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martes, 19 de agosto de 2025

MEMORIAS, de Madame Roland

MEMORIAS, de Madame Roland


Estas son las memorias escritas en la cárcel por una de las personas mas relevantes al principio de la Revolución Francesa (no llegó a vivir el final). Era todo un carácter de mujer: no podía evitar sentirse rebajada delante de los hombres, pero sabía medirse con cualquiera y apreciar quién valía más que ella y quien no, hombre o mujer. No buscó escapar. Se tenía, y es casi lo que más reivindica, en una estima muy alta, sabía lo que valía. Las memorias están escritas de forma apresurada ante el inminente final que ya conocía: la guillotina. No se creía por debajo de nadie, eso lo deja muy claro, pero también reconociendo que había una parte del pueblo que no solo estaba por debajo de ella, sino que era la que pasaba verdaderas penurias. Hizo un repaso muy completo de su sociedad y de la mucha gente que conoció.

El libro tiene un estilo elegante, sin grandes abstracciones, fácil de entender, rico en vocabulario y muy enfático en sus acusaciones de corrupción a los políticos y al pueblo. Muy descriptivo de la situación social de su alrededor. Los recuerdos nos envuelven con imágenes muy reconocibles pese a nuestra distancia temporal con ellas. Si tenemos en cuenta su gran interés por la política, su sincero republicanismo y el hecho de que su marido fue por dos veces ministro de Interior de la República, es fácil entender que conoce de primera mano todas estas cosas que el gobierno posterior a la monarquía trajo para azote de la gente honrada y corrupción de la ciudadanía. O al menos es su versión.

"La Convención no reúne más que a bandidos, vestidos como estibadores de los puertos, blasfemando como ellos, predicando el asesinato y dando ejemplo en el pillaje".

En el momento en que es detenida nos cuenta los males que asolan Francia: hay una larga lista de asesinados. A la lista de los girondinos como ella, detenidos a principios de junio de 1793, le seguirá la de los mismos jacobinos, que se denuncian unos a otros para dar de comer a la guillotina (pero esta última fase ya no la vio nuestra autora). Una sangría espectacular. Madame Roland ya sabía que, con estas memorias, no tenía nada que perder. Lo suyo era esperar el dia de su muerte. Sólo le cabía esperar que estos papeles pudieran salir de la cárcel y ser guardados para la posteridad. Otros escritos anteriores no tuvieron esa suerte. En este caso fueron escondidos en un bosque cerca de París por alguien que fue liberado de la cárcel. Tiempo después volvió a recuperarlos. 

El libro desgrana sus propias vivencias, principalmente hasta que se casó. Por ejemplo, el mundo conventual que conoció de joven, no deja de ser descrito como una sociedad donde un montón de solteronas hacen lo mismo que hubieran hecho en sociedad pero con más tabúes y restricciones. Cuenta como eran sus padres, la relacion dentro y fuera de casa, como le cogio gusto a leer todo libro que caia en sus manos. En ese sentido hace un gran escrutinio de lecturas de la época. Con experiencias que se desarrollan en torno a tres temas que le interesan: la libertad de conciencia expresada desde su mundo de fervor religioso hasta un cierto teismo. La libertad de conocimiento, y lo injusto de tener a unos aristócratas que valen mucho menos que la burguesía pero ante quienes deben plegarse. No olvida los deseos sexuales como un deseo que innegable pero también educable, algo así como una educación sentimental en relación a las parejas que rechazó y por qué.

Es una gran lectora. Busca en los libros la felicidad y la tranquilidad de espíritu a través del conocimiento y el asombro. Dar respuesta razonable y personal a las dudas que siente acerca del sentido de la vida. Y se aleja, no sin evidente esfuerzo, de ese mundo de banalidades y fáciles halagos del mundo que ella encuentra tan superficial. En realidad deja, aquí y allá, muchas muestras de desagrado con los caballeros y la nobleza por su falta de educación y eficiencia, son gente inepta que vive de sus rentas a cambio de nada, mientras la burguesía se gana el sustento día a día: una de las causas de la Revolución.

Expresa ideas como la igualdad con el hombre en cuanto al derecho al conocimiento, y el derecho a la libertad de conciencia y expresión al menos dentro de la familia. Una de las partes más divertidas es la parte en que deshecha a un pretendiente tras otro, con un par de diálogos con padre y madre a raíz de sus motivaciones para ser tan exigente. 

¿Qué interés pueden tener estas memorias? Conocer las turbulencias políticas de una época trágica, que tanto influyó después. Hay comentarios sobre gente como Danton o Robespierre, explica muchos sucesos concretos, y da una idea de lo rápido que sucedían las cosas, lo rápido que uno ascendía y acababa después en la guillotina. De cómo actuaba el Comité de Salvación Pública, el que inauguró el periodo del Terror. Casos notorios de corrupción, de violencia y robo. Y cómo, durante su juventud, también conoció a esa aristocracia vacua, afectada, soberbia, con esa imagen de superficialidad y esnobismo con que nos ha llegado a nosotros. Otro valor es la descripción de la vida burguesa en París, la familia de Madame Roland sería como de clase media, y ahí la vemos con sus costumbres, sus relaciones sociales, sus diversiones, etc.

El caso es que después de sus pretendientes y el enfado con su padre se casó con Monsieur Roland. Las delaciones contra ellos se hicieron imposibles de soportar y llevaron a nuestra autora a la cárcel y de ahí a la guillotina, como se temía. Es una pena que la vida social del matrimonio y los comienzos de la Revolución francesa no estén mejor reflejados, hubiera sido muy interesante. Pero no hay que olvidar de que no dispuso de más tiempo.

Lo que sabemos por otras fuentes son otros detalles de Madame Roland: que ella fue un personaje influyente en la revolución por su gran cultura,  y su resolución ante los problemas, algo que la llevó incluso a la Asamblea Nacional. Aunque el libro es muy fácil de leer, no hay que olvidar que escribía para sus contemporáneos, y que daba por conocidas algunas cosas que a cualquier persona actualmente se le escapa. Se cree que muchos discursos del marido son escritos por ella. Robespierre la atacaba más a ella que a él. Ella fue arrestada el 1 de junio de 1793, y muerta el 8 de noviembre del mismo año. Su marido se suicidó dos días después de que su mujer fuera guillotinada. Su supuesto amante apareció perdido en un bosque y devorado por los lobos.

Tiene sus frases para la posteridad: 
Necesito estudiar porque necesito comida”.
Danton dirige todo, Robespierre es su marioneta, Marat sostiene su antorcha y su daga; este ardiente orador gobierna y estamos siendo oprimidos hasta que caemos como sus víctimas”.
Los tiranos pueden oprimirme, ¿pero denigrarme? Nunca, nunca”.
Antes de colocar su cabeza en el cepo, se inclinó ante la estatua de arcilla de la Libertad situada en la Plaza de la Revolución (actual Plaza de la Concordia) y pronunció la famosa frase por la que es recordada:
"¡Oh, Libertad!, ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre!"

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