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jueves, 10 de octubre de 2013

ROYAL ROBBINS. EL ESPÍRITU DE UNA ÉPOCA, de Pat Ament




royal robbins

    Un caso curioso es este de hoy en torno a la figura de un escalador de reconocido prestigio a nivel mundial, Royal Robbins, en un libro escrito por un amigo suyo. Curioso por varios motivos, pero principalmente porque conozco a más de uno que, pese a la genialidad del sujeto para escalar lo inimaginable en su momento, lo hubiera mandado al diablo con solo lo arrogante que podía llegar a ser el tipo con sus amigos (no digamos ya con quienes no lo eran). 

yosemite falls
    Royal Robbins nació en 1935 y en el momento en que se editó el presente libro vivía en la localidad californiana de Modesto una vida apacible y dedicada a su empresa de ropa de montaña. El libro abarca desde una infancia nada afortunada hasta ese momento, y cuenta su total fascinación y entrega por la escalada de grandes paredes empezando por las de Yosemite y ampliando su circulo de acción a otras de California, de otros estados de la Unión, así como de los Alpes y de Gran Bretaña. Sin embargo, la edad pasa factura también al empuje y carisma de uno de los mejores escaladores de todos los tiempos, en forma de una artritis en una mano, de manera que a finales de la década de los 70 se introdujo en el mundo de los descensos de aguas bravas: ríos de violento cauce, atrapados en valles de difícil acceso, se volvieron la segunda pasión de este hombre admirado por sus coetáneos. Como no podía ser menos, también, el rafting le llevó a hacer primeros descensos en muchos ríos y a practicarlo en otros países como Chile.
cathedral peak, yosemite

    ¿Qué hace singular este libro? El carácter especial de Royal Robbins. Un tipo aventurero desde muy joven (se metía en trenes de mercancías para viajar, saltaba de vagón en vagón... ¡¡¡¡e incluso cambiaba de trenes en marcha!!!!). Paso por los Scouts, fue miembro del Sierra Club de Sierra Nevada (la cordillera californiana) y en esas experiencias comprendió donde tenía un campo exclusivo para desarrollarse como persona, descubrir su carácter, saber quién era no solo a los ojos de los demás sino también mirándose a sí mismo. Con 18 años ya está abriendo vías de máxima dificultad en la época de los buriles y los tacos de madera para escalar, la época de pasarse montones de días colgado al costado vertical de la montaña para dominarla de abajo hasta arriba.. Para él la escalada significaba "la lucha del hombre contra sus propios miedos y debilidades". Ser de los mejores le confirió también un aire elitista y desafiante hacia el resto de escaladores, y su interés por la música clásica y la literatura, por expresarse bien en todo momento, le granjeó también la fama de ser difícil de trato y bastante estirado. Pero allí estaba él, con su legión de amigos y seguidores, para hacer primeras ascensiones en paredes de cientos de metros que nadie había escalado, o para liberarlas de buriles y cuerdas fijas, para decirles a todos que donde habían ascendido con docenas de clavos el lo hacia con muy pocos, y que le gustaban más los fisureros, o incluso la escalada libre. Su nombre va impreso con la historia del Half Dome, el Capitan, el Sentinel, el Tahquitz Rock, Middle Cathedral Rock....

royal y liz
    "Royal era un auténtico solitario. La gente se pensaba que era porque se consideraba a sí mismo un buen escalador o algo así, pero lo cierto es que se trataba de una esquivez que Royal había adquirido cuando niño. No tenía nada que ver con la escalada, pero ser reservado a algunas personas les resultaba insultante".
monte hooker

    De entre los grupos de amigos que iban a Yosemite a escalar, ellos hicieron famoso el Campo 4 como centro de operaciones.

    "La mayoría de los avances importantes vinieron de Royal Robbins,... Escalar con él era casi como subir con trampa. Si algo se torcía, todo lo que había que hacer era dejarle a él de primero".

Royal Robbins,años 90

    La lista de montañas escaladas es interminable: las Needles, Shiprock, Eldorado Canyon, Hooker, el Pilar de los Drus, Dolomitas, Calanques, etc. Por las descripciones de estas escaladas, descubrimos que estas hazañas, temeridades para el común de los mortales pero no tanto para él, eran el diván del psicoanalista: allí descubría sus miedos y los superaba con motivación y estudio de la pared, allí encontraba las dimensiones de sus limites y la forma de romperlos y colocarlos más lejos. La escalada le hacia ser consciente de las facultades que poseía y mejorarlas no solo en el plano físico sino, sobre todo, en el plano mental, en ese control de las emociones, de las ideas, de lo que se puede hacer y lo que no de verdad. Y esta lección la aplica en la escalada como otros la aplican en otras actividades de la vida. Tal vez sea esto lo mejor del libro, ya que no se libra al protagonista de sus defectos también. Y si por algo el libro tiene el subtitulo de "El espíritu de una época", se debe a que estos logros fueron reconocidos por amigos, admiradores y muchos adversarios. Porque los años también trajeron más mesura al carácter irritante de este hombre. Otro de los aciertos del autor, Pat Ament, es resaltar por qué el espíritu de aquella época es sustancialmente diferente al de la nuestra en dos sentidos: la aventura y los valores éticos que la empujan.


salathé wall, yosemite


salathé wall, yosemite. Año 2003
    El libro rebosa la admiración que pone un alumno sobre el hombre que también le enseñó una forma de plantearse la escalada como una forma de posicionarse en el mundo, de entenderlo y de entenderse a sí mismo. La audacia es mucho más que temeridad.

ROYAL ROBBINS, EL ESPITIRU DE UNA EPOCA, de Pat Ament. Editado en 1998. Para la Editorial Desnivel, la primera edición es de 2003. Un libro con muchas fotos en blanco y negro y 330 páginas

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