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viernes, 20 de enero de 2023

MEMORIAL DRIVE, RECUERDOS DE UNA HIJA, de Natasha Trethewey

MEMORIAL DRIVE, RECUERDOS DE UNA HIJA, de Natasha Trethewey



Estas son las memorias de una conocida escritora norteamericana, la parte más visceral y traumatica de su existencia: la época de la infancia. En ella plantea su vida con su madre, de raza negra, hasta su muerte por asesinato. En orden cronológico, entran los recuerdos con su padre, de raza blanca, en Alabama y en Nueva Orleans. La abuela y los tios maternos. Son los años 60, y aun antes, en los antigüos estados esclavistas, es decir, los problemas raciales que persiguen a la autora y su madre, incluso al padre blanco: los insultos, las noticias de asesinatos de otros negros o ver, tras las cortinas, y con las luces apagadas, una cruz grande ardiendo frente al domicilio familiar. Es una descripción a pie de calle de los años 60 y 70 para la gente de color y clase media-baja.
Luego los padres se separaron y madre e hija se instalaron en Atlanta. Allí conoció a Big Joe, con quien su madre se acabó casando, una relación de 10 años. En realidad, desde las primeras páginas sabemos como acaba la cosa, en que consiste el trauma. Porque la niña ve cosas, experimenta sensaciones de las que no dice nada a su madre por dos motivos: por un sentimiento de culpa por experimentarlas, y por proteger a su madre como si, al no decirlo, evitara que eso estuviese pasando realmente. Porque cuando no estaba la madre, Big Joe, su padrastro, mostraba a la niña su mal carácter y un montón de detalles extraños y amenazadores que, a su edad, no sabía encajar. El libro trata de recuperar a esa niña que, de la felicidad de una familia unida pese a los problemas, pasó a vivir cada vez más asustada sin entender exactamente porqué. 
Esta manera de, pasados 30 años del asesinato de su madre, restaurar en la memoria los antiguos miedos, es un ejercicio, aquí literario, que pasa por fases: por culpabilizarse de su muerte (por qué ella y no yo?), por escapar de ese mundo, por el distanciamiento al que recurre de niña instintivamente, según recuerda al escribir, para no hundirse. El relato intenta reconstruir los últimos días e instantes de Gwendolyn, su madre. Incluso para su comprensión, la autora recurre a Lorca. Hay una transcripción que hizo su madre de dos conversaciones telefónicas con Big Joe que son un espanto
En definitiva, un recuerdo sentido hacia la madre cuando Natasha la perdió a los 20 años, un esfuerzo por entender lo que pasó, lo que falló, lo que pudo evitar que Joel, o Big Joe, le pegara dos tiros y la matará. La descripción del asesino es la de un psicópata sin más agallas que para zurrar y ensañarse con los más débiles. 

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