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jueves, 18 de enero de 2018

EL VIEJO Y EL MAR. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg

EL VIEJO Y EL MAR. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg 

    "No me detendré en las obras de los autores soviéticos, es mejor que cuente el destino de la traducción del libro de Hemingway El viejo y el mar. Por lo menos, es una anécdota graciosa. En 1955 decidieron publicar la revista Inostránnaia literatura [Literatura extranjera]; nombraron editor a A. B. Chakovski y me ofrecieron formar parte del consejo editorial. Durante mucho tiempo tuve dudas pero acabé por aceptar: tal vez podría ayudar a publicar alguna obra buena. Aleksandr Borísovich decía que, en uno de los primeros números, iba a sacar el nuevo libro de Hemingway, merecedor del Premio Nobel en otoño de 1954. Asistí a las reuniones del consejo editorial y en una de ellas el editor, enfurruñado y misterioso, nos anunció que tendríamos que replantearnos el número: Hemingway quedaba descartado. Acabada la reunión, me explicó la razón por la cual no podíamos publicar El viejo y el mar: «Mólotov había dicho que era un libro estúpido». Al cabo de dos semanas coincidí con V. M. Mólotov en una reunión dedicada a temas de la lucha por la paz. Hablamos del progreso de la neutralidad en la Europa occidental. Cuando la conversación hubo concluido, pregunté si podía hacerle una pregunta: «¿Por qué considera usted que la novela de Hemingway es estúpida?». Mólotov, sorprendido, dijo que en aquel caso él era neutral porque no había leído el libro y, por consiguiente, no tenía una opinión formada del mismo. Cuando volví a casa me llamaron de la editorial: «Vamos a publicar El viejo y el mar». Poco tiempo después, me encontré con un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores que me contó lo ocurrido. Estando en Ginebra, durante un desayuno, Mólotov dijo a los miembros de la delegación soviética que no estaría mal que alguien leyera en su tiempo libre la nueva novela de Hemingway, porque los extranjeros hablaban mucho de ella. Al día siguiente un funcionario joven, espabilado pero, por lo visto, no muy entendido en literatura, dijo a Mólotov que había leído El viejo y el mar. «Un pescador consigue un buen pez y los tiburones se comen la presa». «¿Y qué pasa luego?». «Nada, eso es todo». Viacheslav Mijáilovich respondió: «¡Pero qué estupidez!». He aquí los motivos por los que casi se obligó al editor a renunciar a la publicación de la novela de Hemingway. No es difícil comprender cómo vivieron los críticos y los escritores en esa década. El destino de un libro dependía de cualquier circunstancia de la política interior y exterior; pero aún tendré que hablar de ello más de una vez en los capítulos siguientes."

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