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miércoles, 15 de noviembre de 2023

UN VERANO CON RIMBAUD, de Sylvain Tesson

UN VERANO CON RIMBAUD, de Sylvain Tesson 

Primera parte, unas cuantas reflexiones personales sobre la vida y obra del poeta, muy enfocadas a lo que significa ser un genio incomprendido en su época, alguien que se ríe del lenguaje aprendido y rompe con el sin que nadie se de cuenta del valor de lo que hace.

Dentro de la ambigüedad de la vida y obra, Tesson arremete con las interpretaciones de todo tipo. El prefiere su poesía como tal, sin buscarle interpretaciones externas. En ese sentido, dice, los versos son autosuficientes. Pero en cuanto más ambiguo es la imagen de Rimbaud, más personales y divagantes son las opiniones de Tesson. Tampoco sigue un orden cronológico, sino temático: si era Rimbaud de una ideología o de la contraria, si concuerda el modelo real de Rimbaud con la imagen que se ha vendido de él. En cortos capitulos, trata algún tema como, por ej, si se drogada, o sus largas caminatas (más bien huidas), y los capítulos finales a como se llevo la contraria a si mismo en Africa.

Tesson aporta su estilo literario al personaje, sus paradojas, aforismos, sentencias, sus piruetas de originalidad. A sus epigramas solo les falta ser grabados en piedra. Nos queda claro, además, que es un yayo que echa pestes de la tecnología. 
Hay muchas comparaciones con otros escritores acerca de su hermetismo, una estrategia más para descifrarlo o, al menos, para aceptarlo. El versus más obvio que establece es von Víctor Hugo.

Pero no tengo claro que aporte algo certero a Rimbaud. A veces parece una paráfrasis, una alabanza continua en la que Tesson te dice: "Eh, tio!, este colega poeta y yo somos de la misma pasta en el fondo!". Una de las cosas más irritantes es ese estilo de superioridad moral que destilan muchas partes. En realidad, todo el atractivo de Rimbaud sobre Tesson parece estar en que, desde el amor a las letras y los viajes que comparten, los dos dan la espalda al mundo  La superioridad moral es lo último que espero de un buen libro. Creo que en eso él y Rimbaud (al menos al final de su vida) no se parecen.

Toda la concreción que tiene su estilo aplicado a sus otros libros, aquí me parece un farragoso y repetitivo proceso opiniones que ya fueron dichas con menos chisporroteo verbal y más concisión. No deja de idealizar la vida de Rimbaud, ese cierto glamour de ser distinto y distante, brillante, su malditismo (por ejemplo en el capítulo donde explica el silencio del poeta tras sus poemas), cuando sus 10 años africanos y su recta final de 1891 lo despojan de cualquier glamour.

Esperaba encontrarme algo sobre los espacios reales o imaginarios de Rimbaud, pero he encontrado los de Tesson con preferencia, sobre todo los imaginarios, mucha opinión. Es, ante todo, una interpretación personal de Rimbaud según sus gustos, que tampoco está mal, ni mucho menos. Se adentra en muchos de sus versos para apoyar sus ideas. Estas últimas, en realidad, me han gustado más en otros libros suyos  ¿Me ha mostrado el autor suficiente bagaje de cultura, de ideas y de originalidad como para merecer mi atención? Desde mi desconocimiento de Rimbaud, me deja muy insatisfecho.
Lo puedo contraponer, por ejemplo, a Nuccio Ordine y su Utilidad de lo inútil, por su humildad a la hora de tratar al lector y la lógica profunda y la calidez con que lo hace.

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