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jueves, 12 de octubre de 2023

TREBLINKA, de Chil Rajchman

TREBLINKA, de Chil Rajchman

El suplicio de todo el que llegaba a Treblinka empezaba mucho antes, desde el ghetto, pero es llegando a su estación de tren, un simulacro de estación intermedia hacia otras ciudades del este, cuando empieza realmente su relato, el calvario. El de un hombre tratado como no se trata ni a los animales, azotado, desnudado y haciéndole correr con cargas de ropa clasificada. Preguntándose, aturdido, a qué se debía semejante trato y organización. En definitiva, por qué le trataban así, como si fuera una prueba letal de supervivencia. Así nos describe el primer día, el día de llegada, al campo de exterminio de Treblinka. Los engaños para traerlos hasta aquí pacíficamente se van desmontando uno tras otro. No hay mas viaje.

Había dos campos, Treblinka I dedicado a la extracción de grava de una cantera y la tala de árboles. Pero los judíos como Rajchman tenían otro cometido en Treblinka II, el campo anexo dedicado a matar judíos y gitanos exclusivamente. En el caso de nuestro autor, su trabajo fue diverso en el campo, es decir, salvó el pellejo al principio al presentarse como peluquero, y después pasó a seleccionar ropa, fue camillero de cadáveres para las fosas... Cuando lo meten a sacar dientes de oro y prótesis dentales, el relato se vuelve horroroso. Ahí describe como sacan a los gaseados y los entierran. Describe durante su estancia algunos episodios de patética resistencia judía, y el cambio del enterramiento a la incineración. 

Algo en lo que todos todos los supervivientes coinciden es en las vejaciones habituales ejemplarizadas en hombres concretos, pero también en mujeres, a veces con ejemplos particulares anecdóticos, pero muchas veces dejadas a la intemperie todas ellas, desnudas y en una noche de 25° bajo cero .

También explica el cambio de enterramientos a incineraciones por lo ocurrido en Katyn ,donde los nazis descubrieron una fosa con 10000 oficiales polacos asesinados por los soviéticos. 

Una de las diferencias con el relato de Steiner, que se hizo famoso en su día allá por 1966, es que aquí se describen igualmente abusos, asesinatos y torturas, por ejemplo las de los guardias ucranianos, pero no hay ni un ápice de epopeya, de heroica resistencia a nada. El vacío en la vida de estos hombres parece más palpable en Rajchman que en Steiner, que suena a epopeya. En nuestro libro no hay nada sublime, ninguna intención positiva en soportar tanto sufrimiento. Supongo que eso perdió un poco a Steiner.

Finalmente, después de muchos preparativos, llegó el día de la rebelión y evasión, el 2 de agosto. Tras varias escaramuzas y la sorpresa de los asesinos, 20 de los presos cruzan la valla y se juntan en un bosque a 4 km del campo. Los nazis los persiguen, matan a la mitad y el resto de judíos se separa. Con mucho peligro, Rajchman se ocultó en Varsovia hasta su liberación en enero de 1945.

Hay algunas impresiones continuas durante la lectura: la lluvia constante de golpes durante las horas de trabajo, que ocupa 12 horas; y el continuo ajetreo a toda velocidad sea trabajando o desplazándose. Todo es es asumido por el miedo a una muerte inmediata a manos de un SS o un guarda ucraniano. Gran parte de lo que cuenta trata de donde estuvo, el campo II, el lugar de la muerte, y la propia antesala a ella para los 200 judíos que allí trabajaban. Allí conoció a Adolf y a Djielo (o Zelo), gente que murió en Treblinka pero que dejó en los supervivientes un recuerdo imborrable. Toda esta parte final parece haber sido extraída de aquí por el propio Steiner para su libro, hay párrafos casi iguales. 

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