domingo, 15 de junio de 2025
LOS VIEJOS CREYENTES, de Vitali Peskov
sábado, 14 de junio de 2025
BILLETE AL FIN DEL MUNDO, de Christian Wolmar
BILLETE AL FIN DEL MUNDO, de Christian Wolmar
El libro es un auténtico homenaje al tren más legendario en la historia del ferrocarril. Además de haber cruzado Rusia con él a principios del siglo XXI, el autor nos hace viajar por sus estaciones (con algunas fotos también) desde mediados del siglo XIX, cuando solo era una ilusión de unas cuantas mentes realmente interesadas por el futuro del imperio zarista de Alejandro III. Los inicios fueron de una gran dificultad para aquellos rusos que veían como el resto de Europa les adelantaba por todos los lados. Había mucho aristócrata instalado en la necia comodidad que millones de compatriotas no conocía. El nacimiento del Transiberiano, las dificultades que tuvo que superar, la obtención de financiación para empezarlo, el trazado que se eligió desde Moscú hasta Vladivostok, los tramos que se eligieron para iniciar su construcción... todo ello tiene mucho de epopeya civil, aunque entiendo muy resumida aquí por no acabar siendo prolijos. Pero es toda una batalla contra sectores de la sociedad opuestos y contra un ambiente geográfico tan hostil como lo es Siberia: por poner un ejemplo, sortear el lago Baikal. Por muy precariamente que se acabaran los túneles, puentes, la desecación de terrenos pantanosos, etc, no deja de ser un logro descomunal para una nación tan atrasada y corrupta como lo fueron los últimos reinados de los Romanov. No dejan de recordar aquellos esfuerzos a los trabajos faraónicos que también emprendieron los soviéticos: la industrialización de la nación se erigió sobre los cadáveres de un sin fin de personas, tanto en uno como en el otro régimen. Y no solo fueron los presos lo que pusieron el cuerpo en el empeño, también rusos normales, y muchos chinos. Da la sensación, y eso lo digo yo, de que en ese país la vida de cualquiera sin padrinos no vale gran cosa.
Que los primeros trenes en las primeras vías tuvieran tantas incidencias no amilanó a los rusos, que siguieron invirtiendo mucho dinero para mejorar cada sección del trazado. A la vez, y sin siquiera estar terminado, la economia del pais se vio beneficiada por el Transiberiano. Condujo a personas buscando un nuevo horizonte, llevó a exiliados, ocupó territorios que solo estaban en poder de Rusia nominalmente y le llevó al choque contra Japón por Manchuria en un conflicto difícil de asumir por el imperio ruso. Igualmente extendió la revolución y la Guerra Civil corrió por sus raíles en uno y otro sentido. Algo que Trotsky supo aprovechar. Por alli llego ayuda humanitaria y militar. Si tenemos en cuenta que la línea San Petersburgo-Moscú se terminó en 1851, y que el esfuerzo por llegar al Pacífico en un solo viaje acabó en 1904, y que el gasto económico fue tan brutal como para justificar la revolución de 1905, veremos que hay muchas historias que contar, pero principalmente la de un hombre que lo puso todo de su parte por sacarlo adelante: Serguéi Witte (Tbilisi, 1849-Petrogrado, 1915). Gran parte del libro cuenta cómo planeó todo el proyecto cuando recibió el encargo, y su influencia posterior.
En definitiva un libro escrito por un auténtico entusiasta de la línea (y sus variantes), que la conoció pese a las trabas que pone siempre la administración para hacerlo como si fueras un delincuente o un espía. Wolmer se ha documentado puntualmente y nos da a conocer el significado y la especial relevancia de un viaje de estos capaz de atravesar medio planeta seco con su diversidad de lenguas, culturas, etnias e historias personales. El libro se queda necesariamente en una introducción de todo eso: 9288 km, 8 zonas horarias, 7 días en el mejor de los casos... pero es muy entretenido. Una lectura que se acaba volando.
miércoles, 11 de junio de 2025
EL CHICO SOBRE LA CAJA DE MADERA, de Leon Leyson
EL CHICO SOBRE LA CAJA DE MADERA, de Leon Leyson
Leyson (1929-2013) fue un polaco que pudo haber salido como personaje en La lista de Schindler perfectamente. Pero hay críos en La película que pasan por cosas como las que él vivió. Este libro es la autobiografía de Leyson desde los humildes orígenes de su familia en un pequeño pueblo al noreste de Polonia hasta el final de sus días en EEUU.
Es un relato sencillo, lineal y muy emocionante el de estas páginas de terror y una mezcla de esperanza y desesperación que lo acompaña. La gran facilidad de su lectura esconde, como pocas veces he encontrado en un libro cualquiera, una profundidad de sentimientos admirable. A partir de la invasión alemana, nos cuenta una sucesión de buenas y malas decisiones dentro de la familia, con Leon entre los 10 y los 15 años que a veces salva la vida exponiendose muchísimo, y otras veces toma decisiones que lo sitúan al borde de la muerte. Para 1943 no cuenta con nadie de su familia al lado, pero sabe que están allí cerca, en otros barracones y otros trabajos a las afueras de Cracovia.
También tiene la virtud de transmitirnos casi en tiempo real cómo les iban llegando las malas noticias, como las asumían poco a poco, qué desconocían, cómo eran capaces de soportarlo. Es la mirada de un niño asustado con la madurez de quien tiene que ser más sensato y templado que nunca.
Hay algo más a lo que Leyson concede la mayor importancia: su experiencia con Schindler. Las páginas a él dedicadas son de profundo agradecimiento y emoción. Y lo justifica desde que lo conoció personalmente, pasando por lo que hizo por cada miembro de su familia y como se jugó todo por sus 1200 empleados hasta el final. Años después pudo darle las gracias de corazón en EEUU, el país de acogida de Leyson y sus padres. Porque, nada más acabar la guerra y regresar a Cracovia, los polacos apalearon a muchos judíos, apedrearon sus casas y los llenaron de infamia. No los nazis, no los alemanes. Los polacos, los mismos invadidos. La historia da unas lecciones terribles: eso de que quien no conoce la historia está condenado a repetirla me parece la mayor chorrada del mundo.
El libro acaba cuando es escrito en 2012, relatando antes el motor que le impulsó a escribirlo: el interés por el tema a raíz de la película de Spielberg. Un año después murió.
He leído muchos libros sobre el tema, incluso de otros supervivientes, y este me parece el mejor de todos con sus 170 de testimonio sencillo, directo y con unos pocos razonamientos de una lucidez que desarman a cualquiera. Muchos historiadores eminentes ya quisiera ser así de claros, concisos y emocionantes como Leon Leyson.
sábado, 31 de mayo de 2025
LA SAGA DE FRIDTHJOF EL VALIENTE Y OTRAS SAGAS ISLANDESAS, Anónimo.
LA SAGA DE FRIDTHJOF EL VALIENTE Y OTRAS SAGAS ISLANDESAS, Anónimo
miércoles, 28 de mayo de 2025
MISTERIO Y FE, de Jon Fosse
MISTERIO Y FE, de Jon Fosse
martes, 27 de mayo de 2025
RIÑA DE GATOS, de Eduardo Mendoza
RIÑA DE GATOS, de Eduardo Mendoza
La razón de leer este libro no es otra que su llegada gratuita a casa. Siendo otra obra en mi haber de Mendoza, no quería dejarla pasar, pero sabiendo que era un premio Planeta, han pasado años hasta que me decidiera a leerla. O quitármela del estante de libros pendientes, que en el caso de Riña de gatos es lo mismo. Porque es una novela escrita para ganar los 601.000 euros del premio Planeta 2010 más lo que venga después, y eso, en sí mismo, es ya un género literario aparte.
Tuve mi época de libros de Eduardo Mendoza, autor siempre tan original. Adoro La verdad sobre el caso Savolta, o Sin noticias de Gurb. El laberinto de las aceitunas no fue gran cosa. La ciudad de los prodigios estuvo bien, y del resto, dos o tres más, no guardo memoria. Creo que Riña de gatos irá al grupo intermedio de "no estuvo mal".
A todo esto, el personaje central es un inglés, Anthony Whitelands, especialista en la obra de Velázquez, por lo que también conoce la España del momento igual que cualquier guiri. De lo peor del libro, por credibilidad, las peroratas con la que los personajes interpretan la tensa actualidad política para que el inglés entienda dónde se mete cuando le piden que acuda para un encargo profesional en el Madrid del primer semestre del 36. Porque lo hace inocentemente. Tiene el atractivo de ser una explicación socorrida para el lector de un periodo de nuestra historia tan controvertido: todavía nos culpamos de estas cosas unos contra otros casi 100 años después. El tema sigue interesando al lector de cualquier tendencia. Hay un morbo en esto que sigue atrayendo a muchos lectores que no conocen el tema más que por disputas políticas de tertulianos y otros personajes casi igual de lamentables que los malotes de Riña de gatos. En mi opinión creo que debilita la profundidad con que podría haber descrito los personajes: hablan los conspiradores rojos, azules y militares de la época (como Franco) con la comprensión de una barra de bar repleta de cuñados. Tal vez es lo que tocaba, o es tal vez lo que toca para ser premio Planeta.
La historia general es una concatenación de historias particulares: la de un historiador del arte inglés que encuentra el "Velázquez" de su vida, con el atractivo de una joven de la nobleza española que le lleva a José Antonio Primo de Rivera, pasando por Azaña en persona, para regresar al punto inicial con algún muerto por el camino y el inglés bien trasquilado, que es lo que por otra parte se merecen (sentimiento que comparten los más castizos de la novela). Como otras veces, Mendoza se sirve de un acercamiento a la historia con cierta irreverencia (que no falta de respeto) a través la ironía y el humor, con la reinterpretación de personajes históricos para meternos en el ambiente madrileño previo al alzamiento de julio de 1936. El presunto cuadro de Velázquez es la excusa para que Whitelands ande por los ambientes políticos más candentes, equivocando las preguntas pero encontrando las respuestas, lo cual es de lo más estimable de la novela y del personaje central. Se convierte en un incordio para todos, pero al menos consigue que los demás personajes le tengan que explicar la situación que vive Madrid. El otro gran personaje, por su fuerza y por cómo Mendoza se lo va guardando casi hasta el final, es Primo de Rivera, el fundador de la falange. Un personaje al que todos conocen o han oído hablar, de una sola pieza, pero que, sin embargo, esconde muchas sombras y le delatan muchas aristas conforme Whitelands lo conoce de cerca. No tiene tanta carga política en esta novela, más allá de la que lector previamente conoce. Es esencialmente un aventurero típico de la época: a todos quiere agradar, y para eso hace falta también un enemigo acérrimo y personal con el que medirse y salir ganando, ejerce un cultivo desmesurado de la imagen, es un conquistador nato de hembras, tiene una vis violenta que es contrarrestada por otra más poética... Enfin, un vendehumos que se apoya en la herencia de su padre.
Todo en la novela es un lío, muy típico de Mendoza, de relaciones personales, malentendidos, descubrimientos, tropezones en la investigación de la autenticidad del cuadro, los fines poco claros de su venta en el extranjero... ideal para una novela de espías, agentes extranjeros, diplomáticos y asesinos a sueldo. Lo que menos me ha gustado, el final. Por lo demás, entretenida y sin pretensiones de nada. Puede gustar por igual a casi todos.
lunes, 26 de mayo de 2025
CONCEPCIÓN ARENAL, de Anna Caballé
CONCEPCIÓN ARENAL, de Anna Caballé
viernes, 9 de mayo de 2025
SEÑOR KAFKA, de Bohumil Hrabal
SEÑOR KAFKA, de Bohumil Hrabal
Libro de siete cuentos publicado en 1965 en Praga. Tiene mucho de válvula de escape desde la chusca realidad de aquel régimen, la del socialismo real. Un manojo de protagonistas, por lo general obreros de la fundición, hacen de la realidad aciaga que les ha caído encima a veces un chiste, a veces un esperpento. Con humor, con salidas de tono propias de un ambiente de trabajo duro, se reivindican como personas a las que el sistema les ha privado de tantas cosa que le son propias a la humanidad: el trabajo justo, la belleza, la libertad de conciencia, la solidaridad. Y Hrabal sabía de que hablaba porque trabajó en la siderurgia de Poldi como peón. No era este el escaparate que el régimen comunista deseaba de sus bondades, por lo que, tras la invasión soviética del 68, se prohibió su lectura y pasaba en copias, de mano en mano, furtivamente.
En mi caso, me costó entrar en estos cuentos por el estilo surrealista, una experimentación satírica que esta muy bien pero a la que yo no soy muy aficionado. Particularmente, me cuesta adaptarme a esa sucesión de escenas (o de diálogos) que no separan a los protagonistas o el lugar en el que suceden. El autor invita con ellos a entender a los individuos como una masa que, por muy distante que estén sus componentes, habla el mismo lenguaje, que se hablan unos a otros. Al principio aturde, pero luego entiendes que es una manera original de manifestar ese cortocircuito en la comunicación social: se hablan, ¿pero se entienden? Me da la sensación de que si se saben de que hablan, todos tienen la misma experiencia, pero acaba siendo como un diálogo de sordos, es lo que hay y poco más se puede hacer. Este estilo tan poco conformista con el lector actual logra que se haga preguntas: ¿por qué ocurre esto? Estéticamente cada cuento es un retablo de collages al que, en mi opinión, hay que mirar tomando cierta distancia para leer el conjunto y entender la parte por el todo. Tal vez en 1965 los checos lo entendieran de una forma algo diferente.
Tampoco el autor alivia la carga real de pesadumbre de los personajes, pero la hace más llevadera con el humor y algunos toques de complicidad entre ellos. Hasta en el fracaso estos perdedores encuentran un atisbo de belleza. En este aspecto, los relatos que más me gustaron son los dos últimos, ya muy cargados de nostalgia: viven en un mundo y con unos trabajos que te arrancan todo lo bueno que podrías haber sido o tenido. Cualquier pequeño detalle que haga volar por un momento la imaginación de un personaje hacia una vida mejor les impulsa un dia mas, tal vez los haga una mejor compañía para el resto. ¿Y quienes son? Una chica borracha de la que se aprovechan, un juez castigado al trabajo de la fundición, chicas que pagan por delitos en la siderurgia, una vieja que vende cartas de amor al peso, un pintor, un policía secreto caído en desgracia, unos huelguistas contra los funcionarios del sindicato, un equipo cinematográfico que viene a grabar a estos huelguistas, un albañil, un cura... El régimen no trata el trabajo como una forma de liquidar gente, como hacían los nazis en los campos de concentración, pero si lo convierte en un castigo. Lo que ve Hrabal en Poldi, con su siderurgia que saca a flote la economía estatal, es la bella Poldi. Y como lo ve, con qué ojos lo hace, es la originalidad de este libro.
En realidad, creo que el mensaje común de los cuentos es encontrar la salvación personal en una vida de mierda: la paradoja de cómo salir del sufrimiento impuesto por un estado que te vende la felicidad a golpe de decreto. Y si no, ya se encarga el de reeducarte para que, por fin, aprendas a ser feliz.
No ha resultado una lectura fácil al principio, pero luego vas viendo por donde van las cosas. Está claro que Hrabal escribía para gente que sabía de sobra de qué estaba hablando. Hay ciertos códigos de conducta de los personajes, de contexto histórico, que tal vez en 2025 no sean tan evidentes para el lector, creo que la edición adolece de esa explicación. El libro tiene 150 páginas, no hubiera costado tanto. Sin embargo, superado esto, creo que es un libro entretenido y muy valioso por las historias que cuenta y el modo original de hacerlo.
martes, 6 de mayo de 2025
SIEMPRE LA MISMA NIEVE Y SIEMPRE EL MISMO TIO, de Herta Müller
SIEMPRE LA MISMA NIEVE Y SIEMPRE EL MISMO TIO, de Herta Müller
El sentido de todos los ensayos aquí reunidos, en mi opinión, es el de mostrar al lector interesado en la obra de Müller como consigue crear literatura a través de su biografía. Los ultimos capitulos tambien comentan como otros autores, generalmente ya fallecidos y rumanos como ella, consiguieron fabricar las obras que nuestra autora ha llegado a admirar tanto. Como dice en alguna ocasión, ella escribe en modo ficción, pero ante todo quiere poder decir lo que ocurre y ve a su alrededor. Por eso la biografía es tan importante en su obra, incluso la que puede compartir con un autor, Oskar Pastior, al que ella admiró desde la amistad y el exilio en Alemania. Este es el caso cuando habla de su novela Todo lo que tengo lo llevo conmigo. Pero también reseña a otros autores rumanos desconocidos en España, incluso comenta el valor del folclore rumano como fuente literaria.
No solo habla de su vida. También de las de sus amigos de juventud, de la vida de su padre y cómo le afectó cuando comprendió quién era de verdad. Otro caso es su madre, una mujer tampoco fácil de sobrellevar, pero a la que debe el título de la presenta obra de la que estoy escribiendo. En uno de los mejores capítulos nos cuenta la persecución que sufrió por la Securitate incluso una vez exiliada en Alemania, en otro como fue su salida por la frontera rumana. En otro comenta su lectura de los informes de la Securitate sobre ella (muy mermados) o como fue el descubrimiento de que alguien tan querido como Pastior también espió para este servicio de seguridad estatal. Todos estos descubrimientos los utiliza para señalar el inmenso valor que da a cada palabra para intentar atrapar aquellas experiencias. Sin duda es muy bueno el capítulo que nos habla de como va descubriendo la palabra que necesita dentro de un párrafo. Antes que hablar de creación, hay un acto de meditación sobre esto. Muy ilustrativa su forma de escribir.
Está el discurso del Nobel de Literatura y la razón del título de este libro. No creo que sea la mejor forma forma de adentrarse en el universo literario de Herta Müller pero, sin duda, es una herramienta estupenda para afinar nuestra sensibilidad hacia los libros leídos de esta autora nacida en una comunidad alemana dentro de Rumania.
sábado, 19 de abril de 2025
A TODA MAQUINA, de Dervla Murphy
A TODA MÁQUINA, de Dervla Murphy
Esta es la crónica de Dervla Murphy (1931-2022), una chica de 32 años más decidida que arriesgada. De las que meditan el viaje, por difícil que sea a priori, antes que darse por vencida debido a las dificultades. Si algo destaca este libro es decisión, obstinación ante las dificultades que se pueden superar, optimismo siempre, y una capacidad de sacar lo mejor de la gente (y de su bici llamada Roz) aunque nos parezca imposible. Tampoco es que sea siempre posible, y es que, antes de llegara Teherán, ya saco su pistola del calibre 2.5 para ahuyentar animales, ladrones y violadores. Pocas veces encuentras actitudes así. Sabe cuándo es mejor montarse en un camión y salir de un mal paso, y sabe cuándo gastar el escaso dinero con el que cuenta.
El lenguaje es llano, directo, poco dado al ensimismamiento. Sabe muy bien lo que busca en los viajes, esa complicidad humana entre personas de diferentes culturas que tienen el tiempo deseable para hablar con ella, explicarle como funcionan las cosas, intercambiar impresiones. Murphy ya había viajado a otros países europeos. Recorrió España en el 54 y el 56, parece ser que tenía cariño y comprensión por la gente de aquel país nuestro. Su crónica son los apuntes de viaje con pocas modificaciones, según confiesa. No se ha preocupado por documentarse, sino que trasplanta al papel lo que ha visto, lo que le han contado y sus impresiones. Por mucha pobreza que haya visto, intenta elevar esa humanidad en sus apreciaciones sin la mirada occidental de superioridad tan habitual. La superioridad de una sociedad está en la actitud de las personas, en cómo se trata la gente, y ella lo va subrayando entrelineas.
Hay algunos aspectos comunes en el relato: uno, que al ser muy poco editado para la publicación, el entusiasmo por un país en seguida se ve superado por el siguiente país en su avance sobre Roz. Dos, que deplora la uniformidad en las costumbres de la gente que encuentra, en este caso el dominio de los gustos occidentales sobre las costumbres de otros países. Tres, busca lo local, lo particular de cada país,y de cada región. Si no es peligroso o insalubre, prefiere compartirlo que permanecer en sus costumbres europeas. Algunas veces lleva sus opiniones al extremo de dudar de que la alfabetización universal de la población sea beneficiosa, algo que no comparto en absoluto.
Otro detalle de su actitud es que no está tan centrada en cómo se va sintiendo a lo largo del viaje. Su experiencia la lleva a posar la mirada en lo que ve, sobretodo en las personas, antes que darse el gusto de convertir sus sentimientos y sus ideas el centro de su narración. El mundo no gira en torno a ella, no se siente tan importante frente a los ciudadanos de los distintos países como para ponerlos a su disposición para aumentar su bienestar de emociones. Ella los escucha más de lo que se escucha a ella misma en esta historia, y es algo para mí determinante en cualquier actitud viajera: saber escuchar, antes que escucharse a todas horas. Ahí están los detalles sobre la pobreza y la mendicidad que observa, comparándolos también entre los países de oriente y los occidentales, o la relevancia de la corrupción en la sociedad persa. Estas reflexiones se las plantea muy a sabiendas de los conceptos que maneja, y su relevancia en cualquier sociedad. Tenía las ideas bastante claras, no era una chiquilla, aunque saliera de casa solo con 63 libras en el bolsillo el dia que empezó su viaje allá por el invierno de 1962. Por poner algunos ejemplos:
Los problemas de emancipación de la mujer en Irán, y el dominio que ejercen los clérigos sobre la población.
La buena atención de la gente en Yugoslavia
Acompañar a los granjeros persas a sus granjas; en general su hospitalidad. Lo contrario que en Azerbaiyán.
