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viernes, 19 de enero de 2018

LA CASTA DE VAROUFAKIS. COMPORTARSE COMO ADULTOS, de Yanis Varoufakis

LA CASTA DE VAROUFAKIS. COMPORTARSE COMO ADULTOS, de Yanis Varoufakis 

    "Con 20 años, decidido a recuperar sus raíces Yiorgos renunció a un cómodo empleo en un banco de El Cairo y partió hacia Grecia para estudiar química. Llegó a Atenas en enero de 1945 a bordo del Corinthia, un mes después del final de la primera fase de la guerra civil griega, el primer episodio de la guerra fría. En el ambiente se palpaba una frágil distensión, y por eso pensó que no sería mala idea aceptar la propuesta que le habían hecho en sus compañeros de facultad, tanto los de izquierdas como los de derechas: convertirse en el candidato de consenso que optaría a la presidencia de la Asociación de Estudiantes
    Poco después de salir elegido, el rectorado de la universidad decidió subir las tasas académicas en una época en que los estudiantes se revolcaban en la pobreza más absoluta. Yiorgos se acercó al despacho del Decano y allí trató de darle sus mejores argumentos contra la medida. Al salir, mientras bajaba por la escalinata de mármol de la Facultad, la policía secreta le estaba esperando. Le pusieron unas esposas, lo metieron en un furgón y le dieron a escoger entre dos opciones; una elección que hace del dilema de Larry Summers un simple juego de niños.
    Debido a los orígenes burgueses de aquel chico, la policía estaba convencida de que Yiorgos firmaría encantado la declaración; y si no lo hacía, seguro que daba su brazo a torcer en cuanto empezará la tortura. Sin embargo, con cada nuevo golpe, Yiorgos sentía que no podía firmar aquel papel, que no podía dejar de sufrir a irse a casa. Como resultado paso por distintas cárceles y campos de internamiento, de los cuales podía haber escapado con solo estampar su firma en una hoja de papel. Cuatro años después, convertido en una sombra de lo que había sido, Yiorgos salió de la cárcel para encontrarse inmerso en un ambiente desalentador; una sociedad que no quería saber nada de su elección personal y que tampoco le otorgaba ningún valor.
    Mientras tanto, durante el tiempo que Yiorgos pasó en la cárcel, una chica 4 años más joven que él se había convertido en la primera mujer que conseguía matricularse en la facultad de Química de la Universidad de Atenas, a pesar de que el rectorado había hecho todo lo posible por evitarlo. Eleni, ese era su nombre, aterrizó en la universidad como toda una rebelde precursora del feminismo que, sin embargo, sentía un profundo desprecio por las agrupaciones de izquierda: durante los años de la ocupación nazi, cuando todavía era una niña, los partisanos la secuestraron creyendo que era pariente de un colaboracionista. En cuanto se matriculó en la Universidad de Atenas, una organización fascista llamada X la reclutó en virtud de su ferviente anticomunismo. Su primera -y como pronto descubriría, última- misión como militante consistiría en seguir a un compañero de la facultad de Química que acababa de salir de los campos de internamiento.
    Esta es, en pocas palabras, la historia que explica de dónde vengo. Porque Yiorgos es mi padre y Eleni, que los años 70 se convertiría en una destacada líder feminista, es mi madre.
(...)
    Recuerdo una cosa que me dijo mi padre cuando se dio cuenta de que yo, a temprana edad, cada vez estaba más entusiasmado con las ideas políticas de izquierdas:
    -Cuando estuve en el campo de concentración por comunista, sabía que, si nuestro bando hubiera ganado la guerra civil, estaría en el mismo campo solo que con guardias diferentes"

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