LAURUS, de Evgueni Vodolazkin (2012)
Este es un libro en el que los hombres más misteriosos, maestros espirituales, de esos con ascendencia sobre el campesinado, predicen el día y la hora de su muerte, y logran despedirse con serenidad de todo el mundo. Hombres como Laurus, nacido con el nombre de Arsenij, que sanan por la fe, se anticipan a los hechos, se sacrifican por los vivos y, en especial, por una mujer muerta y el hijo de ambos. Un loco de Dios en la tradición espiritual profunda de la Rusia medieval, alguien al que se admira, se teme y, por supuesto, no se termina de comprender como no se termina de comprender al pueblo ruso, algo que se afirma al final de esta curiosa historia.
Todo ocurre a caballo entre el siglo XV y el XVI, repartido en tres fases: una en la que no se mueve del centro de Rusia, donde descubre una vocación de servicio a la gente que se lo reclama. Es también una época traumática por lo que casi sale huyendo de todo lo que le acomoda en la vida por un sentimiento de pecado sin expiar. La culpa es un sentimiento muy poderoso aquí, un paisaje de valle de lágrimas. La segunda parte le lleva a Jerusalén, pero aquí es más importante el camino que la meta: los amigos que hace, los que pierde, lo que aprende.
La tercera parte le devuelve a sus orígenes, purificado no tanto del pecado original, ese que la ha marcado de joven, como de sus apetencias por saber. Lo que tenía que saber de puertas afuera da paso a una vida monacal y después eremita, ya como Laurus. El relato hasta aquí se ha ido despejando de sutilezas y ya sólo es una descripción de lo que hace. Nunca es un relato de elucubraciones espirituales. En esta parte final de su vida, se supone que el protagonista ha alcanzado lo que, en aquel mundillo, se llamaba la oración continua. Sin embargo, lleva toda la vida hablando con Ustina, su verdadero y fallido amor. Supongo que es muy difícil simbolizar la oración de otra manera. En mi opinión, lo enmarcaria en un género de libros antiguos pensados para enseñar por el ejemplo al pueblo en su conjunto. Aún conservo en mi casa un ejemplar de El peregrino ruso, un clásico escrito entre 1853 y 1861 que leí hace décadas, y a él me remito.
En mi opinión, Vodolazkin, a través de su conocimiento de la época (de la que es un especialista) y la fe que, según he leído en alguna entrevista, creo que tiene, nos plantea la experiencia lectora de la época de la peste negra, las peregrinaciones a Tierra Santa y la fe ortodoxa del pueblo llano. No hay dogmas ni disquisiciones religiosas, sólo la experiencia de un hombre y su entorno, gente que puede pasar de la normalidad a la miseria o la muerte en un parpadeo. Por ello no se si es un tema del agrado de todos, pero creo que Laurus es una novela histórica muy honesta y apreciable. Lo es cuando el género trata muchas veces épocas muy distantes en el espacio y en el tiempo con una sensibilidad próxima a nuestros días en un intento de entender más al lector (lo cual es más fácil) que a los personajes o la época referida (lo que es más difícil). Vodolazkin está muy lejos de intentar convencer a nadie de nada, ni de hacer una historia de buenos y malos. El libro no va de eso, esto es diferente. Siempre recordaré el prefacio de Los pilares de la tierra, donde su autor se excusa, en la recreación de la época, de faltarle ese sentido de la fe a sus personajes. Por ejemplo, pese a ser aclamado muchas veces como un hombre de Dios por su vida ejemplar y sus buenas obras, al final de la vida renuncia a estas últimas de una manera convincente. Eso no es facil de contar sin caer en la impostura. Es un libro muy contenido en sus emociones, ha limado las asperezas excesivas y casi cualquier muestra de efusividad alegre o triste y ha preferido mostrar lo que pasa con sobriedad, pero desde el misterio del dolor bajo el que no caben palabras sino mas bien una actitud contemplativa. Creo que es lo que mas me ha gustado del libro. En su aparente sencillez, hay mucha intensidad si se sabe de lo que esta realmente hablando, un hombre de fe y dudas en la baja edad media. Lo que nos ha mostrado Volodazkin es ese aprendizaje de Arsenij hasta Laurus, a través de cuatro etapas: El libro del conocimiento, el de la renuncia, el del camino y el de la tranquilidad, y eso es difícil. Lo ha logrado? Es creíble? Lo hemos comprendido? Es una pregunta más personal de lo que parece. Para mi, lo ha logrado bastante.
No es una lección de trucos argumentales o lingüísticos, pero tiene sus detalles, y muy llamativos algunos. El uso de un hablar antiguo, el recurso a los cuentos tradicionales de antaño en Rusia (con elementos fantásticos en contraste con otros momentos de realismo descarnado), algunos pasajes bíblicos. El autor incrusta sentencias aqui y alla pero no las notas, y eso es un logro envidiable porque de lo contrario acaba cansando hasta acabarle a uno la paciencia. Mientras, por ejemplo, otro autor que también lo hace como es Tesson no hable mas que de sí mismo para darse importancia, esas cosas no me chirrían demasiado. Por lo demás, Laurus es un personaje que trata de romper las medidas del tiempo. Al final del libro parece muy longevo, pero en algunos pasajes, parece que el tiempo, en su vida, se hubiera detenido, por ejemplo, viviendo en un cementerio, o en bosque. En esos periodos, la vida de Laurus parece entrar en un bucle del que, a toda costa, intenta salir.
Por lo demás, esta es una obra con algunos premios prestigiosos, y su autor es de los autores rusos vivos mejor considerados por la crítica.
"La memoria y el olvido son una pareja tan inseparable como la palabra y el silencio."
Opino que, a parte del gusto de uno por el tema, es un libro que cualquiera puede llegar a entender porque es un enfoque de la fe en Dios desde una posición inmanente. Yo no he visto ninguna verdad revelada de repente, un capítulo que aplaste con un mensaje trascendente. Un sentimiento de culpa puede tenerlo cualquiera, por ejemplo. Además, no es una lectura previsible para lo que se vende actualmente. Y se nota mucho la diferencia entre quien se documenta para un libro y quien es especialista y vive lo que ha estudiado durante mucho tiempo. Esa experiencia lectora es muy evidente cuando comparas que unos necesitan añadir cosas para ganar credibilidad (demostrar todo lo que controlan del tema) y otros como Vodolazkin, que te hacen lo mismo con cuatro pinceladas certeras, que a veces ni te has dado cuenta. Desde luego, no hace alardes de esos, no pegan con el tono de esta novela
Para una mejor comprensión de la novela, una entrevista con el autor aqui.
Una reseña un poco más especial, desde la fe aqui.