WHO I AM, de Pete Townshend
"Tocamos R&B: «Smokestack Lightning», «I’m a Man», «Road Runner», y otros clásicos con garra. Ante el micrófono, sigo rasgando sin parar la aullante guitarra Rickenbacker, luego le doy al interruptor que instalé para que chisporrotee y acribille la primera fila con ráfagas de sonido. La arrojo al aire con violencia y siento un estremecimiento repentino mientras el sonido se degrada de un rugido a un estertor: miro hacia arriba y veo el cuerpo fracturado de la guitarra, mientras la extraigo del agujero practicado en el techo bajo.
En ese momento tomo una decisión repentina, y en un frenesí demente vuelvo a arrojar una y otra vez la guitarra contra el techo. Lo que antes era una simple fractura, ahora es un astillado estropicio. Sostengo la guitarra ante el gentío con gesto triunfal. No la he machacado: la he esculpido para ellos. Despreocupado, arrojo la guitarra hecha añicos al suelo, agarro una Rickenbacker nueva de doce cuerdas y prosigo el espectáculo.
Aquel martes por la noche di con algo más potente que las palabras, algo más emotivo que mis tentativas de chico blanco por tocar blues. Y como respuesta recibí la unánime aclamación del público. Algo así como una semana más tarde, en el mismo local, me quedé sin guitarras y derribé la pila de amplificadores Marshall. Poco amigo de quedar en segundo plano, Keith Moon se sumó a la fiesta pateando su batería. Roger empezó a raspar el micrófono contra los platillos quebrados de Keith. Algunas personas contemplaron la destrucción como un ardid publicitario, pero yo sabía que el mundo estaba cambiando y estábamos mandando un mensaje. La vieja manera, convencional, de hacer música ya nunca iba a ser la misma."
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