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miércoles, 28 de marzo de 2018

EL LIBRO DE LA RESISTENCIA FRANCESA

EL LIBRO DE LA RESISTENCIA FRANCESA. COMBATIENTES EN LA SOMBRA, de Robert Gildea

   "De Gaulle en persona le pidió a Joseph Kessel que escribiera un libro sobre la Resistencia. L’Armée des ombres [El ejército de las sombras] se publicó en Argelia en noviembre de 1943 y en Nueva York en marzo de 1944. Seguía los movimientos de un grupo de resistentes en torno a Philippe Gerlier, que había escapado de un campo de internamiento y que sostenía que «el héroe nacional es el hombre en la clandestinidad, el fuera de la ley». De forma curiosa pero comprensible, Kessel diría que el libro no era ficción en absoluto: «Ningún detalle ha sido exagerado o inventado. En él solo se encontrarán hechos auténticos, comprobados y contrastados. Hechos cotidianos de la vida francesa».

   Algunos detalles estaban basados en conversaciones que Kessel había mantenido en Londres con resistentes que estaban de paso, y el libro retrata de forma brillante el mundo secreto de la recopilación de información, redes de evasión, imprentas clandestinas y emboscadas en la «cárcel» que era Francia. La principal verdad, sin embargo, era la verosimilitud del drama moral de la Resistencia, la tensión entre apariencia y realidad, confianza y traición, y la ausencia de otras leyes que no fueran las dictadas por las circunstancias. Comienza con la ejecución de un confidente masculino por resistentes disfrazados de policías franceses, y termina con la ejecución de una resistente francesa presentada como propagandista infatigable, agente de enlace y maestra de fugas, personaje que estaba basado, al menos en parte, en Lucie Aubrac. Kessel se inventa un punto débil, que por supuesto tenían muchos resistentes, pues es madre de seis hijos y lleva encima una fotografía de uno de ellos. Cuando por fin la arresta la Gestapo y se descubre la fotografía, habla antes de ver a su hija enviada a un burdel polaco para uso de los soldados que regresaban del frente oriental. Al ser puesta en libertad, su ejecución por la Resistencia se representaba como inevitable y banal. La ficción era el tenue velo de una realidad brutal. Como concluyó Philippe Gerbier: «Hoy es casi siempre muerte, muerte y más muerte. Y por nuestro lado matamos, matamos, y matamos»"


A CARA DESCUBIERTA, de Renato Curcio

A CARA DESCUBIERTA, de Renato Curcio

PREGUNTA: "Golpear a uno para educar a 100". También en la Fiat comenzasteis a organizar secuestros demostrativos.
RESPUESTA: Exactamente en febrero del 73 cogimos por la calle a Bruno Labate, jefe del sindicato fascista CISNAL. Lo llevamos a un piso y le interrogamos durante varias horas. Nos conto el mecanismo con el que la Fiat asumía personal de derechas para espiar a los obreros que protestaban y crear provocaciones. Al día siguiente con Margarita,  Ferrari y Bonavita, llevé a Labate en coche hasta la entrada uno de Mirafiori, en el momento de la salida del turno. Ante centenares de obreros, le hicimos descender del coche, lo esposamos a una farola y le pusimos al cuello el típico cartel. Después, a cara descubierta, con calma, distribuimos nuestros comunicados Brigadas Rojas y nos fuimos, suscitando algunos aplausos. Labate permaneció allí, al escarnio público durante más de una hora, rodeado por los obreros que se las decían de todos los colores, hasta la llegada de la policía. Y nadie abrió la boca para dar indicaciones útiles que sirvieran para nuestra identificación.
 En aquel momento, el ámbito de nuestro simpatizantes dentro de la Fiat se había hecho muy amplio"

martes, 27 de marzo de 2018

TENZING NORWAY. EL CAMINO MÁS CORTO, de Manuel Leguineche

TENZING NORWAY. EL CAMINO MÁS CORTO, de Manuel Leguineche 

"—¿Quién subió primero? (Le pido disculpas antes de formularla).
—No se preocupé —me responde—. A estas alturas no me asusta ni me enfada que me pregunten quién subió primero al Everest, si Hillary o yo. Hace años que quedó resuelto el dilema. Usted sabe que en Katmandú redactamos un documento Hillary yo en el que se dejaba claro que «alcanzamos la cumbre casi al mismo tiempo». Sin embargo, por puro nacionalismo, cosas de la política más que del deporte, algunos nepaleses e indios intentaron arrancamos una mentira: la de confesad al mundo que había sido yo el primero en llegar a la cima. Para acabar con aquellas presiones yo intentaba en vano hacer ver que en el código de la montaña dos escaladores unidos por una misma cuerda no llegan antes o después; llegan al mismo tiempo. Pero voy a responder a su pregunta. Hillary fue siempre en cabeza y yo tras él. Puse pie en la cumbre dos metros detrás porque ése era nuestro ritmo de escalada. Entre nosotros no podía haber competencia.
(...)
Los tibetanos tienen dos nombres para llamar al Everest: Chomolungma y Sagarmata.
—Chomolungma en tibetano quiere decir «diosa madre del mundo», porque para nosotros —añade Tenzing— es la morada de los dioses. Antes de bajar al campamento IX yo hice un agujero en la nieve y deslicé algunas ofrendas, tabletas de chocolate, galletas, dulces, a los dioses, mientras Hillary depositó un crucifijo que nuestro jefe Hunt le había entregado en el collado sur. En cuanto a Sagarmata significa algo así como «la montaña sobre la que los pájaros no pueden volar». Prefiero cualquiera de estos dos nombres al del señor Everest, el topógrafo e inspector general de los ingleses que no vio el Everest ni en pintura."


NACIMIENTO DE BILLIE HOLIDAY. LADY SINGS THE BLUES, de Billie Holliday

NACIMIENTO DE BILLIE HOLIDAY. LADY SINGS THE BLUES, de Billie Holliday

    "Mamá y papá eran un par de críos cuando se casaron. Él tenía dieciocho años, ella dieciséis y yo tres.
    Mamá trabajaba de criada en casa de una familia blanca. Cuando descubrieron que iba a tener un bebé, la echaron. La familia de papá también estuvo a punto de tener un ataque al enterarse. Era gente de buena sociedad y nunca habían oído hablar de cosas semejantes en su barrio de East Baltimore.
    Pero esos dos chicos eran pobres. Y cuando eres pobre creces deprisa.
    Es un milagro que mi madre no fuera a parar al correccional y yo a la inclusa. Pero Sadie Fagan me quiso desde que yo sólo era un suave puntapié en sus costillas mientras ella fregaba suelos. Se presentó en el hospital e hizo un trato con la jefa. Le dijo que fregaría los suelos y atendería a las golfas que estaban allí para tener a sus hijos, costeando así su parte y la mía. Y lo cumplió. Aquel miércoles 7 de abril de 1915, cuando yo nací en Baltimore, mamá tenía trece años."

ATARDECER CHIPRIOTA. LIMONES AMARGOS, de Lawrence Durrell

ATARDECER CHIPRIOTA. LIMONES AMARGOS, de Lawrence Durrell 

"...La luz fluía de los cuernos de la montaña, ahora exprimida lateralmente, en un haz de delgados lápices, retocando las insustanciales siluetas de fortalezas y cabos con una irrealidad de ensueño. La galería, con sus paredes encaladas, era una refulgente trampa para el sol, y allí el anciano me llevó una incómoda silla en que sentarme, por sobre los siseos del mar y el leve cosquilleo del viento que agitaba el viejo pendón turco, reteniéndolo y soltándolo, soplando y dejando de soplar. El largo atardecer empezó a asentarse con un estremecimiento, y uno de los picos plateados mordisqueó el disco de luz viajera, arrojando una profunda y fresca penumbra de sombra sobre los valles. Muy pronto el ligero viento de la noche correría a través de Mesaoria y haría girar los molinos en Nicosia; los yates que regresaban aletearían y temblarían frente a la barra de Kirenia, y Sabri, en su pequeña galería del comedor del cuerpo de policía echaría una ojeada a su reloj e inclinaría la mejilla para inspirar mientras contemplaba el duro esmalte del agua y las montañas turcas, acurrucadas en la sombra como un rebaño de ovejas."




lunes, 26 de marzo de 2018

LA MÚSICA DE LAS ESFERAS. WHO I AM, de Pete Townshend

LA MÚSICA DE LAS ESFERAS. WHO I AM, de Pete Townshend 

  "Mis padres no veían gran talento musical en mí, sólo una voz aguda, nasal, de soprano. Tenía prohibido tocar los clarinetes o saxofones de papá, y debía limitarme a mi armónica.
  En mi primera incursión en el ámbito de la pesca en la isla de Man, fracasé contra una trucha enorme y me consolé tocando la armónica bajo la lluvia. Me extravié en el sonido del instrumento, y entonces experimenté una vivencia extraordinaria que me cambió la vida. De pronto, estaba oyendo música dentro de la música: una belleza armónica, rica y compleja que había estado encerrada en los sonidos que yo creaba. Al día siguiente salí a pescar con mosca, y esta vez el murmullo del río desató un manantial de música tan vasto que me pareció estar entrando y saliendo de un trance. Aquello fue el principio de mi conexión vital con los ríos y el mar, y con lo que podría describirse como la música de las esferas."

EL ABANDONO. AL OESTE CON LA NOCHE, de Beryl Markham

EL ABANDONO. AL OESTE CON LA NOCHE, de Beryl Markham 

    "He aprendido que si debes abandonar un lugar en donde has vivido, al que has amado y donde todos tus ayeres quedan profundamente sepultados, abandónalo de cualquier manera, pero no lo hagas despacio, abandónalo lo más deprisa posible. No vuelvas nunca y nunca creas que una hora recordada es mejor por estar muerta. Los años pasados parecen años seguros, años conquistados, mientras que el futuro vive en una nube, formidable desde lejos. La nube se despeja cuando te introduces en ella. He aprendido esto pero, como todos, lo aprendí tarde."

domingo, 25 de marzo de 2018

FRANCO, EL ASCENSO AL PODER DE UN DICTADOR, de Andrés Rueda

FRANCO, EL ASCENSO AL PODER DE UN DICTADOR, de Andrés Rueda


    "Vivió engañado por la oligarquía, que le hizo creer que era un caudillo, el salvador de España, el centinela de Occidente. Le hicieron creer que los españoles son ingobernables, que están poseídos por «los demonios familiares de la desunión, de la discordia y del fratricidio». Y él se lo creyó. Por eso asumió la responsabilidad del caudillo imprescindible e irrepetible. Así le labraron un pedestal granítico de autoritarismo y de unidad obsesiva «entre los hombres y las tierras de España». Tuvo muchísimo más mando que gobierno."

LOS HOMBRES COMO MÁQUINAS DE RENDIMIENTO. LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO de Byung-Chul Han

LOS HOMBRES COMO MÁQUINAS DE RENDIMIENTO. LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO de Byung-Chul Han

    "...tanto el ser humano como la sociedad se transforman en una máquina de rendimiento autista."

sábado, 24 de marzo de 2018

CONTEMPLAR EL PAISAJE. LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO de Byung-Chul Han

CONTEMPLAR EL PAISAJE. LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO de Byung-Chul Han

    "«Al comienzo, trataba de hacerse una idea de los estratos geológicos. Después, ya no se movía más de su lugar y se limitaba a mirar, hasta que sus ojos, como decía Madame Cézanne, se le salían de la cabeza. […] El paisaje, remarcaba él, se piensa en mí, yo soy su conciencia.»"
mont-sainte-victoire

BERLÍN, 1921. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg

BERLÍN, 1921. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg 

    "Avanzado el otoño de 1921, después de la acomodada y tranquila Bruselas, vi Berlín. Los alemanes vivían como viajeros en espera de un tren, nadie sabía lo que iba a ocurrir al día siguiente. Los vendedores de periódicos decían a voz en grito: «¡B Z! ¡Última edición! ¡Avance comunista en Sajonia! ¡Se prepara un putsch en Múnich!». La gente leía en silencio el periódico e iba a trabajar. Cada día los comerciantes cambiaban las etiquetas de los precios: se devaluaba el marco. Por la Kurfürstendamm deambulaban rebaños de extranjeros: compraban por cuatro monedas los restos de un lujo pasado. En los barrios pobres expoliaron algunas panaderías. Parecía que todo iba a derrumbarse, pero las chimeneas de las fábricas echaban humo, los empleados de la banca apuntaban con exactitud cantidades de muchos números, las prostitutas se maquillaban con esmero, los periodistas escribían sobre el hambre en Rusia o sobre el noble corazón de Ludendorff, los escolares aprendían de memoria las crónicas de las victorias pasadas de Alemania. A cada paso se encontraban Tanzdielen (salas de fiesta) donde parejas famélicas se movían rítmicamente. Retumbaba el jazz. Recuerdo dos canciones de moda: ¿Le gustan las bananas? y La negra Sonia (Schwartze Sonia). En uno de los bailes, un tenor ronco gritaba: «¡Mañana será el fin del mundo!». Sin embargo, el apocalipsis se aplazaba de un día para otro."

viernes, 23 de marzo de 2018

LA CURIOSIDAD DEL SOLDADO. LA BATALLA DE VERDUN, de Georges Blond

LA CURIOSIDAD DEL SOLDADO. LA BATALLA DE VERDUN, de Georges Blond

   "En las ruinas de los poblados se veían soldados registrando tranquilamente en los muebles despanzurrados, escogiendo vestidos, objetos diversos. No era exactamente al pillaje a lo que se entregaban, pues lo que hacían estaba muy lejos de ese concepto, sino a un poderoso instinto primitivo y universal, refrenado por la mano de hierro y de fuego de la batalla que continuaba: un instante después tendrían que lanzarse de nuevo al ataque y, entonces, ¿que iban a llevarse?, ¿algún recuerdo?, ¿cual si los refugiados apenas habían dejado fotos de valor? No, no era botín lo que les movía a hurgar, a registrar aquellas cómodas y aquellos armarios, sino un deseo de alejarse de la violencia inexorable, de vislumbrar durante un minuto la vida humana que continuaba en alguna parte... Mientras media sección se batía furiosamente en el interior de un campanario para desalojar a unos pocos allí ocultos, los hombres de la otra media sección, de pie alrededor de una hoguera, a 30 metros de allí, se pasaban unos a otros álbumes de fotografías encontrados en los cajones"


MILITARISMO. ENCICLOPEDIA POLÍTICA RUSA, de Yegor Gaidar a través de ÉL FIN DEL HOMO SOVIETICUS, de Svetlana Aleksievich

MILITARISMO. ENCICLOPEDIA POLÍTICA RUSA, de Yegor Gaidar a través de ÉL FIN DEL HOMO SOVIETICUS, de Svetlana Aleksievich

    "En la década de 1970 la URSS producia 20 veces más carros de combate que Estados Unidos.
   Pregunta de G. Shajnazarov, ayudante de Mijail Gorbachov, secretario general del PCUS en la década de 1980: "¿Porque estamos produciendo tal cantidad de armamento?"
    Respuesta de S. Ajromeiev, jefe del Estado Mayor del Ejército: "Porque hemos puesto en marcha fábricas de primera tan eficientes como las de los estadounidenses, y lo hemos hecho pagando un alto precio por ello. ¿Que propone usted, que interrumpamos la producción de armamento y la dediquemos a producir hoyas?"

EL MAPA. AL OESTE CON LA NOCHE, de Beryl Markham

EL MAPA. AL OESTE CON LA NOCHE, de Beryl Markham 

    "Un mapa te dice: «Léeme con atención, sígueme con cuidado, no dudes de mí». Dice: «Soy la tierra en la palma de tu mano. Sin mí estás solo y perdido».
(...)
    Sin embargo, al mirarlo, al sentirlo, al pasar un dedo por sus rayas, un mapa es algo frío, sin gracia y monótono, que nació de un compás y del tablero de un delineante. Esa línea costera ahí, ese garabato desigual de tinta escarlata, no presenta arena, ni mar, ni rocas; no habla de ningún marino que desplegando erróneamente todas las velas en mares dormidos lega un garabato inestimable para la posteridad en la piel de una oveja o en un trozo de madera. Esa mancha marrón que señala una montaña no tiene ningún significado para quien la mira al azar, aunque veinte hombres, o diez, o uno solo puedan haber malgastado su vida para escalarla. Aquí hay un valle, allí una ciénaga y allí un desierto; y aquí hay un río que algún alma curiosa y valiente, como un lápiz en manos de Dios, trazó por vez primera con los pies ensangrentados.

    Aquí está tu mapa. Despliégalo, síguelo, después tíralo si quieres. Es sólo un papel. Sólo un papel y tinta, pero si piensas un poco, si te detienes un momento, verás que muy pocas veces se han unido estas dos cosas para hacer un documento tan modesto y, sin embargo, tan lleno de historias de esperanza o sagas de conquista."

jueves, 22 de marzo de 2018

LA CIMA DE LA MONTAÑA, de Eliseo Reclus

LA CIMA DE LA MONTAÑA, de Eliseo Reclus 

   "La cima en que yo gustaba más de sentarme no era la altura soberana donde puede uno instalarse como un rey sobre el trono para contemplar á sus pies los reinos extendidos. Me sentía más a gusto en la cima secundaria, desde la cual mi vista podía á un tiempo extenderse sobre pendientes más bajas y subir luego, de arista en arista, hacia las paredes superiores y hacia la punta bañada en el cielo azul.
   Allí, sin tener que reprimir el movimiento de orgullo que a mi pesar hubiera sentido en el punto culminante de la montaña, saboreaba el placer de satisfacer completamente mis miradas, contemplando cuantas bellezas me ofrecían nieves, rocas, pastos y bosques. Hallábame a mitad de altura entre las dos zonas de la tierra y del cielo, y me sentía libre sin estar aislado. En ninguna parte penetró en mi corazón más dulce sensación de paz."

PORTEADORAS SHERPAS. EL CAMINO MAS CORTO, de Manuel Leguineche

PORTEADORAS SHERPAS. EL CAMINO MAS CORTO, de Manuel Leguineche

   "Antes de morir en el Everest, el inglés Mallory dejó escrito en uno de sus diarios de escalada que una porteadora sherpa transportó a su hijo de dos años de edad sobre un fardo de 18 kilos desde una altura de 5000 m hasta más de 6000 m. Dejó alli su carga con su hijo a hombros y volvió a subir con otro fardo de 20 kilos"

Foto: Mujer de Lete, Nepal

LO BUENO QUE TIENE ABURRIRSE. LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO de de Byung-Chul Han

QUÉ TIENE DE BUENO ABURRIRSE. LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO, de Byung-Chul Han

    "...los juegos de ordenadores suscitan una amplia pero superficial atención, parecida al estado de la vigilancia de un animal salvaje. Los recientes desarrollos sociales y el cambio de estructura de la atención provocan que la sociedad humana se acerque cada vez más al salvajismo. Mientras tanto, el acoso laboral, por ejemplo, alcanza dimensiones pandémicas. La preocupación por la buena vida, que implica también una convivencia exitosa, cede progresivamente a una preocupación por la supervivencia.
    Los logros culturales de la humanidad, a los que pertenece la filosofía, se deben a una atención profunda y contemplativa. La cultura requiere un entorno en el que sea posible una atención profunda. Esta es reemplazada progresivamente por una forma de atención por completo distinta, la hiperatención. Esta atención dispersa se caracteriza por un acelerado cambio de foco entre diferentes tareas, fuentes de información y procesos. Dada, además, su escasa tolerancia al hastío, tampoco admite aquel aburrimiento profundo que sería de cierta importancia para un proceso creativo. Walter Benjamin llama al aburrimiento profundo «el pájaro de sueño que incuba el huevo de la experiencia»."

LOS DISTURBIOS DE LIVERPOOL, 1981. LOS AÑOS DE DOWNING STREET, de Margaret Thatcher

LOS DISTURBIOS DE LIVERPOOL, 1981. LOS AÑOS DE DOWNING STREET, de Margaret Thatcher 

    "El lunes 13 de julio hice una visita similar a Liverpool. Pasando en coche por Toxteth, escenario de los disturbios, observé que a pesar de todo lo que se hablaba de miseria, las casas de la zona no eran ni con mucho las peores de la ciudad. Me habían dicho que algunos de los jóvenes involucrados habían llegado a la violencia por problemas de aburrimiento y por falta de ocupación. Pero no había más que observar esas casas con el césped sin cortar, que llegaba en algunos casos a la altura del pecho, y la basura acumulada, para darse cuenta que ese análisis era falso. Si querían, tenían muchas cosas constructivas en qué ocuparse. En cambio, me pregunté cómo podía vivir la gente en esas circunstancias sin siquiera tratar de limpiar y mejorar su ambiente. Lo que evidentemente faltaba era cierto orgullo y responsabilidad personal, algo que al Estado le resulta fácil quitar, pero casi nunca acierta a devolver.
    Con los primeros que hablé en Liverpool fue con los policías, cuyos comentarios y solicitudes de equipamiento fueron similares a los de la policía de Londres. También me entrevisté con concejales del Ayuntamiento de Liverpool y luego hablé con un grupo de líderes de la comunidad y de jóvenes. Me dejó abrumada la hostilidad de los jóvenes hacia el jefe de policía y sus agentes. Pero escuché con atención todo lo que me decían. Había dos personas con ellos que parecían trabajadores sociales y que empezaron tratando de hablar en su nombre. Pero estos jóvenes no necesitaban que nadie hablara por ellos: se expresaban bien y expresaban sus problemas con gran sinceridad. La prensa quedó bastante confundida cuando, al contrario de lo que esperaban, los jóvenes les dijeron que yo había escuchado atentamente. Pero hice algo más que escuchar: yo también tenía algo que decir. Les recordé que sobre Liverpool se habían derramado los recursos. Les comuniqué que me preocupaba mucho lo que me habían dicho acerca de la policía y que no me importaba nada el color de la piel que cada uno tuviera, pero sí la criminalidad. Los insté a no recurrir a la violencia y a no tratar de vivir en comunidades aisladas.
(...)
    Los causantes de los disturbios eran invariablemente jóvenes con un fuerte instinto animal reprimido por los frenos sociales, y que en esas ocasiones hallaban oportunidad de desbocarse. ¿Qué se había hecho de las represiones? La mayor barrera de contención proviene de la noción de vivir en comunidad, incluyendo la atenta vigilancia de los vecinos. Pero esta noción de vivir en común ha ido desapareciendo de la mayoría de los barrios ciudadanos, por toda una variedad de razones. Estas zonas urbanas suelen ser creación artificial de las autoridades locales, desarraigando a la gente de sus auténticas comunidades y decantándola a barrios mal proyectados y peor mantenidos, donde nadie conoce a sus vecinos. En algunos de estos nuevos barrios había, debido a la fuerte inmigración, una gran mezcla étnica; en el estallido de algunas de las tensiones que pueden explotar en determinadas circunstancias, incluso las familias emigrantes con un fuerte sentido de los valores morales pueden encontrarse con que sus hijos pierden dichos valores, por culpa del entorno. La ayuda social, en concreto, fomentaba la dependencia y relajaba el sentido de la responsabilidad de cada cual, mientras la televisión socavaba los valores morales que antaño servían de vínculo entre las comunidades de la clase trabajadora. El resultado era un constante aumento de la criminalidad (entre los hombres jóvenes) y de las madres solteras (entre las mujeres jóvenes).
    Para que esta situación degenerara en una cadena de disturbios a gran escala, lo único que hacía falta era que la autoridad entrara en decadencia y que los alborotadores llegaran al convencimiento de que podían actuar a su gusto sin salir malparados. El sentido de autoridad, en todas sus manifestaciones —en el hogar, en el colegio, en la Iglesia y en el Estado— ha ido deteriorándose año a año desde que terminó la Segunda Guerra Mundial. De ahí el aumento del vandalismo en el fútbol, los disturbios raciales y la delincuencia. Hubo uno o dos casos en los que la inquietud e indecisión de las fuerzas del orden —como, por ejemplo, el hecho de apartar a los agentes de los disturbios mientras llegaban refuerzos— alentó a los agitadores y supuso una merma en la confianza que los buenos ciudadanos tenían depositada en la autoridad. Lo que probablemente transformó los disturbios de 1981 prácticamente en una saturnal fue que la televisión transmitió la sensación de que los alborotadores podían disfrutar de su fiesta de delincuencia, saqueo y alteración del orden sin que nadie los molestara, disfrazándolo todo de protesta social. Estaban absueltos de antemano. Éste es el tipo de situaciones que los jóvenes aprovechan sistemáticamente para alborotar, y la cosa no tiene nada que ver con el dinero en circulación."

miércoles, 21 de marzo de 2018

EL NOMBRE DE ANETO. MONTAÑAS INJUSTAS, de Agustín Faus

    "...iban conducidos por un mismo guía: un luchonés llamado Pierre Barrau, carpintero de profesión pero buen cazador y más o menos conocedor de las montañas, quien empezó guiando a Ramond de Carbonnières y estuvo llevando más gente a las montañas de La Maladeta hasta que finalmente, ya en 1824, tuvo que surgir para él la injusticia, por imprudencia o descuido suyo o simple fatalidad: se cayó en una grieta del glaciar de La Maladeta y no pudo ser recuperado por sus acompañados, quedando su cuerpo prisionero del hielo, para viajar en el interior del glaciar hasta que en 1931, al final de un gélido recorrido de 107 años de duración, salieron sus restos al descubierto, casi indemnes, bastante bien conservados por el hielo.
    En 1817 otro francés también inquieto y culto que se dedicaba a estudiar la cordillera pirenaica reveló algo muy importante: era Henry Reboul, «sabio geómetra», y dijo haber hecho un gran descubrimiento en sus mediciones desde bastante lejos, con las lentes y los aparatos de la época. Este descubrimiento consistía en que había comprobado que algo al este del pico superior de La Maladeta «existía otra cumbre más alta», sesenta y cinco toesas más elevada que la propia Maladeta, «cumbre que por razones de perspectiva había pasado desapercibida hasta el momento». Reboul, como descubridor, tenía pleno derecho a dar nombre a esta nueva cumbre; para ello estudió los inciertos mapas de la región española a la que pertenecía el descubrimiento y le pareció comprobar que el pueblo más cercano al nuevo pico era uno llamado Aneto o algo parecido, situado en el alto valle catalano-aragonés de la Noguera Ribagorzana, en la orilla occidental. Y bautizó la cumbre como Pico de Aneto.
    El pueblo llamado Aneto no está en absoluto vinculado con el nuevo pico, ni geográficamente ni humanamente: corresponde a otro valle, completamente distinto del valle de Benasque. En línea recta, mirando un mapa, se verá que está a 16 km el pueblo de Aneto de la nueva cumbre; mientras que en el propio valle de esta cumbre, el de Esera correspondiente a Benasque, hay dos pueblos más cercanos a la gran cumbre descubierta: el mismo Benasque a 13 km en línea recta sobre el mapa, y Cerler, a sólo once y medio. A estos les hubiera correspondido más ceder su nombre a la nueva montaña.
    Tercera injusticia: Hemos dicho que Reboul era un gran personaje y hacía las cosas muy bien pero, sin llegar a saberse el motivo, entendió mal o leyó mal el nombre de Aneto o inventó para escribirlo su propia ortografía, y en consecuencia lo apuntó como Néthou. Y, durante más de cien años, los franceses han conocido el pico más alto de los Pirineos, situado por completo en España, como Néthou, y hasta algunos franceses se han extrañado durante mucho tiempo de que los españoles llamaran a esta cumbre con la palabra Aneto. Afortunadamente, hoy casi todos los pirineístas, tanto españoles como franceses, ya llaman «Aneto» a la gran montaña.

    El Aneto fue conquistado en 1842 por dos «monsieurs», el francés Franqueville y el ruso Tchihatcheff, acompañados por dos guías franceses llamados Pierre Sanio y Jean Sors, y dos cazadores de rebecos, también franceses, apodados Ursule y Nate. Los dos «monsieurs» no se conocían antes, pero coincidieron en Luchon y como aportaban cada uno su propio guía y tenían las mismas intenciones los dos, y eran los dos alpinistas con experiencia, iniciaron y llevaron a cabo conjuntamente la aventura del Aneto completamente a espaldas de los españoles. A juzgar por lo que dejaron en sus escritos se comprueba que al principio no iban bien guiados: después de pasar el collado fronterizo de Benasque durmieron una primera noche en la antigua choza-cueva de La Renclusa. Hasta aquí bien. Pero desde allí el grupo, según parece siguiendo indicaciones de los guías luchoneses, inició un descontrolado rodeo lateral de la montaña hacia el oeste y hacia el sur saltando a los valles de Alba, Cregüeña y Vallibierna. Una vez en el tercer valle, parece que los dos señores —que ya se ha dicho tendrían su propia experiencia de montaña— decidieron poner orden en la empresa y no dejarse llevar más por unos guías que en realidad no eran del país y que dejaban traslucir que lo que temían era pisar el hielo de los glaciares. Así, en Vallibierna el grupo tomó valle arriba, hacia los lagos de Coronas (los «couronnés de neige») y treparon hasta el collado del mismo nombre para, una vez allí, seguir por lo que hoy es vía normal de la gran montaña hasta su antecima, de fácil acceso. Y en esta antecima, previa consulta y estudio de una corta pero impresionante cresta que comunicaba con la verdadera cumbre, llegaron finalmente a la gran cima inhollada. Uno de aquellos dos extranjeros cultos comentaría que la cresta que les surgió al paso podía parecerse al «puente que cita el Corán de los mahometanos, mediante el cual las almas puras pueden llegar al cielo y desde donde se despeñan al infierno las almas impuras». Por lo visto, todos ellos tenían el alma pura porque llegaron bien a la cumbre, sin despeñarse nadie al infierno. Y ya en la cumbre, decidieron que aquella alucinante cresta se podría llamar precisamente «el Puente de Mahoma» o «el Paso de Mahomet». Y así ha quedado bautizada la cresta en los anales toponímicos de la montaña más alta y la más tardíamente conquistada de los Pirineos."

TRABAJOS SINDICADOS. LOS AÑOS DE DOWNING STREET, de Margaret Thatcher

TRABAJOS SINDICADOS. LOS AÑOS DE DOWNING STREET, de Margaret Thatcher 

    "La EEF había aceptado como algo inevitable el tener que contratar sólo a trabajadores sindicados, por lo que el poder de los sindicatos sobre sus miembros era prácticamente absoluto. Algunos empresarios, que no querían complicarse la vida, preferían que fuese así. Pero al mismo tiempo aquello implicaba que, al estallar un conflicto, el sindicato podía ejercer todo tipo de presiones sobre sus miembros, una «intimidación legal», de acuerdo a la desdichada expresión acuñada por el ex fiscal del Tribunal Supremo, el laborista Sam Silkin. El sindicato podía amenazar con la expulsión, y la consiguiente pérdida de empleo, a aquellos que quisieran seguir trabajando. La huelga de los metalúrgicos no sólo fue una huelga política, sino que amenazó con paralizar la vida normal del país. Pero era precisamente el tipo de huelga que ningún país que estuviera luchando por su futuro industrial podía permitirse; una lección práctica de lo que no se debía hacer. Sus consecuencias negativas afectaron a toda la industria durante varios años.
    En realidad, durante la mayor parte de mi mandato, la necesidad de llevar adelante las reformas de los sindicatos quedó demostrada, una y otra vez, con cada conflicto industrial. Pero estábamos en desventaja porque siempre nos encontrábamos superados por los acontecimientos, asimilando las lecciones de la última huelga. La ventaja consistía, sin embargo, en que podíamos esgrimir los recientes abusos para justificar la reforma y contar con el apoyo de la opinión pública para que se aprobase."

HACER ARTE. WHO I AM, de Pete Townshend

HACER ARTE. WHO I AM, de Pete Townshend 

   "El viernes 12 de marzo los Who regresaron triunfalmente al Goldhawk, nuestro hogar musical lejos de casa. Para Roger y para mí aquello tenía un significado especial porque habíamos sido miembros preadolescentes del Sulgrave Boys Club, que estaba calle abajo. Muchos de los antiguos miembros —ya adolescentes— asistieron al Goldhawk para exhibir sus nuevos trapos mod, beber cerveza, tomarse unas anfetas, pelearse y ligar con las chicas. Tocamos «I Can’t Explain» una y otra vez, la multitud se puso como loca.
   Pasado el concierto, unos cuantos pidieron pasar entre bastidores para hablar conmigo. Encabezados por un irlandés larguirucho llamado Jack Lyons, se plantaron allí y me contaron que les gustaba mucho la canción. Les di las gracias, y pregunté qué les gustaba particularmente. Jack tartamudeó que no podía explicarlo en palabras. Traté de ayudar: la canción trata de la dificultad de dar con las palabras.
   —¡Eso es! —gritó Jack; el resto asintió.
   Sin mi formación artística dudo que aquel momento me afectara del modo en que lo hizo. Pero cambió mi vida. En la escuela, especialmente en el último periodo de diseño gráfico, me habían «programado» para que me buscara un proveedor, para que me ciñera a un discurso, para encontrar alguien que pagara por mis excesos y experimentos artísticos. Mis nuevos proveedores estaban ante mí.
   El discurso era simple: necesitamos explicar lo que no podemos explicar; necesitamos decir lo que somos incapaces de decir. No es que aquella noche me transportara a casa en una nube, pero me sentí vindicado. Seguía enchufado a la idea de fama y notoriedad, no en vano salíamos en radio y televisión y había compuesto un éxito musical, pero ahora sabía que los Who tenían una misión más importante que la de ser ricos y famosos.
   Y —por pretencioso que pueda sonar hoy— sabía con absoluta certeza que, al cabo, lo que estábamos haciendo iba a ser arte."

martes, 20 de marzo de 2018

LA PRIMERA VEZ ESCALANDO EN LA PEDRIZA. MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez

LA PRIMERA VEZ ESCALANDO EN LA PEDRIZA. MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez 

    "Sin quererlo demasiado ni forzar nada sentía que había encontrado un lugar donde simplificar los pensamientos, imaginándome en la cima sentado y haciéndolo, transportado, reflexionando qué hacer ahí abajo, en la tierra de los mortales. La Pedriza era el lugar que anhelaba sin saberlo. La montaña era el sitio donde podía construir cabañas en mi imaginación y sentir toda la libertad que, por algún motivo, tanto deseaba."

