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jueves, 4 de enero de 2024

LA ANTONIA, de Paolo Cognetti

LA ANTONIA, de Paolo Cognetti



Cognetti recrea la vida de esta poeta y montañera de Milán, muerta prematuramente con 26 años (1912-1938). Se basa en sus cartas, sus fotografías (casi todas de montaña) y una selección de poemas no publicados en vida pero que, cuando lo fueron, ejercieron una gran influencia en generaciones de poetas italianos posteriores. Y eso aún cuando su familia expurgó de sus diarios y cuadernos de poemas las partes que ellos quisieron, por algún motivo, ocultar. Incluso la última nota de despedida a su familia. 

La montaña, sus escaladas y travesías de esquí fueron muy importantes en su vida. Llegó a tener de guía al gran Comici, y se paseó por todo el ámbito alpino europeo porque era hija de un abogado que había hecho fama y fortuna con el régimen fascista. Le permitió viajar, estudiar y escalar. Pero ese ambiente es también el telón de fondo de muchos poemas y vivencias que la llevan muy arriba, pero también muy abajo, unas oscilaciones de ánimo tremendas coincidiendo en estas ocasiones cuando el amor no es correspondido. Ocurre que dos novios la defraudan en sus expectativas, y eso la lleva a sentimientos oscuros, que con el tiempo se volverán autodestructivos. En los primeros poemas es una adolescente con algunos pájaros en la cabeza, pero con los años está claro que su poesía mejoró (son los poemas que me gustan), y sus problemas son algo más que afectivos, hay una desazón hacia una vida que no la llena. Tampoco la montaña es suficiente. La idea de Cognetti es la de descubrir y acompañar a esta joven mujer tan sensible e inteligente en un mundo que no la comprende mientras ella espera demasiado de él. El mundo es hostil cuando vas más allá de lo que puede darte merecidamente pero no está preparado para hacerlo. Al final del libro uno lamenta la cantidad de gente que quería ponerla socialmente en su sitio, es decir, hundirla, humillarla, hacerla sentir menos de lo que se pensaba Antonia de si misma. 

Hay otros lugares comunes en su vida: la casa en Pasturo, un lugar siempre de reflexión cerca de las montañas. Pero también sentimientos, como el del niño no nacido como símbolo de lo que ella cree merecer pero nunca llegará. O la propia muerte que parece una salida natural a ese problema de vivir.

El tercer novio fue un chico salido del proletariado, estudioso. Mientras los dos anteriores eran lamentables, este del año 1937 le abre una mirada nueva, más social: se nota en el carácter de las fotografías de entonces. Pero no deja de tener depresiones, de esas que la sumen en pensamientos sobre la muerte. 

El final de la Antonia es muy triste. La biografía que nos quedó de ella atraviesa varias lagunas hasta el último día de su existencia y Cognetti trata de dar pistas sobre una de las poetas italianas más importantes y más incomprendidas durante su paso por la vida del siglo XX. Es duro leer cómo una chica tan joven, con todo a su alcance en la vida, nada vulgar, con tantas inquietudes, acaba en una encerrona de la vida y de la mente. No seré yo quien critique a una mujer que ahora llamaríamos una pija por sus apariencias cuando Cognetti nos cuenta todo lo que habia detras de esas apariencias. Tan solo leer el libro y pasar de puntillas y sin hacer ruido de observaciones morales. Me provoca demasiado respeto esa decisión del suicidio.  Es un misterio para mi, como lo es la que más amaba en la vida, la poesía.

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