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domingo, 27 de abril de 2014

Del libro de Antonio Muñoz Molina, CORDOBA DE LOS OMEYAS

"Sobre el espacio en blanco se proyectan las figuras geométricas -la mezquita de Córdoba es tan abstracta como una pintura de Piet Modrian- y en él resalta la soberanía de la palabra escrita y el silencio permiten sugerir la presencia de lo que no puede ser representado: para los judíos, ni siquiera el nombre de Dios se debe pronunciar; en el budismo primitivo, un trono vació y una sombrilla bajo la que no hay nadie aluden y designan invisiblemente a Buda; el lugar más sagrado de la mezquita de Córdoba es el mihrab, pero en su interior no hay absolutamente nada. Las capillas de la catedral almacenan una polvorienta aglomeración de cristos y santos gesticuladores y angelotes obesos: la sensación de lo sagrado se afirma en el mihrab mediante la pura forma del espacio desierto, recordándonos aquel dictamen taoista según el cual en una jarra importa el vacío interior más que la arcilla modelada y una rueda no es tanto sus radios como el aire que circula entre ellos"

El mihrab de la mezquita de Cordoba

Techo sobre el mihrab


Del libro de Boris Pasternak, DOCTOR ZHIVAGO:


“Algo falso se instaló en nuestro país. ¿Quieres saber qué creo yo que fue la raíz de todo el mal, de toda la sangre, de todas las lagrimas, y la insensatez por la que hemos tenido que pasar? Todo este mal sucedió cuando la gente dejó de escuchar las voces de los individuos. Llegó a ser algo pasado de moda tener creencias propias. Todo el mundo tenía que cantar la misma canción y seguir al mismo líder. Nadie podía actuar de forma natural, y entonces el individuo fue destruido".

Imagen del cerco de Leningrado durante la II Guerra Mundial


viernes, 25 de abril de 2014

VENECIA,  de Jan Morris


Jan Morris


    Con los años, el enfoque que traman los libros de viaje sobre un lugar tan inmutable como Venecia sufre transformaciones acordes con la mentalidad de los tiempo. Para Giacomo Casanova, era su campo de juegos amatorios y su descripción de la ciudad es la de un (casi ) trilero de los lances amorosos y las exquisitas relaciones aristocráticas. Tenemos las vacaciones de playa y toalla del señor Aschenbach en el Lido y la morbosa y decadente seducción que nos cuenta Tomas Mann en La Muerte en Venecia; tenemos las diatribas de los protagonistas shakespirianos de El Mercader de Venecia, etc. En los últimos años, se publican libros que nos detallan la ciudad de los canales no solo como marco de pasiones de unos personajes, sino que sus piedras has sido asociadas a sus leyendas en un trabajo de documentación que nos hace un poco más viva (como turistas) esta ciudad tan estética.





    El libro de Jan Morris, Venecia, se encuentra a medias de todo ello, y la autora confiesa dos cosas, incluso desde las primeras lineas: el libro es un compendio exhaustivo de impresiones personales viviendo durante largo tiempo en Venecia; la ciudad es un museo, un escaparate de otros tiempos. Lo escribió originalmente en 1960, y la ultima revisión data de 30 años después, y parece ser aplicada a los datos exclusivamente. Por lo demás, la ciudad no se ha movido, y el libro ofrece a través de sus páginas los mismos recorridos por las diferentes islas (Murano, Burano, etc), por los canales y al final también por la parte del Mestre, que es la continental. Morris nos adentra desde el mar Adriático para llegar al Gran Canal, y los vaivenes en el tiempo, las historias del pasado y del presente , no agotan el sentido de los Palacios, las iglesias, las calles, el Arsenal, las puertas de las casas, las fuentes, el sonido de las campanas, el dialecto del Veneto, etc. La autora nos muestra, con su esmerada prosa, por ejemplo, qué imágenes le suscitan los cinco sentidos al deambular por Venecia: olores típicos, voces reconocibles, paisajes particulares, la humedad y el tacto de las paredes por el chapaleo del agua... 

