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miércoles, 27 de abril de 2022

LAS CHICAS DEL CAMPO, de Edna O'Brien

LAS CHICAS DEL CAMPO, de Edna O'Brien


Esta es la primera obra de la autora irlandesa, escrita cuando trabajaba para una editorial en Dublín y a la que animaron a escribir también. El caso es que le salió una obra bastante buena, que dio mucho que hablar y a la que siguieron otras dos mas conformando una trilogía con el nombre de este primer libro.

Sin duda tiene mucho de autobiográfico, si no en situaciones exactas, en ambientes, lugares y sentimientos vividos. Sentimientos de miedo al padre, de abandono por parte de todos, de la incertidumbre hacia el futuro, muchos sentimientos en lo que podríamos llamar la Irlanda profunda, esa que nos costaría rascar detrás de las apariencias: nada que uno no sepa, y todo lo que uno se cuida de comentar a cualquiera. La protagonista es una chiquita que entra en la adolescencia, Caithleen, que comienza a interesarse por algo mas que los juegos y por la atencion de sus padres. Asi que es una de esas novelas de aprendizaje, de niña a mujer pillada en plena adolescencia. Pero en este caso, dado el aliento tan agridulce que exhala la narración, ni siquiera llega a mujer porque la ultima pagina acaba con una decepción mas para la adolescente Caithleen. Una que se veria venir de lejos, pero para la que ella es ciega. ¿Por qué? Ahí esta el desarrollo de la historia, los pasos que va dando la protagonista en su corta vida, y por los que fue una novela tan censurada en su tiempo. Vamos a ello:

Caihleen es una buena chica (lo es en todo momento) nacida en el seno de una familia con problemas: podría no tenerlos, pero el padre es un bebedor, un vago que contrata el trabajo en su finca a un aldeano al que no paga, y además se juega su patrimonio en apuestas y es maltratador de su familia. El caso es que la madre le acaba poniendo los cuernos con un vecino y, cuando ambos deciden abandonar todo y largarse juntos, deben tomar una barca para cruzar el rio, se hunden y se ahogan. Malo era antes. Muy malo lo que vendrá después. Hasta casi el final, la contraparte histriónica entre tanta melancólica desdicha es su amiga Baba, hija de la familia que la acoge porque el padre es un desastre total y poco apreciado por sus vecinos. Esta chica, Baba, tal vez el personaje que mas le cueste encajar al lector, es una borde de campeonato, succionadora de atenciones y envidiosa de quien se la arrebate, asi que machaca a la ingenua Caithleen durante un buen numero de hojas. Aporta cierto humor al relato, si se lo quiere entender asi. Una niña que no madura aunque su cuerpo lo haga. No vera las ultimas paginas del relato porque tambien a ella alcanza la mala suerte en un ambiente con pocas oportunidades de ser algo mas que esposa y madre de familia. Pero da la replica al mundo interior de Caithleen perfectamente por contraste.

La historia pasa por tres fases: la que vive en el pueblo, en su casa con una convivencia difícil, el colegio, las vacas, el bonito pueblo, la familia que la acoge tras la muerte de su madre. Aquí ya hay un chaval del pueblo que la ha elegido para casarse con ella.

Otra parte sucede cuando ella, pobre, gana una beca para estudiar en un colegio religioso con Baba, de internas. Aparece el sadismo de las monjas, su beatería hueca. El caso es que gracias a Baba se hacen expulsar y se van a Dublín (tercera parte) a trabajar y vivir en casa de sus empleadores, Gustav y Joanna, un poco cómicos. Alli ella busca independizarse del ambiente opresivo en que su vida se ha desenvuelto hasta entonces de dos formas: gastando su dinero en cosas que le apetecen y flirteando con chicos. Pero con los chicos de su edad es el típico tira y afloja, mientras que con un adulto, Harry, la cosa cambia: la invita, la lleva en coche y al final de la cita se la lleva a casa para terminar la faena. Pero ella recula: es solo una cría, no una mujer, y se asusta de un tipo que a los 5 minutos se muestra como un zafio sin escrúpulos. Finalmente hay otro hombre, el señor Gentleman, que aparece ya desde hace bastantes paginas intermitentemente como amigo de la familia en casa de Baba, y que es tercero que se la quiere llevar al catre. La lleva calentando un montón de paginas. Este tipo es quien se ha fijado en ella viendola como una niña con pajaritos en la cabeza... Malo, muy malo. Y la paradoja final del relato es que, si todas las decepciones que se ha llevado Caithleen eran malas, esta ultima será la mejor.

Una de las cosas que hace muy bien la autora es apoyar el peso de una escena en un objeto concreto con el que condiciona la situación que describe, dándole una significación pertinente y concreta dentro del relato. Si en un jarrón, o los genitales de un personaje esencial, el relato llega hasta el objeto en cuestión como una evidencia inevitable, pero desde hay se relanza con una energía renovada. Sera la primera novela de Edna O'Brien, pero sabia lo que se traía entre manos.

La novela cuenta historias, que suceden en torno a 1950, mas o menos, entre trágicas y tristes sin rozar lo lacrimógeno, lo hace con un estilo sencillo y natural, como lo contaría una adolescente que cuenta lo que le daña, sin rencores que se vayan acumulando. Como si lo mejor estuviera por llegar aun, esperándote a la vuelta de la esquina de una calle de Dublín, pero que nunca llega, y aun así sigues creyendo en eso pese a la ultima decepción. En ese sentimiento Edna O'Brien se muestra, literalmente, insuperable. Te deja un poso de decepción cada vez mayor y solo al acabar la novela te preguntas si acabara en amargura cuando tengamos a una Caithleen adulta. Te planteas si esta niña tan llevada de aquí para allá, como un frágil barco sin timón a cada embate del oleaje, no será mas fuerte de lo que parece.

En definitiva, es la triste historia de una chica a la que estas cosas no terminan de entristecer porque sabe que no debe dejarse hacer todas esas cosas que aun así le pasan. Que con una conciencia casi infantil, todavía, se niega a aceptar lo normal y que camina bordeando el abismo, el tropezón gordo, el meter la pata típico para una mujer en una sociedad ultraconservadora (incluso la católica y extranjera Joanna alega que en su pais no son tan estrictos como en Irlanda) con tal de respirar un poco de aire fresco. No será una novela excelente, pero es interesante y, por lo que cuentan, abrió un cauce para poner en cuestión muchas cosas, incluso en la literatura. Si llegas a empatizar con Caithleen, o te gustan los temas irlandeses, te gustará.

Una vez en los escaparates de las librerías de Irlanda, el párroco del pueblo natal de Edna O'Brien (Tuamgraney, 1932) se acerco a Limerick, compró tres ejemplares y se volvió a su pueblo. Allí los quemó públicamente en la plaza. Era 1960. ¿Qué autor puede colgarse semejante medalla? Hoy sabemos que ganarlas de esta forma es casi imposible.

lunes, 18 de abril de 2022

CONFESION, de Rob Halford

 CONFESION, de Rob Halford

En el año de la pandemia de la COVID-19, Rob Halford, como otros muchos trabajadores, se vio en el dique seco, apartado de sus proyectos. En el caso del cantante de Judas Priest, quedaron aparcadas las giras y las grabaciones de un nuevo disco. Así que, como suele ser habitual en muchos grandes artistas, se pregunto que podía hacer mientras tanto, y de ahi sale este libro con un titulo muy acertado siempre que no se piense en confesionarios ni culpas religiosas: Confesión, de Robert John Arthur "Rob" Halford (Birmingham, Inglaterra, 25 de agosto de 1951). Es el Dios del Metal, marca certificada por el mismo, y el segundo mejor vocalista de heavy metal de todos los tiempos, que no son muchos, según alguna lista de esas que circulan por ahí.

El libro esta escrito en el 2020, editado en el 2021. Yo les vi en Zaragoza allá por el 2009, mas o menos, y me lo pase pipa. Siempre me han parecido únicos y entregados solo a la música. De hecho, sus orígenes son los de gente común de Walsall, en el Black Country ingles, las acerías de los años 50 en torno a Birmingham, llenas de polución ambiental y ambiente obrero. De ahí sale Rob, y lo recuerda varias veces con orgullo en el libro, aunque todo aquello sea un recuerdo actualmente. El vive en Phoenix y otros lugares de USA y Reino Unido. Pero recuerda con cariño y sin amargura sus años previos al éxito con su banda, hasta cuando, a finales de los 70, despegaron en cifras de ventas en ambos paises. Básicamente las dos líneas centrales de la narración son la música y su sexualidad. Son dos cosas que no tardó en tener claras. Siendo un chaval ya sabia que le encantaba cantar y que lo hacia muy bien, y que le gustaban los chicos. No había vuelta atrás cuando no hay un "atrás", se es así aunque el ambiente no termine de aceptarlo, y a funcionar.

