LEYENDAS DEL DESIERTO DEL SÁHARA. EL CAMINO MÁS CORTO, de Manuel Leguineche
"Me hablaron en Biskra de Henri Lothe, que exploró el Sahara empujado por la lectura de La Atlántida, la novela de Pierre Benoit. En el monte de Garet el Yenun situó el folletinista albigense la morada de Antinea.
«¿Descendiente de los dioses o hija de una bailarina parisiense?», se preguntaba Benoit. «Nos encontramos al pie de una negra montaña cuyos contrafuertes se elevaban a 2000 metros sobre nuestras cabezas. Era un enorme y tenebroso castillo feudal que se dibujaba con increíble limpieza sobre el cielo anaranjado», escribe Benoit. Aún hoy la gente del país habla de los genios del mal que habitan este tenebroso macizo donde Antinea reinó como «mujer, reina, sultana y soberana absoluta del Hoggar». No lejos de donde acampamos por la noche hallaron un túmulo en cuyo interior se descubrió la tumba de una reina, Tin Hinan. ¿Antinea? Junto al esqueleto recogieron pulseras de oro y plata sin aleación y los elementos de un collar de oro completado por granos de cornalina y de piedra pulimentada. La reina del desierto dominaba desde el río Abalesa las rutas de las caravanas entre el Mediterráneo y el África Ecuatorial y poseía, según todos los indicios, la seducción de la hechicera y la crueldad fría de la heroína de Benoit."
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