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sábado, 16 de diciembre de 2023

EL OCASO DE LA DEMOCRACIA, de Anne Applebaum

EL OCASO DE LA DEMOCRACIA, de Anne Applebaum


Anne Applebaum es columnista, periodista, historiadora, de origen estadounidense por nacimiento y con la nacionalidad también polaca por su matrimonio con un dos veces ministro de este país. Se define como de derechas, y de origen judío pero no practicante. La conozco ya por haber leído su notable Hambruna roja.

En este caso, se sintió espoleada a escribir sobre la extrema derecha en países como Polonia, EEUU o Hungría porque eso ha tenido, a nivel personal, unas consecuencias negativas. Como cuenta en las primeras páginas, celebró el cambio de milenio, hace ya casi 24 años, en su residencia rural polaca con 100 invitados. En poco tiempo, un montón de esas personas había roto su amistad con ella por varios motivos que tenían tres claves: ella era esposa de un reconocido miembro de la oposición al partido de extrema derecha Ley y Justicia (que ha gobernado hasta este año),  el ser ella misma de una ideología de derecha moderada, y el hecho de ser judía. Incluso para escuchar las versiones políticas de la realidad europea actual que ellas tuviesen, algunas de esas personas declinaron entrevistarse años después con Applebaum. Pero no ha dejado de anotar los comentarios públicos que sus antiguos amigos han ido dejando con los años. Applebaum califica este mundillo de gente como partidarios de un "sistema unipartidista y antiliberal". 

Por aquí desfilan, desde esa posición que tiene la autora de tener tantos contactos en el mundo politico y economico, el exprimer ministro polaco Kaczynski, Boris Johnson, y países como España, Hungría o Grecia entre otros. Pero se centra en casos muy simbólicos de esta derecha extremista, nostálgica y sin escrúpulos. El de Polonia le es conocido desde dentro por vivir allí debido a su marido, un político polaco. Es un caso interesante porque tiene algunos parecidos con España. El caso inglés le es conocido por motivos laborales, parece saberse el "quién es quién" de la política inglesa. También vivió y trabajó allí. Este caso de los ingleses da mucha grima, explica muchos titulares de prensa actuales. Por motivos que también pasan en España, el caso húngaro viene asociado al inglés, pero contra Orban y su camarilla la autora no ahorra ninguna acusación política y penal posible. 

Hasta que llegamos a la última parte, a la dedicada a la derecha estadounidense, a la división del republicanismo ya en tiempos de George Bush hijo. Analiza a un par de personajes de extrema derecha y advierte la posición pesimista pero incendiaria de esta gente frente a sus compatriotas. En el fondo da igual la ideología que tenga estos estadounidenses fanáticos de un montón de valores que, de hecho, luego incumplen.

En definitiva, lo mejor que puedo decir es que es un libro que, independientemente de tus ideas, puede ser comprendido por cualquiera, que se sacan conclusiones, que su mensaje esta por encima de la izquierda y de la derecha. Si no se está resentido, o se es una persona fanatizada con una posición intransigente, este puede ser un buen libro. Me doy cuenta de que ella habla de lo que conoce, la derecha, pero podría igualmente hablar con ejemplos de izquierda, aunque a día de hoy no sean los que dominan las tendencias en el continente europeo ni la agenda de los políticos. No es un libro sacado de opiniones de tertulianos u otros comentaristas, de ideas sacadas de redes sociales u otros instrumentos de partidos políticos o lobbys. Está sacado desde la experiencia dolorosa de perder amigos porque "algo externo" se interpuso entre ellos, eso que nunca debió ocurrir y sin embargo ocurre todos los días. No es un panfleto de ideas a la venta, pero si es un aviso de que aun hay cosas que nos unen, dentro del espectro político, más que otras que nos separan.

Algunas conclusiones de lo que yo he leído, esto ya es una interpretación personal:
1.- la polarización social sirve a las minorías ideológicas un espacio demográfico para no desaparecer e, incluso influir, tras un tiempo precedente en que temieron caer en el olvido o desaparecer. Prefieren la división y la violencia política de todos para beneficio de unos pocos. Es el caso de Vox.

2.-las instituciones democráticas y los medios de información tradicionales se han quedado desfasados por la rapidez, la inmediatez y la simplicidad que la tecnología ha introducido en nuestras vidas para decidir, aprobar o denegar, y conocer lo que pasa a nuestro alrededor. Applebaum habla de una ideología "en línea". Aquí entra una de las partes más suculentas del libro: como los procesos de psicología, de mercadotecnia, etc, son las formas de conseguir lo anterior. Más o menos como si viviéramos a través de Facebook o X/Twitter. Pero el proceso electoral, por ejemplo, no fue pensado siguiendo este desarrollo: esto es un problema grave.

3.-la pregunta a hacer a los extremistas, después de escuchar unos discursos dirigidos a las emociones, es; ¿cómo vais a implementar estas ideas? ¿Cuál va a ser vuestra actuación concreta? Porque ahí se caen los maximalismos e ideas imposibles. Pon el ejemplo que quieras y preguntate eso mismo.

4.-Los políticos y la gente que los rodea puede cambiar de ideas en pocos años hasta un punto irreconocible. Y las amistades en ese mundillo duran exactamente lo mismo 

5.- cuando a un extremista se le llena la boca de valores humanos y patriotas que dice defender, es muy posible que el mismo no esté muy interesado, con su vida personal, en cumplirlos, y está por ver si un extremista apoya a candidatos que hacen lo opuesto de lo que proclaman ante cualquiera que se le pregunte.

6.-por supuesto, ningun politico ni ningún partido es la derecha de ningún país, sino una forma de ser de derechas, pero siempre hay otras. No nos damos cuenta, pero esto hace mucho daño a la gente buena que hay con esa tendencia. Aunque los extremistas actuales sean tan arrogantes como para creérselo, hay más vida dentro de esas tendencias fuera de esos partidos extremistas que parecen copar ese lado de la bancada parlamentaria. Les encanta colonizar nuestras mentes para usarlas a su antojo. Vale también para la izquierda.

Por poner algún punto en contra, diré que no habla para nada del caso de Países Bajos, donde la ultraderecha acaba de ganar las elecciones. Parece que muestra simpatía por Thatcher, y alienta un deseo de que la pandemia saque algo bueno de la sociedad civil, cosa no ha pasado.

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