    "A veces, una capa de nieve cubre la ciudad imprimiéndole cierto aire de capricho fuera de lugar, como vestir a una duquesa de volantes color rosa. A veces, el borde de una bora barre el agua levantando olas feroces por los canales más estrechos y empuja brutalmente las embarcaciones amarradas contra los muros del muelle. Las noches son sepulcrales, llenas de vaho, y los días amanecen amontonadamente grises"
En 1902 el Campanile cae hecho añicos



    El carácter de los venecianos lo refrenda con su experiencia personal y con algunas historias y leyendas, las propias de una inglesa afincada. También utiliza el de otros muchos ilustres personajes que decidieron pasar su tiempo lejos de sus países de origen en tan seductora ciudad.
    A partir de cualquier elemento de la ciudad (el León de San Marcos, las palomas de la plaza, la cárcel,...) las evocaciones a su historia son continuas. Interesantes son las de la Casona de los Siete Muertos, o las historias de algunos palacios que todavía podemos admirar junto al Gran Canal. Como si te apostaras sin prisa en la rivera de un angosto pero concurrido canal, y contemplaras sin prisa el paso de una góndola tras otra, por allí pasan curanderos, los judíos del Guetto, el que fuera Papa Pio X, nazis de la ocupación, las extraordinarias cigalas, el bar Harry's, los gatos del vecindario, etc.
Escena de Muerte en Venecia

    "Vivir en Venecia es uno de los grandes placeres que puede depararnos el mundo. Sin embargo, aunque a veces he sido indescriptiblemente feliz alli y otras me he quedado aturdida de admiración o ahíta del interés, maravilla o variedad de todo ello, jamás me he sentido en absoluto banal. Las actitudes orientales de los venecianos se contagian. Más de una vez, al ver un alegre grupo de turistas pasar flotando por el Gran Canal, cantando al son de un acordeón, intercambiando chanzas de vacaciones y brindando por las respectivas fortunas con tazas de vino tinto, he considerado mis reacciones meticulosamente y me he sorprendido a mí misma calculando cuánto les devolverían por los cascos"

    Hay otros aspectos que Morris no deja de subrayar, como son la importancia histórica de algunas comunidades extranjeras dentro de la ciudad, o el carácter expeditivo del Dux y la plutocracia gobernante a lo largo de los siglos, junto a la decadencia total de los últimos años de independencia como República Serenísima. Dedicadas a los Carnavales, por ejemplo, hay pocas lineas, tal vez porque su recuperación ha sido en los años 70 del pasado siglo, pero se echa de menos más información de la época de Casanova (en realidad, hay pocas referencias a la impronta de Venecia en otras obras literarias muy conocidas)


    "Pocos refugios hay tan serenos como un jardín veneciano una mañana veraniega de sol cegador, cuando la fronda de los arboles es tupida y verde, el aire está cargado de madreselva y los trémulos reflejos del agua de los canales se proyectan misteriosamente en los muros. La fachada posterior del palacio que hay enfrente, con su marea de ventanas, bulle de actividad reposada. En el piso superior, un ama de llaves mayor baja la cesta con una cuerda en espera del correo de la mañana. Por una ventana inferior sale la melodía discordante de una criada que canta mientras friega el suelo del cuarto de baño. A la puerta del piso bajo, una niña cose sentada..."

    En definitiva, y contando con la salvedad inicial que hace Morris desde el principio, el libro es entretenido, bien escrito y argumentado pero siempre desde un punto de vista subjetivo. Por eso es muy posible que otras personas que conozcan Venecia no hayan tenido la misma percepción de ella, pero siendo meros turistas, será dificil no compartir la mayoría de sensaciones. A mitad de libro sentí la falta de un relato menos ceñido al arte y la historia y más espontaneo, más cercano al hombre de la calle, a las pestes que echan los venecianos del turismo, a lo caro y poco práctico que puede ser la vida allí, al tema de los olores (aunque dos veces he estado y nunca los he sentido), en definitiva un acercamiento a la gente de la calle en estos momentos, sus esperanzas, sus quejas, lo que la mantiene viviendo apretados entre edificios vetustos y canales suntuosos, y tantas otras cosas. Tal vez los venecianos se hayan esforzado en no cambiar la idiosincrasia de la ciudad (esa es una discusión que mantienen los venecianos y a la que Morris alude), pero el progreso y el cambio de mentalidad en las últimas décadas es tan acelerado que bien valía la pena una revisión más profunda del texto. Lo que antes sorprendía al visitante de Venecia, se puede diluir con un simple click de ordenador.
    Por lo demás, el libro es multifacético como el mismo objeto de interés, Venecia, y no deja de ser un compendio extraordinario de tan compleja personalidad que entretendrá a la mayoría.























Una muestra de otros libros con Venecia como protagonista.

Un enlace para conocer mejor a esta singular mujer escritora: http://www.revistahincapie.com/?p=1103





VENECIA, de Jan Morris, escrito en 1960 con una revision de 1993 en RBA Editores. 395 páginas

miércoles, 16 de abril de 2014

Del libro de Jose Maria Guelbenzu, MENTIRAS ACEPTADAS:

"El paraíso, para mí, tuvo siempre la orilla del mar como referencia. Desde que tengo recuerdo, el mar es la alegría y no puedo apartarme de él, no puedo dejar pasar un año sin visitarle en cualquier lugar, en cualquier costa. No era solo el mar porque los días, largos de luz, daban para mucho entretenimiento, había excursiones a la montaña cercana, por el valle donde corría el río de agua limpia y guijarros pulidos, por las orillas henchidas de matorral bajo el pie de la arboleda que se reflejaba en los remansos..."



 "...por los senderos por los que trepábamos hasta la cima de aquellas montañas atravesando el boscaje con la audacia y el tesón de aventureros a la conquista del cielo, porque allá arriba no había nada entre el cielo y nosotros, y allí merendábamos exhaustos y felices contemplando el mundo a nuestros pies"



Imagen de la costa de Hondarribia, Guipuzcoa

domingo, 13 de abril de 2014

Del relato de Vasili Grossman, EN KISLOVODSK:

-Lena, ¿qué hacemos aquí rodeados de los alemanes?
-La situación no es fácil, estoy de acuerdo. Pero quien quiera que venga, alemanes, italianos o rumanos, nuestra salvación pasa por seguir siendo lo que somos: gente pacifica que no quiere mal a nadie. Saldremos adelante...- razonó ella con semblante serio.
-Sí, pero los alemanes ya están aquí, me da horror pensar que nos hemos quedado solo para vigilar nuestros trastos...
(...)
-¿Por qué dices trastos? ¡Nos han costado años de esfuerzos! ¡Mira la porcelana, las copas de cristal que parecen tulipanes, las conchas marinas de color rosa, la alfombra! ¿No decías que estaba bordada con los colores de abril, que respiraba primavera? ¡Somos lo que somos! No cambiaremos ahora... ¿Qué nos queda si dejamos de amar lo que hemos amado toda la vida?- objetó irritada, y golpeó varias veces en la mesa con su mano fina y de piel muy blanca, mientras decía con expresión terca al compás de los golpes-: Sí y otra vez sí, es lo que somos, no hay nada que hacer.
-Muy inteligente-le dio la razón Nikolai Viktorovich. Pocas veces hablaban de su vida en serio, y las palabras de su mujer le tranquilizaron.


Museo Cerralbo, Comedor de Gala

Del libro de Jose Maria Guelbenzu, MENTIRAS ACEPTADAS:

"Las vacaciones tienen algo mágico, una expectativa que se parece a la imagen del paraíso; y quizá lo sean porque, en realidad, recuerdan los tiempos felices de la infancia de cada uno, la vida al natural, lejos de los agobios ciudadanos escolares o laborales; es el tiempo de la aventura, la indisciplina, la falta de horario, la luz, la irresponsabilidad y el optimismo. Y al fondo del recuerdo, el paraíso perdido"

Les pieds au mur (1935Robert Doisneau (Francia)




Del relato de Vasili Grossman, FOSFORO:

"Mientras tanto, los años de estudio habían tocado a su fin y, junto con ellos, habían pasado a la historia los laboratorios universitarios, los paseos nocturnos, las discusiones, las reuniones de los sábados rebosantes de alegría y erudición, las luces de Moscú y esa levedad radiante y embriagadora que de vez en cuando, una mañana sombría de otoño o una fría noche de enero, se apoderaba repentinamente de uno y le hace sentir una felicidad suprema, que no tiene nombre, causa o razón."



Del relato de Vasili Grossman, MAMA:
"Mientras estuvo en Penza, Nadia no dejó de pasar frío: en el dormitorio, en el aula, que servía tanto para dar clases como para coser camisas para combatientes, y aun en la cocina, donde a veces ayudaba a la cocinera a limpiar gusanos de la fécula del maíz. La rudeza de los educadores, la agresividad de los pupilos y los robos, que hacían estragos en los dormitorios, no eran menos difíciles de sobrellevar que el hambre y el frío. Al menor descuido, desaparecían el pan los lapices, las calzas y los pañuelos.
(...)
Una vez acabada la guerra, las condiciones de vida en el orfanato mejoraron, pero cuando la comisión envió a Nadia a la fábrica, tras estudiar siete años en el colegio del orfelinato, ésta creyó haber llegado al paraiso."


Una foto de David Seymour para UNICEF, año 1948

sábado, 12 de abril de 2014

Del relato de Vasili Grossman, TIERGARTEN:

 "Mientras escuchaba, Ramm miraba al antiguo SS de aspecto demacrado, vestido con un uniforme sin hombreras, y tenía la sensación de que aquel joven enfermo al que había sostenido en brazos y llevado a hombros cuando era pequeño desprendía olor a cadáver y carne chamuscada. Lo pero era que, por lo demás, Rudolf no era ningún monstruo, sino una buena persona. De niño había sido bueno y simpático. Por lo visto, la vida convertía a las personas en seres horribles, pero estas también eran capaces de hacer horrorosa su propia vida"
Un pic nic en el Tiergarten tras la Guerra. El edificio  fue destruido por los aliados en 1947, era la zona del Zoo de Berlin


El hipopotamo Gelt, del Zoo de Berlin, año 1943

Del relato de Vasili Grossman, ABEL 6 DE AGOSTO)

"Joseph corrió hacia la masa oscura que formaban los arboles de la orilla, se sentó en el suelo, se quitó rápidamente la ropa y fue caminando por la arena aun tibia hacia el agua. De pie en la hondonada de la playa, aislada por la arboleda del resto del mundo, frente al océano que movía sus anchas aguas con perezosa pesadez, volvió a sentir el rapto de una dicha sin motivo"


jueves, 10 de abril de 2014


Del libro de Brigitte Hamann, SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD

La emperatriz Elizabeth (Isabel Amalia Eugenia Duquesa en Baviera Múnich, 24 de diciembre de 1837Ginebra, 10 de septiembre de 1898), más conocida como Sissi, fue emperatriz de Austria (1854-1898) y reina consorte de Hungría (1867-1898), entre otros muchos títulos inherentes a la Casa de Habsburgo-Lorena) fue una mujer muy viajera en su tiempo: Alemania, Inglaterra, Irlanda, Italia, Grecia, Argel, Egipto, Paises Balcanicos, etc
"Tanto en Schonbrunn como en el parque zoológico de Lainz, la emperatriz había establecido una granja donde tenía sus vacas favoritas, y hasta cuando salía de viaje -al menos en sus viajes por mar- solía llevar consigo dos vacas y una cabra, para disponer en todo momento de leche sana. El cuidado de estos animales, muy poco marineros, representaba para el séquito de Elizabeth una carga adicional, pues de su salud dependía la de la soberana, que casi se alimentaba de leche y huevos"



"Ahora satisfacía su extraordinaria necesidad de movimiento de otra manera; caminando diariamente durante horas enteras, con una rapidez que agotaba a las damas acompañantes. Hiciera tiempo bueno o malo, atravesaban montañas y prados de las más bellas regiones de Austria, Baviera y Hungría, aunque a veces también paseaban por polvorientas carreteras. Con el fin de no fatigar en exceso a las damas de honor, poco acostumbradas a tanto ejercicio, era frecuente que las siguiera un coche, al que podían subir las señoras cuando sus pies se negaban a llevarlas. La emperatriz resistía horas y horas. Ni las tempestades de lluvia o de nieve impedían que ella saliera a caminar."

Sisi, tras el abanico
"Porque hay que decir que la emperatriz no rechazaba la etiqueta: referente a su persona, estaba muy de  acuerdo en que se mantuvieran unas reglas protectoras de su majestad. De esto se dio cuenta la propia Maria de Festetics (dama de compañía), que confió en su diario: "A no dudarlo, la etiqueta es un invento muy inteligente. Sin ella, el Olimpo ya se habría derrumbado. Tan pronto como los dioses muestran sus defectos humanos, son retirados de los altares y la gente deja de arrodillarse ante ellos. Esto es lo que rige para el mundo, pero no satisface a los ídolos, y si a estos no les basta la adoración, las cosas van mal. Porque estos ídolos lo querrán todo: siervos para todo lo que les plazca y apetezca, abajo, mientras que ellos, arriba, reciben el culto"
palacio de hofburg, viena
     La vida de la emperatriz, según cuenta la autora, me ha dejado sentimientos contradictorios. Por un lado, el empeño por hacer su vida, la que deseaba para si misma, por encima de las convenciones rígidas de la época y las de su posición. Por otro, la inteligencia para servirse de todo aquello que detestaba para lograra sus fines particulares. No era de extrañar que sufriera depresiones, que sus eternos viajes por Europa y el norte de Africa fueran por interés intelectual, por deporte pero también por escapismo hacia ambientes que no deseaba compartir e incluso un escapismo de si misma. Uno no acierta a saber si sus posiciones liberales en política eran genuinas u otra forma de contradecir al neoabsolutismo de la corte vienesa, su suegra y la incomprensión que la rodeaba entre los funcionarios del imperio.
palacio de hofburg viena


SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD, de Brigitte Hamann. Editorial Juventud, 470 paginas. Una sexta edicion del 2009 comprada en el mismo Palacio de Schonbrunn (Viena), de un libro escrito en 1981

lunes, 7 de abril de 2014

De la autobiografia de Juan Jacobo Casanova de Seingalt, conocido habitualmente como Casanova, y titulado MEMORIAS:

"Todo era bello en Viena; había mucho lujo, lo que demostraba abundancia de dinero, pero desgraciadamente la Emperatriz era beata, esto hacía que obstaculizase mucho los placeres de Citerea, sobre todo para los extranjeros. Los comisarios de la castidad, viles espías, eran despiadados verdugos para todas las muchachas. Esta reina, que desconocía la sublime virtud de la tolerancia para todo lo que se suele llamar amor clandestino, era devota hasta la santurroneria, y creía ganar el cielo persiguiendo al por menor la inclinación más natural de los sexos. Había tomado por su cuenta el registro de los pecados capitales y hacia la vista gorda sobre seis, descargando toda su furia sobre la lujuria, que la parecía imperdonable"
En la imagen, el Palacio de Schönbrunn


jueves, 3 de abril de 2014



Del libro de Cesar Perez de Tudela, CINCO MONTAÑAS SOLO:

"A medida que subíamos iba pensando en que ya no era aquel alpinista que fui, que, elevándose por encima de la dificultad y las circunstancias adversas, había sido capaz de arriesgarse durante muchos años en escalada difíciles. Ahora buscaba la cima, dosificando mis fuerzas, sin desear vivir los peligros que sobrellevé en mi juventud exigente.
¿Necesitaba de verdad esa aventura?"

No siempre se tienen ganas de subir, aunque estés en ello: necesitas cambiar de estilo.

El autor habla así cuando recuerda su ascensión a la cordillera Ruwenzori, entre Uganda y el Congo


El Barrio de Palermo, Buenos Aires, para Borges

"Palermo era una despreocupada pobreza. La higuera oscurecía sobre el tapial; los balconcitos de modesto destino daban a días iguales; la perdida corneta del manisero exploraba el anochecer; sobre la humildad de las casas no era raro algún jarrón de manpostería; coronado áridamente de tunas... Hacia el poniente había callejones de polvo que no iban empobreciéndose tarde afuera; había lugares en que un galpón de ferrocarril o un hueco de pitas o una brisa casi confidencial inauguraba malamente la pampa; O si no, una de esas casas petizas sin revocar, de ventana baja, de reja -a veces de una amarilla estera atrás, con figuras- que la soledad de Buenos Aires parece criar, sin participación humana visible. Después: el Maldonado, como reseco y amarillo zanjón, estirándose sin destino desde la Chacarita y que por un milagro espantoso pasaba de la muerte de sed a las disparatadas extensiones de agua violenta, que arreaban con el rancherío moribundo de las orillas. Hará unos cincuenta años, después de ese irregular zanjón o muerte, empezaba el cielo: un cielo de relinchos y crines y pasto dulce, un cielo caballar..."
Jorge Luis Borges


miércoles, 2 de abril de 2014


Del libro de Cesar Perez de Tudela, CINCO MONTAÑAS SOLO. MEMORIAS DE UN EXPLORADOR:

"Dentro del saco me pongo a soñar. Y vuelven, otra vez, los fantasmas del temor. Recuerdo a Lafarin, el alpinista francés que desapareció en una grieta, durante la expedición de Lionel Terray al Monte Hunter. La tienda se hunde bajo el peso de la nieve que cae constantemente, cubriendo mis huellas, borrando mis pasos por entre los laberintos de hielo, que llevo varios días recorriendo y que no sé si podría rehacer. Las grietas estarán en los próximos días más peligrosas aun. Mi tienda es una nevera dentro de la nieve... en busca del destino de una cima lejana: la cima es siempre lo más alto y contentarse con menos es morir prematuramente. No puedo dormir, y mi mente se acompaña de negros presagios..."