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jueves, 10 de abril de 2014


Del libro de Brigitte Hamann, SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD

La emperatriz Elizabeth (Isabel Amalia Eugenia Duquesa en Baviera Múnich, 24 de diciembre de 1837Ginebra, 10 de septiembre de 1898), más conocida como Sissi, fue emperatriz de Austria (1854-1898) y reina consorte de Hungría (1867-1898), entre otros muchos títulos inherentes a la Casa de Habsburgo-Lorena) fue una mujer muy viajera en su tiempo: Alemania, Inglaterra, Irlanda, Italia, Grecia, Argel, Egipto, Paises Balcanicos, etc
"Tanto en Schonbrunn como en el parque zoológico de Lainz, la emperatriz había establecido una granja donde tenía sus vacas favoritas, y hasta cuando salía de viaje -al menos en sus viajes por mar- solía llevar consigo dos vacas y una cabra, para disponer en todo momento de leche sana. El cuidado de estos animales, muy poco marineros, representaba para el séquito de Elizabeth una carga adicional, pues de su salud dependía la de la soberana, que casi se alimentaba de leche y huevos"



"Ahora satisfacía su extraordinaria necesidad de movimiento de otra manera; caminando diariamente durante horas enteras, con una rapidez que agotaba a las damas acompañantes. Hiciera tiempo bueno o malo, atravesaban montañas y prados de las más bellas regiones de Austria, Baviera y Hungría, aunque a veces también paseaban por polvorientas carreteras. Con el fin de no fatigar en exceso a las damas de honor, poco acostumbradas a tanto ejercicio, era frecuente que las siguiera un coche, al que podían subir las señoras cuando sus pies se negaban a llevarlas. La emperatriz resistía horas y horas. Ni las tempestades de lluvia o de nieve impedían que ella saliera a caminar."

Sisi, tras el abanico
"Porque hay que decir que la emperatriz no rechazaba la etiqueta: referente a su persona, estaba muy de  acuerdo en que se mantuvieran unas reglas protectoras de su majestad. De esto se dio cuenta la propia Maria de Festetics (dama de compañía), que confió en su diario: "A no dudarlo, la etiqueta es un invento muy inteligente. Sin ella, el Olimpo ya se habría derrumbado. Tan pronto como los dioses muestran sus defectos humanos, son retirados de los altares y la gente deja de arrodillarse ante ellos. Esto es lo que rige para el mundo, pero no satisface a los ídolos, y si a estos no les basta la adoración, las cosas van mal. Porque estos ídolos lo querrán todo: siervos para todo lo que les plazca y apetezca, abajo, mientras que ellos, arriba, reciben el culto"
palacio de hofburg, viena
     La vida de la emperatriz, según cuenta la autora, me ha dejado sentimientos contradictorios. Por un lado, el empeño por hacer su vida, la que deseaba para si misma, por encima de las convenciones rígidas de la época y las de su posición. Por otro, la inteligencia para servirse de todo aquello que detestaba para lograra sus fines particulares. No era de extrañar que sufriera depresiones, que sus eternos viajes por Europa y el norte de Africa fueran por interés intelectual, por deporte pero también por escapismo hacia ambientes que no deseaba compartir e incluso un escapismo de si misma. Uno no acierta a saber si sus posiciones liberales en política eran genuinas u otra forma de contradecir al neoabsolutismo de la corte vienesa, su suegra y la incomprensión que la rodeaba entre los funcionarios del imperio.
palacio de hofburg viena


SISI, EMPERATRIZ CONTRA SU VOLUNTAD, de Brigitte Hamann. Editorial Juventud, 470 paginas. Una sexta edicion del 2009 comprada en el mismo Palacio de Schonbrunn (Viena), de un libro escrito en 1981

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