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miércoles, 20 de septiembre de 2023

KARL Y ANNA, de Leonhard Frank

KARL Y ANNA, de Leonhard Frank


La novela comienza con dos hombres en una plana extensión de estepas siberianas cavando zanjas. Pero con la mención constante que hace Richard, uno de ellos, de su mujer, esto parece un triángulo amoroso. Tal es como lo vive Karl, el compañero. Al cabo de 4 años es Karl, y no el cónyuge, quien se escapa y reaparece, tras un arduo viaje, en la vida de esta mujer suplantando la personalidad del amigo de prisión. Tal ha sido la obsesión durante el cautiverio, escuchando a Richard, que se lo ha aprendido todo de sus recuerdos para poder llegar a ella y poseerla en su lugar. Es el caso del doble, del impostor.
¿Pero ella lo cree? No, pero, en un principio, no se cierra a la posibilidad. Es una reticencia que, en un momento de crisis individual y social profunda, dura poco. Estan saliendo de una guerra perdida.
¿Karl la está engañando? En la medida inversamente proporcional a lo que se cree de su propia historia. Puesto que no es una historia inventada sino oída al marido original, es tan veraz en cuanto él mismo se la crea. Y es a lo que ha apostado Karl, a todo o nada. Ahí está el juego, entre el dejarse engañar a sabiendas de lo que hay de ella, y el no mentir porque te has convencido de tus mentiras de él. Para Karl la mentira que encarna es verdad, para ella su presencia es solo apariencia. 
El caso es que, pasadas las semanas, ella cede definitivamente y hasta se queda embarazada. Pero ahora viene el catalizador de lo que resta de novela para hacerla más compleja: Anna recibe una carta de Richard, su marido original. Está preso pero espera volver. Aquí se aprietan unas contra otras un montón de preguntas: ¿quién es ahora el marido real? ¿El marido auténtico es el original o no le hace falta serlo? ¿Como ha suplantado en los afectos Anna a uno por otro? ¿Ha sido tan fácil? ¿Como lo acepta el vecindario? ¿Existe igual sentimiento de culpa en Anna que en Karl? Porque la guerra se acabó y los maridos regresan a sus casas. El caso de Anna se repite en el bloque de pisos donde vive, con distintos desenlaces. En conjunto es una historia de amor compleja, con un desenlace marital que no contenta a ningún personaje. 

En su novela autobiográfica “De donde está el corazón”, Leonhard Frank, el autor, cuenta cómo se inspiró para escribir esta novela corta: fue a partir de una noticia titulada “Nunca se habían visto antes”. Informa sobre la condena de un soldado que había regresado del cautiverio ruso y había protagonizado un caso semejante, cuando su compañero de prisión había sido declarado muerto por error. Esta noticia, que le parecía poco creíble, inspiró a Frank a pensar en situaciones y motivaciones para convertirlas en un triángulo amoroso psicológicamente coherente. En 1926 escribió la historia en nueve meses; su éxito le empujó a crear una versión teatral en 1928, que hizo en tres semanas. También tuvo tres adaptaciones cinematográficas: Regreso a casa (1928), Deseame (1947) y La mujer y el extraño (1985). Aunque no lo diga en la novela, sabemos que muchas de sus historias están desarrolladas en su ciudad Würzburg, Alemania. 

A mi juicio, la novela adolece al principio de algunos momentos de poca imaginación para las descripciones de lugares y situaciones que, una vez leído así, resaltan muy poco en el conjunto de la obra. Es la impresión inicial que me dio. Luego lo repasé y comprendí que tal vez el relato estuviera influenciado por las vanguardias literarias del momento, un cierto expresionismo. El comienzo, en eso, es muy significativo. El argumento central no tiene historias subsidiarias, los personajes secundarios ofrecen poco más que el eco de una opinión pública acerca del presunto adulterio (el lector decidirá). Al autor no le importa sacar otros temas que enriquezcan a los personajes, o les dé más profundidad; me imagino a Tolstoi retomando el tema y sacándole punta... sería brillante y mucho más largo de leer, porque estos temas maritales son muy del siglo XIX pero el autor lo retoma con la soltura expresiva y sin censuras propias de los años 20. En cambio Frank parece sentirse a gusto con en formato de novela corta, o parábola de la necesidad del amor en cualquier persona, aún más si es una época de penuria como lo puede ser una guerra. Todo lo que pierde en sondear las posibilidades del relato en profundidad, lo gana en la intensidad de lo que más le interesa contar: en su sencillez esta el armazón para ofrecernos tanta intensidad. El amor sale al rescate de la soledad de Anna, y la soledad, paradójicamente, pone a prueba la amistad de los dos soldados al final. La guerra es el agente que dinamita las relaciones humanas, de ahí su mensaje también pacifista y contra las injusticias que provoca el ambiente bélico cuando, dentro de las voces del final del relato, es Maria la que se enfrenta a la muchedumbre y da la cara por ellos. 

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