HANNAH ARENDT
"No hay pensamientos peligrosos, pensar es de por sí lo peligroso." - Hannah Arendt (1906-1975)


"Cuando Pump estaba casi en los últimos días de su vida, toda una anciana, perdió peso, se le encaneció el hocico y solía hacer más paradas en nuestros paseos. Me daba cuenta de sus desengaños, de su resignación, de los impulsos que alentaba y de los que refrenaba; veía en qué se fijaba, cómo se controlaba, cómo se tranquilizaba. Pero cuando la miraba a la cara, a los ojos, se convertía de nuevo en un cachorro. Veía destellos de aquel perro sin nombre que con tanta sumisión permitió que le pusiera un collar demasiado grande, que así lo sacara de la perrera y me lo llevara andando a lo largo de muchas manzanas hasta llegar a casa. Y a partir de entonces, miles de kilómetros.
"En la plaza de Mieres se registraron escenas impresionantes. Después de rendirse los guardias de Asalto, las masas pedían que dos de ellos, famosos por su dureza en reprimir manifestaciones, les fueran entregados. El comité se negó a ello. Estos dos guardias estaban heridos y había que trasladarlos al hospital de sangre. Cuando la multitud los vio llegar a la plaza, protegidos por algunos obreros, se destacaron hasta diez escopeteros que los reclamaban para rematarlos. Los obreros tuvieron necesidad de cubrirles con sus cuerpos para que no disparasen sobre ellos. Pero uno de los guardias, en un acceso de pánico, con el uniforme desgarrado y cubierto de sangre, quiso huir rompiendo el cerco de los que le protegían. No bien lo había hecho cuando cayó muerto de dos tiros de escopeta."
"...Su motivación inicial para escalar la cara oeste del Gasherbrum IV se arraigaba, como de costumbre, en la estética la arquitectura de aquella montaña le hipnotizaba el misterio de la pared le empujaba. La elegancia de la línea de ascensión le hipnotizaba. Cada movimiento, cada problema, cada solución de aquella larga y comprometida ascensión resultó ser un acto de creación. Su decisión de escalarla en estilo alpino fue la conclusión inevitable porque solo el estilo alpino podría ofrecerle la suprema relación creativa con aquella montaña: "cuando depositamos nuestra confianza en una montaña absurdamente bella somos fieles a nuestra vocación", escribió. "Por eso siento que escalar es una de las tareas más motivadoras y vivificantes de mi existencia. Es la droga del montañismo, la liberación"
"...Creer que lo que el perro piensa no es más que una forma basta de discurso humano no hace justicia al animal. Y con toda su magnífica y amplia variedad de formas de comunicarse, lo que me lleva a ver el tesoro que ocultan los perros es el propio hecho de que no empleen el lenguaje. Tal vez su silencio sea uno de sus rasgos más atractivos. No el mutismo, sino la ausencia de ruido lingüístico. Un momento de silencio compartido con el perro no tiene nada de incómodo: la mirada del perro desde el otro lado de la habitación; dormir echados uno al lado del otro. La conexión más plena se establece cuando se detiene el lenguaje."