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domingo, 28 de febrero de 2016

MI NEW YORK, de Brendan Behan





    Antes de llegar a este libro, ya conocía a Behan de su propia autobiografía, un lujo de entretenimiento y aguda critica sobre el hecho de ser irlandés (o un irlandés como él) en su propia patria. Ahora, con MI NEW YORK, parece que el tema se expande y nos demuestra qué es  ser irlandés en la Gran Manzana. Picaresca, admiración, observación continua de los hábitos de todo el mundo con que se cruza, ya sean negros o blancos, hombres o mujeres de cualquier orientación sexual, judíos, italianos, políticos, policías, irlandeses, descendientes de irlandeses... Behan estaba encantado de soltar su carácter mas histriónico, darle al trago y supervisar una de sus obras en cartelera, Si vas de juerga, nada mejor que esta ciudad, si eres irlandés seguro que encontraras compatriotas establecidos que te meteran en los mejores garitos y en las terrazas con mejores vistas, en las grandes fiestas, estrechar la mano de personalidades del momento, pasearte por Coney Island, etc. Pero lo mejor es estar en la cuadrilla de Behan, compartir esas horas de estancia en New York a su lado, para aprovechar sus agudezas. Así es como he leído el libro, como si de una inmensa noche de farra se tratara antes de pasar página, o de pedir ya la cuenta al camarero.



    "Una ciudad es un lugar donde vive el Hombre, un lugar donde camina, habla y come y bebe a la luz brillante del día o a la luz de la electricidad, las veinticuatro horas del día. En Nueva York puedes dar un paseo a las tres de la madrugada, ver gente, leer el periódico y beber algo: zumo de naranja, café, whiskey o lo que sea. Es el mayor espectáculo que hay sobre la Tierra, abierto para todos. De noche, su fabulosa belleza ya era la mayor maravilla del mundo hace cuarenta años."


   "Los irlandeses raramente son anti negros aunque también es cierto que no entran en competición económica con ellos. Hay miles de negros en Dublín pero todos son hijos de algún jefe y habitualmente van a la universidad sin entrar en competición con los nativos por el trabajo"

    "Si quieres ir a misa tienes la iglesia franciscana de San Antonio, en cuyo vestíbulo los niños juegan al béisbol mientras las novias los animan desde los lados, ocasionalmente en términos muy poco franciscanos. Pero los franciscanos no les molesta. Hacen mucho por los chicos y las chicas del Village"

    Las anécdotas y opiniones se suceden constantemente, una impresión te lleva a una idea, y así te encuentras escuchando (si, escuchando) a Behan como si fueras amigo suyo de toda la vida.

Aqui se ospedo, aqui lo escribio.
    "No sé si es porque los negros no pueden permitirse los lujos de Fire Island o si es un asunto de prejuicio racial. Mis prejuicios raciales son prácticamente inexistentes. Digo prácticamente porque a veces cuando leo cosas sobre la hambruna en Irlanda o sobre el levantamiento de Pascua puedo ponerme algo hostil hacia Inglaterra y los ingleses. Estoy en contra de la partición de Irlanda porque no pienso que sea bueno para el pueblo de Inglaterra ocupar los países de otros pueblos. 

En todo caso no es bueno para el pueblo de Irlanda porque impide que tengamos políticas propiamente dicha. Toda nuestra política se concentra en la frontera que divide Irlanda. Cuando estuve en prisión en Inglaterra pensaba que los ingleses deben irse de Irlanda y sigo pensando lo mismo."

    El libro no mantiene ningun hilo conductor que el de dejar constancia de lo bien que se lo esta pasando:
Peter Orlovsky y Allen Ginsberg con Brendan Behan y Beatrice Salkeld, 

    "...digo incluso ir al bar al lavabo porque un aspecto interesante del puritanismo americano es que, al menos en Nueva York, no existen las civilizadas instalaciones que se encuentra el y cualquier ciudad europea, incluso en las más pequeñas. Y más extraño aún es el hecho de que en Broadway puedes encontrar una baraja de cartas con mujeres desnudas y otras cosas interesantes de este tipo pero no hay servicios disponibles por si quieres usarlas durante unas horas"
    Conviene saber quien es Behan al leer el libro, y su autobiografía CONFESIONES DE UN REBELDE IRLANDÉS es muy buena. De lo contrario, acudir a Wikipedia. Es una vida de las entretenidas. Un tipo de pueblo, con la suficiente inteligencia para dejarse llevar por lo que ve pero sin dejar de ser él mismo, un hombre muy peculiar.

