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martes, 19 de febrero de 2019

MADRID, CIUDAD DE ACOGIDA. SABINA EN CARNE VIVA, de J. Sabina y J. M. Flores

MADRID, CIUDAD DE ACOGIDA. SABINA EN CARNE VIVA, de J. Sabina y J. M. Flores 

    "...De hecho, cuando yo hice Pongamos que hablo de Madrid aún no había movida. Yo había estado en Ubeda, en Granada, en Londres, y de paso por Bruselas y París, y nunca había encontrado un sitio donde no me pidieran el carnet, donde se permitiera la doble nacionalidad y donde nadie mostrara un sentido de pertenencia. Los serenos eran asturianos y los porteros, gallegos, y te bajabas en Atocha o en Chamartín y empezabas a ser madrileño inmediatamente: nadie te hacía renunciar a ser andaluz, gallego, asturiano o lo que fuera. Todavía siguen viniendo a mi casa de Madrid amigos peruanos, mexicanos o ingleses que me dicen que no conocen otro lugar en el mundo en el que vayas a un bar y a los diez minutos alguien te esté invitando a ir a su casa. Eso nunca, jamás de los jamases, ha pasado, por ejemplo, en Barcelona. Nunca, nunca, nunca. Sin embargo, Barcelona sí era cantada por cantantes españoles, como Pi de la Serra, Raimon o Serrat. Pero a Madrid no se le había cantado. Ah, falta una cosa de Madrid. Entre el poblachón manchego de Galdós y entre Navalcarnero y Kansas City de Cela, ahí encontré yo una cosa que tenía que ver con que es inimaginable ver a los madrileños desfilando detrás de una bandera o cantando un himno. De hecho, Leguina le encargó un himno a García Calvo que a mí me gusta mucho y que no ha tenido la menor fortuna.
    »Luego está lo de los bares, la apertura impresionante de los madrileños. Como la noche de Madrid, ni la de Nueva York ni la de Buenos Aires. No he visto nada igual en mi vida, de verdad. He contado muchas veces en radios y televisiones latinoamericanas que el que haya un atasco de tráfico terrible a las doce del mediodía es un coñazo absoluto, pero que lo haya a las tres de la mañana es poesía. Y en Madrid sigue habiendo embotellamientos a las tres de la mañana. ¿Cuántos Gobiernos, cuántos ayuntamientos han hecho el intento serio de ponernos horarios europeos, de que la gente se vaya temprano a dormir y se levante temprano para ir al trabajo? Nunca lo han conseguido. Porque los madrileños siempre han pensado que la noche es del que se la trabaja. Nunca sentí ni pensé “aquí me voy a quedar” hasta que llegué a Madrid».


    J. M. F.: ¿Crees que de haberte instalado dos décadas atrás en Barcelona en vez de en Madrid tu trayectoria musical habría sido la misma, o Madrid ha sido decisiva para tu éxito?


    J. S.: Yo creo que si hubiese estado en Barcelona habría escrito y habría cantado, pero Madrid ha sido absolutamente insustituible en la medida en que yo, que nunca tuve una casa ni una provincia y siempre he sentido, como sabes, bastante desprecio por el patriotismo y, sobre todo, por el patrioterismo y la nostalgia de la infancia, sentí que aquí, en Madrid, estaba en mi casa; que me habían hecho un hueco y que, como antes te decía, no me pedían el carnet ni me preguntaban el apellido ni cómo se llamaba mi padre ni cuánto dinero tenía. En Madrid se puede tener un amigo durante tres años sin saber su apellido o si vive en una casa de ricos o de pobres. Eso me deslumbró desde el primer momento."

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