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domingo, 27 de enero de 2013

EL EXPRESO DE RANGUN, GENOCIDIO Y OTROS RELATOS, de Norman Lewis

    La carrera literaria de Lewis (1908-2003) incluye, además de libros de viaje y novelas, los artículos enviados a diferentes periódicos británicos y que la serie de Heterodoxos de Altair  ha recogido, en forma de selección, en tres volúmenes. Hoy vamos con el primero, que como los otros, es de los más variopinto y, a pesar de haber transcurrido unas décadas desde su publicación, nos lleva a una parte de la historia reciente que todos hubiéramos deseado descubrir antes de que la globalización (de gustos y productos de consumo) nivelara las diferencias entre lugares tan dispares como Laos, Ghana, Ibiza o Brasil. Algo que siempre Lewis lamentó.

    Una de las grandes paradojas que plantean estas crónicas con respecto a los escritores actuales es la posición que ocupa el escritor frente a los hechos que cuenta. Lewis va de lo particular hacia lo universal, y es capaz de contarnos anécdotas en apariencia muy poco trascendentales para hablarnos en el fondo del carácter de un pueblo, de una cultura o de una etnia concreta con la que se ha quedado a veranear de una forma, tal vez, desapercibida pero nada inocente: lo observa todo como ese tío al que invitan a una fiesta sin conocer a nadie y al día siguiente es capaz de contarte lo que hizo uno, lo que dijo el otro, quien se pasó, etc, y todo al detalle. No es un coleccionista de lugares, ni de fotos, es un acumulador de experiencias. Cuando le lees, no parece estar contándote algo extraordinario solo porque estuvo a miles de kilómetros de sus lectores, es que aunque hubiera ocurrido en la puerta de su casa, también hubiera sido importante contar algo extraordinario. No se siente superior en medio de otras culturas, pero tampoco lo parece frente al lector que tal vez nunca pueda estar en sitios tan singulares. Esa es una de las sensaciones gratas que dejan sus libros. Y es algo que sobra en la mayoría de los relatos gráficos o literarios que solemos  leer. Lewis era un nómada y lo que contaba no era eso, sino la formas de vida que otros tenían, con una fina sensibilidad social unida a toques de humor suave.
el tren de rangun

    El primer capitulo esta dedicado a Guatemala, un país del que se enamoró por parecerle el más bello de todos, pero que las dictaduras echaron a perder. La velada en el hotel de Huehuetenango rezuma melancolía. El segundo capitulo va del país vecino, Belice, un estrafalario lugar donde no te sirven un whisky doble en un solo vaso; pero la belleza no hay quien se la quite. Lewis va anotando detalles de este aburrido lugar para buscadores de juerga. De Laos salta a Sanlucar de Barrameda para aprender las diferencias entre capea, novillada y corrida de toros, así como del "toro que ya había sido toreado antes". Si el primer articulo dedicado a Ibiza habla de los pescadores, en el segundo nos habla de un perro que nadie quiere en el mismo lugar donde veranea, todo ello cuando la isla tenia un carácter mediterráneo, cerrado y ancestral que no ha logrado retener. El estreno de la independencia, en algunas excolonias, choca en seguida con la realidad a la que sus ciudadanos se deben enfrentar: tal es el caso de Liberia, Ghana y Rangun en Birmania (ahora Yangón y Myanmar). El libro acaba con Genocidio, un largo articulo sobre el exterminio de los indios amazónicos, algo que resulta imprescindible conocer para todo ser humano. Dicho con conocimiento de causa, había que tomar parte.
    Otro de los detalles de los artículos de Lewis, al hablar de si mismo, es que siempre lo hace en función de lo que ve, y lo habitual es que siendo extranjero allí por donde va, traba relación con la gente del lugar con un cordial interés por lo que hacen. Llega a solaparse un poco con ellos, pero no hasta el punto de dar la nota o tener que ser arropado por todos los lugareños porque al guiri se le ha antojado hacer algo típico. Esa es una rara virtud. Es un viajero discreto, que como dirían los científicos, observa el fenómeno interfiriendo lo menos posible, no convirtiéndose en protagonista. Teniendo un suegro en la mafia siciliana tal vez eso se aprenda mejor.

    Para estar infectado de malaria y haberse roto el cráneo  entre otros percances, su longeva vida (95 años) es de las más intensas.

    Si se echa en falta algo de estos relatos, es consignar cuando fueron escritos y publicados cada uno. El prólogo de todos ellos es de 1959, excepto el de Genocidio, surgido en 1968. La primera edición del conjunto, en 1986. Para mí, este último es el capítulo que toma más aire de reportaje, el más trabajado y logrado. Aquí no es simplemente un observador al margen. Supuso un antes y un después para la interpretación del genocidio de los indios del Amazonas, porque se hizo visible en el Sunday Times y horrendo para las conciencias. Inspiró la creación de Survival International.

El Expreso de Rangún, Genocidio y otros relatos. Crónicas de viajes 1, de Norman Lewis, En la colección Heterodoxos de la Editorial Altair, 2010, 198 paginas

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