Ver Viajes del Mundo en un mapa más grande

martes, 6 de octubre de 2015

ESTRELLAS Y BORRASCAS, de Gaston Rebuffat






He aqui otro clásico de la escalada. Gaston Rebuffat nos invita a acompañarle en la escalada de las paredes mas ambicionadas de su tiempo. Si bien no son primeras, las suyas son de las primeras en repetirse. Estas paredes alpinas son las Grandes Jorasses, el Piz Badile, el Petit Dru, el Cervino por la norte, la Cima grande di Lavaredo y el Eiger. En 1945, con E. Frendo, hace la primera repetición de la Walker en 1945; el Cervino con Raymond Simond en junio de 1949; y el Eiger en 1952 dentro de un grupo de nueve hombres alemanes, austriacos y franceses, entre ellos Magnone y Buhl. Y añade el Dru, que sube con René Mallieux (agosto de 1946); el Badile, con Bernard Pierre, primera repetición (agosto de 1948); y Cima Grande di Lavaredo, con Mazzetta, Gino Soldà yRoland Stern (14-9-1949).
Mont Blanc de Tacul
Relatos como estos, los que aparecen en Estrellas y Borrascas, han contribuido a acercarlas más al imaginario de los  montañeros y los turistas.

El libro es un repaso tambien de su actividad alpina, amateur y después profesional, desde algunas referencias a los Calanques  y a Henri Moulin hasta otras aventuras fuera del ambito europeo como es la expedicion al Anapurna. 

Corredor Rebuffat
Del libro cabe destacar la actitud de Rebuffat a cada montaña, parece acariarlas, meterse en ellas mas que quedarse en su superficie, habita cada via y descubre cada seccion como una habitacion de un castillo, a veces interminable castillo. Cada tramo tiene su aspecto por descubrir, intenta que todo transcurra sin aspavientos ni dramones, su cordada siempre es la de los amigos en armonia, ya sea con clientes o amigos. Una noche helada en tal repisa, un chorro de agua helada que te cala la espalda, la pipa que no falte en los labios,... Buen rollito.

Pero el buen rollito se acaba en el Ogro. El ultimo capitulo esta destinado a repetir el mítico Eiger después de un primer intento días antes. Se siente el frio, el hielo que cae por la pared, cuando no son piedras o un nevero superior que se descarga. De todos los relatos, parece que en este es en el único en el que se despeina: para empezar, tiene a Herman Bull por delante y a otra cordada más. Entre estas dos cordadas van ayudándose, y parece que a Gaston por momentos le hierve la sangre porque cree poder adelantarlos e ir asi más rápido, mas seguro, menos noches de vivac, y por supuesto, llevarse el merito de ser él quien realmente repitió la hazaña de subir esa pared norte. Critica su forma de actuar.

Es un libro al que el lirismo tantas veces alabado en este libro le ha cortado las alas: idealiza los sentimientos, las montañas, las relaciones con sus compañeros de cordada, todo es idílico, grácil, sin esfuerzo... francamente, eso esta muy bien, pero normalmente uno se encuentra también malos ratos en la montaña, ganas de cambiar de actividad, se encuentra a algun compañero con quien no quiere volver a repetir una salida al monte, etc. Sensaciones buenas y malas en la montaña, las hay porque la montaña no deja de ser un aspecto mas de la vida, y a ella se acercan hombres y mujeres que nos podemos encontrar también por la acera. Por eso el libro me parece un poco irreal en esos detalles. Prefiero que me cuenten la verdad, con o bueno y lo no tan bueno, de hecho hay libros de otros alpinistas que lo cuentan y eso los hace mas cercanos y accesibles a su experiencia. Con todo, el libro es bueno y entretenido, pero no una obra maestra del genero. Por cierto, ni una referencia a Armand Charlet, alguien muy significado en los Alpes franceses, predecesor suyo, alguien que si se moja con opiniones.

Una breve reseña de su vida es esta: http://www.barrabes.com/actualidad/perfiles/1-1095/gaston-rebuffat-mejor-alpinista-es.html

No hay comentarios: