lunes, 23 de junio de 2025
AGROHORROR, varios autores
domingo, 15 de junio de 2025
LOS VIEJOS CREYENTES, de Vitali Peskov
LOS VIEJOS CREYENTES, de Vitali Peskov
sábado, 14 de junio de 2025
BILLETE AL FIN DEL MUNDO, de Christian Wolmar
BILLETE AL FIN DEL MUNDO, de Christian Wolmar
El libro es un auténtico homenaje al tren más legendario en la historia del ferrocarril. Además de haber cruzado Rusia con él a principios del siglo XXI, el autor nos hace viajar por sus estaciones (con algunas fotos también) desde mediados del siglo XIX, cuando solo era una ilusión de unas cuantas mentes realmente interesadas por el futuro del imperio zarista de Alejandro III. Los inicios fueron de una gran dificultad para aquellos rusos que veían como el resto de Europa les adelantaba por todos los lados. Había mucho aristócrata instalado en la necia comodidad que millones de compatriotas no conocía. El nacimiento del Transiberiano, las dificultades que tuvo que superar, la obtención de financiación para empezarlo, el trazado que se eligió desde Moscú hasta Vladivostok, los tramos que se eligieron para iniciar su construcción... todo ello tiene mucho de epopeya civil, aunque entiendo muy resumida aquí por no acabar siendo prolijos. Pero es toda una batalla contra sectores de la sociedad opuestos y contra un ambiente geográfico tan hostil como lo es Siberia: por poner un ejemplo, sortear el lago Baikal. Por muy precariamente que se acabaran los túneles, puentes, la desecación de terrenos pantanosos, etc, no deja de ser un logro descomunal para una nación tan atrasada y corrupta como lo fueron los últimos reinados de los Romanov. No dejan de recordar aquellos esfuerzos a los trabajos faraónicos que también emprendieron los soviéticos: la industrialización de la nación se erigió sobre los cadáveres de un sin fin de personas, tanto en uno como en el otro régimen. Y no solo fueron los presos lo que pusieron el cuerpo en el empeño, también rusos normales, y muchos chinos. Da la sensación, y eso lo digo yo, de que en ese país la vida de cualquiera sin padrinos no vale gran cosa.
Que los primeros trenes en las primeras vías tuvieran tantas incidencias no amilanó a los rusos, que siguieron invirtiendo mucho dinero para mejorar cada sección del trazado. A la vez, y sin siquiera estar terminado, la economia del pais se vio beneficiada por el Transiberiano. Condujo a personas buscando un nuevo horizonte, llevó a exiliados, ocupó territorios que solo estaban en poder de Rusia nominalmente y le llevó al choque contra Japón por Manchuria en un conflicto difícil de asumir por el imperio ruso. Igualmente extendió la revolución y la Guerra Civil corrió por sus raíles en uno y otro sentido. Algo que Trotsky supo aprovechar. Por alli llego ayuda humanitaria y militar. Si tenemos en cuenta que la línea San Petersburgo-Moscú se terminó en 1851, y que el esfuerzo por llegar al Pacífico en un solo viaje acabó en 1904, y que el gasto económico fue tan brutal como para justificar la revolución de 1905, veremos que hay muchas historias que contar, pero principalmente la de un hombre que lo puso todo de su parte por sacarlo adelante: Serguéi Witte (Tbilisi, 1849-Petrogrado, 1915). Gran parte del libro cuenta cómo planeó todo el proyecto cuando recibió el encargo, y su influencia posterior.
En definitiva un libro escrito por un auténtico entusiasta de la línea (y sus variantes), que la conoció pese a las trabas que pone siempre la administración para hacerlo como si fueras un delincuente o un espía. Wolmer se ha documentado puntualmente y nos da a conocer el significado y la especial relevancia de un viaje de estos capaz de atravesar medio planeta seco con su diversidad de lenguas, culturas, etnias e historias personales. El libro se queda necesariamente en una introducción de todo eso: 9288 km, 8 zonas horarias, 7 días en el mejor de los casos... pero es muy entretenido. Una lectura que se acaba volando.
miércoles, 11 de junio de 2025
EL CHICO SOBRE LA CAJA DE MADERA, de Leon Leyson
EL CHICO SOBRE LA CAJA DE MADERA, de Leon Leyson
Leyson (1929-2013) fue un polaco que pudo haber salido como personaje en La lista de Schindler perfectamente. Pero hay críos en La película que pasan por cosas como las que él vivió. Este libro es la autobiografía de Leyson desde los humildes orígenes de su familia en un pequeño pueblo al noreste de Polonia hasta el final de sus días en EEUU.
Es un relato sencillo, lineal y muy emocionante el de estas páginas de terror y una mezcla de esperanza y desesperación que lo acompaña. La gran facilidad de su lectura esconde, como pocas veces he encontrado en un libro cualquiera, una profundidad de sentimientos admirable. A partir de la invasión alemana, nos cuenta una sucesión de buenas y malas decisiones dentro de la familia, con Leon entre los 10 y los 15 años que a veces salva la vida exponiendose muchísimo, y otras veces toma decisiones que lo sitúan al borde de la muerte. Para 1943 no cuenta con nadie de su familia al lado, pero sabe que están allí cerca, en otros barracones y otros trabajos a las afueras de Cracovia.
También tiene la virtud de transmitirnos casi en tiempo real cómo les iban llegando las malas noticias, como las asumían poco a poco, qué desconocían, cómo eran capaces de soportarlo. Es la mirada de un niño asustado con la madurez de quien tiene que ser más sensato y templado que nunca.
Hay algo más a lo que Leyson concede la mayor importancia: su experiencia con Schindler. Las páginas a él dedicadas son de profundo agradecimiento y emoción. Y lo justifica desde que lo conoció personalmente, pasando por lo que hizo por cada miembro de su familia y como se jugó todo por sus 1200 empleados hasta el final. Años después pudo darle las gracias de corazón en EEUU, el país de acogida de Leyson y sus padres. Porque, nada más acabar la guerra y regresar a Cracovia, los polacos apalearon a muchos judíos, apedrearon sus casas y los llenaron de infamia. No los nazis, no los alemanes. Los polacos, los mismos invadidos. La historia da unas lecciones terribles: eso de que quien no conoce la historia está condenado a repetirla me parece la mayor chorrada del mundo.
El libro acaba cuando es escrito en 2012, relatando antes el motor que le impulsó a escribirlo: el interés por el tema a raíz de la película de Spielberg. Un año después murió.
He leído muchos libros sobre el tema, incluso de otros supervivientes, y este me parece el mejor de todos con sus 170 de testimonio sencillo, directo y con unos pocos razonamientos de una lucidez que desarman a cualquiera. Muchos historiadores eminentes ya quisiera ser así de claros, concisos y emocionantes como Leon Leyson.