En cuanto al tema musical, la historia es la típica: primeros grupos, presentarse a la llamada de un grupo novato que busca cantante y a foguearse por pubs y cualquier antro. Primer disco decepcionante, el segundo ya con las ideas mas claras y tener un mejor productor les da el empujón. Ganas de triunfar si o si, de expandir el genero musical, correrse juergas, fiesta tras fiesta en Ibiza, y la consecuente degradación alcohólica y de otras adicciones. Hasta que un día decide dejar las adicciones de todo tipo y lo consigue. Habla mucho de cada nuevo álbum publicado, de la motivación con la que lo empezaban, del significado de algunas canciones míticas puesto que Rob es el letrista principal, con el diccionario de sinónimos en la mano. Cuenta también su salida de Judas Priest durante 10 años y su regreso, la salida de K. K. Downing y el empeño del que parece responsable del sonido del grupo, Glen Tipton, que dejó de tocar por culpa del Parkinson. Los Judas fueron teloneros de los Led Zeppelin, y a ellos los telonearon Bon Jovi o Iron Maiden, pero Halford a su vez, en solitario, fue telonero de los Maiden. Lo cuenta, así como sus influencias y admiraciones, sin el típico tono de divo tan habitual en otros casos. Como el famoso juicio en USA por incitación al suicidio o cuando sustituyo a Ozzy Osborne en una actuación. Lo mismo la caída de la moto en el escenario.

Entre medias muchas anécdotas del mundillo musical, pero no tantas como esperaba, y son poco escabrosas comparadas con las de Ozzy sin ir mas lejos. 

El otro hilo conductor es la salida del armario: el trauma de ser gay sin que nadie se entere porque el mundillo heavy es de machotes, y el negocio se puede resentir. Cuenta muchas cosas, y casi todas muy penosas hasta que un día, sin proponérselo seriamente, se abre a un periodista y lo cuenta: "soy gay. Punto final" (1998). A partir de ese momento, el cantante se describe mas feliz, su carrera mejora e incluso el relato ya va mas deprisa casi hasta el final del libro. Con una pareja estable frente a parejas anteriores que decían ser gais y no lo eran. Aunque lo cuenta sin amargura, sus experiencias anteriores dejaban mucho que desear en cuanto a satisfacción. Lo narra abiertamente, como los cruissing, etc, pero Rob buscaba algo real y estable. Con los 70 cumplidos, como dice, su vida es mas feliz para el y aburrida para el resto. Mejor que tener una pareja que se suicide al poco rato de dejarla en casa, como le ocurrio.

A tener en cuenta el ultimo capitulo, el unico en que hace repaso y saca conclusiones e ideas conclusivas. Muy bueno.

En definitiva, un enamorado del heavy que supura entusiasmo por su trabajo en Judas Priest, con sus altibajos, pero capaz  incluso de sacar al mercado dos álbumes de villancicos, uno de ellos con su familia, solo por placer. Un gay que busca el respeto y el cariño que se merece, aunque es de los que le cuesta encarar situaciones feas cuando estas llaman a su puerta. De hecho, cuenta algunas meteduras de pata como pasar por comisaria por buscar rollo a lo George Michael. Monárquico, popero, bromista, muy hablador, currante... vamos que si me ha parecido un tipo entrañable es porque su confesión me ha parecido buena y sincera.


domingo, 3 de abril de 2022

LA PATRIA EN LA CARTERA, de Joaquím Bosch

LA PATRIA EN LA CARTERA, de Joaquím Bosch


De este libro me pondría a hablar horas y horas, pero sería como en una barra de bar: uno más entre millones de españoles. La diferencia entre la inmensa mayoría de nosotros y el autor de este gran libro, un ensayo necesario, es que él trabaja con esto, lo ha visto  de primera mano, y lo estudia: es juez. Y que a los políticos esto les quema los dedos, por supuesto.
Tuve noticia del libro en una entrevista a Joaquím Bosch en Diario de Noticias de Navarra. Después, en una entrevista en la cadena SER en prime time por Aimar Brezos hace pocos días. Es un libro actual. Voy a dar unas pinceladas concretas acerca del tema que el recoge:

1.-El km de carretera en España tiene un costo mucho mayor que en Alemania, casi el doble. El Tribunal de Cuentas Europeo lo atribuye sólo, y no por otras causas, al peculiar sistema de contratación pública en España.

2.-En 1940 el presidente de Brasil donó a España 600.000 kg de café: los donó a España, a los españoles. Era un bien racionado entonces. Pues Franco se lo quedó, lo vendió al ministerio de Comercio y se quedó con la pasta. En 1940 el Caudillo por la gracia de su dios tenía 34 millones de pesetas. Unos 388 millones de euros al cambio del 2010. Menudo sueldo de general, eh? Esto está ya sacado a la luz negro sobre blanco por historiadores. 

3.-Tras el caso Naseiro de financiación ilegal de partidos, el nuevo Código Penal de 1995 no penalizó esta conducta inmoral. Hubo que esperar a Barcenas y el caso Gurtel para que la financiación inmoral de partidos fuera tambien ilegal en toda su extensión, que es mucha.

Y así es la primera mitad del libro: sonrojante, una puta vergüenza con la que algunos todavía sacan pecho. 

El libro da vueltas a uno de los dilemas no resueltos de la Transición, el de si pudo hacerse mejor o no: más participativa, más transparente, menos corrupta, con leyes más convergentes con Europa. Unos dicen que había peligro de involución y golpes de estado, más la represión policial que no cesó aún después de Franco, y que bastante se hizo ya pasando de dictadura a democracia, lo cual si es un logro. Otros, visto el final de aquella trama llamada Transición, opinan que los políticos del momento, la mayoría provenientes del partido único franquista, se quedaron cortos en el cambio hacia la democracia. Los mismo que le debían el puesto al régimen de Franco se pasaron con los trastos a la democracia. Lo que me parece negro sobre blanco, tanto en el libro, como en prensa, como en las actas judiciales,  es que para no enfadar a los dirigentes franquistas que "nos regalaron" la democracia, para que no pusieran obstáculos, había que dejarse atracar en el erario público a través de ayuntamientos y ministerios, partidos políticos, de concejales y alcaldes. Y  también por parte de un montón de cargos de izquierda que vinieron después, ellos también, que entendieron su trabajo como una especie de "ahora me toca a mi". Como bien dice el autor, gente de una diferente orientación política pero con una misma educación de base, no podía evitar en muchos casos caer en lo mismo. Y es que los cambios de fondo solo los pueden introducir la sucesión generacional... si se le educa para eso.

Se hace un repaso a la historia de la corrupción española, con peculiar desglose de la etapa franquista, donde está el impulso decidido de la corrupción que tenemos en España hasta nuestros días. Y explica el porqué: desde Franco para abajo, como se podría decir ahora desde el Emérito hacia abajo, la corrupción es el cáncer de este país. La podredumbre institucional se desgrana hasta bien entrado el siglo XXI. La etapa franquista, empezando por los chanchullos del mismo dictador, es la más interesante porque la corrupción es la base de que aquel régimen aguantara: de aquellos polvos vienen estos lodos. Los casos posteriores ya los guardamos en nuestra memoria. 

La segunda parte del libro explica los diferentes nombres de la corrupción: cohecho, falsedad documental  prevaricación, tráfico de influencias... Se buscan los agujeros legales por los que se cuelan los corruptos, los mismos sobre los que se llevan avisando desde estudios internacionales hasta los informes de los mismos técnicos estatales. Esas lagunas y carencias de la ley que los políticos no quieren subsanar. Y es que los estudios demuestran que a la gente común el tema le importa, que los funcionarios son poco propensos a dejarse corromper, lo mismo que policías y jueces, pero no así los políticos que elegimos y los empresarios que pagan las mordidas. 

Esta parte del libro es de una lectura más seca por la naturaleza del tema, obviamente. No queda más remedio porque hay que tratar el tema con seriedad y profesionalidad, no con titulares de prensa. Pero si uno se atreve a empezar el libro, es probable que también quiera saber si esto, España, tiene arreglo: la falta de ejemplaridad de los políticos, su voracidad por el bien ajeno, la falta de profesionalidad de los empleados políticos, sus ganas de medrar sin trabajar y de enriquecerse cuanto antes mientras le aprietan el cinturón a sus votantes. Estamos al nivel de Honduras en muchos baremos, no de Europa.

Otra parte nos apunta posibles soluciones, aquellos aspectos que otros países han adoptado mientras aquí los políticos se lo toman con sorna ante las cámara sabiendo que un buen número de ciudadanos sacaran chistes y memes de ello: me refiero a códigos de conducta, ejemplaridad en el trabajo, comportamientos éticos, mecanismos preventivos de conducta en el ámbito público, transparencia, separar la acción política de la gestión publica... y por qué son de utilidad. En realidad, su negación nos cuesta mucho dinero y muchos puestos de trabajo a los españoles. 

Otra característica que salta a la vista del libro es el manejo de muchos libros sobre teoría política, estudios académicos sobre la corrupción, ensayos divulgativos sobre partidos políticos y democracia, todos ellos muy traídos convenientemente para ilustrar ideas y ejemplos. Por ejemplo, libros de Daniel Innerarity. Así que este libro ejerce de compendio de muchos otros estudios. Esta es otra gran ventaja de Joaquím Bosch. 

Seguidamente se analizan las causas de por qué los partidos políticos son las manzanas podridas de la sociedad española y cuáles son sus legítimos remedios ("los partidos políticos son un fin en sí mismo, no un medio para favorecer a la sociedad"). Y lo mismo con nuestro sistema electoral: cómo nos está fallando, como transformarlo para que eso no ocurra. Porque el sistema de representación legislativa tiene poco de democrático: hay votos sobrerepresentados y votos infravalorado. Por ley, todos los votos son iguales, pero no todos valen lo mismo. Ojo al dato, que decía Butanito. 

Tal vez por estas cosas la participación ciudadana en su destino político es escasa, casi nula, en comparación con los países de su entorno. La maquinaria de los partidos políticos y sus muchos vicios engulle los movimientos cívicos nacionales. Para las oligarquías, para esas entidades bancarias que no reclaman los préstamos concedidos a lo partidos políticos, la desactivación ciudadana es muy deseable: mejor las críticas en redes sociales que una acción social coordinada. Y que decir del clientelismo y las puertas giratorias... la cantidad de ejemplos es abrumadora: trabajar con la vista puesta en tal consejo de dirección es un trabajo viciado.

La última parte se la dedica a su profesión, la judicatura. Otra parte fallida del estado por las interminables presiones de los partidos políticos en su actuación. Otro toque de atención más desde las instituciones europeas que no escuchamos. De la parte del CGPJ, esa parte que funciona tan mal, se explica su origen y su tremenda incidencia en los procesos contra la corrupción. 

Se pueden cambiar las cosas, y saldríamos muy beneficiados todos: más inversiones,  más empleo, más estabilidad social. Pero, ¿hay voluntad de cambiar las cosas? Hace casi 50 años que murió Franco y está democracia parlamentaria es una casa sin puertas ni ventanas por las que se escapan el dinero, los muebles y hasta el ajuar de la abuela. ¿Nos importa? Creo que si. Porque estamos mejor que en la dictadura, pero podriamos estar mucho mejor que ahora. No seria tan dificil con un poco mas de decision politica y menos favores debidos por la clase politica.

Los malos gobernantes generan pésimos ciudadanos, según Montesquieu. Cierras la lectura de este libro, abres un periódico por la sección nacional o regional y empiezas a señalar con el dedo las malas prácticas políticas de nuestros gobernantes, de la oposición, de los sindicatos, de cualquiera con poder real... y da náusea, produce vergüenza, y uno se plantea si no sería mejor tirarlos a la basura y empezar de nuevo. Porque un mundo mejor es posible sin nuestros políticos, aquellos que impiden cambiar las redes juego.

Algunas de las ideas finales:
"somos el pais de la UE que menos reformas ha hecho a su constitución"
"La corrupción no es un problema aislado de 4 manzanas podridas (...) Si en la Transición o en los años siguientes se hubiera eliminado la corrupción y las dinámicas que llevan a los sobrescostes, ahora dispondríamos de una renta per capita bastante superior a la media europea y próxima a la de Finlandia"
"La integridad política no debería ser una cuestión ideológica".
"Los corruptores y los corruptos pertenecen al mismo equipo ignominioso (...) 
La política es la continuación de los intereses económicos por otros medios"
"En una democracia, el cargo mas importante es el de ciudadano"
"El precio de desentenderse de la política  es ser gobernados por los peores hombres (Platon)"