La dependencia para el desarrollo de USA y URSS que tenía Afganistán
El primer país en el que se entretiene en contar cosas es Persia (Irán ahora): en algunos lugares remotos de Persia incluso la apedrean, los clérigos harapientos la azuzan (¿andaría Jomeini ya dando la brasa?). En otros solo se preocupan de mirarla con mala cara. Mucha soledad e insolación por el camino. Caminos malísimos de andar en bici o en camión. Los mulás soliviantando a la población contra lo que no les gusta del gobierno del Sah. Gente dura con sus corruptelas, robos y violencias que solo se pueden comprender desde la vida de privaciones que sufren. Desierto nada amable pero hermoso.
Si Persia ya fue dura en cuanto a carreteras, le sigue Afganistán, de la que le dan toda clase de prevenciones. Carreteras peores, pero llega a Herat y se enamoró de la ciudad, de sus edificios y las costumbres. Las mujeres con burka, pero a ella la aceptan bastante bien. La gente, como si viviera en una prolongación del siglo XIX, y bastante bondadosa. Durante esta parte del viaje la desvían, en autobús, por los trayectos más seguros que dejan los bandidos armados y las refriegas contra los soldados. En Kandahar, bastantes estadounidenses y otros viajeros occidentales. Hace comparaciones en condiciones de vida de cada país con respecto a los dejados atrás. Afganistán cae al ultimo de la fila en muchos aspectos, como higiene, el trato a las mujeres, la lucha entre USA y URSS por hacerse con el país... en general, cuando entra en un país se enamora de lo que ve, y pasados los días va poniendo las cosas en su sitio. Si es cierto que la gente es muy amable, sabiendo los códigos de conducta, también es cierto que las partidas de bandidos campan a su aire por muchos sitios. También alaba la belleza del país, algo que ni con la imaginación podía pensar.
Con el Hindu Kush de fondo, y Kabul atrás, entró en Pakistán por el puerto de Jaiber y en seguida lamento el cambio: más modernidad, menos cordialidad en el trato. Salió de Afganistán enamorada de su gente, sintiendo haber conectado con ellos porque nunca los trato con miedo, aunque también mejorandose de tres costillas rotas tras un accidente. En Pakistán en seguida notó la mano del pasado británico en los edificios, en la organización del tráfico, en las costumbres de la pastunes.
Siendo mujer, extranjera y viajando sola, recibe, además de intentos de violación, muchas más muestras de atención por parte de los hombres, que son los que dominan la sociedad. Es el caso en Peshawar de la familia que reina allí, en el estado de Swat. En el palacio donde se instala, por ofrecimiento del príncipe, pasaron la reina Isabel II o Jruschov.
Los viajes sobre Roz se hacen imposible por el intenso calor, tanto que el disfrute del paisaje disminuye. Pasa por Cachemira, Rawalpindi, y hace un viaje a Gilgit memorable: describe unos paisajes infarto, el Nanga Parbat, y hace una ligera ascensión por las afueras para encontrarse un cadáver de pocos días escondido del que no dará cuenta para no acarrear problemas. Luego hace un recorrido a caballo de varios días sola, donde conoce un mundo ancestral, poco desarrollado, lleno de miseria y enfermedades. Entabla amistad con un rajá que le regala una granja para vivir para siempre, conduce ella sola una recua de ponis y burros. Es un ambiente de relaciones profundamente humanas entre ellas y los habitantes, gente tan diferente y capaz de encontrar muchos puntos en común sin demasiada complejidad. Los caminos son algo único en paisaje pero también en fuerza para seguir viajando. Son desérticos, a una altura grande y una temperatura de 45°C sin sombras. Lo pasa bastante mal esos días pedaleando. Por otro lado, la gente es tan pobre que apenas consigue comida y pasa mucha hambre. Ni siquiera ha visto una bicicleta en su vida ni sabe cómo funciona. Es algo fascinante del relato.
Su lista de montañas preferidas vistas en el viaje: Nanga Parbat, Ararat y Damavand. El cruce del puerto de Babusar es otra odisea digna de mención. A partir de aquí, el nivel de exigencia de nuestra ciclista se va conteniendo en la medida en que vuelve a un mundo cada vez más civilizado hasta llegar a Rawalpindi, donde es hospedada con las comodidades de la casa de un príncipe, asiste a asambleas del Parlamento paquistaní e incluso almuerza con el Presidente. Es un mundo de confianza en la conversación del otro, sea quien sea quien hable o escuche.
Aunque se nos haya olvidado a lo largo de la lectura del libro, el final del viaje era la India, pero cada vez que conocía un país le gustaba más que el anterior, ese era el nivel de entusiasmo de la autora. Parecía no tener límites. Pero los tenía, y al penetrar en la India y llegar a Deli atravesando el Punjab, la autora va analizando el trato cada vez más frío con la gente y lo poco que le gustan muchas de las cosas que ve por el camino. Lo último que nos cuenta es que va a esperar un tiempo hasta que vuelva a ser una época propicia para recorrer este subcontinente en bicicleta. Y lo cuenta no como una interrupción abrupta, sino como un ¡Volveré!, en esa forma tan de diario en el que no revisa demasiado sus impresiones del día ni hace demasiadas cábalas de futuro. Murphy siempre organiza el futuro para que nada le estropee el día, que es lo que cuenta.
EN EL VALLE, de Paolo Cognetti
EN EL VALLE, de Paolo Cognetti
Una pequeña historia en el valle de Valsesia a mediados de la década de los 90. El hilo conductor son los primeros años de matrimonio de Luigi y Elisabetta, que además están esperando un hijo.
La historia no es exactamente como las de libros anteriores de Cognetti. Es una muestra más descarnada que la de Las ocho montañas. Aquí, En el valle, los personajes tienen muy pocas expectativas en la vida. Es como si se dieran cuenta de que su horizonte vital llega hasta las montañas que tienen enfrente, cerrando el valle, y que se tienen que buscar la vida con lo que hay. Elisabetta viene de Milán, y se ha quedado en Valsesia por amor a Luigi, ha sido capaz de cambiar muchas cosas buenas por él. Pero Luigi está encerrado en el valle no por elección, sino porque es incapaz de salir de su hogar ancestral. Si está, no es por elección. Su hermano Alfredo, protagonista secundario pero importante, se encarga de dejar bien claro que Valsesia es un valle menudo, pequeño, un microcosmos comparado con los territorios de la Columbia Británica. El sí ha elegido estar de vuelta en Valsesia, pero tampoco ha sido una buena elección. Es como si el valle limitara las expectativas de sus moradores, incapaces de adaptarse a otro mundo o adoptar las ideas que penetran por la carretera. En eso es muy significativo la última visita de Elisabetta a su suegro.
La historia empieza y acaba con la muerte de un perro (¿o es un lobo?) que ha dado muerte a otros perros en el valle. Como un reflejo del espíritu indómito de aquella tierra que ha acabado muerto por la civilización. Todo es muy simbólico: el progreso son las pistas de esquí proyectadas que se van a llevar por delante densos bosques. El espíritu de ese perro muerto, al que Luigi va a dar sepultura en su casa heredada del padre, viene a ser la propia alma de su familia, originaria de allí, de Fontana Freda. Un espíritu que Luigi envidia porque no logra estar a su altura. Solo el último párrafo es alentador. En el resto parecen personas en el justo espacio de tres o cuatro días haciendo lo de siempre pero metidos en una ratonera. A diferencia de lo que me tenía acostumbrado el autor, este libro no es de gente que vive en un mundo urbano y sube a la montaña para vivir mejor, o pensar que eso puede ser posible; donde el contraste con los lugareños es evidente. En este caso, solo Elisabetta es de fuera, y se está transformando en una más del valle, con un hijo que será del valle, con todos sus contras. En este cuento, más que novela, no hay un afuera que sirva de contraste, ni la gente de la montaña vive en un mundo mejor, ni ellos son mejor que cualquier otro: ahí están las cuadrillas de furtivos para desmentirlo, por ejemplo.
