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lunes, 18 de agosto de 2025

LA NOCHE DE LOS NIÑOS, de Toni Morrison

LA NOCHE DE LOS NIÑOS, de Toni Morrison 


Esta es la penúltima novela escribió Morrison, publicada en 2015. Es una historia de racismo, de infancia perdida, y una historia de amor entre dos personas difíciles. Es distinta en cuanto al ambiente en el que se mueve la protagonista, Bride, pero no por ello olvida que sus orígenes están marcados por el racismo y la pobreza. Aquí el título obedece a la difícil situación en que viven los niños pobres de EEUU. Si no son agredidos, la agresión vive cerca. Y eso les marca para siempre,  como ocurre en esta novela. De ahí el titulo. Morrison incluye en sus novelas elementos infantiles que son clave para entender los personajes. Pero es que además, esta novela incluye una historia de amor magnífica entre Bride y Booker que merece mucho la pena seguir hasta el final. Cuando no son una cosa moña, infantil y estandarizada, son argumentos que me encantan. Muy pocas veces me ocurre, pero lo descubrí hace años leyendo El esclavo de I. B. Singer hace mucho tiempo. Ahora he vuelto a disfrutar de una historia de amor, y como no podía ser de otra manera, de la mano de Morrison. En conjunto, la autora, en tan sólo 180 páginas, despliega un manojo de personajes complejos, donde no son lo que parecen a simple vista. Los detalles que va describiendo de cada uno de ellos se va engranando con los demás en una unidad narrativa que te lleva a un final admirable. Ni siquiera los más laureados escritores de cualquier época, no sólo los premios Nobel, son capaces de lograrlo. No en vano, cuando se la premió en 1993, se dijo que era la mejor de los premio Nobel vivos con diferencia. Solo había escrito 6 novelas hasta entonces, y estaba en la cima. Una mujer que lo pasó mal de niña: ella y sus padres salieron de su casa de alquiler con lo puesto porque el dueño le había pegado fuego. No habían pagado el alquiler. Amo a esta mujer, Morrison. 

Lo que se nos cuenta es mucho más de lo que se lee a simple vista. Pero esta vez, lo cuenta con la sencillez engañosa que no había leído hasta ahora en Morrison. Aquí cuenta, y mucho, hasta las fases más banales de la narración, y lo mejor de ello es que te das cuenta cómo lector. Va avanzando lo que cuenta Bride, lo que cuentan Brooklyn (su amiga y asistente), o su madre Sweetnees, todas en primera persona, de forma que las dos últimas hablan de Bride al lector desde su propia experiencia y expectativas con ella. Son el contrapunto de lo que manifiesta Bride. ¿Y qué nos cuenta de sí misma? Sus orígenes, su triunfo profesional, los caprichos económicos que se puede permitir para marcar status social. Pero también sus propios demonios, porque la clase social de la que vienes no se olvida. Bride recupera recuerdos una vez que es rica como si fuera la única forma en la vida de congraciarse con su piel tan negra, sus estrecheces económicas y sociales de la infancia, sus recuerdos traumáticos... cosas que la hacen, en un momento dado, intentar demostrarse a sí misma que también puede ser buena persona después de todo. Pero no es tan fácil esto último. 

De todo ello, si algo me llama la atención a los pocos capítulos, es que los recuerdos y las opiniones de Bride son ambiguos. Avanzada la lectura, hay algo en su discurso que me hace dudar de su sinceridad. Evidentemente, Morrison vuelve a jugar con la credulidad del lector despiadadamente. Por ejemplo, a mitad de novela, Bride, que aparentemente lo tiene todo, se pregunta "¿es que no valgo nada?". Para entonces el lector puede sospechar que si su último novio la abandonó no fue por crueldad, como siente Bride, sino que tal vez ella no termina de ver lo que se va haciendo evidente, pese a que ella no es mala persona meramente. Y aun descubriremos, hacia el final del libro, algo peor que hizo Bride. Algo que, si estás atento, ya estabas sospechando. En este cuarto libro de Morrison que leo, observo que no todas las cosas son como parecen, y que, como en la vida real, es difícil juzgar a las personas cuando las conoces a fondo, lo que ocurre muy pocas veces. Una novela como esta, bien escrita, es una de las pocas oportunidades de que ocurra. Aunque con personajes ficticios, son un buen entrenamiento para la vida. También hay un mínimo de realismo mágico en el cuerpo de Bride, mínimo, tal vez prescindible, pero muy simbólico. 

Llega un momento en que se encuentra en una comunidad rural, muy aislada, sin conectividad, llena de gente que vive en caravanas, de su sustento diario, sin las comodidades mínimas que Bride tiene habitualmente: gente pobre, redneck tal vez, que no se siente impresionada por ella. Y ahí recibe otro baño de realidad muy interesante, es cuando conoce a Queen, una persona lateral en esta historia pero que es el gozne en la vida de Bride porque conoce la vida real de Booker (conocer de verdad a una persona y echarle un polvo no son exactamente la misma cosa). 

Aquí nadie es un santo por muy buenas intenciones que demuestre. El final de esta historia para Bride será dulce, pero el final del libro, dos páginas después, es una advertencia con su toque ambiguo una vez más. Es un amargo reproche de que nada es para siempre, y que todo lo debemos a una infancia feliz, si se puede.

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