QUÉ HAGO CON MI VIDA? UNA MAESTRA EN KATHMANDU, de Victoria Subirana

¿QUÉ HAGO CON MI VIDA? UNA MAESTRA EN KATMANDÚ, de Victoria Subirana

    "Muchas veces evocaba la experiencia del terremoto vivida en Nepal. Esos recuerdos me revelaron la verdad sobre la volubilidad de la mayoría de las cosas que nos rodean: hasta la noche de los temblores, mi habitación en casa de Mummy me había parecido el recodo más seguro, un espacio mío que me daba protección. Después del terremoto, ya no tenía la misma opinión. Aquella alcoba podría haberse convertido en mi tumba. ¿Habría algo en la tierra a lo que valiera la pena aferrarse?
   Me di cuenta de que vivía sólo para conseguir objetivos y valores cambiantes y de poca consistencia. Lo que tanto me hacía sufrir era tan frágil como las pompas de jabón. Había basado mi vida en cosas no permanentes, que podían cambiar de un momento a otro. En realidad todo aquello eran medios para conseguir algo. Pero ¿qué era ese algo? La vida no podía ser tan cruel, tan descabellada, tenía que haber para mí y para todo ser vivo un poderoso motivo por el cual habíamos nacido en el planeta Tierra.
     Mis cavilaciones me llevaron a escudriñar cada rincón de mi ser, cada trocito de vida que emanaba de mí. ¿Estaría yo preparada para ir a Nepal? ¿Cómo era yo? ¿Sería capaz de vivir separada de mis padres, de mi hermana, de mis amigos? ¿Qué significaban ellos para mí? ¿Y mis cosas materiales? ¿Qué metería en la maleta de veinte kilos? ¿De qué iba a vivir? Durante siete días no fui capaz de digerir lo que comía. Era como una masa de compuestos orgánicos que se negaba a salir de mi cuerpo. Se me hinchó el estómago y me dieron unas fiebres escandalosamente altas. Me pasaba las horas durmiendo, empapada en sudor y miedo. Después entré en una etapa de silencios forzados. Tenía, sin embargo, muchísimas ganas de hablar; paradójicamente, aquel invierno se me quebró la voz y ya no me podía comunicar con nadie porque cogía una afonía detrás de otra."

LOS ORÍGENES DEL FOLK NORTEAMERICANO. 33 REVOLUCIONES POR MINUTO, de Dorian Linskey.

LOS ORÍGENES DEL FOLK NORTEAMERICANO. 33 REVOLUCIONES POR MINUTO, de Dorian Linskey

    "...la Biblioteca del Congreso inauguró el Archive of American Folk Song, que fue dirigido por el veterano folclorista John Lomax desde 1933. Lomax tenía una visión romántica algo condescendiente de la gente sencilla, a la que imaginaba rasgueando plácidamente sus guitarras en el porche mientras los urbanitas se afanaban entre rascacielos en construcción. Todo ello lo condujo a un viaje por carretera con su hijo Alan, que por entonces contaba 18 años, para recorrer cinco estados sureños cargando con un grabador de discos de casi 140 kilos. Estos periplos solían deparar grandes hallazgos —en un viaje legendario de 1927, Ralph Peer de Victor Records descubrió a Jimmy Rodgers y a la Familia Carter y lanzó de este modo la música country—, pero en 1933, debido a la Depresión, la fiebre del oro musical cesó. Los Lomax estaban interesados en la preservación, no en el negocio.
    Lomax padre no era ningún radical (creía que los negros eran felices con su existencia segregada y, en 1917, escribió: «Un nigger canta sobre dos cosas: lo que come y su mujer»), pero sabía reconocer el talento."

John Lomax (izquierda) dándole la mano al músico "Uncle" Rich Brown en Sumterville, Alabama

lunes, 19 de marzo de 2018

ALEKSANDR LASKOVICH, SOLDADO, EMPRENDEDOR, EMIGRANTE. EL FIN DEL HOMO SOVIETICUS, de Svetlana Aleksievich

ALEKSANDR LASKOVICH, SOLDADO, EMPRENDEDOR, EMIGRANTE. EL FIN DEL HOMO SOVIETICUS, de Svetlana Aleksievich

    "Cuando era niño, teníamos un árbol en el patio, un viejo arce... yo le hablaba, era mi amigo. Lloré mucho cuando murió mi abuelo. Me pase el día desgañitandome. Yo tenía 5 años entonces y aquel día supe que acabaría muriendo como todas las personas que me rodeaban. Me horrorizó pensar que todos los demás morirían antes que yo y me quedaría solo en el mundo. Imaginé la terrible soledad que me aguardaba. Mamá me consolaba cómo podía. Papá en cambio me dijo: 'enjugate esas lágrimas, que tú eres un hombre y los hombres no lloran'. Yo todavía no sabía muy bien que era exactamente. Nunca me había gustado ser varón, ni jugar a la guerra. Pero nadie me permitió elegir... eligieron ellos por mi... mamá había soñado con tener una niña y papá... papá, como siempre, quiso que abortara"

viernes, 16 de marzo de 2018

LA MUERTE DEL PADRE. SOLO EN LA PARED, de Alex Honnold

DISFRUTAR SIN MIEDO. SOLO EN LA PARED, de Alex Honnold 

    "La muerte de su padre despertó en Alex la filosofía del 'carpe diem', vivir al máximo la única vida que se tiene. En una entrevista en 2012 para National Geographic Adventure, Alex respondió con una metáfora sorprendente. Le preguntaron: 'Si no crees en Dios y en que hay otra vida, ¿no consideras esta vida aún más preciosa?'. 'Supongo que sí -respondió Alex-, pero el hecho de que algo sea precioso no implica que tengas que tratarlo como si fuera un bebé. Es como los urbanitas que tienen un todoterreno lujoso y les da miedo hacerle un rasguño. ¿De qué sirve tener un vehículo fabuloso si luego te da miedo usarlo? Yo trato de llevar mi vehículo a lugares nuevos e interesantes, y hago todo lo que está en mi mano por no dañarlo, pero al menos lo utilizo"

ESTOCOLMO. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg

ESTOCOLMO. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg 

    "Permanecimos varios días en Estocolmo a la espera de un telegrama de Petrogrado. Esa ciudad me dejó estupefacto. En la orilla, enfrente del Palacio Real, miraba las piedras, el agua, el cielo, y tenía ganas de escribir versos. (No sabía que cuarenta años más tarde esa ciudad entraría a formar parte de mi vida por el Llamamiento de Estocolmo, las visitas frecuentes y las nuevas amistades). Yo me preguntaba si lo que me atraía no era la tranquilidad de un país neutral donde nadie temía por la vida de los suyos ni esperaba la alarma aérea, donde las tiendas estaban llenas a rebosar de artículos. No, eso más bien me irritaba. Era otra cosa lo que me sorprendía: las rocas entre las casas. Construir una casa allí era tan difícil como tomar una fortaleza. Me sorprendió el mar, que entraba en la ciudad, el reflejo metálico del agua, las gaviotas que se inmiscuían en la conversación de los transeúntes. Allí no había la tristeza de Londres, su lujo y su miseria a lo Dickens, su grandeza y su esplín. Allí lo que te congelaba era una tristeza pétrea, meditada y repentina como el verso de un poeta. Los habitantes de Estocolmo no me parecieron prósperos neutrales que se enriquecieran con una guerra ajena, sino candidatos al suicidio."

jueves, 15 de marzo de 2018

EVEREST CON OXÍGENO O SIN OXÍGENO?. BAJO LOS CIELOS DE ASIA, de Iñaki Ochoa de Olza

