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martes, 28 de febrero de 2023

COMO GANE LA CRUZ VICTORIA, de Thomas Henry Kavanagh

COMO GANE LA CRUZ VICTORIA,  de Thomas Henry Kavanagh


Si alguna vez alguien quiere un ejemplo de cómo
 Gran Bretaña dominó el mundo en el siglo XIX, aquí lo tiene. Verá la maquinaria arrolladora de su ejército en acción, el espíritu ganador que alentaban sus miembros, con una metrópoli que consumía todo lo que la prensa le escribía desde sus gacetilleros en frente. Una vez leí de Niall Ferguson en El imperio británico que había sido el más mortífero de la historia humana. Aquí quedan retratados, aún sea por orgullo y propaganda del autor, como un rodillo de sangre, una picadora de sangre, generalmente enemiga, por supuesto. Algunas descripciones del asalto a Lucknow son muy gráficas al respecto, no se ahorra en luchas a muerte cuerpo a cuerpo, ni en ejecuciones de enemigos vencidos sobre el terreno, es decir, hay pasajes crudos. Este episodio de la historia de la India y de Gran Bretaña supuso la concesión de varias Cruces de la Victoria, la mes alta condecoración militar en acciones de guerra, y nuestro autor se llevó la primera concedida a un civil, así que el mérito demostrado debe ser grande. Esta condecoración fue introducida en 1856 y ha sido entregada 1356 veces, y el cobre con que se fabrican se extrajo del material con que estaban hechos los cañones de Sebastopol en la Guerra de Crimea (1853-1856). Se ha concedido a 5 civiles a lo largo de la historia, y se rechazan el 90% de las peticiones de ellas. Actualmente solo quedan 20 personas vivas que la porten. Según wikipedia, "Es una condecoración tan prestigiosa, que el rey Jorge V recomendó por escrito a su Gobierno, en 1920, que no pudiese ser nunca retirada fuesen cuales fuesen los actos posteriores a su concesión del premiado, y que incluso, aquellos premiados con la VC que fueran sentenciados a muerte, pudiesen tener el privilegio, dado el caso, de portarla orgullosamente hasta el patíbulo."

El testimonio de Kavanagh comienza con una justificación de ambas partes, los británicos y los hindúes, para hacer lo que hicieron, y en general parece contar con que al público, como Kavanagh lo llama, le suena de algo el asedio de Lucknow. Este enclave al norte de la India, ahora mismo, significa poco o nada para ese público, por lo que conviene recordar lo que allí pasó, que no fue poco. De hecho tuvo mucha resonancia, aunque eso no significa que sea eterna, por supuesto. Por eso adjunto este enlace, con la información histórica de aquel momento, para ponernos en contexto: Asedio de Lucknow
El libro sirve para pasar a la posteridad por los hechos en los que participo y, sobretodo, protagonizó Kavanagh. Una justificación de si mismo, de sus amigos, pero no de algunos a los que deja en entredicho. Alaba a los sijs, que eran fieles aliados, denosta a los gurkas, envilece a la mayoría de los rebeldes.
Ahora bien, siendo toda esta movida un asunto grave política y militarmente hablando, un asunto del que se salió con unas cuantas lecciones aprendidas por ambos bandos, pienso que el relato de Kavanagh es plano y falto de más emoción en muchos pasajes del libro, mientras en otros es vibrante. En general, está más preocupado en no olvidarse de nada, ni tampoco de repartir su propia valoración de los protagonistas, que aburre un poco. Pienso en el señor Kipling haciéndose cargo de este asedio e imagino mil soluciones más atrayentes para contarlo.
Pero también tiene sus virtudes, como lo es mostrarnos una variedad de combate poco frecuente en la literatura bélica: la guerra de minas y contraminas, o la guerra urbana de la época.

Kavanagh describe muchas acciones meritorias, pero la que mes se recuerda es aquella en la que, estando sitiados por el ejército rebelde, con sus fusiles Enfield y cañones, se encuentran cada vez más diezmados y con un numeroso contingente civil que proteger. Las represalias de los hindúes a veces son terribles, como lo es venganza de los británicos con los cabecillas de la rebelión cuando los ajustician, que es atarlos a la boca de un cañón y disparar... Un intento de liberarlos por una columna británica acabó tan mal que salieron huyendo. Para el segundo intento de liberación, Kavanagh y un sirviente del lugar se disfrazaron de hindues, salieron de la Residencia (lugar donde se habían fortificado en Lucknow), cruzaron las líneas enemigas y contactaron con una segunda columna británica para guiarles por la ciudad desde sus alrededores, evitar emboscadas y conseguir liberar a los encerrados en el asedio y liberar también la ciudad. A partir de esto lo que sigue es la pacificación de este antiguo reino hindú, anexionado hacía pocos años antes, durante varias décadas. 
Para acabar, comentar que esta batalla por Lucknow tuvo una gran significación durante mucho tiempo. La Residencia, lugar donde se defendían los británicos, quedó como un conjunto de ruinas que no se reconstruyó, sino que sirvió de memoria de la valentía de los defensores y escarnio de las sublevaciones. Un aviso visual para cualquier otra tentativa. Allí ondeaba la Union Jack, y lo continuó haciendo hasta que, días antes de la proclamación de la independencia de la India, los británicos se la llevaron sin decir palabra.
El libro cuenta con varias fotografías de la época, muy ilustrativas de la salvajada que fue el asedio. En una de ellas se sacaron de nuevo los esqueletos de los muertos rebeldes de sus fosas y los diseminaron por el suelo donde fue la pelea a muerte, consiguiendo un efecto visual muy tétrico.

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