Ver Viajes del Mundo en un mapa más grande

lunes, 30 de septiembre de 2024

CUENTOS REUNIDOS, de Kjell Askildsen

CUENTOS REUNIDOS, de Askildsen Kjell

Alguien ha comparado los cuentos reunidos aqui por Askildsen con lo que se contempla en un cuadro del pintor estadounidense Edward Hopper: gente un poco perdida y desconectada, huraña a veces, introvertidos siempre.

Aqui tenemos diálogos podados de comunicación real, protagonistas de edad madura o más que madura, es decir, muchas veces viejos renqueantes. Gente que intenta pasar desapercibida cuando se cruza con alguien. O encuentros desagradables con gente que se intentan evitar a toda costa. Preguntas sin responder, silencios que cortan el ambiente. Y una sexualidad de los protagonistas que es problematica, un deseo que, mas que insatisfecho, no se sabe muy bien qué hacer con él. ¿Por qué no contestan estos personajes? Porque sienten un abismo bajo sus pies. Ya no es que sepan decir algo, es que no se sienten seguros del terreno que pisan, el suyo propio, y tratan de huir, quedándose en el sitio pero sintiéndose a miles de km como un alivio temporal. La tragedia de estos personajes es que, aunque no lo quieran, siguen allí, escuchando preguntas, sintiendo las súplicas ante esta falta de comprensión entre ellos mismos y su interlocutor. 

Otras veces no es que se omita la respuesta, es que es como un puente entre dos orillas que se hunde repentinamente. Es una pregunta que queda en el aire y culmina la tensión del difícil diálogo o del estado de ánimo, entre agresivo y desolado, de la pareja contendiente, ya sean matrimonio, hermanos o una relación estrecha. 

Los momentos de cercanía entre un hombre y una mujer suelen dar lugar a descubrimientos incómodos de la pareja. De esos que la rutina de la convivencia ha aumentado desmesuradamente y que constituyen un obstáculo casi insalvable cuando se hacen evidentes, imposibles de evitar. 

Se va al grano de las situaciones domésticas que se desean describir, no hay divagaciones ni más digresiones que las que los protagonistas de cada cuento transmiten al lector.

A veces, parece que el personaje de proyecta edad se repite en diferentes cuentos. A veces, las conversaciones padre hijo son una partida de tenis en la que cada cual trata de pasarle la pelota de la culpa al otro.

Los últimos cuentos están escritos con gran fluidez entre acción y pensamientos de los protagonistas. Ocurren en escenarios casi iguales a los ya leídos. El deseo sexual del protagonista es algo que no puede ocultar y que incomoda a quienes se dan cuenta. Intentan ocultarse, no ser vistos desde un jardín, una ventana, y mientras ellos observan o simplemente se alejan de otras personas, tampoco están seguros de no ser vistos, oídos en su escondite físico y, sobretodo, mental. El contacto humano, en este libro es una laceración inevitable.

El regusto que dejan estos cuentos, al menos las tres cuartas partes de ellos, y en mi caso, es la incapacidad de llegar al fondo de las personas. Ciertamente que el tono de los últimos cuentos cambia, no es tan pesimista, pero tiene el aliento de quien ya se ha conformado con lo que vive, esa sensación de aislamiento en la urbe, cualquier urbe. Apenas te das cuenta que es un país nórdico: desarraigo. Parece haber una desconexión íntima con el mundo, algo que acentúa con la edad hasta acabar en la incomprensión. Las relaciones no son siempre superficiales, pero si son a menudo insatisfactorias, como caminar descalzo: a veces sobre guijarros redondos, a veces sobre trozos de cristales. 




miércoles, 18 de septiembre de 2024

KNUT HAMSUN. SOÑADOR Y CONQUISTADOR, de Ingar Sletten Kolloen

 KNUT HAMSUN. SOÑADOR Y CONQUISTADOR, de Ingar Sletten Kolloen

Hamsun es una paradoja del destino: premio Nobel de Literatura de 1920, muy conocido en vida y con unas ventas muy elevadas en casi todo el mundo hasta 1940. Sin embargo, muy pocos lo conocen. ¿Son de calidad sus libros? Siguen manteniéndose en pie al menos los que yo he leido, la Trilogia del vagabundo. Y el resto parece ser que son buenos. Fue influyente en la sociedad europea (centro y norte) durante muchos años. ¿Por que nadie lo recuerda? Porque al acabar la II Guerra Mundial, fue un apestado. Esta biografía parte ya del morbo de quien defendió a los nazis y se entrevistó con Hitler. Eso es algo que hay que entender inevitablemente si se quiere conocer al autor noruego. Pero lograrlo requiere empezar por el principio: su estricta familia, las penurias económicas y afectivas de los primeros años, su propio vagabundeo por Europa y Estados Unidos antes de acabar el siglo XIX... un personaje que nació en 1859 y muere en 1952 lo ha visto todo en la vida; desde hacer la mili con lanza hasta la bomba nuclear. Se crio con gente mayor que conoció a Napoleón y murió un año antes que Stalin. A mi, esta gente tan transversal en la historia de la humanidad me fascina. 

El autor de esta biografía, Sletten Kolloen, es un especialista en este controvertido escritor: a raíz de encontrar diarios íntimos de Hamsun en 2005, escondidos por el mismo de las nuevas autoridades noruegas tras la salida de los nazis de Noruega, profundiza en cosas que ya se sabían, pero pone de relieve a un escritor que empezó el oficio con muy poca cultura general, y muchas ganas de escapar de la miseria, de su familia y de su entorno. Un hombre provocador contra Ibsen, Bjornson y cualquiera que le llevara la contraria, un tipo que se habría un hueco en la intelectualidad nórdica a codazos, a golpes, dando que hablar, criticando y usando a todo el mundo. Un tipo despilfarrador y con un fuerte complejo de inferioridad. Un tipo gruñón, que no podía dejar de creerse el centro de Noruega y así lo exigía a su alrededor, principalmente a las mujeres de su vida. Pasados unos primeros años de lucha por la vida como un hombre de izquierdas, un rebelde contra el sistema, la notoriedad y la riqueza lo resituaron en aquellos valores en los que realmente se había criado: reivindicaba la vuelta a los orígenes, a la tierra para trabajarla, a las viejas costumbres sociales y familiares. En realidad, se va volviendo un carcamal egoísta con una poderosa connotación: vivió para escribir, todo lo supeditaba a eso, empezando por su propia felicidad. Pasa por varias fases en su vida creativa, empezó con planteamientos muy psicológicos de sus personajes, comparado a veces con Dostoievski. Pero pasa por las correspondientes crisis personales que lo hacen evolucionar hacia otros planteamientos más románticos hacia la tierra que le vio nacer, y acaba defendiendo una idea de Europa tan retrograda que se aviene a los planteamientos del partido nazi alemán y defiende la ocupación de su país cuando comenzó la guerra. Así que de esta manera, los noruegos no solo le tienen ojeriza a los alemanes (lo he leido en mas de una novela actual noruega), sino que no se lo perdonaron a su figura nacional mas internacional: Knut Hamsun. Así quedó, vetado a partir de 1945 hasta su muerte, atrapado en juicios, embargos, multas, ciego, sordo, peleado con su mujer (encarcelada por nazi).

Otra veta muy interesante del libro es explicar la Génesis de sus libros más significativos: desde Hambre, o Pan, hasta por el Por sendero que la hierba oculta, donde aún rondado los 90 años, se rió de quienes le quieren juzgar por nazi después de sortear un juicio psiquiátrico haciéndose un poco el loco. Era un escritor profundo en sus planteamientos, incisivo en su atrevimiento de hasta donde podía llegar, y con unos personajes muy bien montados.

No todo en Hamsun era blanco o negro, incluso cuando así lo quisiera él hacer ver. En seguida comprendemos que su vida da cabida no solo a cuestiones irracionales, actitudes poco razonables, sino sobretodo que asume la contradicción como elemento esencial también de la vida. Eso es algo que he visto en pocos como en el. No es escritor que trate de guardar las apariencias de lo que piensa en sus novelas. Mas bien lo piensa, y lo suelta con el arte de hacerlo entretenido en medio de la historia que cuenta.

Aunque ahora se blanquee a los vencedores, hay que señalar que en los años 20 y 30 el fascismo tenia muchos compañeros de camino y era respetado, incluso entre los vencedores de la guerra. Hamsun fue antisoviético, pero desde crio entendió en su familia las opiniones antibritánicas que escucho. Eso le caracterizó siempre. En Gran Bretaña vendió pocos de sus libros, mientras que desde sus inicios como escritor, en Alemania le quitaban los libros de las manos, por decirlo de alguna manera, ya antes de Hitler. Y eso era muy importante para él: ser leído, estar en la cúspide, tener influencia. Esta es la historia de todo lo que hizo para lograrlo sin traicionar sus muy polémicas opiniones.

jueves, 22 de agosto de 2024

MAÑANA Y TARDE, de Jon Fosse

MAÑANA Y TARDE, de Jon Fosse



La vida de Johannes comienza con su nacimiento en el Islote, y ahí se enmarcan los escenarios de fondo, naturales y sociales, que va a mostrarnos Fosse mientras seguimos los pensamientos cotidianos de un Johannes ya maduro, recién jubilado, padre, abuelo y viudo. Lo vamos a conocer en su transición a la vida y, sobre todo, en su transición a la muerte.
Es un hombre que vive con tiempo por delante aunque, paradójicamente, se le acabe el tiempo. No toma decisiones importantes, porque todo lo que tenía que hacer en esta vida ya está hecho. Añora a muchos que ya no están, gente que le ha precedido en el último paso. 
Johannes se entretiene con detalles minimalistas cada dia, sin trascendencia alguna. Una especie de preparación para un estado de ánimo un poco aletargado, más bien nostálgico: llegados a este punto de la edad, ¿se está muerto? 
Una mañana se levanta con una sensación extraña en el cuerpo, más liviano para su edad, y sus percepciones de las cosas. esas que lleva viendo toda la vida, son nuevas. ¿Qué está pasando? 
La contestación no es una sucesión de ideas materialistas o religiosas al momento de la muerte. Es solo la consecuencia de una vida sencilla, honrada y bastante humilde pero nunca vacía de cariño ni de la consideración de quienes conocieron a Johannes, incluso con sus pequeños deslices. La respuesta es una hermosa elegía a la sencillez de un pobre pescador en vida e, incluso, en la muerte. A destacar la inmensa confianza que dan 40 años de amistad con Peter, el dejar ir a,Signe aunque sea muy a su pesar, los deseos apagados hacia un antiguo amor, la solidaridad con el medio del que vive que es el mar...
Son solo 100 páginas que se leen fácilmente, no como pasaba con Septologia. Un cuento largo pero breve en el tiempo y muy intenso en sentimientos nada elaborados pero profundos y auténticos.

viernes, 5 de julio de 2024

LA HERENCIA, de Vigdis Hjorth

LA HERENCIA, de Vigdis Hjorth


El tema de esta novela es como el elefante en la habitación, que todo el mundo ve pero que cada uno ignora a su manera.

Me refiero a las relaciones dentro de la familia,  esas que son como una corriente subterránea tranquila y otras veces suponen un caudal tempestuoso que acaba llevándose todo por delante. En el caso descrito en este libro, apenas hay situaciones intermedias. No es una novela amable con el lector, sino que lo expone a la violencia estructural dentro de las familias, y al drama de los efectos en la salud mental que eso provoca con los años.

Para Bergljot, la segunda de cuatro hermanos (Bard, ella, Astrid y Asa), estas historias no prescriben. No hay reconciliación con la familia si, al menos, no es posible sacar lo que se lleva dentro, aunque no guste ni a una misma contarlo. Escribe su relato con 50 y tantos años, calculo yo, y lleva cortando con la familia desde los 30 y pocos. 

Lo que empieza por un mosqueo de buen tamaño porque a Bard, el mayor de los cuatro hermanos y el único varón, le ningunean parte de su herencia en favor de sus dos hermanas pequeñas, deja a la narradora, la segunda por orden de nacimiento, con el melón de las discordias abierto y rezumando agravios y desacuerdos. Cada hijo a tomado derroteros propios en la vida: el desapego de los dos hijos mayores hacia sus progenitores, las relaciones extraconyugales de algunos personajes y lo problemático de esa situación. Normalmente son mujeres enganchadas a hombres también casados que, pronto se ve, no las aman. Mujeres que desean ser madres para no ser hijas... y cuando consiguen algo de ser mujer, se avergüenzan. Pero la herencia es lo que les reposiciona a todos: muere el padre y el drama alcanza cotas donde casi es imposible respirar el aire familiar.

Con la herencia material va la espiritual, los rencores, los remordimientos y los favores y lisonjas de las hijas hacia los padres para llevarse la mejor parte de la herencia. Está el profundo rencor por asuntos que tardan en revelarse, y que hacen que, por ejemplo, Bergljot no haya visto a su madre en 15 años. Pero también el miedo imposible de controlar ante la posibilidad de una conversación telefónica o un encuentro cara a cara con la madre o el padre. ¿Qué ha pasado para llegar a este punto?

El tipo de expresiones de la protagonista son un poco maximalistas, no suele haber término medio entre estar bien o estar mal. Nos narra, sus miedos e inseguridades, todas su imaginación desbocada acerca de lo que supone que hacen o piensan los demás para perjudicarla. Si hasta entonces su vida ha ido tirando es por su capacidad para reprimir todo esto.

El carácter obsesivo con que Bergljot se lo toma es digno de leerse. Porque todo esto sale de sus recuerdos, es decir, de su mente. Ante la evidente falta de comunicación, de los recuerdos ella obtiene consecuencias bastante discutibles, porque son del tipo que tiende a disculpar los agravios de la familia o a criminalizarles; no hay término medio. Es otra forma de reprimir lo que verdaderamente siente. Porque conforme avanza el libro, resulta que Bergljot tenía razón. Entonces, la clave de esta obra está en la represión que ejercen los demás sobre ella y la autocensura que se impone para no liarla y perder a la familia, padres y hermanos, guardándose una experiencia traumática de relación con sus padres que le obliga a acudir durante años a un psicoanalista.

Hay un punto de inflexión que hace tambalearlo todo: es la muerte del padre, el principal obstáculo en la vida de Bergljot. ¿Qué pasó entre ellos?

El siguiente giro argumental viene con la reunión de madre e hijos, muerto el padre, ante lo que para nosotros es el notario y para los noruegos el auditor: hay un balance de cuentas de la fortuna del padre que Bergljot convierte en un ajuste de cuentas con todos: es decir, al final, la lia. Se ha convencido de que es la última oportunidad de hacerlo tras dar un montón de signos exteriores a su familia durante años de que mantendrá la boca cerrada. Es algo que temen en la familia, incluso sus amigos, que saque a la luz aquello que pasó, por eso la tratan como poco menos una mujer alterada psíquicamente. 

Es un dilema moral gordo y nada raro: ¿tiene derecho Bergljot a pedir lo que pide? ¿Debe exigir un reconocimiento del daño sufrido por su padre cuando tenía siete años? Me gusta por la contestación de la madre, porque ahí queda reflejado el poder tan grande que ejercen los padres sobre los hijos, capaces de culpabilizarlos de sus propios errores como padres para salvar su dignidad sin importarles cómo van a convivir esos hijos toda su vida con esa culpa que no lo es, una culpa que, ni moral ni jurídicamente, se merecen. Esas actitudes de culpabilizar a la víctima, de los padres a los hijos, continúan hasta que una de las partes muere, generalmente los progenitores. Sólo por eso, merece la pena leer este libro. La pelea madre/hija es un buen drama. La manipulación de la madre sobre Bergljot es brutal. Los celos entre hermanos son hábilmente utilizados. 

Incluso sin llegar al sufrimiento de Bergljot, Bard también expone los motivos muy justificados de sus quejas. Ambos viven infiernos propios.

La posición de las hermanas menores depende del humor de la madre octogenaria, por lo que este personaje es central en esta historia con su pasado nada envidiable pero decididamente voluntario. Yo diría que Bergljot siempre pensó aquello de arrieros somos y en el camino nos veremos. Y ése momento ha llegado, o mejor dicho, estallado.

Para justificar todo esto Bergljot hace regresiones temporales a acontecimientos que refuerzan sus malas sensaciones, sus ideas negativas respecto de su familia, y el costo personal que todo esto le ha acarreado. Contado como si tumbada en el diván del psicoanalista estuviera, porque también hay bastante de las teorías de Freud y Jung a la hora de desentrañar el lío familiar. Se interpretan sus sueños, se prefiere a Jung. Los momentos más traumáticos de sus recuerdos se cuentan con una sintaxis levemente diferente, pero si el libro te engancha como a mí, la lectura sigue a velocidad de crucero. Y por salir, sale hasta San Sebastián. Oslo, donde todo ocurre, apenas sale como ciudad: nos sentimos en cualquier enclave de occidente.

Otra enseñanza importante de esta historia: pedir ayuda, hablar con terceros que te confirmen que no estás loca.

El siguiente giro argumental viene por el descubrimiento de una carta del padre. Es entonces cuando también nos enteramos en detalle de eso que cambió la vida de Bergljot desde los 7 años... no hay truculencia ni sensacionalismo, sino empatía por situaciones dolorosas y, lamentablemente, más numerosas de lo que parece. Y por supuesto, Vigdis Hjorth se ha metido en un jardín que casi todos procuran rodear o tocar con un palo largo. Ella lo ha hecho con una novela redonda y casi necesaria.

Como no podía ser de otra manera,siguiendo el curso de una situación así, se contempla la posibilidad del perdón. Pero, tal como están las cosas, y las diferencias establecidas en las conductas, ¿quién debe perdonar a quien? Todos desean ser comprendidos, más que perdonados. Sólo Bergljot es la agraviada y termina el libro expresándolo con bastante certeza en su tercer enfrentamiento, esta vez con su hermana Astrid.

miércoles, 3 de julio de 2024

EN NORUEGA, de Leon Lasa

 EN NORUEGA, de León Lasa

Tenemos un libro que va de menos a más, saliendo de Bergen a Kirkenes, cerca ya de Rusia, en singladura con el famoso crucero Hurtigruten, el expreso de la costa noruega que conecta las poblaciones con mayor comodidad que las tortuosas carreteras costeras entre la filigrana de fiordos y picos afilados. En medio, se da un descanso de 10 días en las islas Lofoten. Y desde Kirkenes, ya en territorio sapmi, se introduce en el norte finlandés. En lo poco que llega a ver y comprender de la cultura de los sami, gente que se ha conocido siempre, un poco despectivamente, como lapones, comprende que de todas las informaciones aprendidas previas al viaje, se ha dejado la de los samis. Como el autor confiesa, merecían más atención.

León Lasa viajó a Escandinavia allá por 2009. Si lo hubiera hecho con la conmoción de la matanza de Utoya en 2011, no se si hubiera cambiado mucho sus apreciaciones turísticas, pero seguro que aquel suceso estaría incluido, de alguna forma, en la visión que se tiene aqui del pais. Creo que eso nos ha pasado a todos. Por muy perfecta que sea la naturaleza cuando se viaja por Noruega, también se intuyen puntos de conflicto entre la naturaleza y el hombre, como advierte Lasa cuando habla del poder de las empresas petroleras y gasísticas en el norte, los cambios producidos en el deshielo ártico, o la famosa historia de la presa finlandesa en territorio sapmi de la que hasta hay una película en Filmin (una historia que recuerda un poco a la nuestra con Riaño). Tal vez no advierte ese malestar que muchos noruegos albergan hacia el sistema de bienestar. Visto desde un español que parte de unas garantías estatales mucho más pobres en su país de origen, es algo que tampoco se entiende bien a primera vista. Pero no es el caso de este libro, como digo.

El relato empieza con los días en el Hurtigruten, haciendo visitas exprés de esas en las que te sueltan para decir después que has estado en tal sitio, te hicistes fotos y no hubo más remedio, para enterarte de algo, que contratar una visita guiada a todo trapo en el poco tiempo que te da la organización del barco si no quieres que se te escape. Viajar para enterarte de lo que ves, escuchas, hueles y deduces en un viaje requiere tiempo, y conforme Lasa se lo va tomando al margen del crucero, el relato gana en profundidad. No es del todo un ingenuo turista que va de aqui para alla, siempre en medios de transporte públicos, a ver que ve o que le ofrecen, sino que ya ha leído bastante y viene informado, lo que no quita que el paisaje le sorprenda, la gente le de opiniones acerca de cualquier tema, dentro de la reserva típica de los noruegos y finlandeses. Es ahí donde gana el relato, aporta datos y conocimientos que desconocemos y pueden gustar al lector: el conductor de autobús en Lofoten, el dueño de una cabaña en alquiler, la recepcionista de un hotel, alguien que pasea. Incluso con la gente del crucero, hay diferencia entre quien viaja por trabajo de una población costera a otra y quien se toma unas vacaciones. La forma de vida de los paisanos es otra de las preocupaciones de Lasa, o lo que está haciendo en cada momento, cómo ve las cosas típicas de la vida, con la masificación del turismo. Al final del viaje ya va soltandose y haciendo algunas preguntas que no sabe si incomodarán, por eso digo que el viaje va de menos a más. Va aguzando sus observaciones. También contrasta lo que va viendo con sus propias opiniones traídas de España. Por eso se agradece esta honestidad de viajero, donde el hombre llega hasta puede sin inventarse lo que le hubiera gustado vivir y no pudo. Por supuesto que podría haber aprovechado el viaje de otra forma, pero es la que él ha elegido por sus propios intereses, y eso hay que respetarlo.

Lo mejor y más evidente que se puede decir de su experiencia es la cantidad de belleza recibida a cada dia que avanza por una naturaleza portentosa, aún bastante virgen para lo que estamos acostumbrados más abajo del continente. No se detiene mucho en describirla, pero me parece que es lo que más le seduce. Es lo que me atrajo principalmente de este libro, y puedo darle la razón por experiencia propia. En ese aspecto, su viaje es desde la ventanilla de un camarote, desde la borda del crucero, desde el asiento de un autobús casi vacío, algunos paseos por caminos fáciles cuando se toma unos días en una población, etc, en una época del año sin las manadas de turistas dando vueltas por los mismos sitios.

martes, 2 de julio de 2024

EL LIBRO DE LOS NOMBRES, de Simon Stranger

 EL LIBRO DE LOS NOMBRES, de Simon Stranger

Aunque parece que el mundo noruego es una historia apacible en comparación con la historia de otros países, la verdad es que tienen sus puntos oscuros. Aquí tenemos la historia de una familia judía, los Kommisar, con un poco de mala suerte. Cuando el país fue invadido por Alemania, la familia del autor, Simon Stranger, escapó a Suecia, país neutral. Pero como al principio no fue una ocupación a sangre y fuego, algunos miembros de la familia volvieron confiados a Trondheim. Y se equivocaron, porque poco a poco los judíos noruegos fueron desapareciendo, primero internados allí mismo y luego deportados a los campos de exterminio alemán. Eso pasó con el patriarca de la familia, y es una de las historias que se cuenta, la de una familia que salió a principios del sXX de la Rusia zarista por los pogromos, se asimiló bien al mundo noruego, y algunos acabaron sucumbiendo a los nazis. Otros fueron capaces de volver a Suecia por vías de escape a través de los bosques y burlando la vigilancia de la frontera, eso también se cuenta. Posteriormente la historia llega hasta nuestros días, con lo que se nos muestra tres generaciones de esta familia, los adultos que lo sufrieron, los chavales que sobrevivieron y sus descendientes que, es el caso de Simon Stranger, se picaron con detalles sueltos que sabían y se dedicaron a averiguar toda la historia. Hay que decir que la ha escrito bien y que merece la pena ser contada. 

Porque ahora viene ese punto oscuro de esta historia, la piedra en la que tropezaron todos estos judíos del sur del país, más todos aquellos patriotas que militaron en la resistencia contra el invasor (a veces veo series noruegas en las que se hacen chistes sobre los alemanes con respecto a aquel tiempo, parece que no se los perdona aun en la cultura popular, y tampoco me extraña). Esa negrura en la historia de Noruega se llama Henry Rinan, y aquí está la parte más atrayente del libro, la de un colaborador a "full time" con los nazis y muy entusiasta de los métodos más expeditivos de la Gestapo. Rinan fue un tipo lleno de complejos, un trepa de los gordos que no veía sus esfuerzos rindiendo como creía merecer. Así que se paso a los malos, aprendió aun mas de ellos y se dedicó a espiar las vías clandestinas de escape a Suecia, a descubrir alijos de armas de la Resistencia, a destapar agentes y desafectos al nuevo régimen, a descubrir a judíos escondidos, y a torturar a cualquiera de todos los citados, y alguno más. Reunió una banda de hombres y mujeres sin escrúpulos en una chalet de una zona tranquila a las afueras de Trondheim. Al ser Noruega uno de los países donde la ocupación duró hasta casi el final de la guerra, Rinan tuvo tiempo más que de sobra para ser odiado. Parece que tampoco esto le importaba mucho, era parte de su nómina. Al volver el gobierno legítimo en 1945, no logró a escapar a Suecia, lo apresaron y acabó como debía acabar. También se cuenta el final de algunos de sus principales colaboradores. 

¿Cómo llegó el autor a interesarse por esta historia? Porque la familia de su mujer, al poco de acabar la guerra, compró esa casa, donde Rinan había torturado y matado a tanta gente, sin saberlo. Fue traumático. Segundo porque el patriarca de esa familia y un hijo suyo acabaron muriendo en un campo de exterminio, posiblemente con alguna intervención de Rinan en la captura.

Del asunto de Rinan no hay mucha documentación porque los nazis no estaban para dejar rastros tras su huida, y Rinan quemó sus documentos. El resto son historia de la familia. Por tanto, la forma de narración es la de novelar los hechos con una particular incidencia en la personalidad del malo de esta historia, humanizando con ello a esta bestia para imaginar qué le pudo llevar a ser lo que fue, sus motivaciones, sus ideas, sus deseos. Lo que menos me ha gustado es ese visible esquema en forma de diccionario, donde cada capítulo empieza con una letra del abecedario y palabras que empiezan con ella para hablar de un tema y desarrollar con ellas distintos argumentos dentro de cada capítulo. A otros puede que les guste. Tampoco es que me haya estorbado para apreciar la historia, que merece la pena dentro del ya muy saturado género de nazis, II Guerra Mundial, etc.

sábado, 29 de junio de 2024

HOMBRES EN MI SITUACIÓN, de Per Petterson

HOMBRES EN MI SITUACIÓN, de Per Petterson 


Tenemos a un hombre todavía joven, antiguo obrero de una fábrica de Oslo, pero ya un reconocido escritor, que en algún momento ha obtenido una beca para poder terminar el libro que refleja la vida caótica en la que está viviendo. Es Arvid, y su forma de vida últimamente consiste en conducir su coche, vivir a ratos en él cuando no soporta las cuatro paredes de su casa, y sobrellevar el año que lleva separado de su mujer, Turid, y sus tres hijas. Un desastre interior visto como él nos hace ver. Y en eso, al comienzo del libro, su mujer le llama pidiendo ayuda en una situación extraña e inexplicable, por decirlo suavemente. Puede parecer que  estoy revelando el argumento, pero para nada: esto es solo muy al comienzo. El protagonista mismo parece ser sincero y concreto consigo mismo, es 1992. Está escrito años después con 38 años

Hay algo más que tiene a Arvid hundido, el famoso incendio de un ferry. Aquello fue difícil de superar por la muerte de parientes cercanos. Pero las diferencias con Turid vienen de más lejos, es la separación de gustos por ciertos asuntos: mi música, tu música, mis amigos que no son los tuyos... parece que en realidad, no se soportan pero sin llegar a conductas agresivas. Y el sentimiento de culpa, las dudas y el propio reconocimiento de su falta de hombría lo tienen anímicamente hundido. Es todo lo contrario al típico hombre maduro seguro de sí mismo. De esta desesperación nace un mundo propio, algo obsesivo hacia su exmujer Turid. Un relato triste, deprimente en general como lo es en la ficción el propio Arvid. Así se lo comentan otros personajes respecto de sus libros. Le zarandean en una discoteca, cualquiera le pone mala cara, y el se deja e incluso lo justifica.

A veces, dentro de una de las historias que cuenta, repite un detalle como si no supiera muy bien cómo interpretarlo. Sucede en momentos un poco humillantes para él. Retrata un poco más ese carácter apocado de Arvid, que parece desquitarse de ello acostándose con toda mujer que le llama la atención, o al menos intentándolo. Diría que algunas se acuestan con él (o lo intentan) por pura pena. Las relaciones con las mujeres suelen estar bien contadas, a veces son encuentros casuales que le desarman y le dejan con sensación de no haber cumplido como debía ni en la cama ni fuera de ella.

Una de las cosas que más me llama la atención es ver cómo cuando desarrolla un recuerdo, el mismo te cuenta cómo se vino abajo anímicamente. Cómo afectó eso a las personas que acompañaba (principalmente sus tres hijas cuando le visitan), como le alejaban de la gente estas situaciones. La huella de su exmujer es un hueco a su lado mucho más grande que él, un pozo por el que cae sin misericordia alguna ni autocompasión. El no podía entrar en el grupo de amigos de su antigua esposa, "los coloridos" como los llama por su atuendo vistoso. No está en su gris naturaleza.

En el libro Oslo tiene mucha significación porque Arvid no para quieto: se mueve por todos los barrios de la ciudad. Para él tienen su propia personalidad, pero a la mayoría de los no noruegos seguramente es algo que se nos escapa. 

¿Por qué le pasan estas cosas? ¿Por qué hace justo lo contrario de lo que pretende? Tal vez porque, como dice en ocasiones, "yo no era así". No deja de jugar al despiste consigo mismo, aunque es evidente que no lo logra. De eso va la novela, una historia interesante pero bastante escurridiza para contarla en dos palabras. Es un hombre en situación de no creerse feliz nunca. El tipo de gente que, cuando se le aproxima la felicidad, rehuye ese estado como si algo mas le faltara, o no lo mereciera. 

viernes, 21 de junio de 2024

ESTADO DEL MALESTAR, de Nina Lykke

ESTADO DEL MALESTAR,  de Nina Lykke


Una médico de cabecera en Oslo, Elin, nos presenta su vida, contada entre copa y copa de vino. Es una mujer con convicciones de izquierdas, con todas las necesidades cubiertas, una legítima posición social envidiable y un futuro próspero. Y tal vez por eso, un sentimiento de culpa. Estar tan en la cumbre, sin sobresalir, sólo tiene una posibilidad, y es la de caer. Y en esto consiste la novela, a dos niveles paralelos: los problemas con los que llegan los pacientes a su consulta,  y los propios problemas personales: separada con hijos y elevada falta de autoestima. Recuerda un poco a la fórmula genérica de que de jóvenes somos de izquierdas, y de mayores todo lo contrario. La diferencia con Elin está en que las soluciones que da a cada paciente en la consulta,  y las opiniones que elabora de cada uno de ellos en privado, pero que se guarda, no se las aplica a sí misma: ella no deja de ser una paciente de sus propios problemas. Lo sabe pero la supera. ¿Qué tipo de problemas son esos de la consulta? En su mayoría, problemas de gente que se ahogan en un vaso de agua, que hace un castillo de un grano de arena, el problema de que el Estado de bienestar no responde a cualquier malestar de la vida que a uno le ha sobrevenido (o se ha buscado). Tampoco el estado de bienestar soluciona los problemas a los que cualquier persona se enfrenta en su proceso de madurez, pero parece que se le exige igualmente.

La consulta médica funciona de crítica social porque es un muestrario de gente que hace cola en la consulta. Las relaciones, incluso familiares o íntimas, tienen una base u origen instrumental: necesidad de ser atendidos, escuchados, alimentados, recetados médicamente, abrazados... es muy difícil que esta gente pase de eso, o que, al menos. ofrezca otro tanto sin contraprestaciones bien calculadas. Nadie mejora por sí mismo su situación, sino que utiliza a otro como muleta para ir tirando. Cualquier tiempo pasado de la socialdemocracia fue mejor, o eso queremos creer: un sentimiento fácil de asumir. Además, el complejo de culpabilidad propio y el que le hacen sentir otros a la protagonista, especialmente sus pacientes, distorsiona su relación con todo el mundo, aunque una vez a solas, ella les diría otras cosas: derechos sociales que no se utilizan razonablemente, derechos por los que ya nadie ha luchado y que no se valoran, derechos que están fuera de la función biológica de las personas.

La historia continúa con la descripción de la infidelidad de la protagonista: una cosa le llevó a la otra... de los juegos mentales de ella para engañarse y engañar a su marido pasa al malestar que cíclicamente la invade. Esta es la otra parte del libro, aquella en que ella sería paciente de su propia consulta. 

El libro no cuenta nada que cualquiera nos contaría una tarde, con tiempo para analizar el panorama actual, a un amigo, incluidos ejemplos de personas que conoces o chascarrillos que te han contado de fulano o mengana. Explica un poco el sentir de mucha gente de tendencia a la izquierda, pero en la madurez muy desencantada por la inercia que ha tomado todo. Por tanto, funciona perfectamente de retrato social del momento, pero también es el típico libro con el que uno avanza rápidamente porque da forma a lo que pensábamos previamente, por lo que acaba siendo una lectura bastante conservadora en el fondo en cuanto a ideas. También en la forma, a veces juiciosa, casi siempre con sorna. Este humor paródico se agradece y aligera mucho las cosas.