Quien toma la palabra es el narrador, pero a veces es Luigi. Pero hable quien hable en cada capítulo, es un texto sombrío. Directo en los diálogos, en los líos en los que se meten con algún cambio de ritmo necesario que avive la lectura. Sin embargo, el final del libro lo copan unos poemas galeses del siglo VI y la recurrencia al disco de Bruce Springsteen "Nebraska" como ardid inspirador de este cuento. Entiendo la inspiración, pero no por eso opino que sea lo mejor de Cognetti. A este cuento largo, o relato, que no llego a considerar novela corta, le veo espíritu en todos estos personajes de la montaña, pero creo que el cuerpo de la historia, la que la sostiene, es el fuerte simbolismo de la historia del perro, o lobo, como sentido de lo que están pasando estos lugareños.
martes, 15 de abril de 2025
YO, COMANDANTE DE AUSCHWITZ, de Rudolf Höss
YO, COMANDANTE DE AUSCHWITZ, de Rudolf Höss
Autobiografía de uno de esos personajes, Rudolf Höss (1901-1947), de la historia universal de la humanidad al que llamar monstruo es demasiado fácil... pero casi es el único testimonio a ese nivel de responsabilidad que nos ha llegado. Estando condenado ya a muerte por un tribunal polaco, se puso a escribir estas páginas con la clara intención de mostrarse como era, a veces sin arrepentimiento, otras con él. Intentó dar pista de por qué era cómo era, sus orígenes, su educación política, sus experiencias sentimentales, etc. Una de las suertes de la presente edición es que, tanto Primo Levi en el prólogo como los editores, se encargan de poner algunas de esas historias que cuenta en su sitio valorando acertadamente aquello en lo que Höss se exculpa, o corrigiendo aquello en lo que directamente miente. Lo cual nos da una perspectiva más profunda de un sujeto pillado en sus propios argumentos falsos.Es un libro descriptivo y, a su manera, explicativo de lo que pasó. Empieza por su solitaria infancia, con un padre estricto al modo militar, una educacion catolica sin exteriorización de sentimientos y una presunta vocación para el sacerdocio impuesta por la familia que se tuerce ante la corrupción de la Iglesia que ve de crío y después en el frente de la I Guerra Mundial. Lo de no haber aprendido a mostrar sus sentimientos lo utiliza después para justificar que no mostrara la repulsa extraordinaria que sentía hacia el maltrato de los presos. De ahí pasa a algo tan salvaje como eran las Freikorps, la gente que quedó libre del derrotado ejército alemán y que se dedicaba a dar mucha guerra (literal) como si esta no hubiera acabado. Se lo puede ver en los paises balticos y otros frentes duros donde matar a quien se opusiera a sus violencias contra la población y la República de Weimar. Son un fenomeno historico del que no se habla mucho pero con una fuerte repercusión para crear aún más miseria y confusión en los países de Centroeuropa. El caso es que ahí conoció a Martin Bormann (1900-1945), por ejemplo. Esa aventura acabó con una condena de 10 años por matar a un hombre: es uno de los casos en que se le pilla mintiendo por la justificación que hace de no haber sido él, sino que le culparon. De ahí se fue con una de esas comunidades racistas, originadas en las ideas del Lebensreform, una cuadrilla de agricultores llamada Liga Artaman (una especie de retorno a la tierra idealizado), donde coincidió con otro integrante: Himmler. El mismo que lo sacó de ahí y lo hizo SS en 1934, aunque ya era miembro del NSDAP desde 1922. Empezó de cabo en Dachau.
Höss no quiere que se pierda "su sabiduría", la que empezó como prisionero, continuó como labrador y se afianzó en las SS en el sistema de campos de concentración y exterminio. Nos habla de los distintos tipos de reclusos y de los distintos tipos de carceleros SS. Hace una gradación en ambos grupos que va siempre de los malos a los buenos, identificándoles claramente. Luego está el origen de la importancia que da al trabajo recluso: Arbeit macht frei. Un lema que colocó sobre la puerta de entrada de los tres campos en los que trabajó: Dachau, Sachsenhausen y Auschwitz. Consideraba que el trabajo honrado y esforzado convertiría a los presos en buenos ciudadano (ciudadanos nazis, claro), obviando, como por otra parte confiesa, que ese trabajo fue concebido para matar a la gente. Que todo saliera mal parece que fue culpa de su jefe Eicke al fanatizar a los carceleros SS contra gente en parte inofensiva. Es decir, le parecía normal meter en prisiones o en el lager a gente sin juicio previo o a presos políticos (el mismo fue considerado preso político, y se sentía preso injustamente). Höss confiesa que ascendió siendo así de fanático. Aquí empiezan sus más fuertes ambigüedades confrontado con su oficio: a favor de los lager y de recluir a los enemigos del estado y otros presos comunes, pero no partidario de su tortura. Siempre se escuda en el ambiente de las SS, imposible ir contra él ni para abandonar este trabajo. Pero defiende, por ejemplo, la reclusión de homosexuales y testigos de Jehová. Explica cómo se los trataba en Dachau y Sachsenhausen. Luego vendrán los comunistas o rusos, los polacos, los judíos y los gitanos (estos últimos sus preferidos). Y también la versión femenina del conjunto, con el problema de los kapos. Despeja responsabilidades aduciendo que nadie seguía sus consejos, más moderados. Como el tema de los guardias con perros.
Siguiendo la lógica de Höss, que fue llamado para levantar Auschwitz, cada vez lo ampliaba más para mantener a más presos con la intención exclusiva de proveer el frente de guerra. A la vez señaló que las condiciones eran malas, tanto que se le moría la gente, y que no lo pudo remediar. Posteriormente llegó la eliminación de los comisarios políticos comunistas y la eliminación en masa de judíos, a lo que se hubiera opuesto si hubiese podido según él. En esto encuentran el Ziclon-B.
Muchas cosas llaman la atención de esta exposición de su vida: por ejemplo la preocupación por la situación carcelaria de los presos durante su condena de 10 años. Como si él no hubiera sido uno de ellos, sino un mero observador temporal. Es alguien que no va a aplicar esas supuestas observaciones humanitarias en su futuro empleo. Era uno de esos SS que no podía ver sin que le temblaran las piernas cómo se aplicaban los castigos que él mismo ordenaba. Eichmann, por lo que cuenta, tampoco. En general, nadie. Para eso estaban los más brutos entre los SS y el Sonderkommando.
A finales de 1943 pasa a supervisar los campos de exterminio, aportando otra visión de la ineficacia habitual. Pero los frentes de guerra avanzaban inexorablemente hacia el corazón de Alemania. Dado su carácter, era lógico que intentara buscar el orden dentro del desorden de continuas retiradas de tropas y reclusos. Aquí vuelve a aparecer como un ser con sentimientos humanitarios. Los británicos lo atraparon, y fue traspasado a los polacos, donde coincide con el famoso Amon Göth, el malísimo de La lista de Schindler. La población deseaba matarlos en cuanto pisaron tierra polaca; pasaron a custodia de gente con números de Auschwitz tatuados en el brazo.
