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lunes, 3 de julio de 2023

UN PASEO POR LA SOMBRA, de Doris Lessing

UN PASEO POR LA SOMBRA, de Doris Lessing 

Después de la primera parte, ya sabemos que la vida de Doris no fue fácil sino problemática y que, cumplidos los 30 años, no es que la pillara un torbellino, es que ella era el torbellino. Tiene pinta de buena persona pero cascarrabias, y de las que no se mienten ni traicionan, sino que es tirando a insumisa del discurso oficial de turno.
Doris empieza su segunda parte de las memorias llegando a Londres en barco, con su hijo Peter, el que tuvo con Gottfried, y una maleta de libros y poco más.

Temas, porque todo son recuerdos en torno a temas: el matrimonio, relaciones hombre mujer en general, relación hija y madre, la viabilidad del comunismo... con ella tenemos otra vacuna a nivel personal contra los que añoran el mundo soviético. Ella era otra escarmentada de aquel imperio que llegó a conocer en un viaje que por si solo merecía capítulo aparte. Lo peor del comunismo es que era preso de la URSS. Aquí Doris confiesa que va a estar hablando un rato de la política de esa época. Hay un momento que se pregunta  "¿Qué más hice que no habría hecho nunca si no hubiera sido comunista?" Algo tedioso, falso y, en una ocasión en la embajada soviética, amedrentador por parte de los funcionarios soviéticos. "Todo lo relacionado con el Partido era siniestro y deprimente, y no solo porque me encontrase en mi posición falsa de siempre."

Más temas contra los que embiste: el mundo editorial, y esos editores que no tienen tiempo para leer o que, simplemente, no tiene la lectura como una una actividad digna de su tiempo personal; contra los concursos, contra las firmas de libros, contra los conglomerados editoriales. Los hábitos propios de escritura, el poco dinero que le daban sus libros hasta el punto de no tener que comprar para comer algunos días. Era divorciada, madre soltera y mujer casi sin trabajo regular. Y para colmo comunista. Si ahora es aún difícil, entonces mucho más. Una situación que fue aliviada con el apoyo de algunas amistades, y ciertos viajes, como uno que describe por la España de los años 50. Década dura, incluido el sentimiento de abandono por un gran amor, el primero tras dos matrimonios, que la deja.

Otro tema es el cambio de hábitos sociales desde final de los 40 con la introducción de la TV, la desaparición de barriadas antiguas, cambios de costumbres con la llegada de inmigrantes, el ateísmo influencia del comunismo, la gran pobreza que acompañó al fin de la guerra y el periodo de racionamiento. Incide en el cambio del feminismo de su época si lo compara con el de los años 90, mucho más extremo (otra opinión que divide a partes iguales hasta el día de hoy). Con relación a un viaje a su tierra casi natal, Rodhesia del Sur, entramos en el tema del final del colonialismo vivido allí con ansiedad por la creciente violencia, por ser expulsada de Sudáfrica y por la cantidad de futuros líderes de los nuevos países a punto de formarse, todos amigos al principio pero que pasaron a ser asesinos o asesinados. Un recuerdo casi traumático. Una fecha para estas cosas sería 1956, año de muchas efemérides mundiales. Posteriormente llegarán las manifestaciones por el Desarme Nuclear, las insidias políticas dentro del movimiento que no dejan bien parado a Bertrand Russell.

Caen muchas reflexiones acerca de Canta la hierba, y los siguientes libros. De donde vienen aquellas ideas, aquellos personajes. Descubre París, el psicoanálisis, su temprana afición por la ciencia ficción  (algo que muchos no comprendimos y algunos no perdonaron). Hace crítica de su propio trabajo, prefiere unos relatos a otros, califica de malograda alguna novela, y explica algunos aspectos de otras que le gustan, como Al final de la tormenta,  o La buena terrorista. No así de Retreat to innocence. Llegando al final del libro, entramos en la génesis y significado de la obra más influyente de Lessing, El cuaderno dorado. Allí se anuda toda su vida hasta el momento en cuanto a vivencias amorosas e ideas intelectuales. Tal vez todo este segundo volumen de memorias fluyera hacia esta obra de principios de los 60. Es una ruptura total y formal con el pasado, una ventana nueva que intentaba superar ideologías frustradas también a nivel emocional por cuanto aparecía en el ambiente un cambio sustancial del materialismo dialéctico a unas ideas más próximas a la realidad. Una realidad que no excluía una dimensión más espiritual de la persona, llámese eso como se llame. Es curioso como Lessing indica que, al no dar importancia la gente madura a la dimensión espiritual del hombre, la gente más joven por ellos educada abrazó en masa esa misma sensibilidad por lo espiritual a lo largo de los 60. Estas vías de nuevo conocimiento, en el polo opuesto del comunismo, eran las regiones y filosofías orientales.
 
En contraste con el primer tomo, el exotismo viene dado por viajes a la URSS, a Francia, España y otros países, así como la amistad con gente más o menos conocida. El resto es la vida londinense en continua transformación y sus detalles propios como sus paseos nocturnos a solas, en una época sin peligros, o así lo vivía. La vida con un gato, con sus amantes, con su hijo. La nueva casa que se compró muy barata, su forma de subsistir independiente y solo de la escritura... 
 
Este libro es menos introspectivo en general que el anterior Dentro de mi, y más anecdótico. Analítica, práctica y sensata, desmenuza las relaciones de pareja más importantes y duraderas de aquellos años como lo hace con todo: acumular experiencia y pensarla te hace separar el grano de la paja: lo que dolió, lo que comprendió, lo que  disfrutó. Eso son sus libros.

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