    "A todo esto mi tío había adquirido algunos hábitos americanos bastante extraordinarios, entre ellos el de negarse a dejar su puesto en el banco para salir a tomar una copa en horas de trabajo. Nunca antes en mi vida había oído una herejía semejante, sobre todo teniendo en cuenta que su jefe inmediato era un judío de Dublín.
    Así pues le invité a almorzar y casi me caí de la silla al ver que bebía leche con la comida. Había desarrollado una especie de horror a la bebida"

    He aqui dos enlaces que tratan con consideraciones opuestas el presente libro. El primero es una genialidad de Enrique Vila-Matas (un autor que no me atrae por nada concreto), el otro es de un tipo llamado Juan Antonio González Fuentes, lleno de prejuicios. Los encajo aqui como prueba de que Behan no deja indiferente a nadie:

    El libro viene acompañado de numerosos dibujos de Paul Hogarth.

viernes, 26 de febrero de 2016

EL TRANSIBERIANO








    El transiberiano ya no es tan popular como lo fuera antes de los vuelos comerciales, además del cerrojo impuesto por los soviéticos. Lo que me sorprende de la lectura de este buen libro de Marc Morte es lo difícil que lo ponen estos rusos para viajar por su país. Vale que es suyo, que pueden poner todas las trabas legales y burocráticas que deseen para convertirlo en una carrera de obstáculos hasta el final del viaje, Pero en una nación de la riqueza cultural y geográfica de Rusia es dificil de suponer a priori la corrupción y la falta de educación que puede sufrir un turista nada más pisar ese suelo. Se agradece que las descripciones del viaje de Marc no sean una sucesión de fotos idealizadas de las calles moscovitas, de los pasillos del tren o de las recepciones de hotel, de las estaciones y de las insulsas calles en ciudades siberianas. Pese a la primera impresión del comienzo, el viaje es muy largo y hay que saber a lo que se va para poder encontrarlo. Es la única manera de encontrar sin que se nos pasen por delante los buenos momentos de forma inadvertida, y el viaje en el Transiberiano también los tiene. Uno de los aciertos del libro es dejar hablar a los mismos rusos:

"Esos son gobniks. Normalmente son basura, no hacen nada, se mueven en grupos y de vez en cuando roban o molestan a quien les apetece. Hablan con un acento barriobajero, comen pipas continuamente, beben Baltika 9 -un tipo de cerveza rusa más fuerte que la mayoría- escuchan chanson, y conducen Lada con la música a todo trapo. Es mejor no molestarles porque cuando beben tienen ganas de pelea"

"En Taiga no salgáis de la estación, hay bastantes gobniks en esa ciudad: también tratad de evitar a la policia, son gobniks con uniforme, sobre todo los sargentos..."

    Cierto es que pese a ese ambiente cerrado, tan poco cordial y dificil de penetrar para un extranjero, en él hay diferencias: no es lo mismo las grandes ciudades con Moscú a la cabeza, que las pequeñas, no es lo mismo demostrarles que te defiendes con el idioma ruso que no, no es lo mismo tener amigos rusos que te invitan a sus casas que no tenerlos. Parece ser esa la diferencia entre un viaje correoso y uno decididamente dificil, entre el viaje aprovechado y aquel en el que permaneces encapsulado sin apenas comunicarte con nadie excepto con un par de policías en busca de la mordida

"Esa misma noche, mientras estamos tirados en el sofá con Gregory y Kiril suena una canción del grupo alemán Rammstein dedicada a Moscú.
-¿Habéis leído alguna vez la letra?- pregunta Gregory.
-No-, respondemos Elena y yo al unísono-. Supongo que alaba a Moscú o algo así, ¿no?
Vladivostok
Irkustk
-No precisamente... Definen a Moscú como una prostituta que solo se acuesta con alguien por dinero, pero por otro lado habla de que es bella y cautivadora. De hecho es un retrato bastante realista de la ciudad
(...)
Moscú tiene algo, una magia dificil de definir, pero es tan solo el exterior, su disfraz, por dentro está podrida, todo huele a corrupción y dinero. Es una ciudad sin alma que atrapa a la gente en su red como si fuera una araña. Lo peor es que la gente cambia después de vivir un tiempo en Moscú, se vuelven más egoístas, miran por encima del hombro a los que no viven allí, aunque muchos de ellos quizá hace poco que se hayan trasladado"

