LAS DELACIONES DE ELIA KAZAN. TIEMPO DE CANALLAS,de Lillian Hellman

—Te está diciendo que ha decidido colaborar con el Comité. Lo sé porque me lo confesó esta mañana.
Cuando regresé de hacer mi llamada, hablamos unos minutos más y me inventé la excusa de un compromiso ineludible. Estaba lloviendo y tuvimos que esperar frente a la puerta del hotel, mientras llegaba un taxi. Yo no quería hablar más con él, y aguardamos allí en silencio un buen rato, hasta que Kazan dijo súbitamente.
—Para ti es fácil hacer lo que te dé la gana, porque de seguro ya te habrás gastado toda la plata que ganaste.
Esto me desconcertó durante semanas, hasta que entendí por fin lo que había querido decirme; era lo mismo que mi abuela rica solía repetirle a sus amistades de clase media baja y a sus parientes venidos a menos; lo mismo que en una ocasión le oí decir a su chofer, Fritz, a quien ella había bautizado Hal: «Los pobres tienen menos preocupaciones que los ricos. El dinero no agobia a quienes no lo tienen»."
No hay comentarios:
Publicar un comentario