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martes, 3 de febrero de 2015

LEYENDO A CHEJOV, de Janet Malcolm






    Confieso que más de una vez se me ha ocurrido, durante algunos de mis viajes, aprovechar para ver escenarios importantes en la vida de un escritor de referencia. Si alguno de sus libros te atrapó, el  efecto imán de esos sitios es inevitable. Si no la culminación, es al menos un momento de mayor intimidad con todo aquello que sentiste al leer esas paginas, le pones detalles a las imágenes que surgieron de aquellas páginas. Sin embargo, también puede resultar, como cualquier objeto turístico, una experiencia fetichista carente de contenido por el mero hecho de que nos hacia ilusión estar allí.
    "Soy un personaje de un nuevo drama: la farsa absurda del peregrino literario que abandona las mágicas paginas de una obra genial y viaja a un 'escenario origina' que solo puede defraudar sus expectativas"

    La autora del libro que expongo, Janet Malcolm, es una veterana periodista del The New Yorker que decide largarse a Rusia tras los pasos de Chejov en torno al año 1999. Pero los libros de su amado Chejov no son la excusa para hacer turismo, sino más bien, y esta es la característica principal de su obra, las visitas por San Petersburgo, Moscu, Yalta, etc son las que nos introducen a determinados temas transversales en las obras del autor ruso. Al hilo de un detalle en la casa de Chejov se examinan pasajes de sus cuentos, retazos de la vida de un ruso de hace 100 años

    Uno de los detalles que mas agradezco del libro es que Janet cuenta como se siente con las rusas con las que trata durante el viaje, principalmente guías que le enseñan los lugares y le proporcionan servicios y le traducen y explican lo que busca saber. Sus impresiones al respecto suenan como las de cualquier viajero que cambia de cultura: por muchos libros que hayas leído, tu te haces tu propia lectura; la realidad, sobre el terreno, impone su propia lectura. Y estos contrastes entre la Rusia de entonces y la de ahora le sirven a Janet para volver sobre la obra de Chejov.

    He aqui algunos pasajes para que te hagas una idea de que esta puede ser una forma distinta de penetrar en un autor sencillo, pero no tan fácil:

Dacha en Yalta
Chejov en su dacha de Yalta
    "Chejov solo dio muestras de estarse convirtiendo en Chejov cuando empezó a escribir relatos cortos que no eran divertidos. En 1886 sus escritos empezaron a merecer una importante atención crítica y al mismo tiempo a reportarle importantes sumas. Gracias a los ingresos que Chejov obtenía de sus escritos (nunca ganó dinero con la medicina; atendía a la mayoría de los campesinos de manera desinteresada), la familia fue trasladándose progresivamente a barrios mejores de Moscú. La compra de Melijovo fue el punto culminante del éxito literario de Chejov... y de la ilusión (de la que los escritores rusos, Chejov incluido, se burlaban con particular habilidad) de que la vida en el campo era una solución para los problemas de la vida"
    "Chejov tiene tanta habilidad para presentar esa ilusión de realismo y ocultar las huellas de su surrealismo que sigue siendo el más incomprendido -así como el más querido- de los genios rusos del siglo XIX"

    Con respecto a los viajes literarios, esos que rastrean en la actualidad la vida, obra y milagros de un autor, Janet comenta:

    "En nuestros viajes nos encontramos ante decorados y miramos un escenario, en ocasiones nos movemos, pero rara vez nos sentimos tan imbuidos en la vida como en el curso de cualquier dia corriente en nuestro entorno habitual. Solo cuando afrontamos uno de los pequeños o inevitables contratiempos del viaje salimos del trance del turismo y volvemos a percibir el intenso sabor de la realidad"
Interior de su casa en Melikovo

    "Chejov fue el primer hombre de letras que incluyó la relación del hombre con la naturaleza en la esfera de la ética"






    Un ejemplo de la diferencia con el mesianismo de Tolstoi, a quien, por otra parte rendía profunda admiración como persona:

    "Chejov se ocupó mucho menos de los arboles que crecían en los bosques que de los plantados en los huertos. Era un poeta del paisaje domesticado, no de lo sublime, más sensible al encanto de la sombra de un viejo jardín que a la grandilocuencia de la naturaleza salvaje e intacta"

    "El día anterior habíamos visitado la casita junto al mar, a doce millas de Yalta, que Chejov compró poco después de construir su villa. No resulta dificil comprender por qué fue incapaz de resistirse..."  

    "Vladimir Nabokov vio resumida en esa figura (hablando del afecto de Chejov hacia sus hermanos) los valores que se perdieron cuando Rusia se convirtió en un estado totalitario"  (este final del capitulo 6 tal vez sea de los mejores del libro; en el se profundiza en sus personajes)

    Por ahí quedan otros temas como la relación ambivalente con Tolstoi, sus impresiones de Dostoievski, la importancia del Viaje a Sajalin, sus relaciones con las mujeres, la muerte, la importancia de la belleza o la angustia por no escribir teatro.

    "Solo soy capaz de escribir de memoria, nunca escribo directamente de la vida observada. Debo dejar que el tema se filtre a través de la memoria, hasta que solo quede en el filtro lo importante y pintoresco"
Estudio en su casa de Melikovo

    Es este un libro sobre un tipo de viaje, el exclusivamente literario, con la intencion previa de no caer en fetichismos y otras incursiones que se salgan fuera de las paginas de Chejov. En definitiva, un breve paseo por la Rusia actual para acercarnos al talento literario y la humanidad que exhala cada linea de este gran escritor, Anton Chejov, cuya esencia a veces se nos escapa como el agua entre los dedos: solo sabemos lo que ha sido porque nos deja las monos mojadas. 

Composición escultórica Anton Chéjov y la dama del perrito
De una entrevista de a la autora:
P. ¿Qué le llevó a escribir un libro sobre Chéjov?
R. Es un escritor potentísimo. Me ocurrió algo curioso con él. Cuando releí a algunos autores que habían sido fundamentales en algún momento de mi vida, en muchos casos sentí que su fuerza se había diluido (Turguénev es un ejemplo). Por el contrario, Chéjov había ganado estatura. Cada frase, cada palabra suyas son poderosísimas, pura poesía. He leído sus cuentos, siete, diez veces, y cada vez vuelve a ser una experiencia extraordinaria. Llegaba a un fragmento que me había hecho llorar, y volvía a tener la misma reacción. El final de La dama del perrito es asombroso. Los amantes adúlteros están atrapados en una habitación de hotel, en Moscú, como dos pajarillos aprisionados en una jaula, que no saben qué va a ser de ellos. O la escena de El duelo, cuando el protagonista sorprende a su mujer en la cama con otro hombre. Los personajes de Chéjov son entes solitarios que en manos de su autor experimentan transformaciones insólitas que los convierten en seres portentosos. Durante mucho tiempo me intrigó el misterio de Chéjov: ¿qué es lo que hace de él un gran escritor? Mi libro es un intento de contestar esa pregunta. Viajé a Rusia animada por un sentimiento sin forma, que no sabría definir. Visité Moscú, San Petersburgo, Yalta, los lugares por donde viajó él. El tema del viaje es crucial en su vida y en sus obras. Sus personajes experimentan grandes transformaciones cuando viajan. A ello se añaden los percances de mi propio viaje.


LEYENDO A CHEJOV, de Janet Malcolm. En Alba Editorial, 2004, unas 182 páginas.