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lunes, 6 de septiembre de 2021

LLUVIA ROJA, de Cees Nooteboom

LLUVIA ROJA,  de Cees Nooteboom


"Me pregunté cuándo había empezado a leer de verdad. En el seminario de los franciscanos y los agustinos leí a Cicerón y Ovidio, Platón, Jenofonte y Homero, de modo que ya me había adentrado en el Parnaso antes de conocer las periferias, arrabales, parques y desiertos de la literatura contemporánea. Más adelante envidié a escritores como Proust, Borges y Nabokov por hallar en las bibliotecas de sus padres todos los tesoros con los que se alimentarían el resto de su vida. En mi casa no había libros, a mí me tocó descubrirlo todo solo, libros y mundo. Los monjes me enseñaron a leer, eso sí, y les estaré eternamente agradecido por ello. Pero la relación entre la lectura y mi propia vida —una literatura que no fuera de mármol, sino que tuviera que ver conmigo mismo y con el desconcertante mundo que me rodeaba— no la descubrí hasta más tarde. Son procesos que no empiezan un día determinado, aunque sí creo que puedo indicar el año: 1953. Fue el año en que decidí descubrir el mundo en autostop, sin equipaje y sin dinero. Tenía diecinueve años, y eché a caminar, literalmente. Pero también fue el año en el que leí por primera vez a Sartre y a Faulkner. Lo recuerdo porque siempre apuntaba la fecha en los libros que compraba. Sanctuary de Faulkner, L’Existentialisme est un humanisme de Sartre, los dos en su lengua original. A saber lo que comprendí de ellos entonces, pero de una cosa estoy seguro: aquel año, viajando y leyendo, abrí la puerta de mi libertad. Desde entonces no he dejado de caminar y no he dejado de leer."

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