En definitiva Höss parece un nazi de una sola pieza. más unido a Himmler que a Hitler. Un tipo que, ya condenado a muerte oficialmente cuando escribe, lamentaba las muertes violentas, que hubiera preferido otras formas de hacer las cosas por parte de los jerarcas, pero que acto seguido los justifica porque hay que obligar a la gente a pensar como le pide el estado. Las guerras, después de todo, son inevitables. El siempre adujo que le negaron en varias ocasiones ir al frente en lugar de dirigir campos de prisioneros. Pero está claro que una mente tan fiel al instinto nazi no podía caer en cualquier trinchera. Dan igual sus sentimientos: él estuvo allí para hacer posible que cientos de miles de personas inocentes murieran. Ve positivos los campos de concentración, la reclusión sin juicio previo, la eliminación de 'amenazas' internas y externas. Rechaza, solo durante su cautiverio antes de morir, el Holocausto porque no ha servido sino para enemistar a Alemania con el mundo y hacer más poderosa "la judería mundial". Cree sinceramente en las bondades del pensamiento nazi como para atraer a cualquier país europeo. Si uno lee lo que han encontrado los historiadores después de mucho estudiar los archivos y los testimonios, las cosas que Höss ordenaba eran para echarse a temblar... Por mucho que se queje de que nadie sabía apreciar su buen corazón, era un mal bicho.
El libro finaliza con varios apéndices muy interesantes dedicados a jerarcas nazis con los que trabajó. El primero describe el funcionamiento general de Auschwitz, de su ampliación, sus campos satélites, la operación de exterminio total, etc. El siguiente lo dedica a sus contactos personales con Himmler, y a como le veía Höss. Detrás viene Eichmann, el famoso nazi juzgado en Jerusalén, al que llegó a conocer bien. Le sigue Müller, o más conocido como Gestapo Müller, un tipo brillante, discreto y el que corta el bacalao en el tema de la seguridad del Tercer Reich: vamos, una víbora. El apéndice sobre Pohl dice que era el administrador jefe de las SS, es decir, el que organizó sus empresas, muy lucrativas, y sus presupuestos. El siguiente, Maurer, era el inspector, auditor y ejecutor de estos planes, muy eficaz. Le toca el turno a otro mal bicho, Globocnik, otro jefe de policía en Lublin y de las SS, que por muy incompetente que fuera atrapó a miles de judíos. Finalmente hay dos perfiles más, el de Eicke y el de Glücks, ambos dieron forma a lo que era un campo de concentración partiendo del primero de todos, Dachau. Eicke era el responsable del fanatismo de los guardas, y Glucks el de la incompetencia, en líneas generales según Höss.
El libro acaba con la sentencia del tribunal polaco del 2 abril de 1947 que envía a Höss a la horca.
sábado, 12 de abril de 2025
VOLVER, de Toni Morrison
VOLVER, de Toni Morrison
El universo violento de EEUU. No el de la guerra, aunque el protagonista es un negro recién licenciado de la guerra de Corea. Es la segregación racial. Se trata de lo que se hacen unos a otros en la calle, blancos contra negros, negros contra negros: tardamos en saber por qué Frank, el protagonista de vuelta a la patria, se escapa del hospital, que es como empieza la novela. Pronto se suceden más personajes en esta huida sin rumbo aparente: un reverendo que le ayuda pero le menosprecia, una pareja de blancos agredida a la salida de un bar y el error de la mujer por menospreciar el valor de su marido al querer ayudarle. Un chico inválido de un brazo por un disparo del sheriff. Gente que le ayuda con metiendole un par de dólares en el bolsillo...
Frank parece sufrir un síndrome postraumático a raíz de sus experiencias bélicas, y veremos que se narra a si mismo como un pequeño héroe, pero al final del libro sabremos que no lo es: la verdad, con Morrison, nunca algo claro de contar pero ella lo hace sencillo. Hay cosas que dice, si, pero otras las señala para que las veamos nosotros (si queremos). Frank vive con recuerdos de las escenas en el frente que se resuelven en ruidos abrasadores, colores chillones, situaciones extrañas con personas desconocidas. Todo muy sensorial. El comportamiento de Frank es difícil. Pero no todo es malo de pasar, también hay personas que le ayudan a llegar a Georgia, junto a su hermana Cee que le reclama porque se muere. Es cuando entendemos que su escapada tiene un rumbo: Cee. Toda esta gente busca la amistad antes que la compasión, que es lo que en realidad obtienen en el mejor de los casos. Cuando recibe la llamada de su hermana Cee, parece que al menos tiene un objetivo en la vida que no es salvarse, sino llegar a tiempo y salvarla de un médico sádico. Parece que es lo único que lo va sacando del comportamiento traumatizado.
Entre las cosas que le van pasando, hay unos capítulos más cortos que relatan en primera persona los recuerdos mas intimos de Frank a alguien que los va recopilando. Porque Morrison ha elegido dos formas de narrar: esta directa de Frank, de capítulos muy cortos y directos, y otros capitulos mas largos narrados por la autora omnisciente donde tambien, con esa naturalidad y destreza para ir y volver temporalmente en la historia de los protagonistas, ella capta las humillaciones, los deseos en la vida, o la falta de estos. Aquí entran esas ironías de jugar con el apellido de Frank Money mientras su novia deposita monedas en el lado de la cama que él ocupaba antes de abandonarla. O ese juego de mujeres: la niña Cee a la que siempre protegió, y la niña coreana a la que no es capaz de proteger de si mismo.
Es un libro de 157 páginas, cuya acción corre rápida sin dejar de lado los matices necesarios. Por ejemplo, los capítulos dedicados a Lenora y Lily son cortos, precisos y ajustados al resto de la historia, como para que no nos queden preguntas acerca de que pasó con este o aquel otro personaje. No es la mejor novela que haya leído de Morrison, pero sigue siendo absorbente y admirable.
Entre los recuerdos directos de Frank y lo que cuenta la narradora de cada personaje de la familia de Frank, vamos conociendo que es lo que ha pasado con ellos: sus padres huyeron de Texas dejando sus posesiones atrás. En Georgia son recibidos por el abuelo Sam y su mujer Lenora que no los quiere. En realidad Frank y Cee están solos en un mundo violento e injusto, el que les tocó vivir en las profundidades de Georgia, en un pueblecito llamado Lotus. Ella continuaba allí mientras Frank se fue a la guerra de Corea. El pensaba que no sería tan malo como Lotus, pero se equivocó. Lo era de otra forma.
