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miércoles, 12 de septiembre de 2018

BONATTI Y MAURI CONQUISTAN EL GASHERBRUM IV. JEFE DE CORDADA, de Ricardo Cassin

BONATTI Y MAURI CONQUISTAN EL GASHERBRUM IV. JEFE DE CORDADA, de Ricardo Cassin 

   "A la vuelta me voy bajo el collado nordeste para hablar con los amigos Gobbi, De Francesh y Zeni: me dicen que Mauri y Bonatti se han concedido una jornada de descanso, habiendo programado para el día siguiente el asalto final. Llego al campo IV y hacia las siete llega Zeni: me cuenta que la cresta es muy difícil pero que está bien equipada. No han conseguido todavía tocar las rocas blancas pero, si el tiempo lo permite, tienen bastantes esperanzas de lograrlo.
   La espera por la conclusión de nuestra hazaña se hace angustiosa, y dentro de cada uno de nosotros se desarrolla una lucha continua contra el nerviosismo que nos domina. Durante el reconocimiento he visto lo largo que es el tramo de la cresta, y he constatado que las rocas blancas e inclinadas están cubiertas de cornisas.
   Hacia mediodía oigo los gritos que parecen provenir de la cima: también Zeni tiene esa impresión. En un primer momento yo había decidido subir al campo y pero después, por una serie de consideraciones, desisto. La niebla y sobre todo el viento no nos permiten comunicarnos a voces con Gobbi y De Francesh; además comienza a nevar y continuará durante toda la noche.
   Con cansancio, a la mañana siguiente intento liberar la tienda de la nieve, pero es un esfuerzo inútil porque cada vez que la tiro hace remolinos en el aire y vuelve a caer en el mismo sitio. Basta con abrir un poquito la tienda para que enseguida todo se vuelva blanco en el interior, incluso los bolsillos de mi pantalón están llenos de nieve. Me encuentro muy preocupado por mis amigos: sé que están bien abastecidos de víveres y de combustible, pero sé también que se sienten muy cansados. ¿Lo habrán conseguido ayer, antes de que llegara el mal tiempo? Además, incluso el descenso por la cresta hacia el campo V es duro, a pesar de lo bien preparado que está. Nosotros aquí, como también Gobbi y De Francesh, tenemos víveres en abundancia, pero poco combustible, que es de máxima importancia para obtener agua.
   Hacia las tres oigo voces: salgo corriendo de la tienda y veo dos figuras que avanzan en la tormenta. Son Gobbi y De Francesh que me anuncian que el Gasherbrum IV es italiano. Me precipito contra Mauri y Bonatti, que les siguen a poca distancia. Nos abrazamos emocionados. Entramos enseguida en la tienda porque fuera no se puede estar, la tormenta es muy fuerte. Nuestro ánimo es exultante, hablamos sin parar contándonos recíprocamente las dificultades encontradas.
   En las caras de Bonatti y de Mauri, excitadísimos pero sonrientes, se ve un gran cansancio. Me cuentan el vuelo de De Francesh que podría haber convertido en tragedia el momento más bonito de nuestra aventura. Bepi, en efecto, al ir al encuentro de los dos vencedores para felicitarlos, ha pisado en falso y ha resbalado más de cincuenta metros. Sólo la fortuna ha evitado fatales consecuencias, y la nieve blanda ha hecho de colchón. Gobbi, que estaba en la tienda, se ha quedado petrificado al oír el grito: estaba ya pensando en una desgracia, cuando ha visto delante a De Francesh que llegaba solo al campo. No podía creer en sus propios ojos: le parecía tener de frente a un fantasma y sólo gracias a las carcajadas de Oberto ha tenido la certeza de que todo se había resuelto de la mejor de las formas."

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