Ver Viajes del Mundo en un mapa más grande

viernes, 20 de marzo de 2020

NADA, LA DE CARMEN LAFORET Y LA DE ESPAÑA. EL FIN DE LA ESPERANZA, de Juan Hermanos

NADA, LA DE CARMEN LAFORET Y LA DE ESPAÑA. EL FIN DE LA ESPERANZA, de Juan Hermanos 

Resultado de imagen de españa 1940    "...El país entraba en una fase de pasividad que ha sido muy bien descrita en la famosa novela Nada, de Carmen Laforet, publicada más tarde. Nada…, el título es revelador. Vivíamos una época huera. Muchos jóvenes intelectuales volvían la espalda a los problemas de actualidad y trataban de olvidarlos con una frivolidad rebuscada. La mayor parte, sin darse acaso cuenta de las causas de su inquietud, vivían envueltos en extraño malestar. Toda la novela Nada baña en ese carácter confuso a gentes que comienzan a resignarse y que, como los bravos rusos de Dostolevski, no se atreven a tomar partido contra el opresor, pero se consideran humillados, vejados. Los intelectuales más inteligentes, como la autora de Nada, que se pinta en primer plano, o algunos de sus personajes, se refugian en una excitación mórbida, malsana. No sólo por azar han sido señaladas las coincidencias de esta novela con la literatura rusa anterior a la revolución. La única influencia es la del medio, pero coincide perfectamente con aquel en que se debatía Dostoievski. Una sorda angustia vibra en el aire y guarda todavía, como un cielo tormentoso, los ecos de las ejecuciones.
    Esa Nada, esa psicosis de la nada, del abandono, esa alucinación colectiva que los intelectuales muertos de hambre sacaban de sus sufrimientos, he ahí el verdadero carácter de la vida en España bajo el fascismo. Pero esto no lo veían los extranjeros. Les enseñaban el único Instituto de segunda enseñanza decente de Madrid y se extasiaban. Creían que los demás eran parecidos, pero no había otros. Exportábamos todo lo que podíamos para atraernos la benevolencia del Bloque Occidental, pero en el país no quedaba nada para que comieran aquellos que no podían pagar los precios del mercado negro. El almuerzo de un albañil consistía ordinariamente en una sopa de garbanzos. Un joven fascista a quien le hice observar ese hecho, respondió: «No importa, son animales». Nada en el espíritu y nada en el plato, tal es la situación de la España de Franco."

No hay comentarios: