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miércoles, 6 de febrero de 2019

14, 15 DE ENERO DE 1945, DACHAU. GOETHE EN DACHAU, de Nico Rost

14, 15 DE ENERO DE 1945, DACHAU. GOETHE EN DACHAU, de Nico Rost

    "En Nochebuena aún estuvo con nosotros en la Stube 1 para escuchar el cuarteto. Al final, le pidió al violinista que le prestara un instante su instrumento. Todavía veo ante mis ojos cómo sus manos acariciando el violín antes de alzarlo con un gesto solemne hasta el mentón y colocar el arco: tembloroso, bastante anticuado y un poco cómico.

    Luego empezó a tocar el Ave María de Gounod; le puso todo su sentimiento, toda su pena y toda su nostalgia por el hogar.

    Allí estaba, un poco bonachón y un poco pedante, y al tiempo tan conmovedor y emocionante: esquelético y macilento, con su chaqueta de rayas, con unos pantalones demasiado cortos y unos zapatos demasiado grandes y demasiado rotos.

    Cuando terminó, se quedó mirando fijamente con la vista al frente durante un rato, completamente absorto en sus pensamientos; creo que en ese momento se olvidó realmente de nosotros, pero luego agradeció el ruidoso aplauso como auténtico artista habituado a estas situaciones.

    ¿Acaso atisbó en aquel momento que aquella era la última vez que cogería un violín entre sus brazos en toda su vida? Se lo devolvió al húngaro con un gesto en el que estaba todo contenido: melancolía y resignación, agradecimiento y duelo, pero, sobre todo, desesperación...
(...)
    Hace una hora, cuando he ido a visitar a Reinhart, el director de orquesta francés acababa de morir. Desde ayer por la noche estaba inconsciente, solo gemía y respiraba roncamente. El Stubendienst lo ha llevado a la totenkammer y quería sacar el jergon de paja sobre el que había estado tumbado cuando descubrí una carpetita debajo. Sólo tenía una hoja de papel en la que había dibujado el retrato de una mujer mayor. Bajo el dibujo, con una caligrafía tremula, había escrito: 'Con esto he intentado recordar los rasgos amados de mi mujer'. Se lo he enseñado a Reinhart, pero me he marchado enseguida; sentía que los ojos se me llenaban de lágrimas.

    ¿Porque me ha conmovido mucho más este retrato que los cientos de muertos que hoy, de nuevo, están tendidos en la calle frente a la Totenkammer?"




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