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jueves, 25 de julio de 2019

LA ETICA SOCIAL DEL ALPINISTA LIONEL TERRAY. LOS CONQUISTADORES DE LO INUTIL, de Lionel Terray

LA ETICA SOCIAL DEL ALPINISTA LIONEL TERRAY. LOS CONQUISTADORES DE LO INUTIL, de Lionel Terray


   "Durante el verano, acumulé ascensiones al ritmo de un guía profesional. En medio de toda esta intensa actividad, todavía encontraba la manera de dar larguísimos paseos en bicicleta y practicar la natación, el atletismo y la gimnasia.

  Tengo que reconocer que mis actividades culturales eran mucho más moderadas, limitándose a la lectura de algunos libros, cuyo carácter intelectual contrastaba con la otra vertiente, esencialmente física, de mi existencia. Fue más o menos en esta época cuando leí gran parte de la obra de diversos autores, entre los que destacaré aquí a Balzac, Musset, Baudelaire y Proust.

  Al darme cuenta de que aquella forma de vida reposaba sobre bases frágiles, sentía una grave preocupación por mi futuro. De no ser por ese factor, esta rica existencia en acción me hubiera satisfecho plenamente, porque, al igual que hoy en día, pensaba que una actividad no es más noble por el hecho de ser más lucrativa. Además, el dinero es sucio y, a su paso, lo mancha todo. Entonces, y actualmente, lo que más me importaba era la acción y no su precio; porque la acción, en sí misma, posee un valor.
(...)
   Mi vida no ha sido más que un largo y delicado equilibrio entre la acción gratuita, que correspondía al ideal de mi juventud, y la honorable prostitución, que aseguraba mi pan cotidiano. ¿Qué espíritu vulgar puede pretender que la prostitución útil valga más que las hazañas gratuitas? Por otro lado, aparte de las sociedades primitivas, en las que cada actitud encuentra su razón en el instinto de conservación de la especie, ¿en qué consiste realmente una acción útil? Si, a fin de olvidar el vacío de su existencia, hay muchos que se emborrachan de palabras, y hablan de su «misión» o de su «papel» o de su «utilidad social», lo cierto es que todas estas palabras son convencionales y carecen de sentido. En nuestro mundo anárquico y superpoblado, ¿cuántos pueden enorgullecerse de ser realmente útiles? ¿Son útiles los millones de intermediarios que con sus títulos de honorabilidad entorpecen la marcha de la economía? ¿O los millones de chupatintas condecorados, titulares de canonjías que arruinan al Estado y paralizan la administración, y los millones de taberneros, cronistas, abogados y charlatanes que, mañana mismo, podrían ser suprimidos en bien de todos? ¿Y son útiles los médicos que, en las grandes ciudades, se disputan la clientela como perros hambrientos, mientras por todo el mundo hay hombres que mueren faltos de cuidados? En este siglo, en el que cien veces se ha demostrado que la organización racional permite reducir bastante el número de hombres necesarios en cada tarea, ¿cuántos pueden asegurar que son una de las ruedas verdaderamente útiles para la gran máquina del mundo?

   Al terminar el invierno de 1941, comprendí que los frágiles cimientos de mi libre y maravillosa existencia se hacían más inestables cada día. Era evidente que, a pesar de su inmensa bondad, mi madre no podía mantenerme siempre como si yo fuera un caballo de pura raza. Fue entonces cuando llegó a mis manos una cuerda salvadora."

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