EVEREST CON OXÍGENO O SIN OXÍGENO?. BAJO LOS CIELOS DE ASIA, de Iñaki Ochoa de Olza 

  "La esencia de una vida en pareja, cualquier pareja, es sin duda el amor. Aún así, sin amor verdadero se puede estar muy bien; es posible encontrar a quien te trate de maravilla, quien sea correcto, atento, amable. Podrá durar muchos años, incluso toda la vida, y podrá incluso ser el padre o la madre de tus hijos. Pero a esa correcta pareja le faltará la esencia misma del asunto; ese amor, apasionado o no, que te hace respetar al otro y darlo todo por él, o ella, sin pensar en ti. Pues bien, la esencia misma de escalar el monte Everest es llevar nuestro cuerpo hasta el territorio de la hipoxia extrema; el lugar donde la falta de oxígeno es tal que sólo unos pocos hombres, muy entrenados y motivados y en las mejores condiciones de salud, climatológicas y técnicas pueden conseguir llegar a ese punto cercano a la estratosfera donde el cielo es azul oscuro, estar unos minutos y bajar a duras penas. ¿Puedo yo subir hasta allá arriba por mis propias fuerzas? Dicho de otro modo, a nadie se le ocurriría correr el Tour de Francia en moto, porque está bien claro que lo esencial allí es dar pedales.
  También es posible, por supuesto, subir al Everest de un modo correcto y relativamente seguro, al tenebroso precio de trepanar de cuajo esa esencia de la cuestión, como quien vive en pareja sin amar de verdad. Te ayudan, a cambio de dinero, unos sherpas nepalíes que realizan la mayor parte del trabajo duro o peligroso: abrir la ruta, equipar los campamentos, instalar las cuerdas fijas y acarrear las pesadas botellas de oxígeno hasta el punto donde se comienza a usarlas. Después el pseudo-alpinista se enchufa y es justo entonces cuando se acaba la aventura. Quién sube así corre riesgos, desde luego, pero su experiencia del Everest se limitará a las hermosas vistas desde la cumbre, fotos incluidas. Para algunos, igual que en el amor, basta con eso.
  A mí, dame por favor amores de verdad, de los que duelen. Y, a 8000 metros de altura, mantén alejados de mí esos cilindros de titanio naranja que contienen tan pocas verdades y ninguna respuesta.
  El Everest sin oxígeno también duele."

EL CAMPAMENTO DE REFUGIADOS. LOS AÑOS DE DOWNING STREET, de Margaret Thatcher

EL CAMPAMENTO DE REFUGIADOS. LOS AÑOS DE DOWNING STREET, de Margaret Thatcher 

    "Antes de partir de Jordania me llevaron a ver un campo de refugiados palestinos. Denis solía decirme que estos campos siempre le rompían el corazón. Esta visita no fue una excepción: estaba limpio, bien organizado, ordenado y era completamente desesperante. De hecho, estaba llevado por la OLP, que tenía un incuestionable interés en hacer de tales campos un terreno permanente de reclutamiento para su lucha revolucionaria. Los palestinos de más talento e instrucción no permanecían mucho tiempo allí, prefiriendo unirse a la diáspora por todo el mundo árabe. Hablé con una anciana, medio ciega, tumbada a la sombra de un árbol junto a la choza de su familia. Decían que tenía unos cien años. Pero en su cabeza predominaba una idea sobre todas las demás: la reivindicación de los derechos palestinos."

miércoles, 14 de marzo de 2018

LA MONTAÑA, de Eliseo Reclus

LA MONTAÑA, de Eliseo Reclus

  "Invisible está el hombre, pero se le adivina. Como nidos ocultos á medias entre el ramaje, columbra cabañas, aldeas, pueblecillos esparcidos por los valles y en la pendiente de los montes que verdean. Allá abajo, entre humo, en una capa de aire viciada por innumerables respiraciones, algo blanquecino indica una gran ciudad. Casas, palacios, altas torres, cúpulas se funden en el mismo color enmohecido y sucio, que contrasta con las tintas más claras de las campiñas vecinas. Pensamos entonces con tristeza en cuantas cosas malas y pérfidas se hallan en esos hormigueros, en todos los vicios que fermentan bajo esa pústula casi invisible. Pero, visto desde la cumbre, el inmenso panorama de los campos, lo hermoso, en su conjunto con las ciudades, los pueblos y las casas aisladas que surgen de cuando en cuando en aquella extensión a la luz que las baña, fúndense las manchas con cuanto las rodea en un todo armonioso, el aire extiende sobre toda la llanura su manto azul pálido."

TRABAJOS ALTERNATIVOS PARA SEGUIR EN LA PARED. MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez

TRABAJOS ALTERNATIVOS PARA SEGUIR EN LA PARED. MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez 

   "Entrenando en un gimnasio conocí a un amigo de Jesús Calleja, un ingeniero que trabajaba como directivo en la recogida de basuras de Madrid.
    Me ofreció la posibilidad de trabajar en verano en el entorno de los camiones a cambio de un buen saco de monedas. Acepté como un reto verme en ese submundo en el que, a menos que tengas un familiar ahí o mucha necesidad, jamás te plantearías ni por asomo entrar. Hasta aquí la idea funcionaba bien…, hasta que me pusieron el clásico uniforme verde chillón. Me preguntaba qué hacía yo para verme en aquella posición por voluntad propia. Lo increíble del asunto era la cantidad de gente que llegué a conocer que deseaba tener un trabajo seguro como ese. ¿Lo más deprimente? Personas con formación universitaria que no encontraban otra posibilidad de ganarse la vida. Un reflejo de cómo la sociedad española había cambiado. Lo positivo del trabajo era la cantidad de tiempo libre que me dejaba: al trabajar por las noches, podía seguir mi camino sin coartar mi libertad, cumplía mis cuatro horas y, a cambio, recibiría al final del verano la suma necesaria para introducirme en el salto BASE, una cifra cercana a los 10 000 euros.
    Trabajé duro durante unos meses con tal de conseguir mi sueño. Quería volar desde alguna de las paredes más conocidas que anteriormente había escalado por diferentes rutas. No era solamente el sueño de volar lo que movilizó toda mi energía, era la sensación de redescubrir la montaña de otra forma y en un terreno en el que estaba todo por investigar."

LA ESTRATEGIA DE ALEMANIA PARA HUNDIR A GRECIA. COMPORTARSE COMO ADULTOS, de Yanis Varoufakis

LA ESTRATEGIA DE ALEMANIA PARA HUNDIR A GRECIA. COMPORTARSE COMO ADULTOS, de Yanis Varoufakis

   "Los acreedores sabían que un aumento de la austeridad y el rechazo a mi plan de canje de deuda reduciría los ingresos de Grecia y, en último termino, aumentaría los costes a largo plazo; pero, en realidad, aquello no les importaba. Tal y como explicaría unos meses después el ministro de Finanzas eslovaco, el miembro más entusiasta del grupo de animadores del Eurogrupo, "teníamos que ser duros con Grecia por la primavera griega". Si en Praga la primavera fue aplastada por los tanques sovieticos, en Atenas la esperanza iba a ser despedazada por los bancos. A continuación describo la estrategia que pusieron en marcha para conseguirlo:
   Primero, al negarse a acordar una hoja de ruta que nos llevará a un destino marcado -y menos aún a un destino deseado- o una serie de pasos prefijados que marcarán el camino, aquello sirvió para cultivar y prolongar una profunda y corrosiva incertidumbre sobre el futuro de Grecia. Cualquier previsión de la situación financiera,  ya fuera en un hogar, en una pequeña empresa o en una enorme multinacional, a corto o largo plazo, se había vuelto imposible. Esa temporalidad permanente es una estrategia bien ensayada para mantenerse un juzgado a un territorio ocupado.
  Segundo, pusieron en práctica lo que alguna vez he descrito como la tortura del submarino presupuestario. Tal y como ocurre cuando se aplica la tortura del submarino a un prisionero, la víctima, en este caso un gobierno de la eurozona, está a punto de llegar a la asfixia total. Pero justo antes de que se produzca la tragedia, que desencadenaría el cierre de los bancos del país por orden del Banco Central Europeo, los acreedores inyectan la mínima liquidez necesaria para mantener con vida al gobierno. Durante este breve respiro el Gobierno aprueba cualquier medida de austeridad o privatización que los acreedores exijan. En nuestro caso, el submarino presupuestario empezó con un pánico bancario perfectamente orquestado antes de nuestra victoria electoral, y después fue en aumento con la eliminación de nuestra exención el 4 de febrero de 2015.
  Con un campo minado de vencimientos por delante, y en mitad de una profunda incertidumbre comentaba los recelos de los griegos a pagar sus impuestos, la troika esperaba que a principios de junio ya estaríamos respirando con dificultades y dispuestos a capitular. El único peligro era que Alexis,  primer ministro de Grecia, respetara nuestro pacto: incumplir con los acreedores, inaugurar el sistema de pagos paralelos y pasar la pelota al campo de la señora Merkel. Para evitar esta posibilidad, pusieron en marcha una tercera estrategia, la misma que permitió al Imperio Británico gobernar el mundo durante tanto tiempo con tan pocos recursos militares: divide y vencerás"

martes, 13 de marzo de 2018

EL TEMPLO DE LOS MONOS. UNA MAESTRA EN KATHMANDU

EL TEMPLO DE LOS MONOS. UNA MAESTRA EN KATHMANDU 

    "Nosotros vivíamos cerca de Saywambu-Nath, más conocido como el Templo de los Monos, ya que el recinto se encontraba situado en lo alto de una colina rodeada por una vegetación salvaje donde habitaban manadas de monos. Se trataba del segundo centro budista del país. Para acceder a la estupa tenían que subirse más de cien escaleras, que se bifurcaban a lo largo de la colina permitiendo la entrada por varios costados."





HIGIENE MASCULINA. AL OESTE CON LA NOCHE, de Beryl Markham

HIGIENE MASCULINA. AL OESTE CON LA NOCHE, de Beryl Markham 

    "Entré como una tromba y la Avian golpeó raíces y tierra y enterró tocones con gemidos y crujidos de protesta. Produjo oleadas de polvo que se unieron a las oleadas de la hoguera. Zumbó hasta el borde del bosquecillo, como si tuviera la intención de saltarlo, pero decidió que no. Al final, el arrastre del patín de cola y la manipulación del timón hicieron que se detuviera y se detuvo con una especie de estremecimiento aprensivo.
    Blix y Winston la tomaron por asalto como piratas un balandro. Estaban sucios y sin afeitar. Nunca me había dado cuenta de la rapidez con la que los hombres se estropean cuando no tienen cuchillas de afeitar ni camisas limpias. Son como las plantas en macetas, si no se las corta y cuida todos los días se transforman en mala hierba. Si un hombre no se corta la barba un día, parece descuidado; dos días, abandonado; y cuatro días, contaminado. Blix y Winston llevaban tres días sin cortarse la barba.
    -¡Gracias a Dios has llegado!"

lunes, 12 de marzo de 2018

CLAUSTROFOBIA EN EL BOSQUE. INDIAN CREEK, de Pete Fromm

CLAUSTROFOBIA EN EL BOSQUE. INDIAN CREEK, de Pete Fromm 

   "Volví a salir, mire la leña una vez más y me pregunté que iba a hacer a partir de ahora. Di vueltas por el prado. La verdad es que no lo había pensado. No había más leña que cortar y ya no tenía nada más que hacer. Al acceder a ir allí había albergado cierta idea de libertad, de no tener que dar explicaciones a nadie, de ser capaz de hacer única y exclusivamente lo que me viniera en gana. Ahora parecía que había pasado por alto el sencillo hecho de que, aunque podía hacer lo que me diera la gana, en cualquier momento, en realidad no había nada que hacer. Aquella sensación me aterraba tanto como tener aquel tocón en el pecho que me había exprimido el aire de los pulmones. ¿Y si la claustrofobia a poder conmigo? ¿Y si me volvías loco de cura inactividad?
   Corrí hacia la tienda y me enganché mi pequeño rifle al hombro. Iría a cazar. Almacenaria comida. Empecé a remontar el arroyo Indian más rápido de lo necesario, arando la nieve con mis espinillas, concentrándome de manera exagerada. Era un asunto serio. Cazar era una necesidad. Con el acopio de leña terminado,  debía convencerme de ello."

EL BOMBARDEO DE GUERNICA. FRANCO, EL ASCENSO AL PODER DE UN DICTADOR, de Andrés Rueda

EL BOMBARDEO DE GUERNICA. FRANCO, EL ASCENSO AL PODER DE UN DICTADOR, de Andrés Rueda 

  "A finales de abril, el tema que alcanzó fuerte resonancia internacional, fue el bombardeo y destrucción de Guernica, el día 26: «Guernica fue. Hoy no es más que brasas y cenizas. En este momento arde todavía pueblo tras horas bombardeo intensísimo bombas incendiarias lo han destrozado totalmente…».
   Con este telegrama, que transmitió unas horas después del bombardeo, Telesforo Monzón, ministro del Gobierno vasco, se informaba por triplicado a Largo Caballero, a Irujo y a Indalecio Prieto.
  Tras el escándalo internacional suscitado por la destrucción de Guernica, Franco, en unas declaraciones a la agencia United Press en julio de 1937, se muestra contundente en sus afirmaciones al expresar: «[…] los rojos destruyeron a Guernica premeditadamente y con fines de propaganda».
  Desde el extranjero se pidió una investigación sobre lo ocurrido en Guernica. El Estado Mayor de Franco informa, con fecha 7 de mayo, que «unidades primera línea pidieron directamente a Aviación bombardeo cruce carreteras ejecutado Avión alemana e italiana, alcanzando por falta de visibilidad por humos y nubes de polvo bombas aviones a la villa». A pié de telegrama, Franco escribe de su propia mano lo siguiente: «Por tanto, no es posible acceder investigación, rojos aprovecharon bombardeo para incendiar población. Investigación constituye maniobra propaganda y desprestigio España nacional y naciones amigas […] En ninguna forma conviene acceder asunto Guernica, que carece de importancia».
(...)
  El ayuntamiento de la ciudad bombardeada, en sesión plenaria, aprobó el 13 de febrero de 1946 la concesión de la «Medalla de la Villa, en Categoría Especial, Medalla de Brillantes, a S. E. el Jefe del Estado, como sentido homenaje a su persona y a todo cuanto representa»."
Bombardeo de Gernika. Foto: Museo de la Paz de Gernika

CODA A PETE TOWNSHEND. WHO I AM, de Pete Townshend

CODA A PETE TOWNSHEND. WHO I AM, de Pete Townshend 

   "En mi libro hablo acerca de mis primeros días, en que andaba a trompicones entre mi interés por Meher Baba, la vida familiar y los rigores del rocanrol. Al final, me he quedado en algún punto intermedio. La creencia casi ciega que alimentaba de joven —de que la «Creación», como enseña Meher Baba, consistía estrictamente en la conciencia, y que era precisamente la conciencia aquello que evoluciona, no la materia ni las partículas— se me antoja ya científicamente sin sentido. Con todo, me sigo preguntando quién soy, de dónde vengo y hacia dónde voy. Todavía soy seguidor de Meher Baba, pero mantengo los dedos cruzados a mi espalda.
   Después de cuarenta y seis años sería algo naif abrazar la convicción de un Richard Dawkins o incluso del difunto (y en su momento maravilloso) Christopher Hitchens. A diferencia de estos dos brillantes ateos, yo respeto la fe espiritual o religiosa del prójimo, y exijo el mismo respeto para mí. El problema es que a medida que envejezco no quiero saber qué hay al otro lado: de verdad, no quiero saberlo. Cuando, a los veintidós años, comprendí por primera vez que muchas religiones orientales dependen de la noción de reencarnación como puntal de su sentido, me entró pánico. ¿Quién querría de verdad vivir para siempre? Cada mañana me despierto y sigo siendo «yo». A  veces, eso es bueno, otras no tanto.
   Todo lo que sé es que sólo la felicidad y el amor pueden dejar en suspenso el terrible dilema del tiempo que pasa. A veces, se ve trascendido por la música, lo cual resulta sorprendente si pensamos que la música depende de la división del tiempo, de su duración y tránsito. De modo que aquí estoy, dubitativo aún sobre si la vida es un viaje espiritual o si el universo tiene la clave para hacernos reír. Como sea, música es todo lo que puedo hacer ahora mismo.
   Si jamás escribo otro libro, dudo que se trate de unas memorias. Tampoco es que me haya aburrido de mí mismo, pero estoy cansado de tratar de explicar que, más allá de lo que dijera cuando era un joven entusiasta de dieciocho años o un treintañero maltrecho por la heroína, me niego a seguir cargando con esos dos tipos. Y no voy a pedir excusas por ellos. Uno era ingenioso e incansable, lleno de energía y esperanza, algo triste quizá, pero tenía toda la vida por delante y los nubarrones pasaban. El otro era un ser exhausto, enamoradizo, que iba tras las sombras y se regodeaba en la sordidez, pero seguía creando y actuando y a veces incluso hacía reír a los demás.
   Prometo que no estoy tratando de darme una pátina romántica, sino todo lo contrario. Hoy día, las cosas son más simples para mí, y estoy feliz. Satisfecho de tirar adelante. Mi dentadura sigue intacta, en su mayor parte. Y aún puedo saltar como…
   Lo dejo aquí. Espero que hayáis disfrutado del libro."