Conforme llegamos al final del libro, la protagonista, Elena, va entonando sus monólogos hacia un estilo más confesional, menos opinable o de menos revanchismo contra la sociedad en general. Se centra más en sus afectos, en sus recuerdos y en su madre senil. Y, después de todo, el melodrama acaba confortablemente. 

jueves, 20 de junio de 2024

EL LIBRO DEL MAR, de Morten A. Stroksnes

EL LIBRO DEL MAR, de Morten A. Stroksnes


Dos noruegos, un periodista y un pescador de las Lofoten, son viejos amigos, y deciden pescar un tiburón boreal. Con la lancha por el golfo de Vestfjorden, y la silueta de la Muralla de sus picos de imagen de fondo, hacen varias salidas en lancha a lo largo de un año para intentarlo. Esta es la excusa del autor para llevarnos de viaje geográfico y cultural por la costa de Noruega, especialmente las islas Lofoten. Por ejemplo, la historia de la oceanografía noruega, la historia de los barcos de la familia de uno de los dos protagonistas, curiosidades marítimas y de algunas personas relacionadas con el mar: maestros del lugar, la pesca del bacalao, caza de ballenas, la vida del plancton, los vientos, las tormentas, el secado del bacalao, peces abisales... pero la estrella es el tiburón boreal. 

La contaminación de los océanos por micropartículas de plástico, la historia de escandinavia contada en la Edad media, la geografía de las Islas Lofoten (el Muro de las Lofoten), las estaciones del año y sus particularidades sobre el océano. La barrera de coral al norte de las Islas. También acaba describiendo la vida animal en las playas, o las grandes desapariciones de vida causadas por caídas de meteoritos, etc. La destrucción de ecosistemas submarinos por pesca de arrastre y petroleras. Hay de todo un poco.

Muchas de las cosas que cuenta son datos biológicos, históricos o geológicos que podríamos encontrar en otros libros propios de cada tema. Lo que más me gustó es cuando se ciñe al archipiélago o a la costa noruega. Pero eso no ocurre siempre en este libro, y es lo que me ha dejado un sabor agridulce; a veces divaga con temas generales. Podía haberlo compensado con historias de tierra adentro noruegas, pero esa no ha sido su elección. 

No está mal.


SEPTOLOGIA, de Jon Fosse

SEPTOLOGIA, de Jon Fosse


Si hay un libro capaz de arrasar y reconstruir la experiencia lectora hasta un grado de excelencia inusual, gracias a elementos propios y muy personales de su autor, ese es Septologia. ¿Me ha impresionado? Esa es una sensación que de vez en cuando tengo la suerte de experimentar con los libros que elijo. Pero lo de Septologia va más allá. No es fácil de leer, algún editor, cuando lo empezó, pensaba que estaba mal escrito por motivos como los siguientes: se permite empezar frases y párrafos con la conjunción Y: "Y me veo de pie, mirando el cuadro con las dos rayas, una morada y una marrón, que se cruzan en el medio, un cuadro alargado, y veo que he trazado las rayas despacio y con un óleo espeso, y se ha corrido, y donde se cruzan la línea marrón y la morada el color ha producido una bella mezcla que corre hacia abajo y pienso que esto no es un cuadro, pero que al mismo tiempo el cuadro es como debe ser, está terminado, no cabe hacer más , pienso, y tengo que apartarlo, no quiero tenerlo más en el caballete, no quiero seguir mirándolo, pienso, y pienso que hoy es lunes y que tengo que dejar el cuadro con los otros cuadros en los que estoy trabajando, pero que aun no he terminado, los que tengo colocados con el bastidor hacia afuera entre la puerta de la alcoba y la de la entrada, debajo del gancho del que cuelga el bolso marrón de cuero, ese en el que guardo el lápiz y el cuaderno de bocetos... ". Hay muchísimas escenas que se repiten a lo largo de 788 páginas con ligeras pero esenciales variantes, y en un mismo párrafo repite muchas palabra y nombres: "Asle, Ales, dice, piensa..." Por no hablar de que no existe la puntuación. Para colmo habla muchas veces de su particular intimidad con Dios a la vez que nos abre la suya propia, pero tampoco es una monserga teológica sino la experiencia de una elección madura del personaje (como en tantas cosas de este libro, un detalle también autobiográfico: Fosse pasó de comunista a católico, aunque no parece que del modo político que tenemos los españoles, y de alcohólico a abstemio). Por tanto, con tanta audacia no es fácil que lectores acostumbrados a relatos de accion, de decisiones fatídicas, de sentimientos que van y vienen y se vuelven a ir, extremos, de narraciones sarcásticas o de más denuncia social, las personas que busquen esos argumentos y temas que venden porque son un valor seguro para conseguir editor, audiencia (y dinero) consigan acabar el libro. 

En este libro se cuentan varias historias, pero son historias comunes. Lo que se cuenta es, en esencia, la biografía del autor en primera persona, Asle, un pintor a pocos años de la jubilación, echale unos 55 años. Viudo, viviendo en un pueblo a orillas del mar al norte de Bergen, Noruega. Esas repeticiones de palabras consiguen fácilmente la musicalidad deseada en cada frase y a lo largo del párrafo. Los giros de argumentos, por estos motivos, también consiguen sorprender porque uno está a otra cosa, inmerso en ideas y sensaciones sin demasiadas sorpresas. Más bien todo fluye y evoluciona hasta conseguir una madurez de pensamientos al final del libro que están bien afianzados: Asle es un hombre con pocas certezas, muestra montones de dudas, él mismo dice que se cansa de pensar algunos temas, pero también vemos que es un hombre de una pieza. ¿Conserva verdades? Si, pero solo aquellas que le ayudan a vivir y expresar su emotividad, como al hablar de cuadros. Su vida real corre paralela a otra más intensa, más espiritual que sólo los recuerdos, lo vemos al experimentar a Ales, su esposa muerta, a su lado casi constantemente al final del libro. Y eso que toda la narración transcurre en pocos días. En fin, expresa pensamientos vitales, lo que va quedando con los años, revelados y poco complicados pero intensos.

Hasta cierto punto me ha recordado a Ulisses de J. Joyce en su virtuosismo narrativo. Pero creo que Fosse le supera en profundidad de la historia y en respeto al lector haciendo de ello una verdadera novela y no un juego de malabarismos. Ahí lo dejo, señor Joyce. Muchos se cuelgan la medalla de haber leído tu Ulises: así como hay muchos que fracasaron, son los que Ulises abandonó en el intento. A mi tambien me pasó, hasta que la última vez que lo retomé le cogí el sentido a todo, y me dio tanta rabia la historia que fui yo quien abandonó a Ulises. No merecía la pena seguir la otra mitad del libro. Ahí te quedas, Ulises; que a gusto me quedé rompiendo mitos impuestos.

Por ir de la parte al todo: hay un momento muy Dostoievski en el primer libro, donde el que el protagonista llamado Asle, en primera persona siempre, en medio de una nevada nocturna en Bergen (que aquí se llama mas noruegamente Bjorgvin), se encuentra en una de sus calles buscando una fonda con Bragge, el perro de su amigo, en brazos. Se detiene con una mujer solitaria con la que se cruzó. Un par de horas antes, calculo, se encontró a esa misma persona en un bar medio vacío e igualmente hablaron porque ella le recordaba de tiempo antes, él no. Ella demostraba que lo sabía todo de él. Me recordó, en cierto modo, a El doble, la novela ubicada en San Petersburgo con un tiempo invernal donde el autor se encuentra con su doble. Aquí no es su doble, pero lo es: es alguien íntimo como una alucinación, una contraparte, la que lo complementa, la que lo devuelve a una vida anterior, y todavía no sabemos si mejor o peor, ya iremos viendo, hay seis libros más hasta completar las 788 páginas. Ella juguetea con él, y él habla de ella y de si mismo en su monólogo interior: todo es monólogo interior donde se acogen las palabras del resto de personajes como en un recuerdo. Los diálogos con ella, muy esquemáticos. Y también digresiones sobre la nevada, algo poco importante, junto al tema de los cuadros que pinta, y sobre todo la luz, tema recurrente y mucho más profundo. Porque es uno de los hilos argumentales del libro para penetrar en lo inefable, las cosas más difíciles de contar, de describir, momentos luminosos en la vida presente que casi siempre, en esta novela, retrotraen al protagonista, el mismo autor, a momentos o sensaciones del pasado. Es el momento en que asistamos a una cierta espiritualidad, poco religiosa desde mi perspectiva española, pero en la que también se incluye algún rezo. Ella hace lo mismo contando su vida con El Músico, su compañero de vida al que echó de casa por bebedor, aunque siempre se ha estado arrepintiendo, porque con él y la música de su violín vivió momentos luminosos y felices que no volvió a recuperar. Ella se siente viuda de él, como Asle se siente viudo de Ales.

Todo esto con una prosa evocadora, sencilla, a ratos repetitiva como la de un hombre que duda en su interior, o que trata de convencerse a sí mismo de los detalles que percibe en su mente, o en su recuerdo. A veces yo mismo los siento como párrafos hipnóticos que cualquier otro despacharía con cuatro palabras, sin darle importancia, y de los que Asle, o Fosse, hace un mundo interior de búsqueda de algo más, de ese balbuceo de la palabra adecuada que no existe para una sensación que nadie a logrado nombrar, tan sólo, y como mucho, evocar a grandes rasgos. He aquí lo inefable de Jon Fosse, lo característico de su libro. ¿Que mas hace para lograrlo? Algo muy curioso como es ese juego de espejos que son todos los demás personajes respecto a Asle: unos se llaman como él (es el Tocayo), otra casi como él (Ales), otros le dan la réplica de forma que nunca se siente cómodo con ellos (Asleik)... a veces da la sensación de que son otras tantas posibilidades de hacia donde podía haberse dirigido su vida si, por ejemplo, no hubiera dejado la bebida.  El mismo autor/protagonista lo dice a veces, y es un sentimiento que lo tambalea por dentro. A veces incluye pequeños relatos como el del niño ahogado, Bard. Es otro ejemplo de duplicidad, o de doble, el del encuentro de Asle, de seis años, con Vecino. ¿Qué diferencia había entre Bard y Asle para morir o vivir? El miedo? La desobediencia? La fanfarronería? En mi opinión, la compañía de La Hermana, su hermana. Fosse se demora, repite actos pequeños, pensamientos que demoran la acción dándole una intensidad que no decae, la tensión que provoca el miedo de ella La Hermana, la rebelión de él, el giro final de esta pequeña historia de Bard y las que siguen. Se lee bien, es todo tan sencillo y a la vez tan magnético que, como un mantra, a base de repetir sensaciones con las mismas palabras o muy parecidas, empiezas a experimentar sensaciones, ideas y sentimientos de empatía más profundos hacia los personajes. Una comprensión que excusa las razones, y yo no he leído a nadie como a Fosse para lograrlo. En realidad, y creo que ahí está la clave del estilo de este libro, es una oración. Una que sale con frecuencia en los finales de cada libro, el lector que lo acabe sabrá cual.

También está el tema del arte, hay muchos momentos en los que habla de su forma de pintar, por qué lo hace, lo que siente al hacerlo. Lo que que va en cada pincelada de óleo de su personalidad. Podría decirlo de su estilo de escritura personalísima. Es muy parecido a una confesión de su espiritualidad, sea lo que sea que entendamos por este amplio concepto. Aqui me quedo con la sensación de haberme quedado corto de todo lo que se puede decir de Septologia.