TRILOGIA DE COPENHAGUE, de Tove Ditlevsen
Tove es, con este libro, una popular escritora danesa, de influencia local que está llegando a ser conocida fuera de sus fronteras con mucha razón. Es una autobiografía en tres volúmenes que se editan juntos ya que no son muchas páginas.
Empieza con una voz de niña con conciencia casi de adulta, con alguna que otra ironía suelta, y una descripción de la infancia como búsqueda de la aceptación de los mayores, intentando comprenderlos a su vez. Como muchos adultos que rememoran su niñez, Tove encuentró muchas divergencias con su madre, confrontaciones dolorosas y muy poca adaptación a cosas típicas de niños, como son los juegos por poner un ejemplo. Se tenía a sí misma por una persona con careta, que trataba de ocultar por todos los medios la persona que es confundiendola con otra inventada para la ocasión. Buscando afecto y comprensión de un padre agradable pero poco comprometido y ausente, pasó a buscarlo en una madre con poca paciencia con ella porque nunca se abrió a intercambiar pensamientos, sino más bien a un golpe o a una regañina. La infancia de Tove fue, sin duda, decepcionante vista de mayor. Intensa en sentimientos, amputada de ilusiones y experiencias positivas. Conforme avanza el segundo volumen, Tove nos dejó claro que su vocación es la literatura, básicamente porque parece ser la única actividad que se le daba lo suficientemente bien como para no arrepentirse nunca de ella.
Para cuando llegamos al tercer libro, Tove nos avisa de que fue un error casarse con Viggo, su primer marido. Ella no se describió como una trepa, pero es que hay dos ideas que lo parecen, y aun así la eximen: la primera es la de que hay que casarse con alguien que te mantenga, y si se le puede querer, mejor aun. A eso la condujo la educación materna desde el primer momento. La segunda idea en la mente de Tove fue la de buscarse alguien que le abriera las puertas a la publicación de sus libros, alguien que la orientase. Es lo que consigue con Viggo. Son dos de las ideas que mueven su la vida a lo largo de los tres libros, y que le dan un toque de insatisfacción constante a sus memorias. En cuanto consiguió algo parecido a lo que buscaba, ya tenía en mente otra cosa: una diversión, u otro hombre.
A partir de entonces la vida de escritora es un éxito, publicación tras publicación. Y de hecho, ella misma cuenta que, cuando no escribe, en esos periodos, es cuando más problemas aparecen, cuando llegan las insatisfacciones y las dudas acerca de casi todo: el matrimonio, la relación con sus padres, sus propios sentimientos. Y como el relato siempre es directo, transparente y fresco, asistimos a infidelidades, abortos, algún subidón y varias desdichas. La principal, el andar siempre colgada de otra persona que le aporte más seguridad en sí misma, pero con el que en pocos años se abre un abismo de incomprensión. Parece tener la necesidad de sentirse enamorada continuamente como una colegiala. Se ve muy clara esa necesidad de enamoramiento cuando conocer a Victor (añadir que Tove cuenta esa necesidad como un sentimiento común que estaba en el aire). Se queja siempre de los hombres débiles y de los intrascendentes, o de los que no aman la literatura. Pero antes acabó casándose con un médico que le proporciona fácilmente petidina, una potente droga para sobrellevar, en principio, abortos en la camilla. Y ese será un feo compañero de vida hasta el final. Poco después vendría la metadona, los hijos propios y los de su tercer marido, contado junto a la descripción de sus chutes en el brazo y pies en una época (1945) en la que no parecía tener importancia... porque así era como la dominaba él. Es uno de los aspectos más sórdidos de todo el libro. Se convirtió en una joven drogadicta, consumida físicamente. Su marido fue internado con una psicosis diagnosticada. El relato del enganche y desenganche es duro y penoso, se cae por una estupidez, te arruina una vida que tiene gran recorrido y te matas por salir del hoyo. Aunque se sabe drogadicta, el final contiene un aliento de esperanza gracias, y por una vez, a su compañero de vida Victor.
El libro acaba aquí, pero su vida continuó hasta 1976 cuando murió de una sobredosis, y habiendo pasado por 4 divorcios.
No hay apenas divagaciones morales, ni demasiados juicios, sino una clara sucesión de hechos bien esclarecidos sin autocompasión que te llevan a la desnudez de la persona. Buen libro.