Ver Viajes del Mundo en un mapa más grande

lunes, 25 de septiembre de 2023

EL INFIERNO DE TREBLINKA, de Vasili Grossman

EL INFIERNO DE TREBLINKA, de Vasili Grossman


Treblinka es un pueblo al este de Polonia. Estuve este verano, porque allí hubo uno de los campos de exterminio nazi, creado en principio para acabar con los judíos de Varsovia, y por extensión, de toda esa región europea. Pero al final llegaron de todos esos países que los nazis ocuparon. Después de Auschwitz fue donde más gente murió.
El relato de Grossman tiene una primera parte en la que cuenta el porqué del lugar elegido y su posterior desarrollo desde el que se pensó, inicialmente, en crear un campo de prisioneros por la zona. Posteriormente nos cuenta todo el proceso que sufría una persona judía desde que se montaba en el tren, en su ciudad de origen, hasta que era tirado, ya cadáver, en el interior de una zanja de 50 m de largo junto a miles de cadáveres: los anteriores a él, los miles que con el morirían en ese dia, y los que estaban por venir. Además de ello, hay algunas connotaciones que no olvida señalar: primero, que sus datos provienen de conversaciones con personas que lograron escapar de Treblinka, y de sus guardas. Grossman trabajaba como corresponsal y llegó meses después del cierre del campo. Segundo, advierte de que se conocen los nombres de cada uno de los nazis, SS, gestapos e incluso guardias ucranianos que eran responsables de esa parte del genocidio. Y tercero, hay unas cuantas loas al Ejercicio Rojo que llegó para certificar los relatos. Esta es la parte propagandística, unida muchas veces a ejemplos de resistencia contra el opresor por parte de judíos medio muertos o a punto de morir que se me hacen muy poco creíbles.
A principios de 1943 hubo un cambio sustancial: Himmler ordenó desenterrar los cadáveres y quemarlos y esparcir las cenizas. Y ya no habría más enterramientos. Se empiezan a borrar las huellas del crimen por si acaso...
Aunque admiro mucho a Grossman como escritor,  sinceramente, el tono de buenos y malos tan descarado acerca el relato al panfleto y no a un texto objetivo. Es fácil ser maniqueo en este caso porque la historia está ahí, hay buenos y malos diferenciados, pero se aprovecha para un fin propagandístico a favor del ejército rojo, que no llegó precisamente a liberar el lager. Se encontró solo una granja nueva para disimular sobre el terreno vacío de indicios criminales ("¿vacío? no tanto...)
La gente del pueblo cercano fue obligada que deshacerse de las cenizas de los cadáveres por los caminos. También hubo una sublevación dentro del campo: se hicieron con armas, se enfrentaron a los SS y muchos escaparon. En este sentido, encuentro en algunas reseñas que fue el primer testimonio público de lo ocurrido en Treblinka. Pero no es cierto. La primera fue escrita por Yankel Wiernik y se titula Un año en Treblinca. Se trata de un folleto publicado en 1944 en Varsovia de forma "clandestina" y despu3s en New York, según he leído. Este tuvo poca repercusión, también porque era inasumible en la imaginación del público que eso estuviera pasando aunque lo contara uno de los que escaparon con éxito durante la rebelión. Otra cosa es que testimonios recogidos por un escritor y periodista como Grossman, un tiempo más tarde, tuvieran una repercusión mucho mayor. Publicado en 1946, fue aceptado como prueba en los procesos de Nuremberg. Todo esto lo supe leyendo el relato del superviviente más famoso, Chil Rajchman, que nombra a Wiernik y su folleto. Y tiré de ese hilo.
Cuando los nazis retomaron el mando, y viendo los estragos de la rebelión en las instalaciones, terminaron de destruir lo que quedaba y llevarse lo aprovechable. De manera que el 2 de agosto de 1943 se cerró y luego los alemanes trataron de borrar sus huellas. Cuando Grossman llegó en septiembre de 1944 todavía había restos por todo el campo, incluso estaba famosa estación de tren, pero apenas quedaban edificios en el campo de exterminio. Actualmente sigue asi, pero se han recuperado los cimientos de los edificios y objetos tirados. De aquella falsa estación de tren apenas queda nada. Lo que queda es visitable a campo abierto y en el museo creado después. 
Es un libro corto: se lee en una tarde, 80 páginas. 

No hay comentarios: