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martes, 21 de octubre de 2025

LOS NAUFRAGOS DE LAS AUCKLAND, de François Edouard Raynal

 LOS NAUFRAGOS DE LAS AUCKLAND, de François Edouard Raynal


Allá por enero de 1864 una goleta, la Grafton, naufragó al sur de las Islas Auckland, pertenecientes en la actualidad a Nueva Zelanda, encontrándose al sur del país. Los cinco tripulantes se salvaron, pero aquello, francamente era el culo del mundo. Había restos puntuales de presencia humana debida a balleneros y cazadores de focas. La meteorología, terrible. Del barco encallado en la costa sacaron todo el material que les permitió sobrevivir durante 20 meses: hacerse una choza, montar una forja, construir una pequeña embarcación. Finalmente, viendo que no pasaba por allí ni un alma, decidieron dos de ellos echarse al mar, jugarse el todo por el todo, y llegar a Nueva Zelanda como fuera y luego volver para rescatar a los tres restantes náufragos. 

La cosa salió bien. Sin embargo, en el tiempo en el que estuvieron los cinco solos, hubo otro naufragio, con más gente, al norte de las islas Auckland que acabaron mucho peor. Unos de otros no tuvieron nunca conocimiento siendo la distancia corta: así era de brutal el clima y la orografía. Solo lo supieron cuando los de la Grafton se pusieron a salvo. De estos otros apenas encontraron unos cadáveres.

De las cosas que más se admira del relato es la buena cabeza que tuvo el autor para organizar los trabajos para cada uno, y que de esa forma cada uno contribuyera a la supervivencia de los demás. Todo sin que se echaran los trastos a la cabeza. Una mente lúcida que es muy de elogiar en momentos que te ponen a prueba de una forma colosal. No en vano, el autor, antes de llegar a estos sucesos, nos describe el itinerario de su vida profesional desde que sale de Francia buscando la fortuna que le dio la espalda en su país. Fue muchas cosas, pero sobre todo buscador de oro en Australia y granjero en las Islas Mauricio.

En definitiva, un libro de aventuras al límite de la resistencia humana bien solventada con claridad de ideas y frialdad para ejecutarlas sin venirse abajo durante casi dos años de soledad, hambre y frío. Este libro tan interesante de leer debio influir el otro libro famoso de Julio Verne, La isla misteriosa

lunes, 20 de octubre de 2025

AÑOS DE VIDA, de Marta Borraz


 AÑOS DE VIDA, de Marta Borraz


El libro es la historia novelada del abuelo de la autora, Alfonso Borraz, una gran narración llena de vida, de amor y amistades profundas (y algún odio) como pocas veces se consigue con los recuerdos familiares Es una historia transversal del siglo XX por las zona de Huesca y su montaña. Lo acompaña, como hilo conductor, un sentimiento de venganza por un fusilamiento injusto que no se olvida, aunque sea un sentimiento que se apaga hacia la última página pero con sorpresa. La autora, además de recuerdos propios y familiares, se ha documentado muy bien según confiesa al final, y entrevistó a todo aquel que hubiera conocido a su abuelo o que estuviera por donde él lo hizo en su tiempo. Se ha documentado bien al respecto, de forma que otras personas han sentido que en sus familias pasó algo parecido.

El libro tiene algunas líneas maestras: Alfonso en un mujeriego, y las mujeres con las que se cruza en la vida dejan su impronta, así sea que se vean poco, asi sea a nivel sentimental, sexual o ambos

El otro aspecto, igual de universal, es que es médico rural, de los de antes. Quiero decir con ello que era una figura de prestigio y destacada allí por donde se movía. Eso le daba derecho a saber, investigar y opinar. No todo el mundo antes y después de la guerra civil tenía esa facultad tan reconocida como un médico. Ahora es otra cosa.

El significado de la expresión que da título al libro Años de vida: es dar el pésame en un funeral recordando los años vividos. Es algo propio de la zona de Casbas y Alquezar, origen de Alfonso Borraz y su nieta que lo cuenta.

La vida de Alfonso Borraz es un continuo por el siglo XX, pero el gran revulsivo general es la guerra civil. El revulsivo particular del protagonista es su boda con Marivi, a finales de los 40, cuando es médico fijo en Jaca, tiene además su propia consulta y asienta la cabeza después de infortunios civiles (por participar en el bando perdedor de la guerra) y los devaneos amorosos. Tiene esos detalles que son frecuentes en esas vidas, por ejemplo, nunca volvió a Casbas, el lugar donde al ser detenido su padre por los milicianos para fusilarlo, acción contra la que nadie de ese pueblo (vecinos y amigos) nadie se opuso. Sus vecinos si salvaron al profesor de la escuela, pero no al farmacéutico que era su padre. Entran las represalias sin juicio a los republicanos encarcelados, que aún duró años después de la guerra. Las vendettas por disputas inútiles, como la muerte de su amigo Garo. Las obras de arte y documentación histórica oculta durante el conflicto. La vida en los pueblos del aragoneses: Alquilar, Casbas, Benasque, Teruel, Valencia. Después de la guerra entran en escena Jaca y el balneario de Panticosa. A partir de entonces adquiere exito profesional y prestigio.

El libro tiene también el valor de recuperar rasgos etnológicos del Somontano y la Jacetania, como también canciones y palabras típicas del aragonés en su contexto, riqueza léxica que no debería perderse. Una vida a lomos de caballo, o de burros, sin apenas pantallas de TV, donde una radio lo es todo para enterarse. Sin la tecnología actual pero con un significado más profundo de lo que significa una amistad, una familia. El amor o una vocación profesional se describen con una intensa naturalidad que desarma. No se puede decir que la autora haya utilizado muchas elipsis, o cambios temporales en la narración, ni figuras retóricas. El relato es bastante llano, va en orden cronológico y es sencillo. La lectura vuela. Es lo que se lee y, sin embargo, te lleva al terreno de la nostalgia con unos personajes entrañables que cualquiera ha podido conocer en algún momento de su vida. Nos recuerda de dónde venimos, y eso es cada vez más raro.

Alfonso tiene dos hermanas monjas, tan distintas entre sí. Gregoria parece de vocación entregada y sin fisuras, Mercedes con sus dudas y otros intereses, mucho más cercana, protagonista en primera persona como lo es su hermano Alfonso. Para ser una vida lastrada por la guerra, salvo una excepción, no es una historia de buenos y malos, sino como todo en la vida cercana de cada persona, mejores o peores. Y todo acto tiene sus consecuencias: matar al padre de Alfonso (fusilamiento del asesino), fumar en exceso (Ramiro enferma), andar detrás de las faldas, sin mirar más que eso (desafección de Marivi)... 

¿Era Alfonso de izquierdas o de derechas? Por familia propia y por la familia política debió ser lo segundo. Por las motivaciones con las que vivió, de izquierdas. Parece que nunca se acomodó del todo al éxito profesional que mantuvo, no fue una venda en sus ojos para extraer conclusiones de su entorno. Permaneció fiel a sus amigos anarquistas de la guerra. 

Después de tanta aventura, las últimas veinte páginas son un panegírico familiar donde se van cerrando vidas y abriendo otras al futuro de entonces, que es nuestro presente ahora. 

Parece que el mensaje final es: el tiempo acaba poniendo las cosas en su sitio. Que es muy de sabiduría popular, en el fondo, lo que sostiene esta historia. Así viviste, así acabaste.

En definitiva, que estoy muy agradecido a la librería La General de Aínsa donde suelo comprar este tipo de libros cuando paso. Ya acertaron con la recomendación de Pallaruelo, y ahora con la primera novela de Borraz. 

martes, 14 de octubre de 2025

EL ULTIMO ARTEFACTO SOCIALISTA, de Robert Perisic

EL ULTIMO ARTEFACTO SOCIALISTA, de Robert Perisic

Tenemos entre manos la historia de dos tipos que buscan reflotar una fábrica siderúrgica de los tiempos del comunismo yugoslavo en torno a un año entrado ya en el siglo XXI, pongamos 2008-2010. Esos dos hombres son primos y, salvo que son unos auténticos buscavidas en medio de la oleada de capitalismo a ultranza que invade el país (presuntamente Croacia), ambos son muy distintos. Funcionan a nivel de socios. Uno de ellos es Oleg, personaje vitalista, mujeriego, embaucador y el capitalista con la oscura inversión millonaria de alguien misterioso que se hace llamar el Coronel, y mandatario del norte de África (¿lo adivinan?). El otro es Nicola, el que se desempeña mal que bien como director de la fábrica en la ciudad de N, un tipo bienintencionado y melancólico. Casi un perdedor ante las mujeres. Y es que líos sentimentales y de faldas tampoco faltan con Seila y Lipsa, Oleg, Nicola y Sobotka. Las dos primera seran parejas de ellos, y el ultimo añorará a su esposa y familia.

Cuando se habla de los orígenes de Oleg y Nicola, las diferencias entre ellos son una forma de entrar en los cambios sociales que el capitalismo trajo de forma tan rápida y radical a Croacia. Aquí hay conceptos en torno a los que giran las vidas de esta gente: mercado y privatizaciones. Para vivir de esto hay que adaptarse a los nuevos ambientes de éxito, y donde dije digo, digo Diego. Si uno fue comunista, lo fue por obligación, o así se excusa en el presente de la novela. Son dos primos y dos caminos ante esta vida: Nicola se deprime, vive desorientado entre lo aprendido y lo que no termina de entender. Oleg se convierte en un trilero que aparenta lo que no tiene, dinero y contactos. Pero la gente que si lo tiene se fija en él y por ahí empieza esta historia.

La obra es muy coral. Aquí entran no solo los antecedentes familiares de estos primos. Es que hay una fábrica y, ante todo, necesita de empleados. Y esos van a ser los antiguos empleados de esta fábrica de turbinas. Los de la época socialista, peones, oficiales e ingenieros como Sobotka, que es un gran personaje. O su amigo Slavko, que está un poco demente. Esto nos sirve para comprender cómo vivieron antes de la caída del comunismo, la misma época de la caída y el periodo de decadencia moral total en que se encuentran las clases medias, altas y las más bajas. Estaban mal antes, y lo están en la época de Oleg y Nicola. Todos parecen guardar un arma bajo el colchón de sus camas de cuando las guerras de los años 90, no terminan de creer que sus nuevas vidas no traigan problemas. Uno cuenta su vida en una de las milicias que hacían la guerra por su cuenta, pero pudo volver para contarlo (y muy cómico). Hay historias que se ramifican, pues muchos personajes tienen su propia historia que contar. Todos tienen deseo vital que perseguir: una familia perdida en Suecia, un amor no correspondido, un embarazo no buscado, un kalashnikov que ocultar... y, sobre todo, una turbina que construir. Eso es lo que los une por distintos motivos. Es el último artefacto socialista, porque se fabrica a través de un modelo de autogestión muy caducado y desprestigiado frente al nuevo capitalismo, y se acaba vendiendo usando una fórmula que es un último giro de guión del autor que me ha dejado muy admirado. No deja de ser una parodia del capitalismo que pone un precio a lo que tiene un valor incalculable.

He creído que la novela va de un sabor irónico con el mundo que les toca vivir a los personajes a otro sabor más amargo y casi triste, donde las expectativas se ven reducidas a muerte en unos casos, a volver a la casilla de salida en otros o a reinventarse cuando lo que te vendían no era lo que uno creía. A veces es una narración en tercera persona, otras en primera, otras es epistolar y otras es flujo de conciencia. Como se ve, una amalgama de sentimientos cruzados.

Al inicio hay una sorna constante en las observaciones del narrador que le dan al relato un estilo muy atractivo y nos recuerdan a otras obras literarias de los Balcanes donde la gente ya está un poco de vuelta de todo y, pase lo que pase, se mantiene el humor como última esperanza. No deja que perdamos la perspectiva realista de las cosas: el cómo son difiere a como nos la pintan. Esas ironías funcionan de escudo frente a los idealismos de este inversor y su acompañante, Oleg y Nicola. Un ejemplo claro es la forma en que el narrador se ríe de la palabra empresario a través de la conversación entre el dueño del bar El lago azul y Nicola.

Los primeros planos de cada personaje en unas circunstancias cambiantes son extraordinarios. Teniendo en cuenta que estos ciudadanos en pleno abandono social se están buscando la vida, los escenarios de cada uno son variopintos: en su piso, en el piso de su ex en un país nórdico, en Tiflis, en la fábrica, en un bar, en una fiesta (Oleg y muchos otros han pasado de los porros a la coca)... todo muestra unas experiencias entre la ironía del sistema (el socialista y el capitalista) al que todos se intentan adaptar a velocidad récord, y las miserias de sus vidas afectivas o tan solo sexuales, que, por otra parte, también sacan alguna sonrisa. Todo es una tragicomedia por la forma pero muy seria en el fondo.

A veces esta sorna contra el capitalismo se entrelaza con historias más personales, como la relación de Seila y Michael: una chica del pueblo N, donde se construye la turbina, y un negro norteamericano. El producto del capitalismo y el del socialismo en íntima relación: ella hace preguntas incómodas que a él lo ofuscan, porque trabaja expandiendo las privatizaciones en los países del Este europeo. Junto a esto, se deslizan pasajes de esta relación amorosa que dejan un sabor agridulce: amantes que todavía no saben, por separado, quienes son. Uno es su trabajo, ella un desarraigo. Pero no se pueden definir en positivo.

Me maravilla ese estilo en que una frase me llama la atención, y luego viene otra, y otra: tiene un montón de frases memorables, tanto en diálogos como en párrafos. Acertadísimas en su contexto. Pocas veces me encuentro libros así.

Diálogos desenfadados, sin circunloquios, espontáneos. La gente es desnudada por el narrador con una naturalidad desarmante, sin concesiones a la autocompasión de estos perdedores del sistema socialista y también del capitalista al que unos miran de reojo, como casos perdidos, y que otros tratan de atrapar con desespero. Tal vez, en ese sentido, el personaje más interesante sea el ingeniero Sobotka.

La gracia de este argumento es que los obreros de la fábrica de turbinas se autogestionan: lo consiguen con el amparo del modelo capitalista representado por un dueño turbio, Oleg. Es lo que los comunistas no consiguieron nunca, que los obreros se organizaran en el trabajo sin dejar de ser productivos. Ellos hablan de sus miedos, de sus dudas, de su futuro, y del amor. Especialmente del fracaso del amor que es una forma de entender el fracaso del socialismo en las vidas de los obreros. Han construido una turbina por un salario y una autogestión del trabajo. Como esta primera turbina se pierde, acaban construyendo otra sin que les paguen, solo por amor al trabajo autogestionado.

No sería una historia balcánica si no tuviera sus escenas realmente surrealistas. Una de ellas podría ser la del monte de los peludos, donde no hay calvo alguno. De traca esa conversación por demás realista pero loca a la vez.

En definitiva, un libro sorprendente y recomendable. Ya había visto la serie en Filmin, que es buena, pero el libro es mucho más.