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jueves, 10 de enero de 2019

EL GATILLO FÁCIL DE FRANCO. FRANCO, EL ASCENSO AL PODER DE UN DICTADOR, de Andrés Rueda

EL GATILLO FÁCIL DE FRANCO. FRANCO, EL ASCENSO AL PODER DE UN DICTADOR, de Andrés Rueda 

    "La dureza y falta de piedad de Franco tenía unos antecedentes ya puestos de manifiesto durante su estancia en la Legión, donde hizo fusilar a un hombre porque había arrojado un plato de comida a un oficial. Esta historia real fue adquiriendo caracteres de leyenda y hubo interés en olvidar el hecho. Pero en 1956, el primo-secretario, Franco Salgado-Araujo, escribe lo siguiente:

   He preguntado al Generalísimo si era verdad lo que publicaba un periódico americano de que cuando Franco mandaba la Legión en Uad-lau un legionario le tiró a la cara un plato de lentejas. Me dice: «No cuenta el incidente tal como ocurrió. En las dos banderas que estaban en Uad-lau al organizar la Legión hubo muchos casos de indisciplina y de deserción; la gente se escapaba en botes y desertaba. Había que poner fin a tal estado de cosas y escribí al entonces teniente coronel Millán Astray pidiéndole que autorizase la aplicación de la pena de muerte a los legionarios que frente al enemigo cometieran delitos de gravedad. Millán me contestó que había consultado a las autoridades y que de ninguna manera se podía autorizar la aplicación de dicha pena sin las garantías que marca el código de justicia militar. Le manifesté que salía de Uad-lau para reunirme con él. A los pocos días de esto me dan cuenta de que un legionario se negaba a que le sirviesen el plato con la comida. El oficial, que era el hoy coronel laureado señor Montero, dijo al legionario que la comida había que servírsela, pero que si no quería comérsela que no lo hiciera. Se sirvió la comida al legionario y este arrojó el plato con su contenido a este oficial. Me dio cuenta de esto y ordené tocar a formar, comprobando la veracidad de lo ocurrido por las declaraciones de los testigos. Entonces ordené que un pelotón de legionarios fusilase al compañero rebelde, y desfiló la Legión delante del cadáver. A continuación informé de lo ocurrido al teniente coronel Millán, diciéndole que lo había hecho bajo mi responsabilidad y pensando en la existencia de la Legión, que necesitaba aplicar un castigo ejemplar para restablecer la disciplina»."

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