Ver Viajes del Mundo en un mapa más grande

miércoles, 6 de marzo de 2019

JOHN LEE HOOKER. VIDA, de Keith Richards

JOHN LEE HOOKER. VIDA, de Keith Richards 

    "...no lo captas con la cabeza sino con las entrañas, es algo que va más allá de la musicalidad (que al final es muy variada y flexible), y hay muchos tipos de blues. Está el blues más ligero y el de la ciénaga, y en el de la ciénaga es fundamentalmente donde me siento como en casa. No hay más que escuchar a John Lee Hooker: toca de una forma poco menos que arcaica, la mayoría de las veces pasa de los cambios de acorde, los sugiere más que los toca acordes de ese otro músico cambian pero los de él no, él no se mueve. Y además es algo implacable. Y la otra cuestión fundamental (aparte de la voz y el sonido feroz de la guitarra) era el acompañamiento rítmico con el pie, como una serpiente gigante que se acercaba reptando. Siempre llevaba un bloque rectangular de madera para amplificar el golpeteo del pie. Bo Diddley era otro al que le encantaba tocar sólo un acorde elemental, todo en un acorde, y lo único que cambia es la voz y la manera de tocar. De todo esto, la verdad es que sólo aprendí más mucho tiempo después. Por otro lado, las voces tenían mucha fuerza, en especial las de Muddy, John Lee, Bo Diddley… No cantaban muy alto necesariamente, pero eran voces que venían de muy adentro, todo el cuerpo cantaba, la voz no salía del corazón sino de un lugar más hondo todavía, de las entrañas. Eso siempre me impresionó. Y por eso hay mucha diferencia entre los cantantes de blues que no tocan y los que sí, ya sea el piano o la guitarra, porque éstos tienen que desarrollar su propio código de llamada y respuesta: cantas y entonces tienes que tocar algo que responda o que plantee otra pregunta, y luego resuelves; eso hace que los tiempos y el fraseo cambien. En cambio, si eres un cantante solista te concentras en cantar y en la mayoría de los casos es mejor, pero a veces se produce una especie de divorcio entre la voz y la música."

No hay comentarios: