalón superior. Puede darse el caso de que el portero o el ordenanza que abre la puerta resulte ser una jerarquía más alta que la del jefe en funciones. Su deber es no creer en la sinceridad ni en la honradez de nadie. Un «inkavedista» debe ser un hombre sin entrañas, un ser deshumanizado que tenga por lema el de «es preferible condenar a cien inocentes que absolver a un culpable». Fanáticos en principio, degeneran hasta la animalidad. Primero matan y torturan porque así se lo ordenan o porque lo dispone el reglamento. Después van sintiendo la necesidad de oír los gritos de dolor y los estertores de sus víctimas. Les resulta armonioso el estampido del pistoletazo. Como el morfinómano busca el placer en la droga, el «inkavedista» lo busca en la sangre y en el sufrimiento de los demás. La vida del hombre nada significa si no se la pueden arrancar a pedazos o a balazos."