Finalmente no todo acaba mal. Hay mucho dolor rumiado en los personajes, y sobresalen esas relaciones humanas por salvar la vida de un chico amenazado o una Cee enferma. Son las relaciones dentro de la comunidad las que los sacan adelante, las mismas que intenta reventar el capitalismo cuando se interponen en su camino.
jueves, 10 de abril de 2025
TIERRA DE TIGRES Y MARES DEL SUR, de Ole Strandberg
TIERRA DE TIGRES Y MARES DEL SUR, de Ole Strandberg
miércoles, 9 de abril de 2025
MEMORIAS, de Willy Brandt
MEMORIAS, de Willy Brandt
Hay primeros ministros, como el de la antigua RFA, que las han pasado de todos los colores porque su vida ha sido transversal a la del siglo XX europeo. Un hombre nacido en 1913, Willy Brandt, en el seno de una familia obrera, que fue al colegio un año después de acabar la I Guerra Mundial, que se hizo líder de los socialdemócratas alemanes muy pronto, que se jugó el tipo con la Alemania nazi incluso estando exiliado, que aprendió mucho de la sociedad noruega cuando nadie lo hacia, que volvió para reconstruir su país desde cero y trabajo por la paz en medio de la Guerra Fría, creando las bases de una reunificación alemana que parecía imposible, lo mismo que una distensión entre USA-URSS, entenderse con los franceses, resistir el acoso y el chantaje soviético incluido el Muro siendo alcalde de Berlín... Un hombre así tiene algo que decir, nos guste o no. Fue uno de los actores del milagro económico alemán. Y, sinceramente, no hay tantos políticos que puedan presumir de algo. Lo cual cuestiona no la política en si misma, sino a los ciudadanos que lo esperan todo de ella ingenuamente y a aquellos que eligen a gente fuera de la política tradicional, como Trump, porque uno no sabe dónde se mete votando a estos nuevos aventureros hasta que sabe lo que le cuesta en el bolsillo y en salud. Se suele decir que gracias a los rusos no hablamos alemán (algo bastante objetable, pero no viene al caso); pero gracias a Brandt (y a otros como él) tampoco hablamos ruso y no por suerte sino con mucho trabajo de diálogo y de posiciones básicas firmes, aunque sí es una suerte para los que venimos después. Es, además, uno de los primeros ejemplos en favor del desarme y en favor de políticas sociales dentro y fuera de Alemania (más de actualidad no se puede estar, aunque las circunstancias actuales sean diferentes). Cierto que es una autobiografía con el defecto de la subjetividad para valorar muchas controversias: su clara intención con estas memorias es la de quedar bien ante la historia, y no me parece mal siempre que se sepan los puntos flacos y criticables (se puede empezar por la Wikipedia), y no se olvide lo que hubo de bueno. Después de haber leído la biografía tan documentada de Trump, necesitaba un ejemplo más alentador como el de Brandt. Así están las comparaciones hoy dia. En absoluto dice que no se equivocara, muy al contrario señala numerosos momentos en los que lo hace, y no lo justifica siempre. Pero lo que merece la pena son las lecciones aprendidas, las experiencias intensas vividas, y un tipo de enseñanzas para la posteridad, sea cual sea la ideología del lector, que convendría no olvidar nunca, aunque nos parezca erróneamente que esto ya no importa o que sean otros quienes deberían tomar nota
Un primer y largo capítulo viene a decirnos, a los lectores de 1989 y a los del 2025, quien es este hombre: el alcalde de Berlín al que le tocó lidiar con la construcción del Muro, con los rusos, con la RDA (Ulbricht), con los políticos de la capital de su país (Adenauer) y con los norteamericanos (Kennedy). Es un político de raza. Una de las cosas que mas me sorprendio es leer que Kennedy le insto a invertir más en defensa para prepararse contra cualquier ataque de la URSS sin depender tanto de EEUU. Eso en 2025 resuena como la bomba que nos ha caído, pero porque ya no hay políticos como Brandt o Kennedy.
Brandt continua con lo que es una biografía: también a él le negaron una partida de nacimiento honrosa (me recordó a Obama un poco), pero está claro que este hombre creció dentro de una familia humilde de Lübeck muy interesada en la política y los movimientos obreros. Su nombre no era el que todos conocemos, sino otro más largo. Cuando se renaturalizo alemán tras la II Guerra Mundial se quedó con el que venía utilizando en tareas clandestinas. Empezó trabajando en una naviera. De sus primeros años a la debacle de 1933 hay un suspiro, y entramos de lleno en una imagen del socialismo de base que se intenta enfrentar al advenimiento del nazismo. Brandt se encontró con el miedo, se mire como se mire, de sus correligionarios, y huyó a Dinamarca y luego a Noruega, su segunda patria. Con todo, él también fue además de un refugiado político, un hombre con el permiso de residencia caducado al que el partido Obrero noruego defendió para que no lo expulsaran (otra vez un tema actual).
Hay autocrítica, lo que me ha sorprendido, en esos años de exilio y trabajo por salvar la vida de los opositores dentro de Alemania. Aprender la vía noruega del socialismo fue determinante. Años en los que perder el engreimiento y el sectarismo, aún más el nacionalismo. Se cuentan muchos entresijos que nos dan otra perspectiva de lo que pasaba dentro y fuera de su país como pocos libros actuales nos saben transmitir. Es la diferencia entre las memorias de un contemporáneo que lo sufrió y lo vio, y los ensayos de académicos que ya están en otra onda. Un ejemplo: lo que costó conceder el premio nobel de la paz a Carl von Ossietzky para prolongar más su vida en manos de la Gestapo. Otro ejemplo, un tal Sverre, del que habla con total admiración por su forma de engañar a las autoridades nazis.
Después de contar lo mal que lo pasa la oposición en Alemania, se fue a España con la idea de ver y seguir aprendiendo: los comunistas haciendo limpieza ideológica en la República, la experiencia en Huesca cuando cayó Orwell herido, el trato con comunistas que después encontraría en la II Guerra Mundial y en la RDA siendo siempre unos sinverguenzas, Andrés Nin y el POUM. Con su vida también en peligro, regresó a Oslo. Abrazó el socialismo noruego, reformista y no vinculado al marxismo. Perdió, como escribió, los últimos atisbos de sectarismo. Expatriado en 1939, adquirió nacionalidad noruega a donde volvió. Con la invasión nazi de 1940, huyó a Suecia. Ya llevaba dos exilios. Y defendió la neutralidad sueca, y sus difíciles equilibrios, que salvaron tantas vidas.
Allí se reafirma en un socialismo democrático, no dogmático, no nacionalista, popular y liberal. Cuando llegó el momento de pensar en lo que iba a pasar con los alemanes después de la contienda, es evidente que incluso a él le echaban las culpas solo por ser alemán. No estaba en buena posición para defender a los alemanes buenos. Pero, como todo en este libro, los argumentos de cada problema político están muy bien desbrozados y limpiamente explicados. De manera que hace comprensibles cuestiones complejas como la desnazificación, la responsabilidad del gobierno nazi y de la gente de la calle que sabía todo lo que pasaba, etc. Fue tentado por Stauffenberg para unirse, tras atentar contra Hitler, a un gobierno para el armisticio. Periodista en los juicios de Nuremberg... todo lo que ha vivido este hombre da para distintos libros, con sus pensamientos y juicios de valor que aquí deja muy resumidos.
Un golpe de suerte lo sacó del ostracismo, renunció a la nacionalidad noruega (mucho más cómoda y con futuro que la renovada nacionalidad alemana que adquirió en 1948) y volvió a entrar en la política a los 34 años. A esa edad había vivido lo que otros no podrían ni en cien años.
