LOS NAUFRAGOS DE LAS AUCKLAND, de François Edouard Raynal
La cosa salió bien. Sin embargo, en el tiempo en el que estuvieron los cinco solos, hubo otro naufragio, con más gente, al norte de las islas Auckland que acabaron mucho peor. Unos de otros no tuvieron nunca conocimiento siendo la distancia corta: así era de brutal el clima y la orografía. Solo lo supieron cuando los de la Grafton se pusieron a salvo. De estos otros apenas encontraron unos cadáveres.
De las cosas que más se admira del relato es la buena cabeza que tuvo el autor para organizar los trabajos para cada uno, y que de esa forma cada uno contribuyera a la supervivencia de los demás. Todo sin que se echaran los trastos a la cabeza. Una mente lúcida que es muy de elogiar en momentos que te ponen a prueba de una forma colosal. No en vano, el autor, antes de llegar a estos sucesos, nos describe el itinerario de su vida profesional desde que sale de Francia buscando la fortuna que le dio la espalda en su país. Fue muchas cosas, pero sobre todo buscador de oro en Australia y granjero en las Islas Mauricio.
En definitiva, un libro de aventuras al límite de la resistencia humana bien solventada con claridad de ideas y frialdad para ejecutarlas sin venirse abajo durante casi dos años de soledad, hambre y frío. Este libro tan interesante de leer debio influir el otro libro famoso de Julio Verne, La isla misteriosa
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