domingo, 11 de marzo de 2018

FRANCO PROCLAMADO JEFE DE LOS SUBLEVADOS. FRANCO, EL ASCENSO AL PODER DE UN DICTADOR, de Andrés Rueda

FRANCO PROCLAMADO JEFE DE LOS SUBLEVADOS. FRANCO, EL ASCENSO AL PODER DE UN DICTADOR, de Andrés Rueda 

  "El general Cabanellas, general sublevado y presidente de la Junta de Defensa, no podía dirigir realmente la guerra, que se presentaba a la vista, por ser de edad avanzada (tenía 64 años) y republicano convencido, que no se entendía con los monárquicos, ni estos con él. Pero el principal inconveniente que presentaba era su reconocida fama de masón.
  Su hijo Guillermo escribirá en 1976, refiriéndose al acto de la toma de posesión de Franco como Generalísimo el día 1 de octubre en Burgos: «Ustedes no saben lo que han hecho, porque no lo conocen como yo, que lo tuve a mis órdenes en el ejército de África, como jefe de una de las unidades de la columna a mi mando y si, como quieren, va a dársele en estos momentos España, va a creerse que ya es suya y no dejará que nadie lo sustituya en la guerra, ni después de ella, hasta su muerte».
  Otro conocedor de aquella historia, Serrano Súñer, comenta en sus Memorias que Cabanellas le dijo:
«Emilio me quiere; Franquito, no». […] Cabanellas pasa a desempeñar un cargo, prácticamente sin función, que se titula Inspector del Ejército. En realidad, queda apartado de todo. Franco no le hace ningún caso, incluso se resiste a recibirlo, muchas veces, cuando pide audiencia. […] Dice Franco que he sido masón, lo que es muy cierto pero eso ya lo sabían cuando contaron con mi colaboración y si sobre ello tiene alguna duda, para asegurarse no tiene más que preguntarlo a persona próxima, ya que juntos asistimos a las mismas reuniones en la logia.
  Franco rechaza claramente a Cabanellas —según Serrano Súñer— y se resiste a recibirlo. Es la imagen del padre. Pero Cabanellas hace una insinuación aquí, que implica al hermano Ramón como masón, y tal vez también a Nicolás.
  Pedro Sáinz Rodríguez narra en Testimonio y recuerdos la conversación que tuvo con Mola en Ávila, en la que el general le preguntó: «¿Usted cree que Franco lo hará bien?» y Mola le dijo a continuación: «Es que yo tengo la idea de que todo esto ha de ser políticamente revisado, cuando se termine la guerra y he pensado que Franco no tiene ambiciones políticas, sino militares, y no pondrá obstáculos, cuando todo acabe, para que se haga esa revisión».
  Si nos atenemos a la versión dada por Sáinz Rodríguez respecto a la opinión sobre Franco, que emite el general Mola, director de la sublevación, nos encontramos con la confirmación de que el mando único era revisable «cuando se termine la guerra». Pero sobre todo, el error de Mola es manifiesto al opinar que «Franco no tiene ambiciones políticas, sino militares», según se pudo comprobar a lo largo de cuarenta años. Un error demasiado largo; tal vez la opinión de Mola se apoyaba en la consulta que hizo Sanjurjo, como presunto Jefe del Estado, a los generales implicados en la conspiración sobre el puesto que deseaban, una vez alcanzado el poder. Escribe Sáinz Rodríguez: «Yo supe la respuesta de Franco. La ambición del general no era ser ministro, ni jefe de Gobierno, ni cargo alguno de índole política: pidió la Alta Comisaría de España en Marruecos»."

viernes, 9 de marzo de 2018

CERRO TORRE. MORIR POR LA CIMA, de Carlos

CERRO TORRE. MORIR POR LA CIMA, de Carlos 

    "… había aprendido mucho de mí mismo: primeramente, había sobrevivido y, sobre todo, me había enfrentado con toda la crudeza de la montaña a mis límites y posibilidades…"

LA REPUTACIÓN DE GRAN BRETAÑA. LOS AÑOS DE DOWNING STREET, de Margaret Thatcher

LA REPUTACIÓN DE GRAN BRETAÑA. LOS AÑOS DE DOWNING STREET, de Margaret Thatcher 

    "En los años posteriores a la guerra, la política británica se había centrado, básicamente, en el debate sobre el papel que debía desempeñar el Estado en el manejo de la economía. En 1979, e incluso tal vez antes, ya había desaparecido el optimismo sobre los efectos beneficiosos de la intervención oficial. Este cambio de actitud, por el que tanto abogué y trabajé, significaba que muchas personas que no habían apoyado hasta entonces al Gobierno conservador estaban preparados para concederle a nuestro enfoque, al menos, el beneficio de la duda. Pero yo sabía que esta justificada falta de fe en la sabiduría del Estado iba estrechamente unida a una creciente confianza en la capacidad creativa de la empresa privada.
    La actitud de un gran número de personas se caracterizaba por una especie de cínico desdén, habitualmente disfrazado de humor negro, hacia la industria y los sindicatos. Todos nos divertimos mucho con la película Estoy muy bien, Jack; pero el problema no era cosa de risa.
    Los productos británicos sólo podían ser atractivos si eran capaces de competir ventajosamente con los ofrecidos por otros países en calidad, confiabilidad y precio, o una combinación de las tres cosas, y a la hora de la verdad, los productos de la industria británica carecían, con demasiada frecuencia, de competitividad. Esto no se debía simplemente a que la fuerza de la libra esterlina dificultara las ventas en el extranjero, sino también a que nuestra reputación industrial se había deteriorado. Y, al fin y al cabo, la reputación es reflejo de la realidad. Lo que había que hacer era cambiar esa realidad, desde la base y para mejor."

LEER EN TIEMPOS DE CENSURA. EL FIN DEL HOMO SOVIETICUS, de Svetlana Aleksievich

LEER EN TIEMPOS DE CENSURA. EL FIN DEL HOMO SOVIETICUS, de Svetlana Aleksievich

  "La Policía Montada tenía que cercar los estadios. Las palabras eran actos entonces. Tomar la palabra en una reunión para decir la verdad era un acto, porque entrañaba un peligro. O salir a manifestarse en una plaza... Era un subidón, una inyección de adrenalina, una bocanada de aire fresco que te llenaba los pulmones... la palabra era el canal por el que se decía todo... Hoy nos resulta increíble todo aquello, porque ahora se privilegia la acción y la palabra se ha depreciado. Hoy puedes decir lo que te dé la gana,  pero la palabra no tiene poder alguno. Nos gustaría creer en cualquier cosa pero no podemos. Ahora todo nos importa un bledo y el futuro es una mierda. No era así antes... ¡ni hablar! Las palabras... los versos... la palabra.
    Tuve una aventura amorosa cuando cursaba décimo. Él vivía en Moscú y fui a verlo. Solo teníamos 3 días para estar juntos. En la estación de ferrocarriles unos amigos suyos nos pasaron un ejemplar mimeografiado de las memorias de Nadiezhda Mandelstam, que corrían de mano en mano entonces. Teníamos que devolverlo al día siguiente a las 4 de la madrugada. Dejárselo a alguien que llegaría a aquella misma estación de trenes. Nos pasamos un día entero leyendo sin pausa. Solo paramos unos instantes para bajar a comprar algo de pan y leche. Ni siquiera nos besamos, entretenidos como estábamos en pasarnos las hojas del libro. La sensación de tener aquel libro en las manos, de leer las páginas una a una, nos sumió en una suerte de ensoñación, de delirio... Transcurrido el día de gracia, atravesamos la ciudad a la carrera -todavía no circulaba el transporte público- para entregar el libro. Recuerdo bien la ciudad en penumbras, el libro en el bolso que colgaba de mi hombro. Lo llevábamos como quien carga un arma secreta... ¡Tal era nuestra fe en que las palabras podían cambiar, sacudir el mundo!"