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jueves, 14 de mayo de 2015

VIAJES CON CHARLEY, de John Steinbeck




    El viaje hace al viajero, y si no es así, de poco sirve que salgas de casa. Esa parece ser la lección del libro del californiano Steinbeck. Sin embargo, cabe preguntarse después de esta afirmación, ¿para qué sirve viajar? La respuesta es ambigua: para nada y para todo. Depende de como lo prepares, lo que busques, la experiencia que tengas...

    Unos encuentran lo que buscan, otros algo diferente a lo que les impulsó a salir de casa, otros tenían un vago objetivo, otros han vuelto muchas veces decepcionados. La ruta de Steinbeck le lleva de la costa este a la oeste por los estados del norte y le devuelve de regreso a casa por los estados del sur montado en una autocaravana a la que bautizó Rocinante. Es el estado de animo, y la plenitud que va logrando en su espíritu a lo largo de los kilómetros, los que determinan el rimo del viaje, junto a que lago detenerse, junto a que familia pasar la noche, etc. Cuando aun le restan unos miles de kilómetros, decide terminar el viaje, sus reflexiones a pie de asfalto y la emoción de conocer ese pais gigante, multietnico, de generosa geografía. Para entonces lleva a sus espaldas mucho más de lo que había pensado encontrar.

    El libro es una selección de reflexiones atrapadas entre sus hojas de viaje: el trato policial hacia un ciudadano normal, el racismo en los paises del sur, la conservacion de la naturaleza... vamos, que Steinbeck se moja en temas que siempre importan a todo el mundo. America no esta tan alejada de nosotros, ni la de antes ni la de ahora. El viaje fue hecho en 1960, dos años antes de recibir el premio Nobel (año de publicación del libro) y ocho antes de morir. No obstante, los críticos en los últimos años, han puesto en duda que todo el relato fuera verídico, en definitiva, que paso más noche en hoteles de las que confiesa, y que no hizo todo el recorrido del que presume: durante casi 3 meses se recorren 16.000 kilómetros a lo largo de treinta y cuatro Estados. Digamos que el libro es, antes que nada, su visión de America a lo largo del viaje que describe y de otros muchos viajes: una forma de entender su mundo, o el ultimo intento serio de lograrlo. Lo que resalto del libro es la mirada escrutadora, siempre interesante, hacia su geografía física y humana. Lo que mas me ha gustado es esa forma de enfocar la realidad como ciudadano medio que busca preguntas de verdad en las respuestas tópicas y manidas. Y a todo esto, con ligero toque de nostalgia, un guiño a sus propios años de autentica plenitud.
Mapa del viaje



    Por ultimo, decir, que la compañía del caniche Charley es comparable a la del dueño de ese perro que saca todas las noches antes de acostarse por el barrio: con la excusa del perro conoce a todo el mundo, husmea en todos los rincones, se entera de todos los chismes, etc.


John y Charley

   En definitiva, mas allá de si hay mas o menos ficción en este viaje sesentero por la América profunda, lo que merece la atención del libro es esa mirada entre nostálgica y deseosa de comprensión del autor (un autor que si es viajero). Viajar no es solo trasladarse: es educar la mirada y la comprensión, y aqui hay un alarde de ello. Un clasico que merece estar en cualquier estantería de un lector.
Rocinante por dentro
Rocinante por fuera
    Con respecto a lo verídico del relato, vease este enlace: Estados Unidos a ojos de un caniche

VIAJES CON CHARLEY, de John Steinbeck, de 284 paginas en la editorial Nordica Libros, año 2014

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