Lago Baikal
    Es de suponer que, en Rusia, la relación entre el dinero que te gastas en servicios y la ausencia de problemas es desagradablemente efectiva. Por suerte para nosotros, los lectores de Marc, no es el caso de su viaje con Elena: sin buscarse los problemas, intentan encauzar el viaje relacionándose con gente, aportando datos de primera mano y la importancia de los lugares que visitan durante el viaje en tren y de algunos que quedan cerca de las vías férreas. El viaje ofrece un buen número de anécdotas acerca de la historia de Siberia: los decembristas, la construcción de la propia vía férrea, los chamanes siberianos, el lago Baikal, el 9 de mayo (Dia de la Victoria), el monasterio budista de Ivolginsk, el lago Dus Khol, ciudades como Irkutsk o Chita, la misteriosa región de Tuva, el amor o el rechazo al periodo comunista ...o el cuerpo incorrupto de Itigilov: en mas de 9000 km de tren hasta Vladivostok hay situaciones para todo. Pero conforme acaba el libro, nos vamos acercando a esa ciudad, y uno adquiere con su lectura la sensación de penetrar en el mismo exilio del que se sirvieron los gobernantes rusos y soviéticos (que poca diferencia entre ellos para mucha gente) para su colonización. Cuanto más lejos de Moscú, mejor gente se encuentran, mas placentero es el viaje, y Marc nos descubre experiencias inolvidables y paisajes únicos.

    "Y efectivamente era así, los viajes en los trenes rusos eran toda una experiencia, donde el desconocido pronto se convertía en un amigo al que contarle confidencias bajo los efectos del alcohol, y la pequeña mesa entre las literas un lugar para banquetes improvisados. Un viaje a lo largo del Transiberiano no debe tener como único objetivo llegar a destino. Mi propósito nunca fue llegar a Vladivostok, aunque arribar allí supusiera el punto final; el sentido del viaje debía buscarse en el mismo recorrido, en el que se alternaban la silenciosa contemplación del paisaje, la introspección, la lectura y, como no, la interacción con los compañeros de viaje, pues esa era al fin y al cabo su razon de ser y la única manera de comprender el significado del Transiberiano"

    Un encuentro insólito es el que tienen con la capital de la Región Autónoma Judía, Birobidzhan. La entrevista con uno de los pocos representantes judíos que quedan es un contraste agradable comparado con la experiencia relatada en el ultimo libro que reseñamos, VIAJE AL USSURI.
Tobolsk

    Si algo hace legendario un viaje es porque es una metáfora de la misma vida en un corto espacio de tiempo y sin que haya opción a escaquearse de nada sino que, muy al contrario, uno se embarca en todo tipo de situaciones admisibles para aprender de si mismo y de otros, tanto lo bueno como lo malo. Para llegar a eso, el viajero viene con una disposición abierta curiosa, y sobrada de iniciativa y esperanza en un buen fin. El traslado en tren por las estepas y la taiga siberiana no es cómodo, ni ludico en muchas horas, pero da mucho que pensar y ofrece fuertes contrastes que admirar y que, de otra forma, serian dificil adivinar. Marc y Elena demuestran ser grandes viajeros.

    "Han sido unas semanas largas en las que hemos descubierto un país desconocido para la mayoría y lo hemos hecho a bordo de la linea de tren más mítica que existe"
  "Rusia se mantiene igual de extremo a extremo, con su carácter único y su aspecto homogéneo; un país incatalogable, imposible de situar en un continente u otro, de encasillar en la cultura oriental u occidental. Rusia es ... Rusia"

    A resaltar las cuatro ultimas paginas del libro, una conversación mas con amigos rusos que detalla con sinceridad esa alma rusa actual: un lujo que necesita 9000 km previos de shock cultural para replantearnos nuestras propias posiciones.

    Para la web del Transiberiano pincha aqui.

    Para una entrevista de Marc Morte con su libro pincha aqui.

    10 consejos para hacer el mítico Transiberiano

    GUIA DEL TRANSIBERIANO, de Marc Morté. En Anaya TOuring, 280 pg con muchas fotos y algunos mapas e información útil. Año 2011

domingo, 7 de febrero de 2016

VIAJE AL USSURI, TRAS LOS PASOS DE DERSU UZALA de Cristian Segura y Andrea Rodés.






    En el año 2013, los autores, dos jóvenes periodistas catalanes trabajando en Pekín, se deciden a seguir los pasos de Vladimir Arseniev en sus tres viajes al lejano oriente Ruso, en la región del río Ussuri, entonces desconocida y hoy en dia no mucho mas conocida. El viaje les lleva por un trozo de la M60, una carretera que une Vladivostok y Jabarosk con Moscú, pero que a trozos es un patatal. Los otros pueblos que visitan están aun mas aislados y deprimidos por carreteras de tierra. Tal vez recuerdes los libros del oficial ruso narrando las tres expediciones, las de 1902, 1906 y 1907, en las que hizo una amistad entrañable con un cazador de la etnia hetzhen, Dersú Uzala. O tal vez recuerdes la película de 1975 de Akira Kurosawa, un clásico del genero de viajes y aventuras. Porque esa fue la inspiración del viaje, muy sencillo por otra parte, de Cristian y Andrea.
    Arseniev fue un oficial ruso que fue enviado a cartografiar el terreno para futuras colonizaciones y puestos militares, de manera que todo lo que ven nuestros autores empezó con él y unos pocos colonos antes que él, aunque eso no cuente demasiado para los rusos del presente. Entre 1902 y 1930 llevó a cabo 12 grandes expediciones al Extremo Oriente de Siberia, entre ellas: el sur de Primorie (1902-1903), las montañas Sikhote-Alin (1906-1910) Kamchatka (1918), Islas Komandor (1923)
    Fueron tres semanas en un Toyota Corolla, por malas carreteras atravesando la taiga y los nubarrones de tabanos. Las descripciones de la naturaleza se quedan al borde del camino: no es nada facil internarse en una selva densa como es esa taiga. Tampoco era el objetivo, pero me quedo con el deseo de saber mas en cuanto al paisaje.

    El libro se lee con facilidad, es un relato en el que se mantienen independientes la voz de ambos autores, cada uno aportando simultanea y sumariamente sus impresiones de cada parte del viaje. Al final, el epilogo es el único fragmento que suscriben conjuntamente como conclusión de viaje, bastante acertado: los rusos de ese lugar no valoran el terreno que pisan, tanto por el pasado de Arseniev y Dersu Uzala (que atrae a mas la atención de los turistas que de los nativos), por la depresión social y sin horizontes en que viven esos hijos de colonos rusos (militarización de territorios, violencia, contrabando, da la sensación de una falta de autoestima atroz en esa población), por la contaminación galopante y el descuido general hacia una riqueza paisajística y biológica formidable. Y por la falta de revisión de la historia reciente (apenas se conoce nada de los pueblos originarios, y toda la simbologia comunista permanece, incluso una exoneracion de culpas de Stalin; ninguna mencion a las purgas del dictador). No parece fácil un viaje por allí, cuando parece que las cosas podrían ser objetivamente mucho mas fáciles  (y baratas).




    El viaje no cuenta con grandes momentos de esos que se recuerden después de haberlos vividos, transcurre en una sonámbula decadencia entre el orgullo ruso, patriótico y hueco, y la contagiosa efervescencia china a través de la emigración por una porosa linea fronteriza. Tal vez, si el chalado del guía que los llevaba, hubiera estado mas interesado, el viaje podría haber sido mucho mas interesante, pero pocos hablan el ingles, la gente desconfía del extranjero y el guia, Alexei, estaba lleno de miedos y fobias hacia su propia gente. Un relato en el que se agradece la sensación de no ocultar la realidad. Mencion aparte, por lo inesperado, es la llegada a Birobidzan, capital del Estado Autonomo Hebreo creado por Stalin para mandar a los judios bien lejos.


    Si algo provoca al lector, es volver a Dersu Uzala, tanto en libro como en pelicula: uno desea llegar más lejos de lo que parece actualmente posible en este libro. En 1910, Arseniev comenzó a escribir “Notas de viaje”. En 1923 se publicó su novela “Dersu Uzala”, en recuerdo del guía Dersu que le ayudó, y en más de una ocasión salvó la vida de los miembros del equipo en Siberia, cerca de Corea y al este de Manchuria. El libro que reseñamos, VIAJE AL USSURI, tiene el buen detalle de acercarse a estos lugares y contarnos su transformación actual. Nos da la oportunidad de volver a leer el trozo en que Arseniev corre a encontrar el cadáver de Dersú, y lo que paso posteriormente con su tumba, como la han encontrado ellos en el siglo XXI. Incluso se hospedan en el mismo hotel donde lo hizo el equipo de rodaje de Kurosawa (en la pelicula son los paisajes que pudieron atravesar los personajes históricos) Arseniev creó su personaje basándose en el auténtico Dersu y en leyendas orales transmitidas por el propio guía y otros habitantes de la taiga.
Las obras más conocidas de Arseniev:
-“A lo largo de Ussurijski Krai” 1921
-“Dersu Uzala” 1923
-“En las montañas Sikhote-Alin” 1937


    La tribu de los Hezhen, a la que pertenecía Dersu, aún existe. Pertenecen a ella unas 18000 personas, repartidas en la franja del Ussuri entre Rusia y la República Popular China. Pero de esto ya no tenemos noticias en el presente libro.
    En definitiva, que evocar la Rusia y los modos de vida que encontró Arseniev es tarea sumamente dificil en nuestros días: 
    "Sobre todo, es una aventura para los que creen que viajar no es irse de vacaciones, sino un curso intensivo para aprender más acerca del ser humano. El viaje al Ussuri es agotador y enriquecedor. Una vez que os hayais decidido, nuestro ultimo consejo es que no os dejéis intimidar por el pesimismo de sus gentes."

VIAJE AL USSURI, TRAS LOS PASOS DE DERSUS UZALA. De Cristian Segura y Andrea Rodés. Editorial Altair, coleccion Heterodoxos, de 165 páginas. Año 2014.