Desde entonces el tema de la reunificación alemana va y viene en las conversaciones internacionales. En Brandt es una obsesión comprensible con algunas conclusiones sacadas de los bloqueos a Berlín por parte soviética bastante interesantes. Solo la deseaban los alemanes, pero era incompatible con el rearme a un lado y otro de la frontera: la pertenencia la OTAN, al Pacto de Varsovia u otras alianzas. De hecho, el trozo de Alemania al este del Oder pasó a formar parte de Polonia hasta ahora. Por suerte esto no es un problema a dia de hoy. La RFA, decía, se convirtió en un gigante económico y un enano político, (¿nos suena?). Lo mismo resuena hoy día lo que escribió en la pag. 181: los americanos se quejan de que los alemanes se sirvan de las armas nucleares de ellos para vivir cómodamente ("para afirmar sus anticuadas posiciones"). Año 1954 aproximadamente. Además, toda la generosidad de RFA en aquellos años con el Tercer Mundo pasaba porque no reconocieran a la RDA como estado alemán, solo la RFA. Es otra de las cuentas pendientes que le pasa a Adenauer. El era de los que daban exclusivamente a la RFA la herencia, el presente y el futuro de Alemania. A esos manejos dedica gran parte del libro, ya sean sus años en la alcaldía de Berlín, como ministro de Asuntos Exteriores o Primer Ministro. En general, siempre busca dos cosas: el desarme conjunto de Europa, empezando por el centro, y la defensa de la integridad territorial de los pueblos. Las fronteras son sagradas, y la reunificación de Alemania pasa por esas dos premisas. Por eso busca la distensión con el Este europeo (Ostpolitik) sin romper con el oeste o con EEUU, más bien buscando su apoyo y comprensión dentro de una estrategia militar exclusivamente defensiva para Alemania. De ahí sale tanto diálogo con Nixon, Kissinger, Kennedy, Johnson, Breznev, etc. Dedica páginas al tratado de Moscú de 1970 entre RFA y URSS, señal de nueva amistad y cooperación. Muchos intentaron en Bonn y París saborearlo, pero sus colegas occidentales no. Su visión europeísta es total y le debemos mucho todos nosotros. La semblanza y las experiencias con Breznev son entre penosas e hilarantes, ahora entiendo la mofa con que se le trata actualmente. Pero no era tonto. Los peores enemigos, como suele suceder, los internos. El apartado dedicado a De Gaulle es sensacional: un personaje clarividente para unas cosas como el poco compromiso de EEUU con Europa como de su empecinamiento en la unión europea a través de marcados nacionalismos.
Más temas importantes y poco conocidos: los desplazados polacos a partir de 1945, la humillación en que vivían ellos y los checoslovacos frente a la invasión nazi pasada y el trato soviético posterior. Neonazis abucheado a los representantes de la RDA en la RFA, ciudadanos de la RDA saludando s Brandt y exponiéndose a la Stasi por hacerlo. Finalmente se abrió a todos los países posibles con vínculos diplomáticos, rompiendo el bloqueo a la RDA. Fue Premio nobel de la paz en 1971.
Sus recuerdos son un continuo ataque y defensa de su gobierno: el terrorismo, el trabajo por no perder ni un voto de la coalición con los liberales, los radicales del 68, la compra de votos por la oposición (y por el gobierno), regatear las fugas de información confidencial a la prensa, sacar adelante los tratados con Polonia, URSS y RDA, la visión personal de algunos políticos y algunas leyes polémicas, Analiza los problemas de su gabinete y sus propios errores. En conjunto, nada que no pase en nuestros días. Sin embargo la puntilla final a su gobierno no vino del interior exactamente: la RDA le coló un espía en la persona de uno de sus asistentes. Aquí aparece la sombra de Markus Wolf, del que ya leí sus memorias. Brandt se presenta como un cándido presidente del ejecutivo sin tiempo para los avisos que recibe, ni para entender que sus propios funcionarios se la están jugando. Es una etapa final con la que no supo lidiar: le pilló el toro en la persona de un tal Guillaume, agente de la Stasi. No es el mejor momento de sus memorias.
El resto de sus memorias son ya recuerdos de muchos viajes para hablar con gente importante, como si fuera un enviado de su sucesor Helmut Schmitz, oficioso, tirando de agenda y amigos. Felipe González, Carter, Honecker... Halagos al Rey y a González en 1989. Hoy suenan fuera de lugar pero, ¿quien decía lo contrario en 1989? Hay varias preocupaciones: mantener a su partido, el socialista SPD, unido, entender las nuevas tendencias de los jóvenes y su aparente radicalismo que llevó a formar partidos políticos como Los Verdes, el proceloso tema de los misiles SS20 soviéticos y los Pershing de EEUU en el centro de Europa y las negociaciones para retirarlos. Es decir, Brandt es uno de los protagonistas de la Guerra Fría de principio a fin. Tambien los 80 fueron para él un intento de acercar a los países ricos y lo pobres, crear lazos de intereses mutuos que mejorara la vida del Tercer Mundo. En 1987 abandonó la presidencia del SPD y se tomo las cosas con calma a partir de entonces, aunque con la sensación de llevar un montón de dagas clavadas en la espalda por sus propios correligionarios. Las últimas páginas se dedican al proceso que llevó a la caída del Muro de Berlín. Murió tres años después, con casi 79 años.
Algunas ideas de las que se encontró Brandt a lo largo de los años y que cualquier día encontramos en un periódico cualquiera de 2025:
1.- EEUU deja de lado a Europa y se centra en la otra costa del pacífico asiático: China
2.- Los europeos nos aprovechamos de los norteamericanos, vivimos tan bien porque no pagamos por nuestra defensa.
3.- Los europeos deben invertir más en defensa, ser autónomos, le dijo ya Kennedy.
4.- Los intentos de enfrentamiento y absorción de Berlín occidental por parte de la URSS se parecen a la invasión rusa de Crimea en 2014, con la única diferencia de que el mundo occidental aprobó que Berlín se enfrentara desde el primer momento a los intentos de dejar a la capital alemana aislada, y en el territorio ucraniano el mundo miró para otro lado.
5.- ¿Seguridad o libertad? Brandt lo tuvo siempre claro: libertad. Y antes que todo eso, no pasar hambre y contar con lo mínimo para poder tener libertad.
6.- Miedo norteamericano a que la UE le haga competencia económica y política.
¿Cosas que no cuenta Brandt de su vida? Numerosas infidelidades matrimoniales, posiblemente alcoholismo y depresión. El agotamiento personal poco antes de dimitir. La crisis del Petróleo afectó mucho a su gobierno, aunque el presuma de poder con todo esto. Y que durante el voto de censura que ganó, y que él no sabe a qué achacar concretamente más allá de la compra de votos en ambos sentidos, dos votos de la CDU y la CSU fueron comprados por la Stasi para mantener a Brandt en el poder. Es curioso como el poderoso Markus Wolf ponía y quitaba un presidente de la RFA, aunque lo de quitarlo no era lo que deseaba, sino un descontrol de lo que la Stasi manejaba. Otra critica a Brandt es la de haber convertido la Internacional Socialista en un órgano alemán principalmente. El autor se defiende de todo esto exhibiendo sus logros. Si se hace una pequeña búsqueda en internet acerca de su vida, veremos que las muchas páginas dedicadas a ciertos temas responden a las controversias creadas en torno a su actuación política. Como cabía esperar, sus memorias funcionan tanto para remachar sus logros e intenciones, como para fijar la visión de situaciones difíciles para él desde su perspectiva.
A día de hoy, cuando tantos ensayos y novelas se publican de aquella época, estos recuerdos se leen bien y además son auténticos, como cuando su partido lo envía desde el exilio a Berlín en 1936 y dice: "no tenía nada de aventura, había demasiado en juego". Hoy estas cosas se escriben como parte de la cultura del espectáculo.