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jueves, 17 de octubre de 2024

AURORAS DE MEDIANOCHE, de Luís Pancorbo

AURORAS DE MEDIANOCHE, de Luís Pancorbo



"Laponia no solo es distinta a los demás sitios, sino que parece diseñada para vivirla intensamente con los ojos."
El libro nos explica el por que de esta afirmación en primera persona. Y lo dice alguien que se ha pateado el planeta: por ejemplo, fue el primer español en pisar el Polo Sur.

Puede que el relato sea la mezcla los muchos viajes del autor a las 4 naciones que comparten el espacio de Laponia, pero el tiene por referencia la parte finlandesa de todo este territorio. Las otras son Noruega, Suecia y Rusia. A todas les dedica menos espacio en el libro: el espacio para los samis rusos es muy peequeño por la dificultad para viajar alli que los rusos ponen, y porque el gobierno sovietico los machacó culturalmente. En el libro, Pancorbo aparece en Semana Santa de un año cercano, y decide hospedarse con familias conocidas en sus campestres casas rodeadas de nieve reluciente de primavera, renos semisalvajes, bosques de abedules de parques naturales y mucha tradición finlandesa. Hay muchos rastros del folclore lapon en las costumbres de esta gente, mezclados con una vida más sedentaria que nunca para estos habitantes de la taiga. Como el contacto con ellos es personal, Pancorbo nos detalla con un estilo propio y muy respetuoso los restos mitológicos que quedan en sus costumbres, los platos más característicos de su cocina, las opiniones sobre las películas que los retratan. Se notan el disfrute calmado de este periodista en estas tierras, sin correr hacia objetivos concretos como es propio de su profesión. Prefiere que el viaje fluya entre observaciones de lo que ve, los pensamientos de lo que presiente y la voz de los que son de allí. La vena antropológica de Pancorbo, junto a su oficio de periodista, le dan el carácter propio a este libro.

Relaciona la celebraciones de la llegada de la primavera, Vappus, con Walpurgis, y las relaciona con mitos paganos. Es decir, explicar muchas costumbres populares de los finlandeses y de los sami, de esas difíciles de imaginar en el sur de Europa por la gran distancia cultural que nos separa. Tal vez sea ese el objetivo, y los mas interesante de este libro contado desenfadadamente y con conocimiento de causa por Pancorbo. Es un libro para los que gustan de distancias culturales bien explicadas, contrastadas con las del propio autor, que son las del lector tambien: la noche de San Juan, Pentecostés, Semana Santa son parte de la cultura y el folclore español y finlandés, y se parecen solo en el nombre, y eso es lo interesante. Es tan diferente como una boda al aire libre en ambos paises: si en España llueve, nos refugiamos. Si en Laponia nieva, allí se continua. Otro tanto pasa con el mítico Joulu Pukki (literalmente Carnero de Yule), el señor de los bosques lapones que viene volando en trineo. Fuera de aquí está transfigurado como el engendro comercial Santa Claus o Papa Noel. 

Por ello este libro es una colección de momentos únicos en Laponia: la ruska, u otoño tan peculiar en aquella región; el kaamos, o el poder de la noche en los días invernales, sin luz, más profundos; el sininen hetki, o momento azul, cuando el ocaso lo tiñe de azul ( y no de dorado), todo lo que vemos; la tulva, o época del deshielo; etc.

La otra mitad del libro está dedicada a las otras Laponias: la rusa, la noruega y la sueca. La experiencia rusa es corta, conoce a un sami ruso que le introduce en las tradiciones del bosque y los renos, pero para saber más debe ir a ciudades como Murmansk donde el conocimiento de lo que llegó a ser esta gente antes de la llegada de los soviets es interesante pero, lamentablemente, museistico: tanto la URSS, como las tropelías nazis, como la vuelta del Ejército Rojo, destrozó a esta gente sami porque fueron parte del paisaje del campo de batalla entre contendientes ya desde la Revolución Rusa. Los redujeron a vidas colectivistas alejadas de su estilo nómada y natural. Recuerda a como acabaron los indios de Norteamérica, enfermos, alcoholizados y deshumanizados por perder sus raíces, pero sin ni siquiera dueños de una reserva actualmente porque no poseen ningún tipo de autogobierno. Es una historia que merece ser leída. Tampoco es que un extranjero tenga libertad de movimientos para enterarse de todo incluso para un periodista después de la caída de la URSS.

La Laponia noruega es más descriptiva, se adentra en los fiordos y los samis que viven en sus costas, además del carácter fines y de frontera de las pequeñas poblaciones que rodean Kirkenes. Los recuerdos de la guerra, los restos arqueológicos de los samis. 

Y luego están los lapones suecos, la descripción botánica de su espacio  acompañando a Linneo.

Al final hay un capítulo recopilatorio de los sami en general, y de las satisfacciones y pensamientos que sus muchos años de contacto le han proporcionado. Como el que finlandeses y rusos influyeron en los samis, y unos samis influyeron a otros, no sólo lo hicieron otras nacionalidades. Sigue el calendario anual de trabajos, caza, pesca, gastronomía y ganadería con renos. Continúa con lo que cuenta la historia de los orígenes del pueblo sami, los de su lengua y dialectos. Se habla de todos las fuerzas de asimilación que sufrieron por parte de los estados colindantes y los fanáticos misioneros protestantes, la explotación económica, la quema de brujas, algunas películas para recuperar la identidad sami tan denostada, lo mismo que las canciones del estilo yoik y la literatura.  

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